Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 3


Neil

Cinco horas han pasado desde el momento en que todo se transformó de un simple día de trabajo a un completo caos. La sangre, el ruido de la ambulancia y la policía, mi amigo tomando las llaves de mi camioneta y dejándome a cargo de la mujer, completamente solo.

Recuerdo verle empapar un pañuelo con la sangre de la chica, antes que los paramédicos llegaran a nosotros, y luego decirme que iría a investigar algunas cosas antes de reunirnos en el hospital.

Su orden había sido clara: no alejarme de este lugar y mantenerme informado acerca de todo lo que ocurra con la mujer. Y resulta que por ningún lado se dignaba a darme un pequeño relajo. Ni la punta de la nariz de Seth se había aparecido ni un mensaje ni llamada, y por el otro lado nadie salía para decirme cómo iba todo en pabellón. Lo último que me dijeron antes de meterla a esa sala para operarla era que seguía con vida.

Un soplido largo y cansado sale de mis labios, recargando mi cabeza entre mis manos. Saco mis lentes para refregar mis ojos por milésima vez debido al picor por la falta del descanso. El cúmulo de emociones se estabilizaron hace unos minutos, por lo que mi cuerpo estaba más relajado pero aún estaba alerta para no perderme nada acerca de la chica.

Finalmente me pongo de pie, buscando un pañuelo para limpiar mis cristales y es cuando oigo la voz de Seth llamándome.

Pongo mis lentes rápidamente y acorto el poco trayecto que me separa de mi amigo.

—¿Qué rayos, Seth?—me exasperó en susurros por el lugar en el que estamos. —¿No tenías tiempo de contestar mis mensajes?

Su pecho subía y bajaba un tanto acelerado, como una mezcla del que vino apresurado y por las muchas cosas que seguramente quería contarme.

—Lo siento. Estuve haciendo algunas investigaciones. —Hace una pequeña mueca. —Bueno, lo que pude conseguir a estas horas —apunta con los labios a la puerta del pabellón. —¿Hay noticias?

—Nada. Desde que entraron allí no me han dicho nada. Llevan demasiadas horas —digo, mientras ordeno un mechón de mi pelo hacia atrás.

Seth asiente con la mirada perdida en la puerta y con eso sé que esto se transformó en un caso importante para él. Está muy pensativo.

—¿Qué encontraste?—preguntó curioso.

Mira a todos lados -como si mucha gente nos pudiera oír a estas horas, irónicamente hablando- y me guía a los asientos. Luego me muestra una carpeta amarilla a la que no le había puesto atención cuando lo vi llegar.

—No puedo decir nada en concreto. Hay demasiados vacíos en esta historia, muchas dudas y muchas probabilidades. —Me mira seriamente. —Te lo contaré solo porque eres mi amigo, pasamos esto juntos y porque, lamentablemente para ti, eres parte de esto. Eres un testigo —hago un ademán con eso último.

Desde hace mucho tiempo que estaba lejos de los dramas. En realidad, ya no era parte de mí causar problemas o ser parte de uno. Solo en lo típico que conlleva la vida adulta en el trabajo, vecinos y sociedad en general, porque somos humanos y a veces erramos sin el gusto de perjudicar a otros, entonces nos toca resolver el fallo de lo que somos responsables para mantener la fiesta en paz.

Ya estaba aclimatado a permanecer formal fuera de mi zona de confort y mantener el profesionalismo en mi trabajo y la diplomacia con los demás, pero siempre estaba ese lado que quería aflojar y dejarse llevar por lo que venga. Dejar de meditar cada uno de mis movimientos y restringirme en experimentar cosas nuevas.

Lamentablemente, ese mismo pensamiento atrajo demasiadas cosas para muchos que no pudimos sobrellevar.

Con muchísimo esfuerzo y ayuda de mi terapeuta había podido salir adelante y aprendido a llevar mi vida lo más controlada posible. Mas, ahora que volvía a experimentar un caso como este, le daba rienda suelta a la curiosidad y permanecer aquí hasta que algo me convenciera de que ya no tenía nada más que hacer.

Regulo mis emociones, manteniendo mi fachada serena, y dejo para después todos estos pensamientos invasivos.

—Habla.

—Bien. —abre la carpeta, mostrando la primera página, que trata del historial de la chica sonriente en la fotografía en una esquina del expediente. — Odette Grant Gutiérrez. Nacida el 28 de julio de 1997.

—Es muy joven —me refiero claramente por la chica que auxiliamos. — Sus padres deben estar muy preocupados por ella.

—Nadie.

Frunzo el ceño, creyendo no oír bien. —¿Cómo que nadie?

—Según esto, murieron hace tiempo junto a sus dos hermanos mayores, pero no dice si vive con alguien —pasa a la siguiente página, inspeccionándola como si fuera la primera vez. — No tiene ni un antecedente penal. Ni siquiera por una pequeña infracción de tránsito en todos sus años de vida. --sigue cambiando hasta la última hoja que muestra la fotografía de un auto que me parece conocido. — Y luego aparece esta demanda por hurto vehícular. Es el auto donde encontramos a Odette.

