Todo junto
¡Holis! ¿Me extrañaron~?
En un momento se escucho un disparo y al instante, el lobo de ojos rojos estaba encerrado en un gran bloque de hielo. Los toons se acercaron para tocar la fría superficie, mientras que Crazy se volteaba y le sonreía a la coneja que se acercaba a paso rápido.
-¡Hey Amore!- recargo su martillo por sobre uno de sus hombros, mirándola con una ceja arqueada. -¿Y? ¿Algo nuevo?- sonrío.
-Mug y Brain están uniendo los trozos- giro una pequeña rueda situada en el costado del arma que tenia entre manos, alzando la vista y mirando a la aventurera. -Debemos apresurarnos-
-¿Por?- enarco una ceja. -Si ya encontraron la manera de unir todo, no veo porque habríamos de apurarnos- sonrío enormemente. -Quiero patear traseros, aunque sea el de Red y Clouds- se dio vuelta, apretando el mango de su martillo y dispuesta a darle un buen golpe al bloque de hielo.
-¡Espera!- Amore se paro frente a ella. -Date cuenta que no todo debe ser pelea o aventura- la miro fijamente, esperando una respuesta.
-Es lo que soy, ¿recuerdas?- se encogió de hombros, indiferente.
-Nos estamos quedando sin tiempo- Amore sujeto su arma con una mano y levanto la otra, mostrando que ahora toda su mano derecha era completamente gris. -Si no nos apuramos, desapareceremos...- bajo las orejas. -...Ink desaparecerá y todo habrá terminado-
-No puede ser...- Crazy frunció el ceño algo molesta, dándose cuenta de que estaban en un gran problema. Miro su mano izquierda, gruñendo ligeramente al ver que esta parte de su brazo ya estaban de color gris.
-¡¿Qué?!- ambas se sobresaltaron, volteándose para ver que los toons estaban justo a su lado.
-¿Qué tan grave es eso?- pregunto Félix con preocupación.
-Supongo que...- Amore dudo. -...si todos los trozos pierden el color, ya no habrá vuelta atrás-
-Debemos apurarnos entonces- Mickey hizo una mueca, preocupado.
-Tengo una idea~-Bendy sonrío, llamando la atención.
-Pues dilo entonces- gruño Cup.
-Tranquilo Copita~- rio. -Solo deben mantener a esa cosa quieta por unos segundos- apunto hacia el lobo, quien en ese momento había roto el hielo con un gruño.
-Veremos que podemos hacer- asintió Oswald.
-¿Algo más?- pregunto Félix.
-Nha, solo préstenme al ratón- agarro el brazo de Mickey, quien parpadeo con sorpresa. -¡Volveré, no me extrañen!- se empezó a alejar mientras arrastraba a su amigo, quien se quejo pero lo siguió.
-No sé que planeo ese loco pero...- Crazy suspiro. -...espero que funcione- levanto su martillo, golpeando con fuerza al lobo que se abalanzaba hacia ellos y mandándolo a volar hasta chocar contra la pared al otro lado de la habitación.
-¿Como mantenemos quieto algo tan grande?- Oswald se cruzo de brazos.
-Yo tengo una mejor pregunta...- gruño Cup, logrando que lo miraran con confusión. -...¿Qué rayos tiene puesto?- frunció el ceño y señalo hacia el felino. Los demás se voltearon a ver a Félix, parpadeando con sorpresa al notar una gran diferencia: su pelaje ya no era negro, si no que era de un familiar amarillo con puntos negros.
-¿Eh?- el gato enarco una ceja al notar la mirada de sus amigos sobre su persona. -¿Qué?- pregunto sin entender.
-¿Qué es eso?- señalo el conejo entre curioso y extrañado.
-Solo es una cosa más que mi bolso puede hacer...- sonrío enormemente, moviendo su orejas al poder escuchar como el lobo corría hacia ellos y se lanzaba . -...¡y que sirve para esto!- se volteo de golpe y de un momento a otro, sus manos se agrandaron lo suficiente para agarrar al gran lobo justo en el aire.
-Increíble~- sonrío Crazy, llevando su martillo a su hombro.
-¿Pueden hacer algo con sus garras y colmillos?- Félix hizo una mueca al sentir algo filoso en sus manos. No dolía tanto como debería pero aun podía sentirlo.
-Yo me encargo~- rio Amore, apuntando con su arma y disparando rapidamente, sonriendo al ver que la miel ahora rodeaba el hocico y las patas del lobo.
