Capítulo 11. Nunca he besado a un chico
Después de ese tortuoso interrogatorio, extrañaba más que nunca la escuela, y sobre todo el club de teatro. Nick se encontraba platicando con Jessie y Samantha sobre el escenario, seguro poniéndose de acuerdo sobre los ensayos de la obra.
Samantha era delgada, alta y pelirroja, además, era una de las estrellas del grupo de actuación, participaba en todas las obras, y casi siempre obtenía los mejores papeles.
Yo me acerqué a ellos —Nick —Interrumpí—. ¿Puedo tomar tus medidas? —le pregunté mientras le mostraba mi cinta métrica.
Nick le lanzó una mirada inquisitiva a Jessie, él le respondió alzando los hombros.
—Será rápido —aseguré.
Nick me contestó —Esta bien. Él caminó detrás de mí, y nos dirigimos hacia los bastidores. —¿Quieres que me quité la chaqueta? —me preguntó en un tono casi sugerente.
—Sí, si quieres. —En cuanto le respondí, él arrojó su chaqueta a un lado y se puso frente a mí.
—Párate erguido —le ordené y rodeé su cuerpo con la cinta—. Pecho, 101—pronuncié mientras lo anotaba en mi libreta.
—Oye, no te había agradecido por hacer el papel de Julian.
—Alguien tenía que hacerlo —mascullo él.
—Nadie quería —lo miré directo a los ojos y continué diciendo—. Si tu no hubieras alzado la mano la obra se habría cancelado... Eso hubiera sido horrible.
—No será fácil de interpretar el papel de Julian —mencionó con un deje de mortificación—. Nunca he besado un chico.
—Descuida, solo cierra los ojos —le aconsejé tratando de contener la risa.
—Me pone nervioso besar a Jessie delante de todo el público —me confesó.
—Al menos, Jessie no es feo —Argumenté para tratar de animarlo.
Coloqué la cinta alrededor de su ombligo —76 centímetros de cintura —hablé para mí. Las medidas de Nick no eran muy distintas a las de Elton.
—No sé si podré hacerlo —Se sinceró encogiéndose de hombros.
—Confió en que lo harás bien —le di una palmadita suave en la espalda—. Elton estaría contento de que tú tomaras su lugar —añadí con una amplia sonrisa.
—Gracias Ruth.
—Nick, ya no te he visto con Amber —comenté para cambiar el tema.
—Terminamos —sentenció.
—¿Qué? —mascullé—. ¿Qué pasó? —Solté sorprendida, dejando relucir mi chismosa interior.
—Me dejó por un universitario —dijo seco, restándole importancia.
—Ya tienes en mente a la siguiente? —le pregunté sarcástica.
—Sí, sabes que no duro mucho tiempo soltero -habló con aire vanidoso.
—Tú no sabes estar solo —musité.
—Sé estar solo, pero no me gusta estarlo —me comentó divertido—. La soltería no es para mí —aclaró y me guiñó un ojo.
—Sales con muchas chicas, pero nunca te he visto realmente enamorado de ninguna —En mi voz se podía percibir un tono de decepción. Nick no creía en el amor, evitaba enamorarse a toda costa; cuando sentía que se estaba encariñando de más con alguna chica, simplemente se alejaba y terminaba con ella. Eso me parecía tan triste ¿Quién le había hecho tanto daño como para no quererse enamorar de nuevo?
—Ruth, yo... —susurró Nick, pero antes de que pudiera decir algo más, apareció Samantha con actitud malhumorada.
—Ruth, ¿Ya terminaste? —me preguntó impaciente—. Tenemos que ensayar —Me presionó, comenzó a golpear la suela de su zapato contra el piso en repetidas ocasiones.
—Sí, sí —le respondí un tanto irritada. Anoté rápidamente la medida del largo de sus brazos.
—Luego hablamos Ruth —me dijo Nick antes de irse.
—Ya vete, que te necesitan —le ordené acompañado de un ademan.
Samantha me lanzó una mirada fulminante.
──❀•❀──
Yo no le caía nada bien, y era mutuo. Su desdén hacia mi comenzó porque una vez me encargaron remendar un vestido para ella, y el vestido se le rompió a media función, evidentemente ella me culpó, y tal vez tenía razón, y aunque le había pedido disculpas y le expliqué que había sido un accidente, ella siempre creyó que yo actué de mala fe. Otro de los motivos por los que no le agradaba a Samantha, es que por mi culpa Nicole se enteró que Charlie la engañaba con ella. En una ocasión, cuando yo estaba en el baño lavándome las manos, entraron Nicole y Lisa hablando de Charlie, yo fingía que no escuchaba su conversación, pero estaba atenta.
