Capítulo 10.
Faltaba tan solo una semana para la Navidad, Jimin continuó laborando y Jungkook siguiendo con el manejo de su empresa.
Se dirigía a con su alfa para ir a organizar la entrega de obsequios, los días seguían muy fríos, las ventiscas han sido más fuertes.
Al llegar Jiyong le cedió el paso saludándole amablemente, el camino ya era perfectamente conocido por el alfa.
Al pasar por las diferentes áreas todos le saludaban amablemente y Jimin correspondía con una enorme sonrisa.
Llegó hasta el escritorio de la nueva secretaria, era una linda omega que estaba enlazada con un alfa de la empresa.
—Hola Jiyu, buenos días.
—Buen día, señor Park, que gusto tenerlo por aquí.
—Gracias, qué amable —sonrió.
—¿Qué puedo hacer por usted? ¿Alguna otra cosa que el señor Jeon quiere que decore? —preguntó cómplice sabiendo que Jungkook empezó a sacar cada excusa para tener a Jimin cerca.
Jimin se carcajeó un poco, el teléfono de la omega sonó —Jiyu, ¿puedo saber por qué mi alfa aún no ha pasado?
—Perdone, señor Jeon.
El pelirosa pidió poder hablar con el pelinegro —Kook, no seas grosero, Jiyu es linda déjala en paz.
—Tú vienes por mí, no por Jiyu —espetó celoso.
—Jungkook...
—Estás tardando mucho, necesitamos terminar de trabajar, alfa.
Jimin se burló, se despidió de Jiyu y fue a la oficina, al entrar notó a Jungkook recargado en el escritorio con ambas manos aferradas en la madera, la cabeza inclinada a un lado y de sonrisa ladeada.
—Buenos días —el pelirosa saludó tímido.
Jungkook se acercó atrayéndolo por la cintura para besarlo, picoteó sus labios en repetidas ocasiones sin soltar su agarre.
Jimin pasó sus manos detrás de la cabeza del mayor —¿Y la organización? ¿El trabajo?
—Yo nunca especifiqué que tipo de trabajo faltaba hacer.
—Eres un ingrato —se acomodó en la curvatura de su cuello
—¿Qué? Porque mi trabajo es consentir, besar y mimar a mi bello alfa.
—Mañoso...
—Tú tienes la culpa, por ser tan sexy —metió sus manos bajo el suéter del pelirosa, sintiendo cómo se le erizaba la piel.
—Kook...
—No estoy haciendo nada —con un tono inocente respondió bajando las manos hasta llegar a sus glúteos.
—Basta, debemos trabajar —lo manoteó algo acalorado.
—Qué aburrido eres, Park.
Jimin se sentó frente al escritorio ignorando la intensa mirada del alfa, sacó su teléfono para anotar en su agenda lo que estaban por organizar.
—Bien, ¿qué piensas hacer con ellos? Seokjin me comentó que cada año les das algo.
—Así es.
—Que te parece colgar sobres en el árbol con una bonificación y que cada uno pase por él, es algo sencillo de hacer.
—Mmmm es una gran idea, amor, pero no funcionaría aquí.
—¿Por qué?
—Pues a algunos les gusta y necesitan el efectivo, pero también tengo a otros como Hyejin, la omega mayor, prefiere compartir una cena y conversar, desde que su alfa murió no hay nada mejor para ella porque no tiene familia aquí.
—Eso es muy triste, pobre de Hwan.
—También tenemos Hyunki, el beta encargado de la segunda planta, él prefiere los regalos porque se siente importante cuando le das algo que le gusta, ama sentirse apreciado y querido con detalles.
Jimin lo admiraba con una mirada tierna, el pelinegro empezó a dar vueltas en su silla mientras hablaba.
—Luego está Jiyong, a él le encanta compartir tiempo de calidad con su esposa. Y ahí está Gia que para ella estar un fin de semana a solas es mejor que cualquier cosa en el jodido mundo.
El pelirosa sonrió enternecido, Jungkook giró en su silla quedando justo al frente —¿Por qué me miras así?
—De verdad amas a tus trabajadores.
—Son más que eso, Jimin, puedo parecer gruñón, pero ellos dan todo por mí y me interesa que estén bien.
Jimin se puso de pie yendo a donde su alfa, se sentó en su regazo —Eres increíble, eres un gran alfa, Kook.
—Gracias, cariño.
—¿Qué te parece si personalizas los obsequios, una cena para todos y les regalas algo que los represente? ¿Conoces a cada uno?
—Así es.
—Bien, entonces fija un presupuesto para que nadie se sienta porque le des algo de más valor a otro, que los precios sean similares, realiza una lista y lo que piensas para cada uno y los pones bajo el árbol. Todos lo amarán.
—Es mucho trabajo, parece que tengo que contratar a alguien para que me apoye.
—¿Pero quién estaría dispuesto? —sonrió besando su mandíbula.
—No lo sé, quizá le pida a Jiyu que busque a cierto alfa, tiene una empresa y es jodidamente bueno en lo que hace, dicen que es muy bueno y guapo.
—¿En serio?
—Sí, y extremadamente sexy.
—Le voy a advertir lo loco que estás, pobre de él.
