La batalla.
Escribiendo una poesía de media noche descubrí una proeza en la maleza.
Teniendo un juego de voluntades dos almas entrelazadas competían por astucia.
Midiendo la valía de dos corazones sinceros, se alzaban titanes férreos.
Uno perdió y el otro cedió.
El perdedor soltó sus manos.
El abnegado se puso a sus pies.
Uno sabía que volvería.
El otro sabía que perdonaría.
Pero ambos siempre entendieron que en las batallas del amor no hay ganadores únicos.
No hay perdedores solos.
Hay engaño fortuito y redención sincera.
Hay palabras que se van con el viento y miradas que se marcan a fuego lento.
Simple y genuino amor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro