Capitulo 19
Al terminar la cena salimos al exterior y nos sentamos en las tumbonas con la botella de vino, la luna esa noche estaba hermosa y la brisa estaba fresca.
—esto es muy hermoso, se siente un silencio agradable. — dije y me recosté en el sofá.
—yo siempre disfruto cuando venimos aquí, aunque eso hace mucho, mis padres y mis hermanos siempre están ocupados, ya ni los veo casi. — sonó triste.
— cuando la gente crece se distancian en sus cosas, pero tú en poco tiempo harás lo mismo, cuando la universidad te absorba y tu nueva vida te llegue, serás igual, vendrás cuando puedas.
—si eso lo sé, pero no me gusta como suena.— bebió su vino, yo solo me había tomado dos copas, porque eros papá no me dejó tomar más, pinche viejo.
—la vida es así, no hay de otra.
—y si escribimos una historia diferente?.
—no lo creo, ya tu y yo tenemos una historia muy clara por delante.
Me levanté y frote mis brazos.
—porque no te arriesgas aurora. — se levantó y se detuvo a mi lado.
—ya he arriesgado mucho.
—no te rindas tan fácil. — yo coloque mis dedos en sus labios, no quería volver a discutir por lo mismo, ya había tomado una decisión que mañana ejecutaría.
—mejor dejemos ese tema.
—por hoy. — yo asistí y mire el lago.
Cerré los ojos y respire profundo, dejando que el aire llenará mis pulmones con aire puro, que sacará toda aquella basura que estaba acumulada allí.
—entremos ya está haciendo frio. — me pidió eros y yo asistí, estramos en silencio y subi las escaleras mientras eros aseguraba la casa.
Entre en la habitación donde dormiría y me quedé de espaldas hacia la puerta, mi vista estaba fija en la cama, en lo que podía hacer en ella con eros.
Lo sentí llegar y detenerse en la puerta yo me gire y lo mire a los ojos.
Mi corazón latio más de prisa por lo que estaba a punto de hacer, me tenía que llenar de valor, quería hacer eso, quería sentir, pero solo con el quería eso.
Me acerque despacio a el lo hice entrar en la habitación dejándolo en medio frente a mí.
Su mirada estaba fija en la mía y su respiración era calmada, me estaba dejando el control.
—Estás segura de que quieres hacerlo?.
—si. — este asistió y yo pose mis manos en cada una de sus mejillas y comencé a acariciarlo, bajando mis manos, por sus labios, su quijada, su cuello y la deslice hasta la punta de la franela dispuesta a quitársela, y así hice la jale hacia arriba y la saqué por su cabeza dejando a la vista un pecho ancho y duró, no tenía mil músculos pero si los perfecto para que se viera hermoso, mis manos comenzaron a temblar un poco y este lo noto así que las agarro y las beso a cada una, para luego dejarlas en su pecho, el tacto fue suave su piel estaba tibia, deslice mis manos con lentitud por todo su pecho y su costado dejando la mano derecha en su costilla dónde había un pequeño tatuaje de una rosa negra y me dió curiosidad.
—es en honor a mi abuela, ella cultivaba rosas y de pequeño me encantaban sus historias, ella pidió que la sepultarán en su jardín de rosas y cuando falleció de un infarto mientras las limpiaba yo la encontré y fue muy duro, así que en su honor le la hice para recordar todo los hermosos momentos que viví junto a ella.
—muy hermoso gesto.
Asistió con la cabeza y me sonrió, yo quite mi mano del tatuaje y la baje al inicio de su pantalón y lo sentí tensarse y un bulto creció en su pantalón haciéndose visible y eso me gustó.
Subí mi mano por el centro de su pecho y la lleve a su brazo acariciando cada pedazo de piel que me encontraba en mi recorrido, disfrutando de la sensación de tocarlo sin sentir asco o repulsión.
Era fascinante ver cómo eros despertaba en mi sensaciones que creí nunca experimentar, me sentí poderosa.
Me aleje un poco y lleve mis manos a los tirantes del vestido, los cuales tome y comencé a bajar dejando que el vestido cayera a mis pies y mis senos quedarán a su vista junto a las pantis azules que traía puesta.
Eros me miró desde los pies hasta mi cara, sus ojos tomaron un tono más oscuro.
—¿segura?.
—tenerme desnuda frente a ti no es suficiente para hacerte saber que si lo estoy.
Me acerque poco a poco a el.
—eres una fantacia hecha realidad.
—eso suena bien.
Pose mis manos otra vez en su pecho y acerque mi boca a la suya en un beso corto, tome sus manos y las lleve despacio hacia mi cuello dónde las dejé.
—tu turno. — asistió y sentí como sus manos comenzaron a bajar por mi piel, cerré los ojos para controlar las sensaciones y no perder el control de mi, quería esto, quería sentirme mujer sin tener que drogarme, saber que era ser amada sin ningún efecto.
— eres muy hermosa aurora, eres sexy, me encantas. — yo eche la cabeza hacia atrás disfrutando de las caricias que iba dejando en mi piel, al tomar mis senos, mis costado al posar sus manos en mis caderas y llevar sus labios a mi cuello el cual mordió suavemente y chupó, dios un gemido escapó de mis labios y mis piernas temblaron.
Las sensaciones eran muchas, pero todas deliciosas, me apretó a el y me condujo a la cama deteniéndose en la orilla de la cama, tomo mi nuca y me hizo mirarlo.
—si sientes que no puedes me paras. — yo asistí y este se alejo para terminar de quitar lo que tenía de ropa.
Se quito el pantalón junto con el boxer y quedó completamente desnudo frente a mí, mi boca se secó y la humedad en mi entrepierna aumento.
Se acercó a mí y me beso en la boca suave, controlando el beso, me recostó en la cama y quedó sobre mi sin dejar caer el peso, llevo una mano a mi vientre y me miró, yo abrí mis piernas dejando un claro mensaje que eros capto muy bien porque llevo su mano despacio hacia mi centro que palpitaba por atención.
Cuando la poso sobre mi sexo a través de la tela de la pantis mi instinto fue llevar mi mano a su brazo y apretarlo, el me miró.
—me detengo?. — yo respire profundo, botando el aire por la boca.
—no, sigue. — quite mi mano y la coloque a mi costado apretando la sábana.
Eros me dió un beso en la frente y le sonrió, para luego comenzar a mover sus dedos poco a poco sobre la tela haciendo mi humedad mojar más la pantis, mi espalda se arqueo y un gemido broto de mis labios, las sensaciones eran maravillosas pero perturbadoras a la vez porque mi cuerpo pidió más con cada rose que daba.
Mis caderas involuntariamente comenzaron a moverse en busca de más fricción y eros lo noto porque me quito la pantis y aceleró sus movimientos con los dedos, yo sentía que me correría en cualquier momento si seguía así, frotando y frotando.
—mirame aurora.— abrí los ojos y lo mire. — eres increíble, eres hermosa y me encantas. — yo lo bese para que se callara pues no quería que me doliera más tener que alejarlo mañana.
Eros me quito la pantis y se acomodo entre mis piernas sin despegar sus ojos de los mios, al sentir su piel contra la mía una corriente se hizo presente y mi ansiedad se disparó al sentir lo que se avecinaba.
Estaba a punto de acostarme con eros.
No estaba sintiendo ningún deseo de quitarlo de encima.
Todo lo contrario, lo quería dentro de mí.
Disfrutar de cada pedazo de su piel.
Aunque sea por una vez.
Ya mañana sería otro comienzo para ambos.
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