—Creo que me engaña —Oí decir a Nicole—. Pero no estoy segura de con quién.
—¿No será con ella? —dijo Lisa señalándome.
Al oírla volteé a verla sorprendida —No, yo no tengo nada con él —dije defendiéndome de su acusación.
—Podría ser... —pronunció Nicole mientras se acercaba a mi—. A Charlie le gustan las vírgenes —señaló mientras jugueteaba con un mechón de mi pelo.
—Te juro que no —hablé entre quejidos—. Ni siquiera me gusta.
—Dime Ruth, ¿Tú no has visto nada? —inquirió ella— Tal vez a Charlie con alguna de las chicas de teatro?
Me sentía acorralada —N-no —les contesté nerviosa.
—Mientes —Gruñó Nicole y me jaló con fuerza del cabello.
—Si tuvieras novio, ¿no te gustaría saber si te es infiel? —Insinuó persuasiva Lisa.
—Aunque no somos amigas, yo te diría la verdad para que no te viera la cara... —Me parecía que Nicole era honesta, así que confié en ella.
Exhalé profundo —Hace un par de días lo miré con Samantha —confesé.
—¿Y qué estaban haciendo? —me interrogó Lisa.
—Solo los ví besándose —En cuanto respondí, Nicole me soltó, me palpé la cabeza porque me dolía la zona del crecimiento del cabello.
—¡Lo sabía! Esa maldita zorra —refunfuñó.
En lo que ellas charlaban yo trataba de peinarme con mis dedos, para desenredar un poco mi cabello.
—Tranquila Nicole —le hablaba suavemente Lisa—. Ya sabes cómo es Charlie.
—¿Por qué precisamente con ella? Sabe que nos llevamos mal —se quejaba Nicole—. Lo hizo solo para lastimarme...
—Charlie es un idiota —masculló Lisa—. Todos los hombres lo son
—Hasta hubiera preferido que me engañara con la mustia de Ruth -habló haciendo un puchero. Dirigió su vista y se excusó -Lo digo sin ofender.
—Descuida —dije restándole importancia. No me ofendían sus palabras.
—Deberías dejarlo —sugirió Lisa.
—¿Para qué? ¿Para dejarle el camino libre a Samantha? —debatió Nicole—. Él es mi novio y aunque Charlie no es muy fiel, es mío.
En ese momento comprendí que, si Nicole estaba con Charlie y le soportaba tanto maltratos e infidelidades; no era por amor, sino una cuestión de ego.
──❀•❀──
Durante el resto de la clase de teatro, no tuve la oportunidad de volver hablar con Nick; Jessie y Samantha, no se le despegaron ni un momento. Al salir, Nick se fue con ellos muy contento, sin despedirse siquiera.
—Hey Ruth —Reconocí la voz de Lukas—, te estaba buscando.
—¿A mí? —le pregunté curiosa—. ¿Qué ocurre?
—Bueno —Carraspeó—. Quería invitarte mañana —Su voz lo delataba, estaba nervioso.
Después de que él pronunciara esas palabras, divagué en mis pensamientos.
No puede ser. En tampoco tiempo hemos pasado de ser indiferentes y distantes compañeros, a tener una ¿cita?
Me miró ladeando la cabeza, como buscando en mi rostro alguna señal de que le seguía prestando atención —Si te gusta el fútbol, ¿verdad?
—¿Fútbol? —solté de imprevisto—. Sí, mucho —le mentí. No era muy fan del fútbol, mejor dicho, solo veía la final del Super bowl, y solo por el medio tiempo.
—Jugaremos contra los Halcones blancos.
—Genial —hablé con falso optimismo, no tenía idea de que me estaba hablando.
—El juego comienza a las seis —me informó—. Antes del partido haremos un homenaje al coach Graham y a Charlie.
Me quedé callada, meditando ¿ Acaso Charlie se merecía todo esto? ¿Si supieran la verdad le celebrarían igual?
—Entonces, ¿iras? —me cuestionó sin ocultar su entusiasmo Lukas.
—Sí, seguro —afirmé. Solo asistiría porque Lukas me invitó.
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