Levanta la vista del expediente hacia mí, comprobando si estaba entendiendo lo que me presentaba, que en efecto, mi cerebro, al estar ya tranquilo, podía absorber todo sin problemas. Mas en mi interior me recorría un escalofrío inmenso.

¿Quién rayos es esta chica?

—Ya investigamos al dueño del auto y no tiene ninguna relación consanguínea con ella. Aún debemos interrogarlo para ver si la conoce, pero hasta ahora su declaración dice que a eso de las 23hrs salió de un restaurante y su auto estacionado ya no estaba.

—Pero si no tiene antecedentes penales, ¿por qué empezaría ahora?

Se encoge de hombros. —No lo sé.

—No tiene sentido.

En Escocia muy poca gente se ve en la necesidad de robar cualquier chatarra, incluso para los mismos ladrones sería imposible. Era tan tranquilo que la paquetería la dejaban a la entrada de tu casa y nadie la movía de ahí.

Tal vez estaba muy urgida por vender algo fácilmente para obtener, quizás... ¿Drogas?

Seth mira sobre mi hombro interesado y yo sigo su mirada al escuchar pasos detenerse cerca de nosotros. Al ver que es el médico tratante, ambos nos levantamos atentos a sus palabras.

—Buenos días, soy el Doctor Murray. ¿Usted vino con la joven?—pregunta mirándome encima de sus lentes redondos.

Yo trago saliva y afirmo con la cabeza diligentemente al sentir el pequeño empujón de Seth. —¿Cómo está?

—Establé. —Asiente. —Debido a la gravedad de sus heridas, no puede moverse. Es por esto que le hemos inducido el coma hasta que veamos una mejora, ya que de estar despierta, por donde se gire, se le abrirían los puntos.—Suspira y se acomoda los anteojos.

—De casualidad... —hablo antes de que prosiguiera. — ¿Sus exámenes de sangre arrojaron algún resultado de posibles drogas o alcohol en su sistema?

—No, nada de eso. Está completamente limpia. — Asiento y dejo que continúe. — Estaba muy débil por la pérdida de sangre. Tuvo un paro cardíaco en medio de la cirugía, pero logramos traerla de regreso. Ella sin duda se está aferrando a la vida —sonríe satisfecho. — Tiene cinco costillas fisuradas, lo que es bueno para ella porque no trae consecuencias mayores que el mismo dolor. Y el corte profundo en su vientre no ha perforado ningún órgano vital, pero... -su ahora seriedad recorre como un hielo en mi espina. — También tiene múltiples cortes hechas por un arma corta punzante, hematomas en todo el cuerpo y flagelaciones en la espalda y piernas.

—¿Está seguro que no son del accidente, Doctor?—pregunta Seth adelantándose a mi cuerpo que está de piedra.

—Muy seguro. —Su boca forma una mueca de lástima. — Lo más probable es que la muchacha haya sido torturada desde hace pocos días antes de volcarse.

De golpe se me junta toda la información entregada por el doctor y la de Seth. Sé que él piensa lo mismo que yo, por algo es un detective.

Entonces la situación estaba clara frente a nosotros referente a lo que había sucedido. Odette no era ninguna drogadicta ni una ladrona. Ella robó ese vehículo porque estaba escapando de su abusador.

—Por políticas del hospital debo llamar a la policía para que se hagan cargo de esto y vean qué hacer con la chica. Alguien debe estar muy preocupado buscándola.

Seth y yo nos miramos con lástima. Todavía existía la posibilidad de que alguien llamara a la policía por ella, pero por ahora estaba completamente abandonada.

—No se preocupe en llamar, Doc. —mi amigo le detiene su andar y muestra su placa policial. — Detective Mackenzie. Desde ahora la joven está a mi cargo. Usted solo debe entregar el informe médico, mantenerme informado de su evolución y dejar la situación bajo total confidencialidad.

El hombre asiente y le hace una seña para que avance hacia recepción donde una enfermera le espera.

—Por favor, necesitaremos los datos de la joven —estrechas nuestras manos en despedida. —Si me disculpan, me retiro.

Entre tanto Seth hace su trabajo y registra a Odette, yo tomo asiento saturado de tantas conmociones en una sola noche. ¡Me estaban volviendo loco!

Miro un punto fijo en el suelo y me recuesto en el respaldo tratando de mantenerme sereno, entonces me doy cuenta de que mi despistado amigo ha dejado su carpeta abierta en el asiento, exponiendo el rostro joven, fresco y sonriente de una mujer aparentemente incauta.

¡Pobre chica!

¿Qué cosas tan horribles tuvo que pasar? Y qué valentía la de ella para sacar, tal vez, sus últimas fuerzas físicas y escapar.

No puedo ni imaginarme cómo se sentirá cuando despierte. Arreglar un alma rota requiere de mucha voluntad, paciencia y apoyo. ¿Cómo puedes pedirle a alguien así, figuradamente sola en el mundo, que tenga esperanzas y siga adelante? ¿Tendrá alguien si quiera que la motive a luchar?

Habría que esperar a ver qué ocurre en los próximos días.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro