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Capitulo 6

Neil 

La lluvia se había largado fuertemente durante todo el resto del día, chocando con las ventanas de una manera tan brusca por el fuerte viento que parte de la población se veía algo distorsionada detrás del vidrio. Los enormes ventanales de la habitación de Odette dejaban ver todo el resplandor del lugar en pleno otoño. 

Sin duda, este país es maravilloso, aunque con un clima deprimente la mayoría del tiempo, la paga era aun mayor con los paisajes que no lograban aburrirme. Incluso en este momento de espera, las vistas del fondo hacia Old Town eran mi gran aliado. 

Luego de que Odette respondiera a la realidad de una manera tan confundida y no lograra recordar sus datos más básicos, el médico mando una resonancia y tomografía cerebral para ver que ocurría, por lo que, al no tener nada que hacer, me incline a la idea de esperar aquí por los resultados y asegurarme de ver que Odette estuviera bien. Seth tuvo que marcharse para trabajar con su equipo de lo que habíamos hablado en la mañana, así que me había quedado solo. 

Por otro lado, estaba muy inquieto. Evidentemente la chica no tenia memoria pero de alguna forma el haberme visto por un segundo en el trayecto en la ambulancia el día de su accidente, si podía recordarlo, lo que significaba que para ella en estos momentos yo era la única persona que "conocía" y era seguro que necesitaría de alguien para vivir este proceso. En ese sentido me sentía tranquilo, ya que Seth me había asegurado que se encargaría de que Odette no quedara desamparada.

Pronto la puerta se abre dejándome ver la silueta de la mujer sentada en una silla de ruedas, empujada por una enfermera, que la guio hasta su camilla para que pudiera subirse. Odette me observa un tanto cohibida y al querer pararse, ayudada de un brazo por la enfermera, frunce el ceño y cae sentada en la silla, soltando un quejido por sus lesiones aun adoloridas. 

—Maldición... —le escucho susurrar. 

—Déjeme que le ayude, señorita. —dice la menuda enfermera, quien intenta levantarla con cuidado, pero para ese momento yo ya estaba en camino hacia ellas. 

Odette levanta su rostro para verme expectante entre tanto que me dirijo a la enfermera. 

—Yo me haré cargo desde ahora.— le enfermera mira a la chica pidiendo su autorización y yo hago lo mismo. —Si no te molesta, claro. 

—No. Esta bien. Seguro.— contesta para mi y la enfermera. 

—El Doctor vendrá en unos momentos. Si necesita algo allí esta el botón.—con eso último se retira presidiendo de una sonrisa de agradecimiento. 

—No pensé que seguiría aquí.—habla con formalidad y con un ápice de curiosidad. 

Su comentario me deja dubitativo. Antes, cuando me vio, no había recurrido a la formalidad. Quizás quería estar sola y era una forma amable de decir que me fuera.

—Puedo irme en cuanto te ayude.—opto por expresarme de forma neutral pero era inevitable sentirme extrañamente ofendido. 

—No.— me detiene de tomarla en brazos, extendiendo una mano hasta tocar mi brazo, causándome un escalofrío con la diferencia de temperatura de su piel helada con mi extremidad.—Lo siento, no quise que sonara de esa forma. 

—No es nada, en serio. Entiendo que prefieras no ver a nadie. 

—No quiero estar sola.—suelta rápidamente, dejándome con el corazón en la garganta. 

El "resentimiento" convirtiéndose en compasión y enterneciendome su modo de suplicarme con la mirada. 

—Entonces no me iré.—ella asiente viéndose más distendida y medio sonrío con humor.— Y por favor, no me trates de "usted". No soy tan viejo. 

La alzo en mis brazos con sumo cuidado de no causarle dolor -aunque, un intento fallido, ya que su rostro se constriñe-, sus brazos aferrándose con fuerza para evitar quejarse y la dejo con delicadeza en su camilla. Acomodo su almohada y la posición del respaldar a modo de dejarla como se sintiera más cómoda, y cubro su cuerpo con las mantas. 

