
Capitulo 21
Alessandro
Fije mi vista en los documentos que tenía en mis manos, mi mente estada distraída toda aquella semana, habían muchas cosas que me mantenían preocupado, la presencia de Carina de nuevo en mi vida era una de ellas, su forma de actuar estaba afectando mi relación con Chiara, no hallaba la forma de alejarla de nuestras vidas sin que hiciera la de ella miserable.
—Señor Marchetti el próximo fin de semana tiene programado un viaje a la sucursal de Malta, ¿desea que verifique su viaje? —preguntó Lory mi secretaria.
Mi mente distraída regreso a mi realidad.
—Lo siento Lory no he escuchado lo que has dicho.
—Que si desea que verifique su vuelo a Malta el día sábado —repitió.
—Creo que es posible que lo cancele, tengo algunos asuntos personales pendientes por resolver.
—Entiendo señor Marchetti, le agradeceré pueda informarme para cancelar la reservación del hotel y lo demás. También quiero decirle que el vendedor de bienes raíces ha enviado a su correo el modelo de casas con la características que ha pedido.
Asentí a la pregunta y le entregué la carpeta con los documentos a Lory.
—¿Puedes ocuparte de esto por mí? Me temo que no puedo concentrarme hoy en nada —bufe—. Te lo agradecería mucho.
Ella me dedico una sonrisa y aceptó encargarse de lo revisar lo que faltase. Lory abandonó mi oficina después de eso y me concentre en buscar una forma de arreglar las cosas entre Chiara y yo, habíamos pasado las últimas dos semanas separados el uno del otro y apenas cruzábamos palabras en la casa.
Y aceptaba que era toda mi culpa.
Tome mi móvil en las manos para llamarla, necesitaba hablar con Chiara escuchar su voz, a pesar de que sabía que estaba enojada por lo sucedido con aquella cena familiar y mi encuentro con Carina, estaba respetando su espacio, pero ahora la necesidad de sentir su compañía era más fuerte. Por esa misma razón había decidió escoger una nueva casa para nuestra familia lejos de lo que nos afectaba, no importaba si me ausentaba un tiempo del trabajo. Lo usaría para estar cerca de nuestro hijo y ella.
Llamé a su teléfono un par de veces, pero ella no contestó.
Chiara siempre contestaba mis llamadas y mensajes de texto, pero esta vez no sucedió.
Algo no estaba bien y temí lo peor.
Me levanté de aquel escritorio tan rápido como pude y cancelé todas mis reuniones de la tarde, no estaría tranquilo hasta saber que ella estuviera bien. Me dirigí a la salida del edificio para abordar el auto y ordenarle a mi chofer que me llevase a la casa de reposo tan rápido como fuera posible y antes de que subiera a este Carina me abordo a la salida.
—Buenas tardes Alessandro, ¿tienes un momento para hablar? —preguntó.
—Ahora no puedo hablar contigo Carina, ya te he dicho todo ese día, si sigues ocasionándome problemas con mi familia, me veré obligado a tomar acciones legales en contra tuya.
—Acciones legales debería tomar en contra de la mujer que tienes ahora a tu lado —gruño molesta—. Mira por tu cuenta lo que ha hecho —se quitó de encima el abrigo que llevaba revelando en su vestido blanco una mancha de pintura verde.
—¿Has visto Chiara? ¿Has ido de nuevo con ella? ¡Te dije que te mantuviera alejada de mi esposa! —exclamé furioso.
—¿Tu esposa?, ella aun no es tu esposa Alessandro. Esa mujer incluso me ha golpeado —señaló un moretón en su brazo—. Es una persona peligrosa, no debería estar cerca de otras personas, no la culpo la pobre está enferma. ¿Estás seguro que deseas que esté a cargo de tu hijo? Yo de ti lo pensaría dos veces.
No le creí a Carina nada de lo que había dicho, sabía perfectamente que Chiara sería incapaz de aquello, ella no era una mujer violenta y que recurriese a los golpes para solucionar todo. Así que lo que Carina decía era una mentira inventada por ella misma con el único objetivo de manipularme como lo había hecho en el pasado, pero esta vez no funcionaría.
—Chiara no sería capaz de golpearte, y aun así si lo hiciera, tú eres la única culpable por acercarte a ella y hostigarla.
—¿Le vas a dar la razón a esa intrusa? —se quejó.
Me acerqué con pasos firmes y la tomé de sus brazos con fuerza.
—Te lo repetiré por última vez, aléjate de ella, no quieres conocer en el hombre en que me puedo convertir cuando lastiman a lo que más quiero —la amenacé para después soltarla y subir al auto.
El conductor me informó en el camino que había dejado en la casa de reposo a Chiara, pero que ella no lo había llamado para llevarla de regreso a la casa o llevarla a otro lugar. Temí que hubiera tomado la decisión de abandonarme después de nuestra conversación.
Muchas cosas pasaron en aquel instante, pero solo sabría la verdad una vez llegara a la casa de reposo y hablara con ella.
Después de unos minutos el chofer estacionó a las afueras de la casa de reposo de mi padre, corrí por ese pasillo y la busqué por todos lados hasta llegar al salón de pintura, pero ella no estaba allí.
—¿Señor Marchetti? —pregunto una de las enfermeras a mi espalda.
—Buenas tardes, busco a mi esposa, ¿la has visto hoy?
—Sí, la señora Marchetti estuvo dando sus clases de pintura hasta las cuatro pero después de eso abandonó la casa, no se veía muy bien después de su conversación con aquella mujer.
Carina.
—¿Podrías decirme cuando fue la última vez que la viste?
—A eso de las cuatro quince —contesto.
—Gracias.
Volví a tomar mi teléfono en las manos, llame de nuevo a su número pero esta vez no había tono de llamada, era como si estuviese apagado. Me volví loco con aquello.
¿Dónde estaba? ¿A dónde demonios había ido?
Deje la casa de reposo y marque el número de mi abogado, podría serme de ayuda para buscar información con la policía en caso de que ella hubiera desaparecido, cuando este tomo la llamada lo que me alerto aún más fue lo que dijo por teléfono confirmándome que el lunático de su ex novio Lorenzo había salido bajo fianza unas horas antes.
Maldije internamente.
Estaba seguro de que ese hombre tenía algo que ver con que Chiara hubiese desparecido, ella no tomaría ninguna decisión sin antes decírmela. Lo mejor era acudir ante una estación de policía y advertirles sobre su desaparición, aunque era posible que me respondieran lo de esperar cuarenta y ocho horas para darla como persona desparecida.
Me volvería loco con dos días sin noticias de ella, no podría pensar en nada bueno de ese hombre. Él era un problema andante para ella y el bebé.
Le pedí al chofer llevarme a la estación de policía más cercana para hablar con ellos y ponerlos al tanto de lo que sucedía. No quise preocupar a la madre de Chiara con su desaparición ella se podría enfermar de la impresión, así que solo me comunique con ella para confirmar que Chiara no se encontrase con ella.
—Señor Marchetti en estos casos lo mejor es esperar las cuarenta y ocho horas, solo así podremos emitir una alerta por desaparición —dijo el oficial.
—Eso lo sé perfectamente, pero le estoy confirmando que ese tipo es peligroso, y ahora anda suelto por las calles. Él está detrás de la desaparición de mi esposa, ¿que no entiende? Deben buscarla, ella esta embrazada, su salud es delicada.
—Entiendo su angustia, pero esto se sale de nuestras manos. Mi consejo es que si desea encontrar a su esposa organice un grupo de búsqueda. Quizás ella solo este con una amiga, o haya ido con algún familiar, las mujeres toman decisiones así cuando se pelean con sus maridos.
—Ella no se iría de casa sin decir a donde, tampoco pondría en riesgo a nuestro hijo.
—Haremos algo, pondré a unos cuantos de mis hombres al tanto de la situación y si ellos ven a una mujer con la descripción de su esposa, le daremos aviso, ¿le parece?
Acepte aquello, pero no me iba a ir sin los brazos cruzados. Así que yo mismo me encargaría de buscar, así me tomase toda la maldita noche y el día lo haría, no descansaría hasta saber de ella.
**
Leandro era la persona a la cual Chiara solía recurrir en estos casos, y aunque nuestra relación nunca ha sido la mejor no podía pasar por alto la posibilidad de que ella estuviera en su apartamento como la última vez. Así que conduje hasta su complejo de apartamentos para buscar por mi cuenta.
Una vez llegue al lugar tome el elevador para ir hasta el último piso, toque el timbre un par de veces y Leandro finalmente abrió.
—¿Alessandro? —me miro sorprendido al verme allí parado a esa hora de la noche.
No dije nada y lo hice a un lado para meterme y buscar dentro.
—¿Qué haces? ¿A qué o quién demonios buscas? —preguntó molesto.
—Chiara, ¿está contigo?
—¿Qué? —me miro como si hubiera enloquecido—. Mira, si estas borracho lo mejor es que no armes un escándalo y et vayas de aquí.
Me giré hasta él.
—¿Te parece que estoy borracho? —le repliqué furioso—. Chiara no ha regresado a casa, ella desapareció y no sé a dónde ha ido.
—¿Cómo dices?
—Ella se fue Leandro, despareció. Y ese tipo, su ex novio, está suelto por ahí, temo que le haga daño a ella y al bebé.
—Está bien, cálmate Alessandro. Quizás solo haya ido a dar un paseo para estar sola con ella misma, no es que este muy feliz contigo después de lo que hiciste.
—Ella no se iría sin decirme antes, algo le sucedió.
Leandro notó la angustia en mi rostro se acercó hasta su cocina y saco de su mini bar una botella de whisky junto a dos vasos, luego se regresó hasta mi para extenderme un trago.
—Ten, no te ves bien —dijo.
—No tengo ánimos de beber en un momento como estos —me moví de un lado a otro—. Si le sucede algo solo será mi maldita culpa —dije exasperado—. Me comporte como un idiota con ella. Y después..., no hice nada para que tuviera confianza en mí. Tienes razón no merezco que Chiara se quede a mi lado.
Leandro se tumbó a una de las sillas de cuero.
—Si no te vas a tomar tu trago me lo tomaré yo.
—Sabía que venir contigo seria tiempo perdido —alegué al ver su reacción.
—¿Qué puedo decirte Alessandro? no diré que te lo dije, porque sabes que lo hice. Todos los males de ella se resumen a ti. Solo sé que culparte no ayudara a encontrarla, si quieres recuperarla y si dices que ese tipo es peligroso lo mejor es que aceptes que te ayude.
—No sé si confiar en ti Leandro, ¿sabes porque? Tienes la respuesta.
Furioso tiró a un lado el vaso de vidrio rompiéndolo para después levantarse de la silla.
—¡¿Cuántas malditas veces tendré que decirte que no tuve nada que ver con Carina?! Yo nunca me metí con ella Alessandro. Te advertí que clase de mujer era y tú te cegaste por ella, tu obsesión te cegó y preferiste creerle.
—Tú eras mi hermano Leandro, encontré tus cosas, tu ropa en mi habitación, ¿cómo explicas eso?
—No sé cómo demonios llegaron allí. Carina solo quería meterse en nuestra familia, primero lo intento conmigo, pero como no le seguí su juego se involucró contigo y cuando quise advertirte ella usó la mentira de que te había engañado conmigo y que me había vuelto loco por ella. Alessandro ella arruinó nuestra relación, ¿que no lo ves? Está haciendo lo mismo contigo y Chiara.
No sabía si creer en las palabras de Leandro, había durado todos estos dos últimos años alejado de él creído en que me había traicionado, me costaba personarlo, aún no había olvidado lo que mis ojos habían visto aquel día en que creí en Carina.
—¿Puedes creerme esta vez al menos? ¿O tu orgullo es lo suficiente grande para aceptar que te equivocaste?
Me quedé en silencio y tomé las llaves de me auto para marcharme de allí.
—Alessandro, ¿a dónde vas? Voy a ayudarte a buscarla.
—Gracias Leandro, pero esto ha sido mi culpa. Yo me encargaré de traerla de regreso a casa.
Abandoné el edifico de Leandro tan rápido como pude para tomar mi auto la lluvia que caía fuertemente no me impidió seguir con mi búsqueda por toda la ciudad, había incluso impreso una fotografía suya para buscarla con las personas cercanas a la casa de reposo y los lugares que se encontraban más cerca de la zona.
Su terapeuta me había confirmado que Chiara había aceptado ir a su consulta pero que nunca llegó, lo cual me confirmaba aún más mis sospechas de que Lorenzo tenía algo que ver con ella.
Y si él le había hecho algo, lo mataría con mis propias manos sin importarme si con ello me iba a una cárcel.
Me encargué de buscarla en las plazas principales de la ciudad, en las estaciones de tren, en el aeropuerto, no había nada que me informara que se hubiera ido de la ciudad, Chiara tenía todas sus cosas en casa, ella no iría sin dinero a ningún lado. La busqué por horas, la busqué hasta la madrugada del día siguiente sin saber nada de ella.
Al final me senté derrotado en una de las bancas vacías de uno de los tantos parques de la ciudad, era muy tarde ya, y no había encontrado ningún rastro de ella, me sentía como un inútil.
Nunca había entendido el significado de las cosas importantes en mi vida, creía que todo se reducía a trabajo y a tener una esposa linda que te recibiera en casa después de una larga jornada, una persona con la cual hablar de tu día, planear vacaciones juntos, viajar y disfrutar tiempo los dos como una pareja normal.
La idea de tener hijos no se me cruzó nunca por la cabeza, a pesar de que mi padre lo deseaba desde hace tiempo. Hasta antes de conocer a Chiara mi vida parecía envidiable ante todos y bastante perfecta, pero estaba muy equivocado.
Me había equivocado todo este tiempo.
Y entonces Chiara se cruzó conmigo, en una noche todo cambio para ambos. No vi el sufrimiento en su vida, ese que intentaba disfrazar bajo una sonrisa solo pensé en mí y en las consecuencias que tendría el tener un hijo con otra mujer, fui egoísta al pensar en mi primero antes que ella.
Chiara fue el inicio para darme cuenta de que estaba más solo que nunca, me costaba admitir mis sentimientos por ella, aceptar que la quería aun cuando no recibía de mí nada a cambio, entonces me propuse protegerla, me prometí reparar sus heridas. Pero no puedo deshacer lo roto, la he lastimado a ella.
Ahora me encuentro perdido en mí mismo, porque sin ella no soy nadie.
Eres un idiota Alessandro —me susurré a mí mismo mientras me contenía las ganas de no llorar.
Desde la muerte de mi madre nada me había roto lo suficiente, nada me había causado el derramar mis lágrimas como el día de su funeral, nada, hasta que el doctor Giuliani confirmó que podría perderla cuando diera a luz. En ese momento todo en mí se nublo, se volvió blanco y negro. Quise refugiarme en mi mismo para no admitir que me dolía, pero dolía, sentía como vidrios rasgarme la piel, el corazón.
No estaba listo para perderla.
Pero ahora la había perdido por mis acciones, por no ser lo suficiente para ella, para el bebé, por no cumplir mis promesas.
Me sentía culpable hasta la medula.
El teléfono vibró de repente en mi bolsillo, tome la llamada inmediatamente, escuche la voz de un hombre detrás de la línea.
—Señor Marchetti soy el oficial Greco, nos comunicamos con usted porque tenemos información que le puede interesar sobre la desaparición de su esposa.
—¿Acaso la han encontrado? —pregunté ansioso.
—No precisamente, me temo que no son muy buenas noticias, una persona reportó a la policía un cuerpo flotando sobre uno de los riachuelos de la ciudad, la mujer tiene las mismas características de su esposa, pero es necesario que venga a reconocer el cuerpo a la morgue en caso de que se trate de ella.
Me quede en silencio ante aquello, no podía ser cierto. No podía ser ella, me negaba.
—Señor Marchetti, ¿me escucha?
—Sí, lo he escuchado —dije en un hilo de voz.
—Sé que es difícil para usted, pero lo mejor en estos casos es descartar si se trata de ella o no.
Las lágrimas se acumularon en mis parpados, un nudo se creó en mi garganta. Aquello no es lo que esperas escuchar cuando buscas a un ser querido, es la peor pesadilla de cualquiera.
Y ahora era una pesadilla que me estaba sucediendo a mí.
—Iré enseguida —contesté y colgué la llamada para tomar el auto. Las lágrimas bajaron por mi rostro.
¿Y si era ella? ¿Cómo lo iba a soportar? ¿Cómo podría con aquello?
***
Si les ha gustado el capitulo no se olviden de dejar sus votos y comentarios, pero antes unas preguntas:
Alessandro desea comprar una nueva casa para él y Chiara, ¿estuvo bien esa decisión?
¿Qué piensan de la conversación de Alessandro y su hermano?
¿Creen que Carina tenga algo que ver con la desaparición de Chiara?
La llamada que recibió Alessandro de la policía lo asusto, ¿creen que sea verdad?
**GRACIAS POR SU APOYO**
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