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No perdí a nadie, me perdieron. Siempre me esmere por dar lo mejor, me entregue sin condición, me arriesgue a todo por amor. Luché muchas veces con ese ser insoportable que llevaba por dentro. Tenia miles de miedos y varios demonios internos. Aun con todo eso, siempre estuve ahí mostrando lo mejor de mí.
No me arrepiento de lo entregado, mucho menos del tiempo ya dedicado. Me quedo con aquella tranquilidad de saber que lo que hice fue de buena intención, todo lo que di, siempre fue sincero y de corazón. Hoy en día, sonrío y vivo feliz porque yo jamás perdí, me perdieron
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