—¿Estas bien así? 

Asiente. —Muchas gracias... um... 

—Oh, si. Cierto. Soy Neil... Henderson. 

—Gracias, Neil.—sonríe achinando sus almendrado ojos.— Me disculpo si ya nos conocíamos... ya sabes. 

—No te preocupes, no lo hacíamos.—le devuelvo la sonrisa un poco menos perceptible. —¿Puedo? —pregunto para poder sentarme en la orilla de su camilla y estar más a su altura. Odette asiente corriendo sus piernas un poco para darme un sitio libre. —Mi amigo Seth, el que estaba aquí antes, y yo te encontramos el día de tu accidente. 

—Así que era eso.— sacude la cabeza como si tratara de sacarse una idea tonta. —Creí que había hecho algo mal. 

Enarco una ceja sorprendido por que piense de esa forma cuando ella era la victima, y luego recuerdo que no tiene memoria de lo que pasó. Entonces ¿por qué... 

—Vi la placa en el cinturón de tu amigo y creí que estaba en problemas con la policía.—explica cabizbaja. 

—Es un detective, si. Pero no está aquí porque hayas hecho algo mal.— Aparte del auto robado. Pienso, cosa que omitiría por ahora. —Quizás venga mañana y así hablaras mejor con él. 

—Algo grave debe haber pasado para que esté aquí, ¿no?.— frunce el ceño mirando sus manos como la cosa más interesante del mundo. —Es frustrante no poder recordar. Lo intento pero solo el esfuerzo de llegar a lo más profundo de mi mente me da dolores de cabeza. 

—Oye... — levanto su barbilla para que me mire y dejo la misma mano en su hombro, dando un apretón para animarla. —Un paso a la vez. Tuviste un accidente horrible y acabas de despertar luego de casi un mes en coma. Primero recuperate bien ¿si?.— cierro la boca sintiendo mucha calor en mi cara luego de hablarle con tanta confianza, recapacitando en donde tengo mi mano y alejándome discretamente. 

Es la primera vez que me comporto con tanta familiaridad con un desconocido. Quiero decir, generalmente las personas no hacemos contacto físico solo por que si en el primer día que conoces a alguien. Vaya, que no es el primer día para mi pero para ella si. 

Entonces Odette sonríe tiernamente, barriendo todo rastro de retraimiento en mi interior.

Tiene veintidós años, aún era muy joven y su rostro conservaba rasgos infantiles que le hacían tener un aspecto suave. De esas personas que si le cuentas tus problemas, solo con verlas sonreír te sientes como si todo fuera a estar bien. 

Su cabello era una maraña con ondas desordenadas, de un color café medio rojizo con el reflejo de la luz. Y todavía con sus ojeras, hematomas y cicatrices en su rostro parecía una niña indefensa. Indefensa y muy herida. 

—Disculpame. No quise ser inoportuno. 

—Creo que debemos parar con las disculpas. —ladea la cabeza riendo cortamente. —Después de todo eres el único del que tengo un recuerdo en estos momentos. —se encoje de hombros. —Eso te hace la única persona en quien puedo confiar. 

Me complacía escucharla decir eso. Yo pensaba lo mismo y por una parte tenia temor de que ella no sintiera confianza en mi. Se lo que es tener miedo de estar y sentirte solo en un lugar desconocido, y no quería eso para ella. 

La entrada del Doctor a la habitación, interrumpe nuestra pequeña charla. Me pongo de pie, poniendo mi atención en él y tratando de adelantar la noticia guiándome por su rostro. Sin embargo, el hombre está de una forma tan ecuánime que te deja con más incertidumbre. 

—Los resultados no son muy buenos. No tienes un riesgo vital pero puede ser un cambio en tu vida cotidiana.— mira uno al otro. —Tienes una Conmoción cerebral debido a los golpes recibidos en el accidente. Por lo que vemos en los exámenes y en lo que dices, es una lesión bastante severa, ya que no recuerdas nada de ti.—miro el rostro afanoso de la mujer a mi lado.

