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Siempre he creído que lo que hago milagros.
Ayudo a las personas, las salvo, me agradecen.
Las llamas del fuego me pueden resultar tan calidas y hermosas, pero a la vez aquella belleza que me llega a parecer abrumadora me podría consumir por completo reduciendome a un sucio puñal de cenizas, en el mejor de los casos solo me tomaría entre sus manos y dejaría sus marcar de amor de mi piel, tostandola y besándola; su amor duele, arde, pero a la vez es lo más hermoso que puedo experimentar.
Me he enamorado de lo peligroso que puede ser el fuego, de los daños que me puede hacer, su calor, su olor, me a ayudado a poder sentir el extasis de un milagro recorrer cada fibra de mi cuerpo, mi cuerpo recubierto de aquellos besos cariñoso.

No creí que pudiera existir algo tan maravilloso como las llamas de la combustión, pero ahí es donde apareció mi propio milagro.

Una vez cuando me metí a rescatar a un teatro en llamas pude percibir el aroma más exquisito que jamás podría haber olfateado.
Nunca tuve mi sub-género, alfa, tan presente como ahora, pero en ese momento pude sentir mi cuerpo aún más vivo que nunca, aquel fuego que me recubria por completo ahora era una miseria comparado con ese exquisito aroma.

Corrí por los pasillos tratando de encontrar a aquel ser que emanaba tan delicioso perfume hasta que pude llegar al escenario principal, ahí pude ver a una persona tratando de salir de bajo de algunos escombros, me apresure a sacarlo debajo de esas vigas de madera.

Al sacarlo de abajo de esos escombros aquella fragancia se hizo más fuerte, ojalá hubiera podido ver el rostro del dueño, su cara estaba llena de besos dejados por las llamas y el resto estaba recubierto de cenizas. Me apresure a sacarlo de ahí y llevarlo conmigo.

Cuando lo pude sacar le dieron atención de inmediato, en ese momento ya nisiquiera me importo si hubiera más sobrevivientes bajo el fuego esperando ser rescatados, yo ya había encontrado lo que había estado buscando por años.

He encontrado mi milagro.

- Hoy hay sido un día muy pesado. - Hablo una chica pelirroja de ojos azules, estaba terminando de guardar sus cosas en la mochila escolar que tenia.

- Vamos, Lily, una vez tengas trabajo como yo la escuela te va a parecer tan fácil como contar hasta 10. -

- No es solo la escuela, Florian, sabes que aún tengo que ir al psicólogo, mi abuelo se va a poner triste si falto a mi cita de hoy. -

Florian soltó un suspiro largo solo para al final dar una pequeña risa. - Lo recuerdo, tú abuelo aún se sigue haciendo cargo de tí y tú hermano después de lo que ocurrió con tus padres, si mal no recuerdo. -

El rostro de Lily se volvió triste al recordar lo que había ocurrido los últimos años: su hermano, piloto de carreras, había sufrido un accidente que sufrió dejó con daños cerebrales, su madre desapareció y su padre murió por razón que ella aún desconocía, todo esto le habia ocasionado una terrible depresion y frecuentes ataques psicóticos. Florian al ver el efecto que ocasionó en la menor quizo cambiar el tema rápidamente.

- Ah, si, ahora que lo recuerdo en unos meses a ti y a tus compañeros les van a hacer la prueba para determinar si son Alfas, Betas o Omegas, incluso podría salir alguno extra... ¿quizás un Kappa? Seria interesante. -

- Me gustaría ser una Alfa, pero incluso ahora no he podido manifestarme como ninguno, capaz solo sea una Beta. - Ahí estaba la mirada y sonrisa característica de Lily, en ese momento Florian sintió alivio y dejó escapar el aire pesado de sus pulmones.

Florian espero a que Lily terminara de guardar sus cosas para tomar su mochila y cargarla, entre ellos ya se había hecho rutina a pesar de las malas miradas que recibían.
¿Cómo es que una chica de 17 años había terminado siendo amiga de un hombre de 24?
No es una historia muy larga ni interesante.

