Cuando volví en si, supe que eros había estado buscándome por días, el había contactado con un lugar para internar adictos y cuando me tuviera en su casa ellos vendrían por mi, y así hizo me busco y me busco, hasta que yo misma llegue a el, como que el destino me puso en su camino.

Dicen que para salir hay que tocar fondo, pero lo que ellos no saben es que mi mar no tiene fondo, ellos sueñan con liberarme de las garras de las drogas, pero eso no pasará porque yo me rehúso a dejarlas, tener ya una semana aquí ha sido un completo infierno, peleó con todos, tiro todo y trato de escapar cada vez que alguien entra en la habitación donde estoy.

Me han tenido que sedar y hasta amarrar por lo agresiva que me he puesto, he visto que Jorge y eros vienen a verme pero no lo permito.

No quiero que nadien me vea en esta autodestrucción que se ha vuelto mi cuerpo, no se hasta cuándo aguante esto, yo voy de caída sin paracaídas, destinada a hundirme sin opción a salir.

—tienes que cooperar aurora. — me habló la doctora.

—y usted tiene que dejarme ir.

—no es así de fácil.

— si lo es. — le grité y me intenté acercar pero estaba amarrada a una silla.

—solo queremos tu bien. — yo rei.

—solo quieren el dinero que reciben.

—es mejor que descanses. — se levantó y tomo su carpeta donde apuntaba todo lo que pasaba en nuestra sección.

—necesito salir de aquí.

—pronto lo harás. — salió y vi entrar dos enfermeras con un sedante, estaba jodida.

Una semana después, estaba más calmada y ya no gritaba tanto, solo cuando la abstinencia me atacaba como loca, me volvía agresiva, medite muchas cosas y sentí que era el momento justo para soltar algunas cosas, quería poner todo en orden antes de ejecutar mi plan, pedí un lapis y papel para escribir una carta y me fue conseguido claro con vigilancia.

Escribí una carta, liberando aquello que tanto había guardado, la deje en mi bolsillo y me dispuse a colaborar con la doctora, les haría creer que estaba lista para cooperar, pero solo era parte de mi plan.

Uno que llevaría al pie de la letra y se ejecutaría, en mi habitación coloque la carta sobre mis pertenencias, que era una camisa holgada de eros y unos libros, deje la carta sobre los libros y me entregué a mi plan.