Las luces de los reflectores se habían encendido, y pronto sería el momento de levantar el gran telón rojo.

– ¿Puedes regalarme algo que nadie más pueda darme?

– ¿Algo como qué?

–Algo que sea solo tuyo y únicamente para mí.

KyungSoo estaba enamorado de JongIn, amaba su esbelta figura y sus estilizados pasos de baile en la pista y sobre el escenario. Kyung lo conoció bailando, fue lo que lo atrajo, de lo que se enamoró.

Amaba el brillo en sus ojos al momento de tomar el primer impulso, el primer paso. Se derretía al ver el sudor ajeno recorrer su cuerpo que parecía no cansarse nunca. Kyung estaba maravillado con JongIn y todo lo que representaba.

Pero estaba celoso, celaba del mundo que lo observaba, celaba de la melodía que lo hacía vibrar, del piso que lo sostenía.

JongIn, por su parte, adoraba al dulce chico de grandes ojos, adoraba el corazón que formaban sus labios al sonreírle, adoraba su voz, aún más cuando lo nombraba.

–Te regalaría mi corazón, pero ya es tuyo... todo yo soy tuyo, mi Kyungie.

–Pero todas las noches te comparto.– formó un tierno puchero con los labios al reclamarle.

–oh amor, eso no es verdad. Si yo solo bailo para ti, con los latidos de tu corazón.

KyungSoo sintió su corazón agitarse cuando oyó la confesión de su amado. Porque su mundo había sido un total silencio hasta que lo conoció. Y, desde ese entonces, comenzó a oír la orquesta a su alrededor.

– ¿me abrazas fuerte? Y no me dejes ir. – pidió con las mejillas húmedas.

El más alto tomo el delgado cuerpo de su pareja, estrechándolo contra su cuerpo. En ese instante ambos pudieron oír esa melodía atemporal. Una rapsodia para ambos, solo de ambos.

Porque solo KyungSoo podía hacer sonar la melodía que hacia al cuerpo de JongIn vibrar, con los que sus pies se movían al compás.

–Innie ¿Qué me hiciste Innie? Antes solía cantar solo por mi cuenta, ahora no consigo hallar el tono sin ti... no concibo una vida sin ti.

–Entonces... entonces no te alejes nunca de mí... yo, aunque el tiempo pase, jamás daré un paso lejos de ti.

Así como el viento mueve y hace levantar las hojas, Kyung era el motor que impulsaba a JongIn. Y al mismo tiempo, el moreno por quien se sentía existir de verdad.

–Te amo Kyungie...– susurro el alto, con una mirada que lo ratificaba.

–Te amo, Innie. – respondió curvando sus comisuras en una alegre sonrisa.

Ambos rompieron aquel abrazo, se miraron a los ojos y tras asentir se encaminaron hacia el gran escenario.

Soo tomó su lugar frente a un micrófono de pie y entonó una canción lenta, tan melancólica como alegre, tan enérgica como calmada, mientras su amado esposo seguía su ritmo en sus pasos.

Tornándose ambos en una única y perfecta sinfonía.

Este fragmento de amor esta dedicado a Natibel94  feliz cumpleaños♥ 

Espero disfrutes de este corto instante♥