Capitulo 25
Un tic tac sonó a lo lejos y un aire frío me dió la bienvenida al despertar, abrí mis ojos y solo ví paredes blancas, mi garganta ardía, necesitaba agua, mire mi alrededor y supe que estaba en un hospital, como había llegado hasta allí, que había hecho Jorge.
Tenía intravenosas y un aparato que media mis latidos, intenté pararme y me mareé de inmediato, la puerta se abrió y una enfermera entro.
—señorita no se mueva. — vino a mi y marco un botón de un comunicador. — ya despertó. — me miró y sonrió. — ya estás a Salvo.
Reviso mis intravenosas y yo intenté hablar pues me ardía la garganta.
—agu....a...agua. — capto el mensaje porque me sirvió agua de una jarra que estaba allí.
—es normal que su garganta duela y arda pues estabas muy deshidratada y se irritó, pero con unos medicamentos y mucho líquido te sentirás mejor. — me bebi toda el agua y me dolió aún más, joder que horrible.
—¿Quién me trajo?.
—dos chicos la trajeron, dicen que son sus familiares, ya los verás en un momento. — en eso entro el doctor y otro enfermero.
—hola señorita aurora yo soy el doctor Cooper, y me alegra que este despierta. — reviso todo y me quito las intravenosas. — en un par de horas podrá irse.
—le avisaré a sus familiares que ya pueden verla. —habló la enfermera y salió.
—tienes mucha suerte hija, mira que en tu estado y con toda esa cantidad de toxinas en tu cuerpo hubieras muerto, pero no fue así, sabes que fue lo que te pasó?.
—si. — mire a otro lugar, yo solo quería irme de allí y lo haría a penas se descuidaran, por la puerta entro Jorge y yo lo mire pero preocupado, pero más atrás de el venía eros, este me miró y se mostró más inexpresivo, estaba pensativo y eso me inquieto no saber que pasaba por su mente, yo estaba sentada en la camilla y me apreté más la bata, fue por puro instinto pero eros miró el gesto y se detuvo a medio camino, sabía que me dolía tenerlo allí.
—gran susto me diste mujer. —jorge me abrazo y me reviso la cara. —pense lo peor.
—estoy bien, quiero irme. — el doctor me miró.
—en una hora lo hara, solo debe llenar unos documentos y creo que un oficial de la policía quiere verle, me retiro. — al decir policía mi pulso se disparó.
—que paso, que hiciste. —interrogue a Jorge, eros se había colocado en la ventana a mirar hacia afuera.
— los llame y le indique el lugar, y después te buscamos con el GPS y te encontramos desmayada, tenias dos días inconsciente. — yo no creía eso posible, pero seguro de tener tanta mierda en el sistema y más estar en un punto de deshidratación, mi cuerpo había colapsado.
—quien fue?. — me habló eros y me miró, yo lo mire igual.
—quiero que te vayas. — le devolví.
—quien fue. — me dijo un poco más duro de lo normal, eros nunca había sido duro conmigo.
—y yo quiero que te vayas, no quiero verte largo. — me agite y mi garganta ardió.
—solo un nombre y me voy. — en sus ojos había súplica.
—ya no está, me encargue de el, ahora vete. — asistió y miró a Jorge.
—te llamo luego. — salió mirándome una vez más.
—no seas ruda con el, mira que tiene dos días aquí y sin dormir, no se ha despegando de ti y es quien ha pagado todo.
—quiero saber que pasó, porque hay un policía aquí. — se sentó en la silla que estaba allí y me tomo las manos.
—cuando te encontramos estabas muy mal, casi no tenías pulso y te llevamos a un hospital cerca de allí, pero necesitaban desintoxicar tu cuerpo, estabas en peligro de muerte, así que eros te trajo aquí y te estabilizaron y luego la policía llegó al lugar y lograron rescatar a las chicas, los hombres están en prisión, pero quieren saber cómo escapaste, y más porque encontraron el cuerpo de un hombre. — me miró. — ¿fuiste tu?, aurora tu mataste a Harry?. — me miró suplicando por una negación pero está vez no se la daría.
—si fui yo, y lo disfruté no sabes cuánto, solo quiero irme de aquí y tú me vas a ayudar. — se levantó de golpe y comenzó a caminar en toda la habitación.
—que has hecho, sabes que puedes ir a la cárcel, que te hizo Harry, aunque se que nada bueno, pero joder todo está mal, como llegamos a esto. — comenzó a llorar y yo solo me levanté.
—trajiste mi ropa? .
—si están en el armario.
Fui por mi ropa y me metí en el baño donde divisé una ventana un poco grande, me asome y comprobé que solo estábamos en el primer piso genial, gracias suerte.
—aurora, déjate ayudar por favor. — me habló desde la puerta, me dolía verlo así pues a sido la única persona en quien pude confiar y ver un familiar.
—ya no hay nada que arreglar jorges. — me pegue a la puerta. — te quiero.
—yo también te quiero. — lloro de nuevo y yo aproveché para salir por la ventana y huir de allí, tenía que escapar y ver qué hacía, la policía no podía verme.
Corrí por las calles y me aleje suficiente para que ya la gente no me reconociera, subí la capucha del suéter y me dispuse a caminar sin rumbo alguno, dejándome llevar por mis pies, el sol ya casi se ocultaba y no sabía a dónde ir, las calles eran duras lo sabía muy bien, pero tenía un lugar en mente quizás todavía me recordaban.
—pero mira que tenemos aquí, a nuestra pequeña chica, cómo has crecido. — se acercó Frida una trasvestis que conocí andando en la calle quien me alimento alguna vez.
—necesitó dónde pasar la noche, no molestaré.
—sabes que puedes quedarte lo que quieras, mi casa es la tuya, y cuéntame qué ha sido de ti. — me ofreció un trajo el cual acepte con gusto, a joder con mi garganta, lo trague de una y mi garganta grito de dolor.
—pura mierda, ya sabes cómo es este mundo.
—que si no, pero tranquila puedes quedarte lo que quieras, voy a trabajar toma lo que necesites. — se arregló los senos falsos y salió vestida despampanante.
Yo me acerque a la nevera y mire lo que había, tenía tiempo sin comer y mi estómago rugió, pero con esa garganta así comer sería horrible pero tenía que hacerlo, tome el pan, jamón y queso me serví tres sandwiches y un vaso de agua, con eso estaría bien.
El primer bocado dolió como el infierno, pero el hambre fue tanta que no me importaba el dolor, después de comer me dispuse a mirar el sitio, todo seguía igual.
Unas horas después estaba teniendo un ataque de abstinencia, necesita algo, busque en todos lados y no encontré nada joder, me jale el cabello y mordí mis uñas, tenía que calmarme, me senté en el sofá y mi pierna se comenzó a mover sin parar, necesitaba algo.
El sonido de la puerta me avisó que estaba llegando Frida.
—llegue querida, y traje algo. — señaló una botella de whisky.
—yo necesito otra cosa. — mi nariz pico y mis manos estaban ansiosas.
—oh ya veo lo que necesitas, como llegaste a eso si sabes que son malas. — entro en su habitación y volvió con una bolsita de polvo blanco. — solo porque se que lo necesitas lo hago, pero esto es dañino. — se lo jale de las manos.
—si como sea. — rompí el sobre y lo coloque en dos líneas blancas frente a mí en la mesa, me agache y me jale la primera y se sintió bien, joder lo que necesitaba, me jale la otra y me deje caer al suelo disfrutando.
—estas muy mal querida, como llegaste a eso. — se sentó en el sofá y tomo mi mano.
—yo estoy muy bien. — le sonreí.
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