Es que, poniéndose en sus zapatos, para uno el no recordar donde dejaste las llaves es desesperante, no me imagino como será no recordar absolutamente nada. Es empezar totalmente de cero, esperando que algún día puedas acordarte de lo que fuiste, lo que viviste, anécdotas, lecciones... todo eso que nos transformó en las personas que somos. 

— No sabemos cuanto tardes en recuperarte.—vuelvo a escuchar al médico. —Pueden ser días, semanas, meses, incluso años y necesitaras mucha ayuda, porque las secuelas no serán muy agradables. 

— ¿Algo como...? —pregunto instintivamente. 

—No es que necesariamente los presente todos. Incluso puede tener solo el síntoma más común como la migraña. Pero también puede presentar confusiones, sentirse retraída, fácilmente molesta u otros cambios de humor. Algunas dificultades en tareas que requieran de memoria o concentración. Intolerante al ruido. Visión borrosa, mareos, cansancio.

Odette cierra los ojos, rascando su frente, procesando todo lo que está ocurriendo. No estoy seguro si debiera dejar que siga escuchando más pero verla guardar la calma me hace pensar que, probablemente, ella sea más resistente de lo que se ve. Puede que no tenga memoria, y esto es solo una suposición, pero su esencia del pasado aun debe estar allí. 

—¿Hay algún tratamiento o medicamentos que me ayuden a salir de esto? — Odette pregunta en un tono desesperanzado, el que se pone más melancólico cuando el doctor niega en silencio. 

—Solo puedo darte medicación para tus síntomas, los que iremos viendo esta semana que estarás en observación. Luego de eso, y si todo esta bien, te daremos de alta.

Ella aprieta un poco la mandíbula y noto sus ojos aguantando las lagrimas, mas ni una sola cae por sus pálidas mejillas. En cambio levanta la cabeza y hace un intento de sonreír al Doctor. 

—Bien. Muchas gracias por la información. 

—Nos veremos mañana, señorita Odette.— mueve la cabeza en señal de despedida hacia ella, para luego dirigirse a mi. —Necesito hablar con usted, por favor. 

—Claro. No tardo.

Este acepta y sale del lugar dejándonos a solas nuevamente. 

Odette tiene los ojos vidriosos y muerde ansiosamente uno de los cueros que tiene en sus labios secos. 

—¿Te sientes bien?—le pregunto suavemente para ofrecerle seguridad de hablar con sinceridad.

—No.— hace una mueca, aun sin dejar salir las lagrimas, y termina en un largo y tembloroso suspiro. —Pero estaré bien.— yo asiento algo entristecido. —Creo que... ahora si quisiera estar sola. 

—Esta bien. Me iré a descansar yo también, ha sido un día largo.— exhalo con gracia y ella lanza una pequeña risita. —Pero si necesitas algo solo pide que me llamen a cualquier hora, ¿si? 

—Si... si, muchas gracias. 

—Ok, buenas noches.— la observo una ultima vez, asegurándome si estoy haciendo lo correcto en dejarla esta noche. 

—Buenas noches.

Su rostro se ve más sereno y sus ojos dejaron de parecer como si quisiera estallar, por lo tanto verla así hace que me sienta más tranquilo. Definitivamente, Odette es una chica fuerte y sé que sobrellevara esto de buena manera. 

Me giro listo para irme pero su voz con un tono desapercibido de angustia me detiene. 

—Neil... —me vuelvo para mirarla, esperando. Pese a que duda en hablar, carraspea y habla. —Te veré mañana ¿Verdad? 

Mis labios se curvan a un lado, pareciéndome una imagen demasiado dulce de su parte. Parecía algo asustada de recibir una respuesta negativa. 

—Te veré mañana.—digo para luego salir de su habitación, con la ultima imagen de ella cerrando sus ojos, cansada. 

A unos pasos, en recepción, esperaba el Doctor Murray quien me mira con cara de que hay más información que dar. Ambos nos movemos hasta quedar a un metro de distancia. 

