Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VIII

Quiero disculparme por el terrible error en el nombre de Alexandre, puse la e y después la r cuando es, como leen, al revés, bueno, es Alexandre en vez de Alexander, cuando terminen los concursos en los que estoy lo corregiré. gracias...

Espero no haya más errores de ese tipo, sin ven alguno avínsenme, a veces se me pasan aunque lo revise dos veces.

Todo estaba finalmente en su lugar.

―Ya veo―respiró hondamente cayendo en cuenta de la gran responsabilidad sobre sus hombros―aunque no estoy segura de cómo manejar esto, es decir... no tengo ni idea de cómo funciona esto.

―De eso hablaremos por la mañana, lo que debes saber ahora es que has llamado la atención de gente indeseada―dijo el mayor

―Los tipos que viste deben ser hombres lobo de la manada enemiga, quieren asesinarte para que no te reveles contra ellos, eres hija de dos alphas, algo un tanto inusual, al ser la Alpha de la manada eres el primer objetivo por eliminar―continuó el más joven en tono serio

―Nunca pensé que tendría tal carga sobre los hombros―murmuró colocando una mano sobre su abdomen adolorido

―No estás sola, la manada estará dispuesta a ayudarte para que volvamos a los "Días felices", esos infelices nos arrancaron lo más preciado e importante, lo que nos mantenía unidos... nuestros líderes―las manos del de cabello blanco se cerraron en puños

―Nos relegaron de nuestras tierras en un momento de vulnerabilidad...―hubo un momento de amargo silencio que Ileana no quería romper―...pero ya hablaremos de eso después... debemos mantenerte a salvo, aunque antes debes volver con nosotros a lo que es nuestro "hogar", necesitas establecer vínculos, reestablecer la conexión que solíamos tener con nuestros alphas―expresó Adrian

―No puedo irme y dejar a mi madre sola, sí ellos saben quien soy mi madre no estará a salvo―la preocupación sonó en su voz

―Eso es cierto―aceptó Alexandre―es un punto vulnerable, tenemos que estar cerca vigilando que nada les pase... y creo saber como―miró a su compañero quien asintió captando la idea

―Perfecto, en ese caso, continuemos.

Los tres asintieron, se sumieron en un tranquilo silencio el resto del camino, Ileana aun procesaba la poca información de la que era conocedora, tenía a los mitad lobo flanqueando sus costados para protegerla, atentos a cualquier sonido extraño que escucharan, agradecieron que nada estuviera fuera de lugar. Al llegar, la pelinegra abrió la puerta invitándoles a pasar, el aroma a carne recién horneada y algo más les golpeó la nariz con fuerza, haciéndoles olvidar el peligro inminente que les rodeaba por un momento.

―Madre, he llegado y traigo compañía―saludó soltando las cosas que llevaba en mano en el sillón de la sala

―Muy buenas noches―dijeron ambos al unisono

―Oh hija, por qué no... ¡pero qué te pasó! ―exclamó horrorizada al verle las heridas, iba entrando a la sala para saludar, desde la cocina

―Tuve un pequeño y muy molesto percance saliendo del trabajo, unos imbéciles quisieron pasarse de listos, pero estos buenos hombres acudieron en mi auxilio―explicó brevemente

― ¡Esos malditos! ―mencionó furiosa, más su semblante se suavizó para revisar las heridas de su hija, suerte que no eran demasiado escandalosas―muchísimas gracias por ayudar a mi hija―notó que las heridas más graves se las llevaron los otros―por favor tomen asiento, no tardaré en atenderles.

―Muchas gracias señora, pero atienda a Ileana antes―le dijo el castaño tomando asiento cuidadosamente al igual que Adrian

―Eso haré, iré por el botiquín―les dijo para después subir las escaleras con rapidez

―Tu madre es una persona muy atenta―reconoció el de cabello cano

―Lo es, y muy dulce también, aunque tiene su carácter―apremió suspirando y cerrando los ojos unos segundos antes de tomar asiento también, hizo una mueca―realmente dolió―sobó su vientre que fue el que había recibido más daño

―Por supuesto que sí, demonios, los mataré en cuanto tenga oportunidad―aseguró con molestia el hombre más viejo

Viorica volvió al cabo de unos minutos con el botiquín en manos, procuró primeramente las heridas de su hija y después realizó el mismo procedimiento con los invitados, dándoles un vaso de agua y calmantes, así el dolor aminoraría un poco, la más agradecida fue la ojiazul. Pese a la negativa insistente de su madre, le ayudó a servir la cena para los cuatro en lo que terminaba con aquel par, ya todos menos agitados y atendidos, procedieron a tomar asiento en la mesa, la señora Albescu les preguntó que había sucedido queriendo saber todo lo ocurrido con lujo de detalles, Ileana fue la encargada de proporcionar tal información, omitiendo las partes importantes, como el hecho de que eran hombres lobo, sólo por mera precaución pues al final del día (metafóricamente hablando) debía contarle a su madre su verdadera ascendencia recién descubierta.