Jungkook dejó ver las arrugas que se hacían al costado de sus ojos, cada que reía —¿Quieres ir a comer algo? Estoy agotado.
—Acepto, pero es mi turno de pagar.
Jungkook fue por su abrigo y otro más para Jimin, ya que tenía uno en el perchero por si lo necesitaba.
Ya en el auto el mayor encendió la calefacción, condujo un poco gruñón porque la nieve se acumulaba en las calles.
Después de unos momentos de cómodo silencio, Jimin volteó a verlo —Oye, Kook.
—¿Sí? —le dio una vista rápida sonriendo.
—¿No tienes que decirme nada importante?
—Que yo recuerde, no, ¿por qué lo dices?
—Porque por ahí escuché que el 24 es una fecha especial.
—No lo es.
—Sí, lo es, alguien muy lindo nació ese día.
—Definitivamente, el niño Jesús es muy lindo.
—¡Kook! —el pelinegro se burló de la expresión de su pelirosa.
—¿Qué?
—¿Hasta cuándo me pensabas decir que ese día es tu cumpleaños?
—No es la gran cosa —viró buscando un lugar donde aparcar.
—Claro que lo es, puedes recibir doble regalo.
—¿Estarás bajo el árbol con un enorme moño cubriéndote solo él...? —el manotazo de Jimin no le dejó continuar, Jungkook tomó su mano, la besó y continuó—. Porque si es así, entonces... Jimin, el 24 cumplo años.
—Jungkook, estoy hablando en serio —reclamó.
—Yo también —estacionó su auto.
—Pero... ¿Por qué no te gusta?
—No me gusta la idea de hacerme mayor y crecer.
—Pero es lindo cuando tienes a alguien a tu lado con quien envejecer, yo quiero envejecer junto a ti.
Jungkook lo acercó tomándolo de la barbilla —Suena tentador, me encantaría.
—Perfecto —un rubor se extendió en sus mejillas, siempre se sentía débil ante la mirada del alfa. Jungkook bajó después de una sesión de besos para ir y abrirle el auto.
Compartieron una velada, luego fueron al apartamento de Jungkook donde Jimin cumplió su promesa de compartir su gran y cómoda cama.
✧✦✧
El día de la cena llegó, era 22 de diciembre, el último día para todos antes de salir de vacaciones de fin de año.
Todos los empleados andaban con sus mejores galas compartiendo y riendo por todos lados, la compañía de Jimin fue la encargada de toda la organización.
Después del banquete que se sirvió, Jungkook se puso de pie con una copa de champaña en manos, llamando la atención de todos con el tintinear del cristal.
Guardaron silencio esperando las palabras del alfa y dueño de la compañía.
—Muchas gracias a todos por estar aquí, gracias por su entrañable labor, el entusiasmo y empeño que le dan a la empresa.
Una ola de aplausos se escuchó —Este año hemos querido devolver un poco de todo lo que ustedes han dado por nosotros, así que les invito a pasar al árbol, debajo encontrarán un pequeño presente para cada uno.
Con cuidado se encaminaron al centro yendo a buscar los presentes, viajes para vacaciones, joyería, suéteres, algún pastel, ropa, días de vacaciones y demás, a cada uno le fue personalizado su obsequio.
Jimin se acercó a Jungkook —Esto es increíble, todos están extremadamente felices.
—Se lo merecen.
—Yo también tengo algo para ti —Jimin comentó emocionado.
Jungkook se acercó a su oreja con una sonrisa —Según en las partes que te he tocado aún no encuentro donde traes pegada la moña.
—¡Jungkook! —le riñó.
—Perdón no lo pude evitar, yo también tengo algo para ti.
Jimin casi llora cuando abrió la pequeña cajita y encontró una linda cadena con un dije de una banana, su alfa tan lindo, a Jimin le encantaban las bananas.
Jungkook recibió una bola de cristal con unos lindos muñequitos de ellos mismos, se encontraban abrazados y cada que la agitaba la nieve brillante se movía como si los estuviera envolviendo.
Todos rieron cuando Jimin persiguió a Jungkook por la empresa, Seokjin le comentó que se fijara bien en la forma del dije de su collar, Jungkook se escabulló dentro de los empleados dirigiéndose hasta su oficina.
Jimin reía tratando de alcanzarlo. Namjoon señaló la silueta de Jungkook para que fuera tras él.
—Jungkook... —llamó cuando todo estaba en oscuridad—. Kook...
El alfa apareció atrás de él provocándole un pequeño brinco, pasó sus manos por su cintura y apoyó su mentón sobre su hombro.
—Hola.
—Jungkook, ¿qué te sucede?
—Nada, solo quería un poco de privacidad con mi lindo alfa.
Jimin se dio la vuelta —¿Qué harás para la cena de Navidad?
—A ver, déjame pensar.
Jimin esperó paciente la respuesta de su alfa —Me encantaría pasar las fiestas con mi lindo alfa, no sé, tomar algo de chocolate y malvaviscos, prender una fogata y tomarlo bajo esa tontería del muérdago, así podré llenar la casa con esas mierdas y cada que vea uno te haré mío una y otra vez.
El pelirosa se dejó ir en sus brazos dejándose besar y mimar.
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