
Capitulo 4
Neil
Me encontraba en casa de la madre de Seth, sentado en la sala arreglando algunos planos para el trabajo, mientras esperaba la llegada de mi amigo, quien me había dicho que me encontraría aquí luego de su trabajo. De todas formas venir al lugar donde pase toda mi etapa universitaria siempre era muy grato para mí. Siempre me rodeaba esa aura familiar que me hacía sentir en mi hogar, ya que Olivia era como mi madre en Edimburgo y de su parte era el mismo sentir.
Ella dice que tiene dos hijos.
—¡Neil! — escucho a Olivia gritar desde la cocina.
—¡Voy enseguida! — grito de vuelta, cerrando el documento en la laptop apresuradamente.
Seguramente ha comprado demasiadas cosas y tiene la mala costumbre de dejar la puerta de la cocina abierta para poder entrar más fácilmente. Pero si me ha gritado es por la manía de cargarse todas las bolsas para no tener que hacer dos viajes.
Compruebo lo que digo cuando, antes de adentrarme en la cocina, escucho el sonido de muchas pelotas de tenis cayendo en el suelo (claramente no son pelotas), junto a las maldiciones que la mujer susurra entre dientes ahí dentro. Una cebolla sale rodando por entre mis piernas en el momento que llego a la entrada.
—Nunca aprenderá ¿verdad, Olivia? — niego resignado entre que me agacho a recoger la cebolla y todo lo que alcance acunar en mis brazos.
—Estas benditas bolsas de papel son el problema. — refunfuña dejando algunas verduras en el lavadero. —Nos venden el aceite en botellas de plástico y casi todo viene en envases de plástico, pero insisten en darte bolsas de papel porque así cuidamos el planeta.
Me carcajeo por las ocurrencias de esta mujer mientras tanto lavo y desinfecto las verduras que trajo a modo de cooperación, pensando que después de todo, ella tenía un muy buen punto con eso.
—Si llevara los miles de bolsas ecológicas que tiene en sus cajones no tendría que pasar por eso. — le regaño en tono amistoso. —Y, deje de cargar tantas cosas a la vez. Es mejor hacer dos viajes que una espalda lesionada.
Me sonríe inocentemente y me palmea la espalda cariñosamente, señal de que, no importa cuantas veces se lo digan, ella seguirá escuchando por un oído y se les escapará por el otro.
—¡Estoy en casa! —oímos a Seth y la puerta de entrada cerrándose. A los minutos su voz se manifiesta a nuestras espaldas. —¿Qué es todo este desastre? —pregunta seguramente por la suciedad en el piso que dejó todo el desparrame de verduras. —¡Oliv! ¡¿No me digas que de nuevo estás sobrecargándote?! —suena un golpe seco de una mano sobre una nuca rapada. —¡Auch!
—A mí no me gritas.—me rio con burla por el regaño de su madre, secándome las manos con un paño de cocina y me apoyo en la mesa de isla. —Será mejor que ayudes a tu madre y barras esto.— finaliza entregándole la escoba a lo que Seth obedece.
—Que quede limpio, Esperancita.—digo eso último con una pronunciación al español muy malo, haciendo referencia a las tantas frases que nos enseñó nuestra excompañera y ahora amiga, en mis tiempos de alojado aquí.
—Ja, Ja ¿Eso te lo enseño Vicky, tu ex?—me devuelve el ataque. Solían molestarnos porque éramos lo únicos que estudiábamos en la misma universidad y, por ende, nos íbamos juntos. Todos pensaron que nuestra forma de ser el uno con el otro se trataba de algo más, pero solo fuimos buenos amigos. —¡Oh! Verdad. Tú no has tenido novia.
Entre cierro los ojos fijándome en los suyos, desafiante.
—Deja de molestar a Neil.—le regaña su madre.
—Pero él empezó...—se calla al ver los ojos bien abiertos de advertencia de Olivia.
—Y termina de limpiar. Hoy haré tu plato favorito.—le guiña un ojo y le lanza un beso a la distancia.
Seth me muestra la lengua y nos reímos en silencio dando por finalizado nuestro pequeño arranque de inmadurez y optando por ayudar a Olivia en lo que podamos, dado que ella detestaba tener a mucha gente a su alrededor cuando se encargaba de cocinar.
