En este mundo que vivimos,todo parece un laberinto,cada paso que damos, nos aleja de lo que queremos.

La vida es una montaña rusa, con altibajos y curvas peligrosas,donde la felicidad y el dolor, se entrelazan en un vaivén constante.

El amor es un fuego ardiente,que quema y consume todo a su paso,pero también es un bálsamo sanador,que nos da fuerza y nos hace sentir vivos.

La muerte es la única certeza,que tenemos en este viaje terrenal,y aunque a veces nos aterroriza, también nos hace valorar cada momento.

En esta realidad a veces dura, no podemos evitar los tropiezos,pero es en esos momentos difíciles, donde se forja nuestra fortaleza.Así que abracemos la vida, con todo lo que nos ofrece,con sus altibajos y su incertidumbre, porque al final, es lo único que tenemos.