—Usted dirá. 

—No es nada demasiado grave, depende de la perspectiva, pero no quise hablar más frente a ella. Supongo que no le ha dicho todo lo que ha pasado, ¿verdad? 

—Supone bien.— suspiro agotado físico y mentalmente. —Esperare un día o dos para dar ese paso. 

—Seria lo más recomendado para su estabilidad.— comienza a caminar por el pasillo, conmigo siguiéndolo a un lado. —Por lo que he visto este mes, Odette no tiene a nadie más que usted y el detective Mackenzie. Nadie a venido a preguntar por su nombre y me temo que la joven está sola. Dudo que tenga un lugar donde llegar cuando sea dada de alta. 

—Mientras tanto estoy aquí para ella, ya veremos que ocurrirá después. 

—¿Seguirá cuidando de la muchacha? 

Intuía por la manera en que formuló esa pregunta que se refería al estado mental de Odette, además de la investigación en la que estaba metida, que seguro él ya sabia a donde iba debido a sus heridas. 

Diablos, si, era raro que una persona se involucrara por gusto con un desconocido y con miles de problemas a cuestas. A pesar de toda esa responsabilidad, me ayudaba a mi en cierta forma, a lo mejor para cerrar un ciclo... 

Entre cierro los ojos en su dirección. —Estoy al tanto de todo, Doctor. 

—Bien, porque los cuidados que ella necesita y el apoyo, sobre todo emocional y sicológico, no se lo darán en una casa de acogidas, si piensa que es un buen lugar. —le doy una mirada rápida de reojo sin querer levantar la cabeza. —Una lesión cerebral requiere de mucha dedicación por parte de sus cercanos. El que este sola con su mente en ese estado podría producir depresiones y traumas que pueden no terminar bien. 

—Sé que Seth y su equipo harán un buen trabajo, Doctor Murray. Usted no se preocupe. 

Estaba contestando con palabras rebuscadas y él se da cuenta de eso. 

Probablemente el doctor no fuese alguien de quien se deba sospechar. Sin embargo, debido a la confidencialidad del caso, no se me estaba permitido revelar las investigaciones y procedimientos que haría la policía con absolutamente nadie. Seth estaba a cargo de informar lo justo y necesario al hospital. 

De todos modos mi circunspección no se debía solo a un papel firmado; nunca traicionaría la confianza que Seth deposita en mi, así como tampoco seria capaz de hacer algo que pusiera en riesgo a cualquier persona, en este caso, a Odette. 

—Si usted confía, lo haré yo también.— dice medio sonriendo y extiende su mano. —Le veré mañana, señor Henderson.— estrechamos manos y con un ultimo vistazo de su parte se da la vuelta para irse por donde vinimos. 

Me quedo pensando un instante en lo que ha dicho. 

Una cosa esta clara; una mente colapsada y sin un pilar quien la sostenga, era como una dinamita. Se convierte en un enemigo que habita allí dentro, amenazando constantemente, conociendo sus debilidades y creando unas nuevas, esperando por ese mínimo roce que finalmente le haga explotar. De ser así, Odette tendría a dos potenciales enemigos, con la diferencia que uno está mucho más cerca que el otro.

Y en este momento daba gracias de que mi amigo fuese tan aplicado en lo que hace. Que no es alguien orgulloso y que puede aceptar cuando se le hace ver que no esta haciendo lo suficiente por un ciudadano. Mi pequeño arranque de hace unos días atrás, cuando supe donde querían enviar a Odette, le hizo ingeniárselas para arreglar la situación. 

Y eso es exactamente lo que haríamos.

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Buenas, buenaaas! 

Espero este capitulo haya sido mejorsito que los anteriores. Odette ya está dentro de la historia, asi que estoy emocionada ejjeeje como cuando tu actor favorito hace su entrada en alguna pelicula.

Les mando muchos abrazos y besitos.

No olvides dejar tu estrellita *giño, giño*

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