-Buen tiro- sonrío el conejo. La coneja fucsia se sonrojo, sonriendo enormemente y con emoción.
-Ahora solo falta el demonio- suspiro la taza de pantalón rojo.
-No por mucho, Copita~- se escucho una voz con tono de burla.
-¡Bendy!- sonrieron al verlo acercarse pero terminaron mirándolo con sorpresa al notar que el cuerpo entero del pequeño demonio chorreaba tinta. -¿Qué te..?-
-Luego hablamos...- él sonrío, sus dedos deformándose hasta formar unas largas garras. -...ahora, evitemos perder a una amiga- sin pensarlo mucho, atravesó el pecho del lobo con su mano deformada e hizo una mueca, agarrando su brazo con su mano libre. Félix apretó ligeramente el agarre, mientras que Oswald y Cup se permitían relajarse por un momento. Las conejas sonrieron, ajando la vista y haciendo una mueca al ver que gran parte de su cuerpo ya estaba de color gris.
-Oh no...- Crazy y Amore se miraron entre ellas con pánico.
-Se nos acaba el tiempo- ambas se voltearon para ver con sorpresa al preocupado ratón. Ni siquiera habían notado que él se les había acercado.
-¡Lo tengo~!- sonrío el demonio, sacando su mano del pecho ajeno y mirando el trozo que encontró, notando que aun era rojo pero que estaba ligeramente descolorido.
-Que alivio...- suspiro Félix, soltando al lobo lentamente y notando como su piel se oscurecía rapidamente, quedando quieto en el suelo. Se rasco ligeramente una de sus orejas, al mismo tiempo que su bolso volvía a ser una cangurera rodeando su cintura.
-¡Chicos!- Mug corrió hacia ellos el corazón gris y a medio armar entre sus manos. -¿Los tienen?- se detuvo una vez que estuvo lo suficientemente cerca, sacando la botella de su bolsillo.
-Por supuesto~- sonrío Bendy.
-¡Genial!- sonrío, arrodillándose en el suelo y aceptando el gran trozo que el demonio le extendía pero levantando la vista al escuchar un suspiro profundo, todos viendo con atención a las conejas que se veían cansadas y grises.
-Hasta aquí...- Amore llevo su mano frente a su pecho, un trozo saliendo lentamente de ahí. Hizo una mueca al notar que el trozo ya estaba prácticamente gris. -...buena suerte- sonrío y cerro los ojos, cayendo como muñeca de trapo.
-¡Hey!- Mickey, siendo el más cercano, logro agarrarla y bajarla lentamente, dejándola en el suelo.
-Deben apurarse...- Crazy fue rápida en sacar el trozo de su pecho, agarrando el de Amore y extendiendo ambos hacia Cup con expresión seria. Cup los agarro, arrodillándose junto a su hermano y colocando los trozos en su lugar. -...nos estamos quedando sin...tiem...po- cerro los ojos y cayo, Oswald adelantándose para agarrarla y evitar el golpe. Mug fue rápido en vaciar lo que quedaba de la poción y viendo con algo de ansiedad como las grietas desaparecían lentamente hasta quedar una superficie totalmente liza pero el corazón, ahora rearmado, aun se mantenía opaco.
-¿Qué paso?- el conejo frunció el ceño.
-¿No funciono?- parpadeo el gato con sorpresa. Mickey hizo una mueca, bajando la cabeza con tristeza.
-No...- murmuro el menor de los hermanos taza, manteniendo la vista baja y los puños firmemente apretados. -...no, no, no, no...- gruño. -¡Debería haber funcionado!- podía sentir el pánico en su corazón y las lagrimas queriendo salir de sus ojos.
-Mug...- miro a su hermano con tristeza, sentándose a su lado y apoyando su mano en su hombro.
-¡Ella tiene que estar bien!- gruño el menor. -¡Ella debe volver!- y justo en ese momento, el corazón empezó a brillar con fuerza. Los toons vieron con sorpresa como el corazón volvía a ser lentamente de color rojo brillante, al mismo tiempo que todo a su alrededor cambiaba y muy pronto, se encontraban en medio de la gran sala del castillo, con el gran televisor y los sillones de colores.
-¿Pero qué...?- retrocedieron, sorprendidos.
-Bienvenidos~- frente a ellos estaba una coneja con las orejas caídas de pelaje blanco como la nieve y ojos azul cielo, con un vestido y chatitas celestes. Les sonrío con dulzura, mientras que los toons simplemente la miraron fijamente.
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