A la vez que guardaba algunas compras en la gran despensa, mi mente discurría acerca del último comentario de mi amigo.
En serio que no me molestaba que me sacaran en cara el hecho de que no he tenido pareja hace muchísimos años, pero últimamente, cada vez que lo relucían me hacía preguntarme por qué ni siquiera lo intentaba. Sé que mi apariencia es atractiva y que he recibido miradas de parte de mis colegas, incluso me han invitado por un café, sin embargo, pareciera que todo está en contra para tener una relación. Alguna que otra mujer me ha parecido interesante y hermosa, pero he estado tan ocupado pensando en mi trabajo, en cumplir cada uno de mis proyectos y aprovechar cada instante para hacer lo que quiero, que simplemente el romance ha quedado en lo último de mi lista.
Obviamente, he tenido mis deslices, mas esto ha pasado muy pocas veces en mis treinta años de vida y todo por pasarme de copas. Beber alcohol era una muy mala idea para mí.Si bien en ninguno de mis encuentros me he emborrachado al extremo de no saber qué estoy haciendo, sin duda algo primitivo sale de mi interior. Una parte que, estando en todos mis cabales, no mostraría a ninguna mujer ni siquiera en la primera cita. Por eso evito beber licores descomunalmente desde la última vez que estuve con alguien. Un recuerdo que me dejó un sabor amargo.
Ciertamente, no tenía materia para ser un Don Juan en absoluto.
—Hey, amigo ¿por qué tan pensativo, eh? —Seth pone un brazo alrededor de mis hombros y me agita un poco.Me encojo de hombros restándole importancia a mis pensamientos y dando a entender que no pensaba en nada considerable.
—Trabajo.
—Claro, como no.—me imagino que rueda los ojos cuando le escucho bufar. —Te espero en la sala. Tengo información de Odette.
Escuchar el nombre de la chica me hace poner todos mis sentidos alerta.
Me apresuro en concluir mis últimos retoques al orden de la despensa para no hacer esperar demasiado a mi amigo. Además de que últimamente goza de tanto trabajo que no ha tenido tiempo de explicarme todo a detalle, aunque no había mucho que contar.
Desafortunadamente, las investigaciones no han dado los resultados esperados para avanzar con la historia de Odette antes de que se depierte. Sabía de ante mano que Seth ha dedicado largas y exhaustivas horas diarias para este caso, pero por cada paso que avanzaba, retrocedía dos más y las preguntas se iban acumulando. Como la muestra del habano que no han podido descubrir su procedencia. Ningún experto en habanos pudo explicar de donde provenía.
Me dirijo hasta la amplia sala y me siento frente a Seth.
—Dime que tienes buenas noticias.— suelto un tanto impaciente.
—No lo podría categorizar en buenas o malas noticias. Es más información del "avance". —hago una ademán con mis manos para indicarle que siga hablando. —Investigamos varias cosas, pero la verdad es que nos ha traído más incógnitas. Cada objetivo que cerramos aparece un nuevo problema que resolver.
Saco mis lentes para frotar mis ojos con una de mis manos. Sentía que esto se estaba prolongando demasiado y se supone que debería ser algo tan sencillo como llamar algún familiar o alguien que pudiera acogerla cuando despierte.
—Créeme, amigo. Estoy tan desesperado como tú. Quería que Odette tuviera un rostro conocido al despertar y al culpable en prisión. Al menos se merece eso.
Asiento decaído por la introducción de lo que se venía. Significaba que no han identificado a nadie que esté para ella y nos quedaba muy poco tiempo.
—Entonces... ¿De verdad no hay nada?
—Sus datos domiciliarios no están actualizados. Fuimos hasta allí, pero las personas que habitan el lugar no la conocen y llevan más de cinco años viviendo ahí. Pero por lo visto era de familia adinerada.—arrugo el entrecejo a medida que él levanta las cejas de impresión y abre las manos. — Hubieras visto esa casa, Neil. Algo que un simple trabajador como tú y yo no podría conseguir en una vida.
—¿Pero...?
—Pero no hay datos de los padres. Solo nombres y familiares. Ninguna profesión, fama, absolutamente nada que nos indique el porqué tanto dinero. Por lo tanto, nos queda pensar que pudieran ser trabajadores puertas adentro con patrones muy amorosos para recibirlos con tres hijos.