Florian comenzó a ir al Psicólogo una vez que se dio cuenta que no podía sacarse a ese omega de la cabeza, ese aroma de roble no era común entre los de su clase; el aroma dulce de los omegas no le atraía mucho, pero el de él fue tan delicioso que lo hacía delirar el solo recordarlo.

Fue a un psicólogo por primera ves en su vida solo para poder saber que tipo de obsesión era aquella que lo hacía babear solo con recordar a ese omega.

Mientras esperaba su turno en la sala de espera su atención fue llamada por una niña pelirroja que también lo estaba mirando, estaba sentado a lado suyo y poco a poco comenzaron a hablar, ambos entablaron una conversación y se entendieron al instante, pero después de un tiempo Florian dejó de ir ya que el psicólogo que le atendía solo relacionaba lo suyo con el supuesto encuentro de su "destinado" lo cual sólo molesto a Florian.

El estaba perfectamente consciente en la existencia de los destinados, pero se suponía que ambos entraban en celo a penas se encontraban o pudieran olfatearse, así que no creyó mucho en las palabras del psicólogo y dejó de ir pocas sesiones después.

Pero ya que Lily iba sola y regresaba sola Florian se ofreció a acompañarla, sabía que había muchos enfermitos por ahí y quería cuidarla, era como otra forma de hacer sus milagros.

Con el tiempo también pudo hacerse amigo de su abuelo así que confiaba en el para cuidar a su nieta, y así fue como incluso la termino recogiendo de la escuela una vez su clase de las 6 terminaba.

Ahora ambos iban de camino al psicólogo, las citas de la joven siempre era después de la escuela lo cual le quedaba bien a Florian ya que su turno terminaba unos 10 minutos antes de que la niña saliera, era fácil para el recogerla y llevarla a sus citas.

Una vez llegaron se sentó a su lado y comenzaron a platicar de cosas sin sentido, realmente Florian no estaba prestando mucha atención a la conversación pues tenía sueño y esperaba aunque sea poder dormir un rato en lo que Lily estaba en su sesión, o ese era su plan hasta que aquel aroma con el que había estado obsesionado esos últimos años se colo por sus fosas nasales haciéndole estremecer completamente.
Para su suerte Lily ya había entrado con el psicólogo así que él ahora tenía la posibilidad de buscar el dueño de ese perfume.

Comenzó a caminar por la sala de espera hasta llegar a una parte del hospital en la que no había estado nunca, era una zona tipo farmacia donde se vendían medicamentos para poder tratar enfermedades mentales, ahí fue donde Florian se perdió con completo.

Frente a él había un chico poco más alto que él, de pelo castaño y piel tan pálida que parecía muerto, por unas pequeñas marcas en sus dedos podía notar que el fuego lo había besado, tenía que ser él.
Se acercó lentamente siendo guiado por su instinto hasta poder tocar el hombro del otro hombre.

Cuando el omega se giro el rostro de Florian cambio drásticamente a uno de sorpresa pura al poder mirar por fin la cara de aquel omega; su rostro afilado, esos labios emberrinchados, su mirada decaída que parecía triste y mansa, luego vio el otro lado de aquel rostro.
La mitad de su cara estaba llena de besos del fuego.

Ese hombre...

Ese hombre era
Totalmente su tipo.

Como si se hubiera perdido en mismo tomo con fuerza el brazo del omega y lo atrajo hacia su cuerpo como si quisiera devorarlo.
¿Este era aquel celo de destinado del que el psicólogo le había contado?
No lo sabría, pero pareciera como si el omega no se resistiera y en vez de evitarlo colaborara con él.

No sabia que hacia.
No sabia que es lo que ocurriría.
Solo quería tener a ese omega entre sus brazos.
Iba a hacerlo suyo en ese momento.

Estoy harto, no podía encontraste historias de este ship así que me recordé: "soy escritor, puedo escribirla yo"

No se cada cuanto haga actualizaciones, pero se que esta historia si le voy a hechar ganas.

Nos vemos hasta la siguiente actualización.

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