Capitulo 23
No sabía ya cuántos días habían pasado, la mayor parte del tiempo me tenía drogada, sumida en una realidad que no era, me inyectó de todo lo que le antojo y abuso de mi todo lo que ha querido.
Lo único que mi cuerpo recibió de comida fue agua, solo eso, no sabía dónde me tenían, si alguien me estaba buscando, si la policía estaba enterada, no sabía nada y así era mejor, no saber nada.
De aquí solo deseaba salir muerta, no podría verle la cara a nadien y que vieran el daño que llevaba conmigo, la lastima y compasión no son para mí.
Un sonido me hizo saber que Harry venía.
—ven vamos a darte un baño, ya está habitación no sirve. — me arrastró fuera de la habitación y pude ver dónde estaba, era una especie de bodega y no estábamos solo, habían otras chicas allí en mi mismo estado y otra hombre, yo intenté tapar mi desnudes y solo logré que se burlaran de mi. — no te tapes, ya ellos han visto todo de ti. — mi rostro palideció.
—¿que?.
—las habitaciones tienen camaras. — el vómito me invadió, esos cerdos han visto como Harry abusaba de mi. — el mundo es más cruel de lo que tú crees aurora, esto no estuviera pasando si me hubieras dejado cuidarte. — cuidarme!, pero que maldito cerdo.
—dejame ir.
—no eres mia ahora. — me metió en un baño y una regadera me dió la bienvenida dónde me lavo el cuerpo como si fuera una invalida, mi cuerpo había perdido peso, y me sentía horrible.
—dejame. — lo sentí pegarme a la pared.
—no puedo resistir no poseer tu cuerpo, eres tan frágil que me tientas aurora. — me tomo allí en el baño, sin importar que no veía y solo se disfrutaban el espectáculo que Harry daba conmigo, está gente estaba enferma de verdad. — mira eres la reina del espectáculo, disfruta. — me jalo el cabello y me hizo mirarlos mientras Harry abusaba de mi.
Más tarde me dejó en una habitación diferente, tirada en un colchón sucio y amarrada de manos otra vez.
—tu cena. — me inyectó otra vez. — mañana vengo por ti. — ví como la inyectadora caía al suelo sin darse cuenta y me dejaba llevar por el sueño.
Otra vez las pesadillas me despertaron y un sudor frío recorrió mi rostro, cada vez que dormía eran ellas las que invaden mi mente, me gire en el colchón y pude ver los rayos de sol entrar por unos orificios en la pared, me recordé de algo y mire en esa dirección y allí estaba justo donde la noche anterior había caído, me arrastre y la cogí entre mis manos, tenía un arma y tenía dos opciones, una colocar aire y inyetarlo en mi corazón y morir, oh encajarla en la yugular de Harry.
Un sabor a venganza poso mi boca y una sonrisa torcida me invadió.
Ya estaba perdida, que más podio perder.
Unos pasos me alertaron que mi presa se avecinaba y me coloque como si estuviera dormida, ideando mi plan.
Hoy será su fin.
—veo que la bella durmiente todavía duerme. —se acercó Harry a mi y me examinó, yo me quedé muy quieta y apreté entre mis manos la inyectadora, esperando el momento justo. — despierta. — me dió con el pies y yo no me moví, se agachó a mi lado y acercó su rostro a mi, justo lo que necesitaba, hay Harry te vendiste en bandeja de oro, me gire y clave la aguja en su yugular y las rasgue todo lo que pude.
Este se tiró hacia atrás y llevo su mano allí, la sangre broto como agua y no podía ni hablar, lo ví perder la vida frente a mí, y disfrute el espectáculo, sonreí como loca y me quedé allí observando como sus ojos perdían brillo y este solo me miró hasta su último aliento, había muerto, Harry no me dañaría más.
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