Muevo la cabeza, separando la información que en este momento no importaba, como si tenía dinero o no.
—¿Y qué pasó con los familiares?
—La madre, Antonia Gonzales, era de nacionalidad chilena.—eso explica alguno de los rasgos de Odette. —Y al comunicarnos con su familia solo recibimos sorpresas, confusión y finalmente llantos.—observo desbaratado. Él apoya sus codos en las rodillas. —Lo cierto es que ella solo se fue. Nunca supieron que fue de ella o donde estaba.
—Eso significa que nunca supieron que formó una familia ni mucho menos que... falleció.
Asiente, formando una línea apretada en sus labios.
—Lamentablemente para Odette, al tener nacionalidad británica/escocesa, no puede ir hasta allá y hacer una nueva vida para siempre. De igual forma tendría que volver cuando la VISA se le acabase y bueno, tendría que empezar de cero y estando sola aquí.
—¿Y el padre?
—Liam Grant. Solo de escuchar su nombre, quien sea que levanto la llamada, dijo que no estaban interesados en saber de él y que se fuera al infierno.
—Mierda... —suelto entre dientes, fastidiado por las miles de trabas que se presentaban.
Realmente quería ayudar a esa pobre chica, pero la situación resultaba ir de peor en peor ¿Qué más podíamos hacer por ella?
—Odette no tiene donde ir. Seguramente me encargaran llevarla a alguna casa de acogidas en tanto se regulariza.
—No puedes estar hablando en serio.—me echo hacia atrás, chocando con el respaldo del sillón y mordiendo la punta de uno de mis dedos.
—Es así...
—¡No pasará, Seth!—elevo la voz con un tono brusco, levantándome molesto de escucharlo hablar como si no le importara la vida de quien se supone debe proteger.
El cuerpo de mi amigo se inclina un poco hacia atrás para levantar su barbilla debido a la diferencia de altura. Tiene las cejas levantadas de la impresión por mi arrebato y sus brazos están estirados formando una especie de escudo con las manos, considerando que sea capaz de abalanzarme sobre él, acción que me hace reaccionar en la posición en la que me encuentro.
Nunca me había puesto así con él.
—Wow, wow, Neil... amigo. —ladea la cabeza, con sus ojos fijos en mí, preguntándome con ese gesto si estaba bien.
Pestañeo rápido para despejar todo lo ofuscado y molesto que estoy.
—L-Lo siento. Perdóname, Seth.—suspiro rendido y vuelvo a sentarme, no siendo capaz de mirarlo a los ojos de la pena. —Es solo que... —tragar saliva era algo muy fácil de hacer, pero resultaba un gran trabajo ahora. —No puedo imaginarme dejándola en un lugar así después de todo lo que habrá pasado. Es... es inhumano solo abandonarla como si no valiera nada.
Una sonrisa ladeada llena de comprensión surca por su rostro, moviendo la cabeza de arriba abajo señalando que estaba de acuerdo conmigo.
—¡¿Están bien?!— escucho a lo lejos a Oliv, quien aparece en la entrada de la sala con la respiración acelerada, un cuchillo en una mano y una papa en la otra. —Escuche gritos desde el otro lado.
Seth se ríe nervioso, moviendo solo los ojos para mirar a su madre y a mí.
—No es nada.—de soslayo veo que se pone de pie y avanza hasta donde estoy. Su mano palmea mi espalda llamando mi atención. —Pero probablemente necesitaremos crear un plan y quizás requeriremos de tu ayuda, má.
****************************************
Buenas, Buenas! Espero esten muy bien. Yo estoy algo "guateada" como dicen por aqui, pero intento no desesperarme. Es obvio que ahora mucha lectura no tendrá porque no tengo tantos seguidores y soy nueva, asi que por eso dejare mensajes para los futuros lectores.
Sé que está un poco lento, pero creo que es importante esto para entender cosas más adelante. Ya desde el siguiente capitulo se pone mejor.
Bueno, si te está gustando esta historia, seria lindo que le des estrellita a los capitulos, me ayudaria mucho.
Se les quiere y agradece <3 <3 <3 <3 <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro