Las sombras de la noche vienen a mi arrastrándose,  cuando todo se apaga.

Como evitar que lleguen, todos se duermen, ellos me acechan y estrujan mi alma.

Me envuelven en la bruma y ya nada es calma.

Van absorbiendo mi alma, mi esencia, mi fe.

Todo se empieza a ver gris, no ay matices, no hay colores, no hay perfumes, ni aromas, no hay risas, no hay tintes.

Cuando todo se apaga, ella esta hay, solo se siente el frío que hiela la sangré y se respira el miedo en ella.

Cuando las luces se apagan la bruma de la oscuridad me atrapa, sin dejarme respirar, ella me mira en esta intensidad.

Esa es ella, la soledad que me envuelve el alma, mi mente y me deja sin calma.