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Capitulo 13

Entramos otra vez en la casa de eros y este me llevo hasta la sala, dónde me senté en el sofá.

— voy por el botiquín, espérame aquí. — yo asistí con la cabeza y me recosté de espaldas, joder todo estaba fuera de control. Ahora que haría?, No podía volver porque seguro Harry estaría más furioso y con Sasha lejos menos, tampoco podía quedarme aquí, agradecía a Eros mucho, pero esto era mi responsabilidad y no quería depender de alguien.

Y Charlie, cómo estaría?, Tenía que verlo.

Y Jorge, joder no le he llamado para avisarle que estoy bien.

— listo aquí está. — se sentó a mi lado y saco alcohol y algodón para limpiar la herida de su brazo.

— déjame ayudarte. — agarre el algodón y lo unté de alcohol.

— eso arderá. — puso mueca y me tendió el brazo, la cortada estaba en su antebrazos y no era tan profunda pero si estaba roja y llena de sangre seca.

— solo un poco, no seas gallina. — le limpie la herida y este hacía ruidos por el ardor, yo me rei.

— si goza, después me las cobro yo.

— ni arde tanto. — le sople la herida. — listo.

—Qué haremos ahora, llamaras a tu madrastra?. — me preguntó.

— no, ella no hará nada, su hijo es un santo, yo hablaré con Jorge a ver si me ayuda y si no me iré de la casa.

—a dónde irás?, La calle es peligrosa aurora.

—ya he estado antes allí. — me encongi de hombros y este me miró pensativo.

— y porque no te quedas aquí, mientras solucionamos todo esto.

—que, no puedo, agradezco todo esto pero no. — si sus padres me llegaran a ver, seguro me echan nada más la pinta que traigo.

— no dejaré que andes en las calles, ya te dije que me importas. — ya venía otra vez.

— Eros no comiences si. — me tomo las manos y me miró, yo me sentí nerviosa en ese momento por su tacto y su cercanía.

— comenzaré toda las veces que sean posibles, hasta que me creas aurora, no te libraras de mi, puedes usar mi habitación yo usaré la de clara ella se fue de casa hace unos meses y si es por mis padres te encantarán ya verás.

— no sé si reír o no, tengo pinta de que me encantan las personas. — eros se rió a carcajadas y yo no pude evitar reír junto a el.

— eres imposible, pero ya verás que si, no son malas personas.

— dudo que me acepten con esta pinta y mi historial.

— no has pensado en buscar ayuda profesional, yo puedo ayudarte en el proceso. — dicho eso solté sus mano y me levanté.

—eros, eso no pasará. — me gire a la ventana y mire a través de ella. — yo no quiero luchar contra esto. — lo sentí a mis espaldas y luego colocarse a mi lado.

— porque te rindes tan rápido, tu eres fuerte yo lo veo en ti. — se giró y me hizo mirarlo, llevo una mano a mi cabello y me pidió permiso con la mirada yo me quedé quieta. — porque es tan difícil que aceptes ayuda, yo quiero hacerlo.

— yo... no puedo, he estado sola prácticamente desde que me abandonaron en las calles, mis padres apdotivos no han echo más que echarme en cara lo mal que estoy, pero sabes!, Ellos tienen razón. — cerré los ojos, y pude sentir la mano de eros coger un mecho de mi cabello y colocarlo atrás de mi oreja, yo mordí mi labio alejando todo impulso de quitar su mano, está vez quería saber que era eso que el producía en mí.

—eres una chica muy obstinada lo sabías, mírame Aurora. — y así hice, abrí mis ojos y los clave en los de el, que me miraban con un brillo. — déjame entrar, deja que yo te cuide, y si sientes que es mucho me alejó. — llevo sus dedos a mi mejilla. — pero sobre todo no te rindas sin intentarlo por favor. — yo sentía las caricias suaves que daban sus dedos y en como jalo mi labio que estaba precionando entre mis dientes y un pequeño brote de sangre rodo por ellos, los había mordido duro.

Yo estaba paralizada, ignotizada con sus palabras, su olor, sus ojos nunca antes había experimentado algo así, esto me aterraba pero también me gustaba, que estaba pasando conmigo.

—eros. — coloque mi mano sobre las de el que seguía en mi labio y nos miramos.

se que no te gusta que te toquen, pero no puedo resistir, tu me haces desear tocarte. — busco quitar su mano y yo la agarre entre mí maní y nos miramos.

—si, no me gusta, pero tú!, No sé que pasa conmigo cuando te tengo cerca. — agarre su mano con ambas manos mías y la acaricie, era la primera vez que tocaba así a un hombre, y a pesar de que solo era un roces de mano lo sentí tan íntimo. — yo no sé que es acariciar a un hombre, y solo cuando estoy. — hice una mueca de fumar algo y este me entendió. — es que dejó que Charlie me toque, pero no es algo romántico ni nada, solo lo uso para saciar algo de mi y ya. — lo sentí tensarse y ponerse incómodo.

—eso quiere decir que el y tu se enrollan?.

— si quieres llamarlo así, pero eso no me importa, ya en realidad no me importa muchas cosas. — solté su mano y me gire a la ventana a mirar. — ya ni se que hacer.

— solo déjame entrar. — me señaló el corazón. — y curar tus heridas y ayudarte a salir de ese hoyo.

—no creas en fantasías ni cuentos de hadas, esto no es una novela de drama donde el chico salva a la chica y viven felices por siempre, esto. — nos señale a ambos. — es la vida real y en ella las cosas son crudas. — me miro serio.

— está vida es lo que uno quiere que sea aurora y si para ti es mejor dejar la batalla eres una cobarde. — no discutí eso pues tenía razón.

— tienes razón. — suspiré. —ahora creo que es mejor irme.

— a dónde irás, ya te dije que aquí estarás bien, mañana hay colegio y hoy ha sido un día largo vamos a por algo de comer y ya luego vemos que hacemos quieres. — lo pensé.

— me quedaré solo por hoy. — este asistió con la cabeza y una sonrisa cruzó sus labios.

— voy a preparar algo de comer.

— yo saldré, tengo que ver a Jorge.

— no vuelvas tarde por favor.

— si papá. — ambos reímos y yo salí de su casa, me puse su suéter negro que ví en el perchero y me coloque la capucha, el sol estaba en lo alto pero no había calor, noviembre era un mes un poco frío.

— me estás tomando el pelo, joder aurora todo esto es. — ya le había contado todo a Jorge y este estaba que no cabía en sí.

— todo es una mierda. — agarre un bolso que era mío y cogí un pantalón mío que había dejado algún día de esos que vine.

—Eros es tu héroe, ya me encanta como cuñado. — yo rodé los ojos.

— déjate de estupideces y más bien necesito ir a mi casa por unas cosas, pero no con Harry allí, así que tú me ayudaras. — ambos reímos cómplices.

— el escuadrón negro unido otra vez, a quien le jugaremos una está vez. — yo rei pues en algunas ocasiones le hacíamos bromas a las personas que nos caían mal y Jorge nos llamaba escuadrón negro.

— necesito sacar mis cosas de uso diario, pero será cuando se duerma o a ver si no está en casa.

— entonces vamos con eros mientras cae la noche?, Quiero ver a mi cuñado.

— si dices cuñado otra vez te corto la lengua. — se rió y juntos salimos a la casa de Eros.

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