Faltaban algunos minutos para que comenzara la clase. El profesor no había llegado al aula aún y Zane se disponía a sacar sus apuntes.

Sintió un leve empujón a su izquierda cuando Cole llegó corriendo y se sentó junto a él. El pelinegro tenía una amplia sonrisa y una mirada "adorable".

-Oye, Zane -dijo agudizando la voz -¿Ya te había dicho cuanto te quiero?

Zane lo miró relajado.
El pelinegro elevó los hombros y perdió la sonrisa.

-No tuve tiempo de hacer la tarea -admitió finalmente.

-¿No tuviste tiempo o te la pasate jugando?

-Jay quería construir un refugio en Minecraft, no es mi culpa que el muy zoquete se hubiera agotado todo lo que tenía...

El rubio suspiró. Alargó la mano y comenzó a buscar en su cuaderno de notas.

-¿Cual de todas te hace falta? -preguntó

El chico abrió los ojos como platos, lo cual los hacia verse más anaranjados de lo normal.

-¡¿Habia más de una!?

-¡Agh! -Zane le lanzó el cuaderno a la cara. El pelinegro lo tomó y comenzó a buscar las tareas.

-Después de esto, un " te quiero" no me basta -dijo mirando a otra parte haciéndose el ofendido.

Cole aprovechó el momento y se acercó al oído del rubio para susurrarle algo que le sacaría el corazón del pecho.

-Te diré que te amo todos los días.