Al cabo de un tiempo, los cuatro había terminado sus alimentos, los hombres tratando de mostrar sus mejores modales sin mucho esfuerzo.

―Fue una deliciosa cena, muchas gracias por invitarnos a cenar―habló el hombre mayor de forma cortes pero sincera, levantándose para ayudar a recoger los platos

―No es necesario, nosotras podemos hacerlo―señaló la mujer mayor levantándose rápidamente para evitarlo, sin tener éxito

―Insisto, señora, déjeme hacerlo―le sonrió sin darle los platos, ella accedió devolviendo la sonrisa y tomando el resto de trastos para llevarlos al fregadero

―Yo soy quien les agradece por haber ayudado a mi hija―dijo finalmente en tono alto para que el joven le escuchara también, los jóvenes estaban limpiando la mesa y acomodando las sillas

―Fue todo un placer―aseguró Alexandre mirando de reojo a Ileana quien no notó el gesto

―No tiene porqué agradecerlo, no podíamos dejar que se cometiera tal injusticia ¿cómo podíamos dejar sola a una dulce e indefensa jovencita? ―dijo Adriancon cierta gracia

―Oh, señor Adrian, mi hija podrá ser todo, o casi todo, menos dulce e indefensa―rió la mujer con diversión

―Madre, me sonrojas con tus palabras―puso los ojos en blanco, haciendo reír al castaño también

―Sé que no, mi pequeña―se acercó hasta ella, abrazándola con un brazo por su costado izquierdo con cariño

―Ciertamente―asintió ante la declaración con una leve sonrisa

―Muy bien, debemos irnos―dijo el hombre de cabello cano

―Es cierto, ya es muy tarde y podría ser peligroso...―miró el reloj que había en la pared de la sala

―Seremos cautelosos―le aseguró el hombre mayor, sin embargo había un segundo mensaje implícito en sus palabras que Ileana supo interpretar

―Está bien―ambas mujeres caminaron a la puerta con sus invitados frente a ellas, ella se adelantó sólo para abrirles la puerta

―Descansen―el mayor tomó la mano de la señora Albescu y le besó el dorso de la mano cual caballero, regalándole una sonrisa―espero verla pronto―le dijo para después imitar el mismo gesto con la más joven

―Eso... eso espero―respondió algo sorprendida y abochornada por esa acción, hacía mucho tiempo no recibía tal atención

―Estaremos cerca, vigilándolas, mañana te veremos en el café―le susurró el castaño cuando se despidió dándole un beso en la mejilla, ella asintió imitando el gesto―hasta luego señora Albescu.

Los dos hombres fueron despedidos en la puerta, cuando finalmente se cerró ya estando los hombres algo alejados de la casa y cerciorándose de que nadie estuviera rondando, se transformaron en lobos volviendo sobre sus pasos colocándose cada uno en una orilla de la casa, a la izquierda y derecha para abarcar el espacio para poder vigilar a las mujeres y descansar un poco.

Ileana se despidió de su madre con un beso en la mejilla, no sin antes de que esta le abrazara con delicadeza expresando la alegría que sentía de que no hubiese pasado a mayores lo que sucedió, la acompañó hasta su cuarto para luego irse al suyo propio. Una vez en la soledad de su habitación se recargó en la puerta meditando lo acontecido con mayor detenimiento, avanzó por la habitación despojándose de sus ropas hasta quedar en interiores, se puso su pijama, se lavó la cara y los dientes y se dispuso a descansar, aun algo aturdida.

A la mañana siguiente, antes de que la señora Albescu se levantara para hacer alguna cosa fuera de la casa antes que la misma Ileana lo hiciera, ambos lobos se alejarían sin levantar sospechas para volverse una vez más humanos y regresar al pequeño lugar donde estaban rentando, preparándose para encontrarse con la joven más tarde, en el café...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro