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¡no se olviden de comentar y votar!
este capítulo es muy, pero muy largo, y aburrido también. Aún así, agradecería sus comentarios
por otro lado, quiero comentar algo que me llamó la atención en el capítulo anterior sobre un diálogo:
"— Abusé de ti, TaeHyun — corrigió el Alfa duramente, no con TaeHyun, sino con él mismo —, fue un abuso, no hay otra palabra para mi acción.
TaeHyun lo sabía, lo tenía más que claro, no obstante, a él no le gustaba decirla, pensarla, imaginarla. Era... era una palabra con un significado horrible que él prefería olvidar.
— Sí — aceptó el Omega —, fue eso. Un... un abuso — supo amarga en su boca e hizo un mohín de manera inevitable —, un abuso que se relacionaba con YeJin, ¿no es así?"
Algunas personas comentaron aquí que la última frase fue un justificativo hacia lo que le hizo BeomGyu a TaeHyun, probablemente pensando que lo que le hizo YeJin a BeomGyu terminó provocando el accionar de BeomGyu. Sin embargo, quiero aclarar que TaeHyun no dijo eso en dicho sentido, sino que lo dijo para comprender la cadena de eventos que BeomGyu menciona posteriormente a eso: las acciones de BeomGyu para enfrentar el trauma. Creo que es importante aquí entender un hecho, y es que COMPRENSIÓN no significa JUSTIFICACIÓN. TaeHyun COMPRENDE, pero no JUSTIFICA. Él se preguntó muchas veces por qué BeomGyu fue así, actuó así, hizo esas cosas, y en ese diálogo él logra, finalmente, COMPRENDERLO, más no JUSTIFICARLO. Él comprender ahora por completo que las acciones de BeomGyu provienen de un trauma profundo en su niñez, un trauma que lo marcó y está aprendiendo a sobrellevar, pero no lo JUSTIFICA.
Quizás mi error fue no dejarlo del todo claro en el diálogo, pero pensé que se sobreentendía. Pido perdón, y ahora sí a leer jejeje
El viaje hacia Los Ángeles duraba cerca de seis horas, pero la diferencia horaria entre una ciudad y otra era de tres horas.
— Es todo un lío — barboteó SungHoon, mirando a HeeSeung con el ceño fruncido —, o sea, ¿llegaremos...?
— A las una de la tarde, idiota — dijo HeeSeung, concentrado mientras jugaba en la antigua consola que dejaron en Corea y que BeomGyu les Ilevó en ese viaje. — ¿Cómo siquiera vas a aprobar este año?
— El idiota eres tú — SungHoon lo miró con mala cara. — ¡Dame la consola, llevas jugando una hora y me toca a mí!
— ¡Quítate! — se quejó HeeSeung cuando el Omega trató de quitarle el objeto. — ¡No he perdido, por lo que no debo pasártela todavía! ¡No es mi culpa que seas pésimo jugando!
— ¿Quieren callarse? — regañó TaeHyun en un susurro bajo. — Les voy a quitar esa consola si siguen peleando.
SungHoon se cruzó de brazos y HeeSeung le sacó la lengua. TaeHyun rodó los ojos, cruzándose de brazos.
— No seas malo con ellos — le dijo BeomGyu, que llevaba a una dormida YeSeo en brazos —, tú sabes cómo son...
— ¿Quieres que me enfade contigo también? — replicó TaeHyun, y BeomGyu decidió cerrar su boca.
El resto del viaje transcurrió con calma. TaeHyun terminó quedándose dormido poco después y, cuando despertó, su cabeza estaba apoyada en el hombro de BeomGyu, que estaba jugando en su celular. Aunque eso no fue lo que lo preocupó, sino el hecho de que HeeSeung le estaba mirando con el ceño ligeramente fruncido. TaeHyun miró hacia otra parte, como si no se hubiera dado cuenta.
A las una y media de la tarde, estaban ya caminando hacia la salida del aeropuerto, aunque se detuvieron porque SungHoon quiso ir al baño. TaeHyun aprovechó de ir también, y HeeSeung decidió girarse hacia BeomGyu una vez quedaron a solas (y YeSeo no contaba, porque estaba dormitando todavía).
— Te estás sobrepasando — dijo HeeSeung con tono helado.
BeomGyu lo observó, un poco sorprendido por esas palabras. No fue tanto el frío comportamiento, pues si bien HeeSeung ahora parecía tolerar su presencia un poco mejor, eso no significaba que ellos hablaran demasiado. Su hijo, más bien, se inclinaba por ignorarlo y hablarle solo lo estrictamente necesario. Hubo un ligero acercamiento por el regalo que le hizo el día anterior y haber ido a verlo a su presentación, pero más allá de eso, HeeSeung fingía que él no estaba. Esa mañana, por ejemplo, solo lo saludó con una inclinación de su cabeza y no le había hablado por el resto del viaje.
— ¿HeeSeung? — preguntó con tono precavido.
— Te estás sobrepasando — repitió HeeSeung —, tú y mamá no son nada, pero le sigues tratando como si estuvieran en una relación romántica. Esto no está bien.
BeomGyu trató de no parecer culpable mientras escuchaba esas palabras. Sentía como si lo hubieran descubierto haciendo algo malo, lo que era un poco ridículo considerando que HeeSeung era su hijo, ¿no es así? Sin embargo, no pudo evitarlo, y no quería imaginarse como es que iba a reaccionar si es que descubría que él y TaeHyun se habían besado un par de veces. Era como si tuviera diecisiete años y estuviera en una relación prohibida. Santo Dios...
— No debes ponerte así, HeeSeung — dijo con suavidad.
— ¿Y cómo es que debería ponerme? — farfulló HeeSeung, y el enfado se filtró en su voz. — ¿Quieres que me ponga feliz? Por favor, papá, que te esté tolerando un poco más no significa que las cosas cambien demasiado. Si lo estoy haciendo, es por mamá y mis hermanos, por nada más, así que esos sueños de que vamos a volver a ser una familia feliz y unida bórratelos de la cabeza.
Oírlo no fue una sorpresa y, aunque estuviera preparado, no disminuyó demasiado el dolor. No había creído que, de un día para otro, su relación con HeeSeung daría un giro de ciento ochenta grados, pero una parte suya esperaba un pequeño avance, por muy insignificante que pudiera parecer.
— No espero que seamos otra vez esa familia, HeeSeung — habló, tratando de que su voz no temblara.
— Bien — el Alfa menor se cruzó de brazos —, porque eso no ocurrirá jamás. Y es mejor que no malinterpretes las acciones de mamá, que si lo hace es porque te debe tener pena.
Eso realmente dolió, aungue trató de no demostrarlo. Solo acarició la espalda de YeSeo, como si ese gesto pudiera calmar un poco la angustia de su corazón mientras fingía que las palabras duras de HeeSeung no calaron profundo en él.
— HeeSeung...
Sus palabras se cortaron cuando TaeHyun apareció e, incluso, la expresión de HeeSeung pareció relajarse al verlo acercarse. La conversación quedó hasta ahí y sabía que no valía la pena seguir intentándolo, pues era evidente para HeeSeung que no quería seguir hablando con él. BeomGyu no pudo evitar sentirse afectado por lo que le dijo su hijo y más por el hecho de que él, quizás, también tenía momentos en los que pensaba que esas palabras eran reales.
Claro que lo eran, ¿cómo no? TaeHyun tenía un corazón amable y dulce aunque no lo pareciera, siempre se preocupaba en exceso de los demás y, en especial, de las personas a las que apreciaba y amaba. Tuvo que haber sentido compasión por él debido a lo de YeJin, quizás viéndolo como un pobre Alfa que nunca fue amado por nadie. Se compadeció de él y decidió darle esos besos como una forma de contenerlo, pero nada más que eso, era evidente en cualquier sentido.
— ¿BeomGyu?
La voz de TaeHyun lo sacó de sus pensamientos. Había estado tan metido en ellos que, cuando volvió en sí, se dio cuenta de que estaban en el Uber. Estaban avanzando por las calles de Los Ángeles, una soleada y calurosa ciudad turística con costas y playas en el océano Pacífico. Se quedarían hasta el martes a medianoche, habían decidido, para aprovechar bien esos días en aquella ciudad. La competencia de JungWon era el sábado, por lo que tenían libre el domingo, lunes y parte del martes para visitar algunos sitios. Habían decidido ir el domingo a Santa Mónica, el lunes a Disneyland y el martes a la zona de Hollywood y Beverly Hills. Era un viaje bastante caro, sin embargo, TaeHyun había logrado ahorrar mucho esos últimos tres meses debido al dinero que le enviaba BeomGyu y pensó que sus cachorros se merecían esas cortitas vacaciones.
— ¿Sí? — preguntó BeomGyu, parpadeando para salir de sus pensamientos.
— Has estado muy callado — comentó TaeHyun.
BeomGyu pudo imaginarse que eso llamó la atención de TaeHyun, considerando lo atento que era con el resto de las personas. Debía estarse preguntando si le pasaba algo, pero, a pesar de que eso fuera así, el Alfa no quería mencionarlo. ¿No sería darle la razón a HeeSeung, después de todo? Si se lo contaba a TaeHyun, de seguro sentiría pena de él.
— Estoy algo cansado por el viaje — mintió, y por la expresión del Omega, era fácil saber que no le creyó. No era un gran mentiroso.
Para su fortuna, TaeHyun consideró no presionar en el tema, pues los niños estaban presentes. Así que solo asintió con la cabeza, oyendo a los cachorros parlotear sobre lo grande y brillante que era la ciudad.
La competencia de taekwondo se llevaría a cabo en Los Angeles Convention Center, un recinto que quedaba en medio de la ciudad. JungWon, junto con el resto de sus compañeros y profesores, se estaban alojando esa noche en el InterContinental Los Ángeles Downtown, un hotel que quedaba a pocas cuadras del centro donde se realizaría el evento. En cambio, ellos buscaron un departamento que arrendar por esas noches.
Los primeros en llegar a su destino fueron TaeHyun y los cachorros. Mientras se bajaban y agarraban las maletas, TaeHyun se inclinó un poco.
— Juntémonos en una hora más para ir por JungWon y vamos a comer — le dijo, y BeomGyu asintió con la cabeza, despidiéndose con un murmullo débil.
TaeHyun salió del taxi con el ceño fruncido y gesto disconforme, observando el taxi seguir andando hacia el destino del Alfa, que estaba a unas dos cuadras más lejos de ellos. BeomGyu tenía ese gesto inquieto en sus ojos, una expresión parecida a la de dos días atrás, cuando tuvo esa conversación con YeJin. No pudo evitar preguntarse qué había pasado para que sus ánimos bajaran, fue algo repentino, y la preocupación era grande en él. Su lazo con BeomGyu parecía estar tirando un poco de él en señal de necesidad.
Trató de aplacarlo solo para decirle a los niños que fueran al departamento. Era grande, con dos camas de dos plazas, un baño y una cocina americana junto con un pequeño living. HeeSeung decidió bañarse primero, por lo que TaeHyun lo aprovechó para llamar a JungWon y preguntarle como iba todo. Su cachorrito estaba muy emocionado por la competencia y parecía también un poco desesperado por verlos, quizás nervioso y algo ansioso. Tuvieron un último entrenamiento esa mañana y, ahora, iban a recorrer los alrededores y buscar un lugar en el que almorzar. Le prometió que pasarían por él pronto, así que debía esperarlos listo.
TaeHyun había estado pensado demasiado sobre lo que ocurrió en esos últimos días. Él no se sentía mal o incómodo volviendo a compartir tanto con BeomGyu, era algo... algo natural en él. No había que malinterpretarlo tampoco en el sentido de que TaeHyun lo había perdonado o que quería volver a él como pareja en el sentido Alfa-Omega. Sentía que... que los dos se estaban tomando su tiempo y avanzando de manera lenta y precavida, cuidadosa y siempre respetando los límites del otro. Era como... como volver a conocerse, como si los dos regresaran a esa etapa en donde estaban recién saliendo. TaeHyun sobre pensaba demasiado sin poder evitarlo una vez estaba a solas, cuestionándose mucho: ¿era correcto? ¿Estaba bien? ¿Era un iluso por eso? ¿Estaba estancado?
¿BeomGyu le volvería a hacer daño?
Ese era el pensamiento que más le carcomía. ¿Le haría una vez daño, trataría de embaucarlo y buscaría volver a esa dinámica que mantuvieron durante tanto tiempo? ¿Él se lo permitiría? Cuando esas ideas aparecían en su cabeza, no podía evitar que el miedo apretara su estómago y, al final, tenía que respirar con profundidad para no dejarse dominar por el pánico.
Sin embargo, en el instante en que volvía a hablar con BeomGyu, a interactuar con él, aquellas ideas desaparecían de su cabeza. En el momento en que se acercaba al Alfa, su Omega buscaba envolverse en su aroma, revolcarse y acurrucarse. Meditaba mucho sobre esa reacción, comparándola con esos meses en los que su relación con BeomGyu se rompió: ahí había miedo, rechazo y lejanía; por el contrario, ahora había aceptación, deseo y cercanía. TaeHyun no sabía muy bien qué significaba eso, así que decidió que cuando tuviera su hora con el psicólogo, lo hablaría largamente con él.
Una vez todos se bañaron y cambiaron, salieron y se juntaron con BeomGyu a pocas cuadras, que también se dio un baño para poder despejar su mente. Pidieron ahora un Uber que les llevara al hotel de JungWon, que les estaba esperando en recepción con expresión ansiosa.
— ¡Llegaron! — exclamó, poniéndose de pie y yendo a abrazar a BeomGyu. — Papá...
BeomGyu le acarició la espalda en círculos tranquilizadores, soltando feromonas de cariño y soporte.
— No debes estar nervioso, cachorro — dijo BeomGyu con amor —, lo harás bien. Lo importante es que disfrutes esto.
— Sí... — JungWon suspiró —, pero quería decirte que tengo mucha hambre...
BeomGyu lo miró con mala cara mientras que SungHoon estallaba en carcajadas. TaeHyun rodó los ojos y HeeSeung bufó, aunque una sonrisa luchaba por curvar sus labios.
Al final, salieron y buscaron algún lugar en el qué comer. JungWon comenzó a parlotear sin poder evitarlo, yendo de la mano de BeomGyu y contándole todo sobre la competencia y cómo se llevaría a cabo.
—Vas a tener que llevarlo con el neurólogo — dijo SungHoon a mamá —, habla hasta por los codos, como un loro, no creo que eso sea normal.
— ¡Oye! — JungWon enrojeció. — ¡Eres muy malo!
— Estás muy malo con tu hermano menor — regañó TaeHyun, dándole de comer a YeSeo.
— Siempre fue malo con él — dijo HeeSeung —, ya sabes, no creo que esconderle los juguetes sea de un buen hermano mayor...
Ahora fue el turno de SungHoon de indignarse ante esas palabras, comenzando una discusión entre los tres cachorros. BeomGyu los miraba con el ceño fruncido.
— Déjalos — le dijo TaeHyun, aburrido —, como antes no peleaban mucho, ahora decidieron ponerse al día con eso. Me tienen enfermo con eso.
— Pero YeSeo no discute con ellos — señaló BeomGyu.
— Tiene dos años, Gyunnie.
— ¡Es porque es la mejor hija del mundo! — exclamó BeomGyu, haciéndole morritos y soniditos a YeSeo, que se rio por la felicidad. — ¿A que sí?
— ¡Sí, papá, sí! — dijo ella, feliz.
— No la vayas a consentir demasiado — TaeHyun sonrió —, mira que ya se cree la Princesa de la familia.
— Es la Princesa de la familia — corrigió el Alfa, y TaeHyun soltó una risa, dándole un empujón. — Oh, ¿celoso de que tenga mi atención?
— No seas idiota — se rio TaeHyun con más ganas ahora, dándole otro empujón, y BeomGyu le devolvió la sonrisa.
Los dos se sobresaltaron cuando alguien tosió con fuerza, girándose para ver a HeeSeung observándolos con los ojos entrecerrados. SungHoon tenía una ceja enarcada mientras que la boca de JungWon estaba ligeramente abierta en señal de sorpresa.
Ambos desviaron la vista, con sus mejillas coloradas, como si hubieran sido descubiertos haciendo una travesura. Para su fortuna, YeSeo decidió interrumpir el incómodo momento al derramar su comidita.
No obstante, el resto de la tarde fue algo incómoda en general. Decidieron ir a visitar el observatorio Griffith, desde donde se podía ver una panorámica de la ciudad y el famoso letrero de Hollywood, y para poder moverse de un lugar a otro, habían arrendado un auto. HeeSeung iba todo el rato con expresión algo sombría, a pesar de que SungHoon y JungWon trataban de hablarle, y no quitaba su mirada de los dos adultos. Incluso iba en todo momento al lado de TaeHyun, sin querer alejarse demasiado de él, y a TaeHyun le hizo un poco de gracia, porque no podía evitar recordar cuando HeeSeung tenía cinco años y estaba pasando por esa etapa de "todo es mío, incluso mamá", y le gruñía a BeomGyu cuando el Alfa besaba y abrazaba a TaeHyun. Claro, no era el mismo contexto, pero TaeHyun no quería estresarse demasiado en esas vacaciones.
Cerca de las ocho de la noche se devolvieron, pues JungWon debía dormirse temprano para la competencia, que comenzaría a las nueve de la mañana al día siguiente. El pequeño Omega abrazó a BeomGyu y se dejó envolver en su aroma, esperando que eso le ayudara a dormir relajado, y luego se despidió de sus hermanos y mamá.
TaeHyun y los cachorros llegaron a su departamento poco después. Mientras SungHoon iba a darle un baño a YeSeo, HeeSeung lo aprovechó para atajar a TaeHyun, que se estaba preparando un café.
— Esto no me gusta nada — dijo enseguida a modo de declaración.
TaeHyun levantó la vista de su tazón, observando a su hijo con una ceja ligeramente enarcada.
— ¿A qué te refieres, HeeSeung? — preguntó TaeHyun.
— A ti y papá — HeeSeung no dejaba el gesto disconforme, tratando de no verse enfadado a pesar de que su mandíbula se encontrara un poco apretada —, esto de... de que estén tan cercanos y unidos otra vez. Es... es repulsivo, mamá.
Revolvió el café con gesto calmo, entornando sus ojos un poco al escuchar esa última frase. Tomó una respiración profunda con toda la intención de controlar su molestia, pues no quería discutir en ese instante.
— Está bien si no estás de acuerdo — dijo TaeHyun, su voz siendo tranquila y calmada —, pero soy yo la persona que decidirá qué tipo de relación tiene con tu padre, HeeSeung.
— Puedes equivocarte — insistió HeeSeung —, puedes estar tomando una mala decisión por tenerle pena, mamá.
— ¿Tenerle pena? — preguntó TaeHyun.
— Por lo de su madre — explicó HeeSeung —, mira, entiendo que él se sienta mal y todo eso, porque esa mujer fue... fue realmente mala. Entiendo que quieras consolarlo un poco y hacerlo sentir mejor, pero le estás permitiendo mucho por tenerle pena, él se está aprovechando de eso y tú no pareces darte cuenta, mamá.
TaeHyun no contestó enseguida, decidió tomarse su tiempo para pensar bien lo que iba a decir. En especial, no quería que sus palabras pudieran malinterpretarse o dar a entender otra cosa.
— No le tengo lástima a tu padre, HeeSeung — dijo con tono cuidadoso. HeeSeung abrió la boca para interrumpirlo, pero TaeHyun le miró con advertencia. — Sé que esto no te parece bien y puedes estar en desacuerdo, pero, HeeSeung, lo quieras o no, hace mucho tiempo yo escogí a tu padre como mi Alfa. Y hay cosas, instintos y sentimientos que no podemos negar.
— ¿Piensas volver con él? — HeeSeung lo observó con incredulidad.
— No he dicho eso — TaeHyun sacudió la cabeza. — No puedo afirmártelo, pero tampoco negártelo, porque con tu padre tenemos una historia y no podemos ignorarla. Yo estoy comenzando a entender todo esto poco a poco, no me quiero apresurar y quiero comprenderme bien antes de dar un paso tan grande como lo es estar con tu padre, así como también es una gran decisión el querer dejarlo. No quiero apresurarme, HeeSeung.
— Sí, pero... Pero no está bien, no de-deberías...
— HeeSeung — habló SungHoon, que salió del baño con YeSeo en brazos. La pequeña estaba envuelta en toallas y con el cabello mojado —, ya mamá lo ha dicho. Está bien si no estás de acuerdo, pero no te puedes meter entre ellos dos. Además — añadió, sentándose en el sofá y comenzando a secarle el cabello a su hermanita menor —, mamá no debería seguir negándose cosas o prohibiéndose sentimientos por nosotros — una mirada de advertencia —, eso no está bien.
HeeSeung seguía viéndose molesto, sin embargo, no montó en cólera ni estalló en enfado por eso. TaeHyun no iba a juzgar el actuar de su hijo, ¿cómo lo haría, siendo que uno de los principales afectados por lo que hizo BeomGyu fue su cachorro? El mismo TaeHyun se reprochaba muchas veces incluso su actuar con HeeSeung, casi obligándolo a madurar de manera indirecta ante la necesidad de un Alfa en la manada. HeeSeung tenía todo el derecho a preocuparse por lo que fuera a ocurrir.
Sin poder evitarlo, TaeHyun se acercó y le dio un abrazo fuerte. HeeSeung se lo devolvió con lentitud.
— Te amo — le dijo TaeHyun con cariño —, y está bien si te preocupas. Pero no quiero que te carcomas la mente y te vuelvas antipático como antes...
— ¿Antipático? — farfulló HeeSeung, indignado. — ¿Cuándo lo he sido yo?
— Nunca — bromeó TaeHyun, besándole la mejilla. — Yo no voy a pedirte que vuelvas a acercarte a tu padre, que lo perdones o, incluso, que le hables. Eso debe nacer de ti, de tu corazón, y sea cual sea tu decisión, yo voy a respetarla. Y espero que hagas eso conmigo también — le acarició las mejillas. — No debes preocuparte, Hee, tú siempre serás mi Alfa favorito.
No pudo evitarlo y HeeSeung soltó unas risas ante esa frase, dejando que el dulce aroma a mamá lo envolviera. Sus manos se aferraron a la playera del Omega, casi como si quisiera que lo tomara en brazos a pesar de lo imposible que fuera eso. Aunque siguiera algo renuente a lo que estaba pasando frente a él, trató de comprender a mamá, lo que sentía y, en especial, que pudiera resolverlo por él mismo. En especial, y apoyando lo que dijo SungHoon, HeeSeung no quería que mamá se impidiera cosas solo por ellos. Eso no era justo para nadie.
Esa conversación sirvió para calmar un poco a HeeSeung, poco después, decidieron irse a dormir para llegar temprano al día siguiente.
SungHoon y HeeSeung prepararon un cartel para apoyar a JungWon y salieron del departamento alrededor de las ocho y media, juntándose con BeomGyu antes de pedir un nuevo Uber hacia su destino. Querían llegar temprano para poder estar ubicados en un buen puesto, en primera fila y así gritarle a su cachorrito. El día anterior había sido la competencia de los más pequeños, de la edad de seis a catorce años. Ese día tocaba la competencia del grupo junior (quince a diecisiete años) hasta la categoría de adultos veintiocho años, pero iba a ser larguísima según lo que sabían. La categoría de JungWon, por ejemplo, iba desde los cuarenta y cinco hasta los setenta y ocho kilos, y él iba a participar en la de cincuenta y un kilos. Ghislaine, que también estaba en competencia, participaría en la categoría de cincuenta y cinco kilos.
Para su fortuna, la competencia comenzó a la hora, aunque tuvieron que esperar bastante para ver aparecer a JungWon, pues iniciaron con la competencia femenina.
— Tuvimos que haber llegado más tarde — bufó SungHoon cuando anunciaron la categoría de Ghislaine. — Mira, HeeSeung, tu novia...
— No somos novios — siseó HeeSeung, a pesar de que no quitaba sus ojos de la muchacha.
Ghislaine fue la primera en ser anunciada. Para este tipo de competencia, el país se dividía en ocho zonas: norte, noreste, noroeste, este, oeste, sur, suroeste y sureste. Cada representante de la zona era enfrentado a otra al azar y así se iba avanzando hasta que salía un ganador. JungWon les platicó que él se enfrentaría al de la zona sur, mientras que Ghislaine, a la de la zona oeste. El colegio había logrado llegar con siete estudiantes a esa competencia desde la categoría infantil hasta la junior.
— ¡Vamos, Ghislaine! — gritó HeeSeung cuando comenzó la competencia.
Ellos habían decidido tomarse un tiempo luego de lo ocurrido y ninguno se guardaba resentimiento u odio por lo que había pasado. A veces, incluso comían juntos en los almuerzos. Solamente conversaron y llegaron a la conclusión de que lo mejor era dejarlo hasta ahí por ahora para pensar bien en lo que podía ocurrir en el futuro. Fue una conversación larga y llena de sentimientos, y se abrazaron con mucha fuerza antes de despedirse. Aunque HeeSeung seguía un poco enamorado de ella, no podía evitarlo, y ese amor pareció crecer cuando la vio rebotar en el tatami frente a su contrincante.
— Realmente le gusta mucho — le susurró BeomGyu a TaeHyun.
— No sabes lo triste que estaba cuando terminaron — suspiró TaeHyun.
— Puedo imaginármelo — BeomGyu miró a HeeSeung —, tiene esa carita de cachorro abandonado...
Observaron a Ghislaine dar golpes rectos y bloquear los que le lanzaba su contrincante, moviéndose con rapidez en lo que duraba el primer asalto que, finalmente, terminó con la ventaja de la chica. HeeSeung gritó en apoyo, aplaudiendo con emoción.
— ¿Cómo no te rompió la nariz cuando fuiste un cretino con ella? — preguntó SungHoon, mirando con admiración a Ghislaine. — Yo lo habría hecho con sus habilidades.
— Es porque me ama demasiado como para hacerme eso — replicó HeeSeung, orgulloso y petulante. — Pero tú no lo sabes, considerando que jamás te has enamorado...
— ¿Y qué sabes tú de eso? — bufó SungHoon, indignado. — Puede que ahora esté enamorado, ¿y sabes de quién? ¡De Amber! ¡Chúpate esa, HeeSeung!
— ¡Ustedes dos, paren! — gritó TaeHyun, mirándolos con el ceño fruncido mientras BeomGyu se aguantaba las carcajadas. — ¡Y tú, diles algo!
— Chicos, no se traten así...
HeeSeung le dio un codazo a SungHoon, resoplando por la ofensa de su hermano menor, que le sacó la lengua. YeSeo se había quedado dormida en mitad de la competencia.
Ghislaine siguió con la ventaja en la segunda ronda, de trece puntos contra ocho; para la tercera, solo extendió la ventaja, terminando finalmente con el marcador en diecinueve contra catorce puntos. HeeSeung aplaudió por la felicidad y la chica le hizo un gesto travieso cuando se retiró a descansar cinco minutos antes de la siguiente ronda, donde también venció. La final se haría cuando todas las categorías hubieran pasado, así que se continuó con el siguiente grupo.
La categoría de JungWon comenzó alrededor de las diez y media de la mañana, y a las once fue anunciado su grupo, saliendo en tercer lugar. BeomGyu, SungHoon y HeeSeung se pusieron de pie para aplaudirlo, gritándole palabras de ánimo, mientras que TaeHyun se quedaba sentado con una sonrisa de orgullo.
Tuvieron suerte, pues lo dejaron en el tatami más cercano a ellos. El entrenador iba a su lado, hablándole y animándolo, y pudieron notar el nerviosismo en su expresión, con esas mejillitas apretadas por el casco. Entró rebotando a la colcha, como un conejito, y con gesto concentrado.
— ¡Eso, JungWon, eres el mejor! — gritó BeomGyu, con el corazón acelerado y una gran sonrisa en el rostro. — ¡Me llenas de orgullo, cachorrito!
El Omega junto con su contrincante se inclinaron antes de que el árbitro anunciara el inicio del primer asalto. JungWon era un poco más bajo que el otro chico, lo que pareció jugarle en contra en ese round, pues terminó con desventaja de siete puntos contra cinco luego de recibir una patada en el abdomen. TaeHyun se sobresaltó al escuchar los gruñidos de HeeSeung y BeomGyu.
— Le pegó muy fuerte — alegó BeomGyu —, ¿cómo se llamaba ese chico? Lo voy a buscar luego y...
— No harás nada — TaeHyun lo miró con reprobación. — Es una competencia, BeomGyu.
JungWon salió del tatami en el minuto de descanso, conversando con el entrenador antes de volver. No parecía bajoneado y volvió con más ganas al segundo asalto, sin dejar de saltar. A pesar de que aparentaba mantener la calma, TaeHyun agarró la mano de BeomGyu en un gesto nervioso. Se dieron un apretón.
El segundo round lo dio vuelta luego de una patada con giro en la cabeza de su contrincante, con catorce puntos contra once. BeomGyu y HeeSeung saltaron en su lugar, gritando más ánimos y, sin poder evitarlo, TaeHyun solo pensó un "qué parecidos son". Esa idea, por primera vez, no le hizo sentir mal.
Para el tercer asalto JungWon iba mucho más concentrado, respirando profundamente. Su oponente atacó primero, por lo que tuvo que defenderse y bloquear los golpes repetidas veces antes de empezar a atacar con mayor fuerza, girando y dando rápidas patadas hasta que el tiempo se acabó y lo anunciaron como el ganador, con veintiún puntos contra diecisiete.
— ¡Eso, así, cachorrito! — gritó BeomGyu, eufórico. — ¡¿Lo viste, TaeHyun?! ¡Estuvo genial! ¡JungWon es el mejor!
— Va a ganar — afirmó HeeSeung, orgulloso y sonriente —, ¡es el mejor de todos!
JungWon salió del tatami con una gran sonrisa, yendo a abrazar al entrenador Williams, que lo felicitó y le dio agua para que descansara antes de la siguiente competencia, que ocurrió cinco minutos después. Al regresar al tatami, venía con gesto decidido a ganar, con ataques mucho más rápidos y salvajes contra su nuevo contrincante. Mantuvo la ventaja en todo momento en este round, sin perder por un instante la concentración. BeomGyu no dejaba de gritarle y aplaudir, e incluso YeSeo se animó.
— ¡Juju! — chillaba por la felicidad. — ¡Juju!
Como la final se haría en la tarde, se juntaron con JungWon un momento antes del almuerzo. El niño fue abrazado por SungHoon primero.
— Estás todo apestoso y sudado — se quejó SungHoon, aunque había una sonrisa en su cara.
— Es el olor del triunfo — presumió JungWon, riéndose cuando HeeSeung lo abrazó con fuerza.
— Eres el mejor — le dijo HeeSeung —, me llenas de orgullo, Juju.
JungWon suspiró por la felicidad y ahora fue TaeHyun quién lo abrazó.
— Estuviste magnífico, por supuesto — dijo TaeHyun, revolviéndole el cabello —, yo sabía que lo ibas a lograr.
— Lo hice por ti — afirmó JungWon, y sus ojos se llenaron de lágrimas —, tú hiciste todo para que pudiera llegar hasta aquí, mamá. Por ti es que estoy en este lugar, te amo.
TaeHyun cerró sus ojos ante esas palabras, besándole la frente y recordando tantas, tantas cosas... Y ahora, su cachorrito consentido estaba llegando muy, muy lejos.
YeSeo barboteó frases sueltas de amor al acercársele y JungWon le hizo cosquillas, antes de ir a abrazar a su padre. BeomGyu lo tomó en brazos y columpió un segundo, antes de bajarlo para darle otro beso.
— Eres uno de mis más grandes orgullos — le susurró BeomGyu —, y quiero pedirte perdón por no haber hecho lo suficiente por ti.
— Papá...
— Y si me das la oportunidad ahora... — siguió BeomGyu —, espero que me permitas apoyarte en todo lo que desees, porque tú eres capaz de lograr muchas cosas, JungWon. Incluso de lograr más cosas que un Alfa.
Ahora el Omega menor no pudo evitarlo un poco y comenzó a sollozar, dejando que su padre lo abrazara con más fuerza y le consolara. TaeHyun decidió dejarles un momento a solas, arrastrando a los niños hacia fuera para conseguir un lugar en el que comer antes de volver al interior del centro de convenciones.
El corto almuerzo transcurrió rápido una vez BeomGyu se les unió, en un local de comida rápida. Mientras HeeSeung y SungHoon ordenaban la comida, TaeHyun se inclinó un poco contra BeomGyu.
— HeeSeung no está muy contento con nuestro acercamiento — comentó el Omega y BeomGyu lo miró. YeSeo, en su sillita de bebé, coloreaba un dibujo.
— Ah... — BeomGyu mordió su labio inferior —, me comentó algo así ayer...
— ¿Sí? — TaeHyun alzó una ceja. —¿Qué fue lo que te dijo?
— Hmm — el Alfa no sabía muy bien cómo decirlo, pues se sentía como si estuviera acusando a un compañero que lo molestaba en el colegio —, solo está preocupado, cree que me estoy sobrepasando y eso... Lo que no está del todo incorrecto — añadió apresuradamente al ver la expresión de TaeHyun —, no quiero que pienses que te estoy presionando por... por algo...
TaeHyun sacudió la cabeza en una negativa clara, aunque su rostro no era grave o tan enojado. Solo se veía un poco molesto.
— Se nota que son padre e hijo — habló TaeHyun, bufando —, con los mismos pensamientos catastróficos y sin sentido — BeomGyu hizo un ligero puchero ante esas palabras. — No me estás presionando en nada, Beommie, ¿está bien? Lo que estamos haciendo, es porque yo lo deseo. Por supuesto, no significa que de pronto somos otra vez un matrimonio unido ni que tendremos la misma relación que antes — añadió —, pero esto, lo que hacemos ahora, me es... es natural y cómodo. Sin embargo, si tú no estás de acuerdo...
— Claro que sí — se apresuró en decir BeomGyu —, esto está... está bien, TaeHyun. Cualquier relación que quieras tener conmigo, que me quieras dar es perfecta para mí. Yo no... no podría esperar nada mejor que solo estar a tu lado, in-incluso si solo quieres que seamos amigos.
— Amigos — repitió TaeHyun, con una sonrisa ligera curvando sus labios —, nosotros nunca fuimos amigos, BeomGyu. Siempre fuimos más que eso.
Para su sorpresa, las mejillas de BeomGyu se colorearon de rojo con fuerza, como si estuviera avergonzado por esas palabras. Tristemente, no pudo escuchar su respuesta ya que en ese momento llegaron los niños con la comida.
Comieron y se apresuraron en regresar al centro de eventos, donde pronto comenzó la jornada de la tarde, que transcurrió con normalidad hasta las seis y media de la tarde, cuando comenzaron los cuartos de final. Como ocurrió antes, empezaron con la categoría junior femenino y HeeSeung saltó por la emoción en el momento en que apareció Ghislaine y, para sorpresa de nadie, pasó a la final luego de derribar a su oponente con una patada lateral inversa. Y, poco después, le tocó a JungWon.
BeomGyu, HeeSeung y SungHoon gritaron sin control una vez que la competencia acabó y JungWon triunfó, pasando también a la final. Estaban tan emocionados que, casi por un instante, los tres iban a abrazarse, hasta que HeeSeung pareció notarlo y se volteó para abrazar a YeSeo, a pesar de su quejido.
Alrededor de las ocho y media se dio inicio a la última competencia. El ambiente se había enfriado un poco por la caída ligera de la temperatura, así que fueron a comprar unos cafés de manera apresurada para comenzar a calentarse.
— Va a ganar — aseguró BeomGyu apenas la categoría junior femenino inició —, no es porque sea mi cachorro, pero él es el mejor de todos.
— Gane o no, lo importante es que está participando — dijo TaeHyun.
— Pero va a ganar — insistió BeomGyu.
— Va a ganar — aceptó TaeHyun, y BeomGyu sonrió con fuerza.
Ghislaine entró al tatami una vez fue su turno, concentrada y siendo animada por el público, en especial por HeeSeung. Incluso SungHoon gritó para darle ánimos, y la competencia no tardó en empezar.
La primera ronda perdió ventaja, con cinco puntos contra siete de su opositora, provocando que HeeSeung abucheara contra su contrincante y casi quisiera bajar para darle un golpe, solo siendo detenido por SungHoon. TaeHyun solo se dijo que su hijo se parecía, en definitiva, a su padre.
La segunda ronda, sin embargo, se recuperó y terminaron empatando con trece puntos, poniendo con más nervios a todo el mundo. Una vez comenzó la tercera, HeeSeung estaba que se comía sus uñas por la ansiedad y casi se arrancó un dedo gracias a la sorpresa e incredulidad apenas la contrincante cayó luego de una patada especialmente fuerte e improvisada. En el momento en que el juez levantó la mano de Ghislaine, proclamándola vencedora, el Alfa saltó de su asiento entre gritos de emoción, aplaudiendo sin control alguno.
— ¡Bien hecho, Ghis! — gritó entre aplausos descontrolados. — ¡Eres la mejor de todas!
Una sonrisa enorme pintaba el rostro de Ghislaine, que se inclinó ante el público, con los ojos llenos de lágrimas de emoción. Como la premiación sería una vez pasaran todas las competencias, se despidió del público antes de salir. HeeSeung se puso de pie cuando desapareció.
— Iré a felicitarla — dijo con tono urgido.
— A besuqueártela, mejor dicho — bufó SungHoon, a punto de ganarse un puñetazo. Al final, HeeSeung solo lo empujó por el hombro, murmurando entre dientes.
No tuvieron que esperar dermasiado para que JungWon apareciera. Los mellizos levantaron su cartel una vez fue anunciado, con BeomGyu y TaeHyun gritando para darle ánimos. Si en la primera competencia el Omega se había visto nervioso, ahora iba con rostro decidido y serio, probablemente dispuesto a todo.
Se saludó con su contrincante y el juez no tardó en hacer la señal para que partieran. Dando pequeños saltos, los ojos concentrados en el Alfa que era su competencia, JungWon no dudó en acercársele y empezar a golpear mediante patadas seguidas, retrocediendo y volviendo al ataque para tratar de obtener la mayoría de puntos. Cuando el primer round terminó, el Omega iba con ocho puntos a favor en contra de los cinco del otro Alfa.
TaeHyun comenzó a morderse las uñas ante la ansiedad, mirando a JungWon sentado en la silla con el entrenador haciéndole un rápido masaje en sus piernas, hablándole en lo que duraba el minuto de descanso. Para cuando volvió al tatami, el estómago de TaeHyun estaba hecho un desastre.
Ahora fue mucho más agresivo, todos se dieron cuenta, pues la mayoría de los acercamientos entre los dos competidores terminaba con ellos abrazándose y el juez metiéndose para separarlos. Los ojos del Alfa y el Omega echaban chispas y, para su desgracia, pareció desconcentrar a JungWon, pues terminó perdiendo la ventaja y con los puntos iguales: quince y quince.
JungWon salió reclamando, yendo donde el entrenador Williams y hablando entre gestos de ira. El hombre lo calmaba, queriendo que volviera a concentrarse.
TaeHyun no podía imaginarse qué había pasado para que JungWon estuviera actuando así, aunque podía imaginárselo un poco. Tal vez... Si había algo que enardecía a su hijo los últimos meses era el tema de la marca rota y el aroma que le provocaba. No toleraba que le dijeran algo sobre eso y se enfadaba enseguida cuando eran comentarios maliciosos. Había estado ganando más confianza en sí mismo, pero esa confianza se veía minada enseguida cuando alguien desconocido le mencionaba el tema de su marca.
No era difícil de imaginar que, en una competencia, pudieran usarlo para enojarlo y hacerlo perder el control.
En el momento en que ambos competidores volvieron al tatami, la expresión de ambos era fría y la de JungWon, en especial, sombría. El saludo que se dieron fue más rígido ahora y apenas el juez indicó el inicio del último tiempo, JungWon fue enseguida al ataque. El Alfa se defendió con dureza y casi adivinando los movimientos de JungWon y, como ocurrió antes, en varias ocasiones terminaron abrazándose. La tercera vez que pasó, el Omega se alejó con un mohín de rabia.
— Lo está sacando de sus casillas — murmuró BeomGyu, y TaeHyun lo sabía.
Enardecido y enojado, no fue ninguna sorpresa cuando JungWon terminó acercándose mucho, recibiendo un golpe en la cabeza que le valieron cinco puntos a su competencia.
— ¡Oye, imbécil, ¿qué te pasa?! — gritó HeeSeung, tan molesto que lo dijo en coreano.
JungWon trató de recuperar los puntos perdidos, volviendo al ataque con la mandíbula apretada. Si bien logró asestarle varios golpes, una vez se declaró el fin del último asalto, el marcador le dio el triunfo al Alfa: veintitrés contra veintidós.
Con una mirada de ira, JungWon bajó del tatami mientras el entrenador Williams lo alcanzaba para tratar de tranquilizarlo.
— ¡Ese bastardo...! — comenzó a decir BeomGyu, molesto y enojado —, dios mío, es un imbécil, ¡cuando lo vea, voy a darle un golpe que le volará los dientes!
TaeHyun pensó en decirle que se controlara un poco, sin embargo, él tampoco se sentía muy feliz. Una parte suya quería ir en busca de JungWon y consolarlo, aunque no le fue dificil adivinar que debía estar muy frustrado y enojado y que, lo mejor, era dejar que procesara esas emociones por sí solo.
HeeSeung y SungHoon tenían ahora un aspecto desinflado y rostros apenados.
— Podríamos pedir una pizza para JungWon — comentó SungHoon —, quizás eso lo anime un poco.
— ¿Pizza? — HeeSeung negó con la cabeza. — Quizás unas hamburguesas...
— Ahí le vamos a preguntar.
A las diez de la noche, aproximadamente, se dio inicio a la ceremonia de premiación de las competencias de ese día. JungWon subió al podio de segundo lugar y ya no se veía molesto, pero sí algo triste, así que sus padres y hermanos procuraron gritar en señal de orgullo cuando le pusieron la medalla de plata. Al menos, pudieron ver, una sonrisa leve curvó su apenado rostro.
No tardaron en ir a buscarlo una vez toda la ceremonia acabó, pillándolo sentado en una silla y mirando su medalla. Frente a él, Ghislaine trataba de animarlo.
— El próximo año vas a volver a competir — le decía ella —, y le vas a patear el trasero a ese cretino.
— Llegaste muy lejos, JungWonnie — dijo TaeHyun, acercándose a él para acariciarle los cabellos —, y lo importante es que participaste y sacaste una medalla.
JungWon se puso de pie para abrazarlo y TaeHyun pensó, con un poco de desconsuelo, en lo grande que estaba su cachorro. Ya era de su altura y, muy probablemente, pronto le iba a pasar. Sin embargo, seguía buscando acurrucarse a su lado como si tuviera cinco años.
— Pero yo quería la medalla de oro para ti — dijo con tristeza.
— Ya me has llenado de todo el orgullo posible — le dijo TaeHyun —, no puedo pedirte nada.
— ¡Y lo hiciste bien! — animó SungHoon. — De verdad, ¡lo hiciste genial! Has subido en el puesto de hermanos geniales de la familia al primer lugar y HeeSeung sigue en último.
— ¿Qué? — farfulló HeeSeung, dándole un empujón a SungHoon. — Has sido el mejor de todos, Wonnie. Y Ghis ya lo dijo: el próximo año te vas a vengar — una sonrisa boba hacia la chica, que los observaba con una sonrisita también, solo que traviesa. — Tú también lo hiciste muy bien, Ghis... Primer lugar...
JungWon rodó los ojos ante la escena, antes de ir a abrazar a BeomGyu, que dejó a YeSeo en el suelo y le besó entre los cabellos.
— Tu madre ya lo dijo — le dijo el Alfa —, nos has llenado de orgullo. Realmente lo hiciste increíble.
— Pero no lo suficiente — insistió JungWon —, ese imbécil no dejaba de mirarme con burla y murmurarme palabras feas... ¡Me recordó al estúpido de JaeJoong! Me desconcentró y eso le hizo ganar...
— Podemos vengarnos — comentó SungHoon —, buscamos su hotel y habitación, y lo tiramos por el balcón.
— ¡Juju! — gritó YeSeo, y JungWon la tomó en brazos. — Good! Juju is best!
Para sorpresa de todos, las palabras de YeSeo parecieron animarlo pues una sonrisa de modestia pintó el rostro del Omega.
— Por supuesto que soy el mejor y debo ser tu ejemplo a seguir — le dijo a la pequeña, que se rio —, en comparación a tus otros inútiles hermanos, yo soy increíble.
Eso provocó, por supuesto, una discusión con SungHoon, mientras YeSeo solo seguía riéndose como si nada. TaeHyun rodó los ojos y BeomGyu suspiró con exasperación, y ya toda la decepción de JungWon pasó cuando le dijeron que fueran por unas hamburguesas, zampándose cuatro y terminando con dolor de estómago por el resto de la noche.
Al día siguiente partieron alrededor del mediodía a Santa Mónica para conocer la famosa playa. Cuando BeomGyu vio a TaeHyun, no pudo evitar la enorme sonrisa en su rostro.
— ¿Qué? — preguntó el Omega con el ceño arrugado.
— Nada — BeomGyu no dejaba de sonreír —, es que te ves muy lindo, me recuerdas a esa foto en mi oficina...
TaeHyun sabía a cuál se refería: a las de las vacaciones en Jeju que tuvieron muchos años atrás. Él estaba con un sombrero de paja y una playera negra larga para cuidarse del sol. Recordaba también lo mucho que BeomGyu y los niños lo molestaron por su aspecto, con bromas tontas y sin sentido. Ahora no tenía ese sombrero de paja, pero sí un jockey blanco y otra playera negra. No tuvo que analizarlo dos veces para darse cuenta de que debía verse como en esa ocasión.
— ¿Y tus camisas floreadas? — preguntó TaeHyun, mirándolo.
— ¿Las echas de menos? — bromeó BeomGyu.
— Te quedan lindas también — contestó el Omega, y BeomGyu tuvo que contenerse para no atraerlo a sus brazos y besarlo. No cuando los cachorros aparecieron.
La playa era hermosa: una enorme extensión de arena blanca de kilómetros y kilómetros, ya con mucha gente instalada ante el calor de la primavera. Decidieron ir un poco más lejos, hasta Venice Beach, que estaba un poco más vacía e instalaron dos quitasoles que arrendaron. Los niños no tardaron en correr hacia el mar.
— ¿No te irás a bañar? — preguntó BeomGyu, comenzando a jugar con YeSeo a armar un castillo.
— Sabes que no me baño en las playas — resopló TaeHyun.
— Sí... — BeomGyu le miró de reojo —, algunas cosas nunca cambian.
La tarde fue bastante tranquila y relajada. Los cachorros iban y venían del mar a la arena, en algunos momentos llevándose a YeSeo con ellos y llevándola de vuelta cuando se cansaba. TaeHyun se tomó una siesta en un punto y despertó adormilado y acalorado.
— Voy a comprar algo para beber — le dijo a BeomGyu, que miraba a los niños con atención por alguna emergencia.
— ¿Me traes algo? — preguntó el Alfa.
— ¿Lo vas a pagar tú? — bufó TaeHyun, y BeomGyu resopló, con esa ligera sonrisa en sus labios.
Caminó hacia uno de los muchos puestos que estaban a lo largo de la playa, sentándose en la barra mientras era atendido y esperaba por los jugos que ordenó. Si bien faltaban unas semanas para el verano, el calor ya se estaba sintiendo en el país y en especial en esa zona, por lo que solo pensó en que cuando volviera a la toalla, se aplicaría nuevamente bloqueador en su rostro. Él no toleraba muy bien las quemaduras y no quería...
— ¿Disculpe?
Se volteó para ver a un Alfa, sentado a dos sillas de él y observándolo con una sonrisa agradable. Era alto y rubio, y TaeHyun no quería pensarlo, pero lucía como el estereotipo de un estadounidense con ese aspecto, sumado a la pálida piel y la recortada barba, también rubia, junto con los ojos azules. Era bastante atractivo, se dio cuenta también, y por el aroma a pino, era un Alfa. Su aspecto aparentaba más de treinta años.
— ¿Sí? — preguntó con gesto tranquilo. En Corea no era normal que los Alfas se acercaran así, de la nada, con tanta confianza; sin embargo, no estaban en Corea y él ya se había acostumbrado bastante al choque cultural.
— Sé que sonará indiscreto y estúpido — habló el estadounidense —, pero ¿puedo adivinar de qué país asiático eres?
— Bueno — TaeHyun jugueteó con sus dedos sobre el mesón —, pero si te equivocas, te lanzaré mi bebida.
Una risa ronca por parte del Alfa y TaeHyun no pudo evitarlo, sonriendo también. Antes se habría sentido cohibido, no obstante, ya se había acostumbrado a no estar tan a la defensiva con los Alfas en ese país. Es decir, a pesar de que él sabía que no todos eran santos, que en cualquier parte uno se podía encontrar con algún cretino, en Estados Unidos el porcentaje de Alfas imbéciles era menor.
— Pues si adivino... — reflexionó el Alfa —, ¿tal vez me aceptarías una cita?
TaeHyun resopló ante ese atrevimiento, aunque una parte suya se relajó ante la inquietud brillando en los ojos azules, como temiendo haber cruzado la línea.
— Imposible, estoy aquí con mis cachorros de vacaciones — dijo.
— Oh — entendimiento en el rostro del Alfa —, está bien, entonces quizás...
— Bebé.
El aroma a vainilla impactó a TaeHyun, que se volteó para ver a BeomGyu, detrás de él, observándolo fijamente. En ese momento, el vendedor le dejó las bebidas que pidió sobre el mesón y una sonrisa curvó los labios de BeomGyu, aunque no se veía del todo feliz.
— Tardabas mucho — dijo BeomGyu —, me empecé a preocupar y justo SungHoon fue a echarse, así que vine para ayudarte con las bebidas. ¿Vamos?
TaeHyun no tuvo que pensarlo dos veces para entender el fuerte aroma que exhalaba BeomGyu: estaba celoso. En algunas ocasiones lo había visto así, solo para que luego lo abrazara por la cintura y frotara su cabeza en su cuello, en su glándula de feromonas, así lo dejaba marcado en su olor.
Ahora no lo hizo. Pero su expresión era ansiosa y expectante.
— Sí, espera un poco — TaeHyun se volteó hacia el estadounidense, cuya sonrisa se volvió educada. — ¿Así que..?
— Perdón, no quería incomodarte — dijo el Alfa con gesto de disculpa —, no te sentí aroma a Alfa ni tenías anillo de matrimonio, lo siento.
— Él es un amigo — explicó TaeHyun.
— Un amigo que quiere matarme — bromeó el Alfa.
— Un amigo protector — corrigió BeomGyu, entendiendo parte de la conversación y con gesto serio.
TaeHyun rodó los ojos, tomando su bebida mientras BeomGyu le imitaba.
— Coreano — adivinó el estadounidense cuando TaeHyun se puso de pie —, ¿estoy en lo correcto?
— Realmente te mereces esa cita — se rio TaeHyun —, quizás en otro momento, sí. Un gusto hablar contigo...
— Michael.
— TaeHyun.
— BeomGyu. Un gusto también — volvió a intervenir BeomGyu, poniendo su mano en la espalda de TaeHyun. — Vamos, bebé.
TaeHyun no pasó por alto que lo último lo dijo en inglés, pero solo se despidió de Michael con un guiño de ojo antes de caminar hacia las sombrillas donde SungHoon estaba jugando con su teléfono. BeomGyu iba en silencio, con claro gesto de mal humor.
— ¿Era mi idea, o ese Alfa se parecía a Brad Pitt? — preguntó SungHoon una vez TaeHyun se sentó.
— No, era más bien como Chris Hemsworth — dijo TaeHyun.
— ¿De verdad? — el rostro de SungHoon se iluminó. — ¿Será mi padrastro?
— ¡SungHoon! — regañó TaeHyun, y su hijo se rio.
Miró de reojo a BeomGyu, que estaba bebiendo de su jugo con las cejas arrugadas y los labios caídos, formando aquel gesto tan extraño que le había encantado desde que se lo vio por primera vez: parecían formar un triángulo enfadado. Pensó que el Alfa empezaría a despotricar y a quejarse, pero las siguientes horas solo estuvo callado, apenas hablando incluso cuando los cachorros lo interpelaban directamente. Incluso HeeSeung se veía extrañado y YeSeo estaba muy confundida de que papá estuviera así.
BeomGyu no podía dejar de pensar en lo que había visto y su propia reacción. ¿Estaba celoso? Por supuesto que sí, y era más que evidente para todos. Había visto a TaeHyun a lo lejos cuando se giró hacia ese desconocido y su instinto tiró enseguida para ir a su lado, con la suerte de que SungHoon apareció en ese momento, así que se dirigió enseguida hacia ellos. Se estaba convenciendo de que, quizás, el desconocido era un Omega y no había nada de lo que preocuparse, pero fue cuando lo escuchó coquetear con TaeHyun. Antes de siquiera pensarlo dos veces, se acercó a marcar territorio como el estúpido Alfa que era.
Tuvo que luchar para no abrazar a TaeHyun y marcarlo en su olor, repitiéndose mil veces que eso no estaba bien. Él no tenía ningún derecho sobre el Omega, los había perdido todos por sus actos, así que no debería tener razones para comportarse así. Aunque su Alfa enloqueció de celos cuando TaeHyun también coqueteó con Michael, amurrándose los primeros minutos.
Sí, primero se amurró y, luego, vino la desilusión y resignación, reprochándose con más fuerza su actuar. ¿Qué estaba pensando? Eso no estaba bien bajo ningún sentido, pues TaeHyun y él no eran nada. Es decir, sí, seguían casados y todavía había una marca, pero no... No eran algo. Y sí, se habían besado los últimos días y TaeHyun permitió que le tocara, sin embargo, seguía sin significar algo. Algo serio. Además, ¿TaeHyun no tenía derecho alguno a conocer a un Alfa que le tratara bien, con amor y cariño, que fuera lo que él no pudo ser? Si TaeHyun se enamoraba de otro Alfa... ¿Eso no estaba bien?
Emocionalmente para él, no estaba bien. Lógicamente, pues lo estaba.
Su ánimo empeoró cuando recordó lo que le había dicho HeeSeung: "es mejor que no malinterpretes las acciones de mamá, que si lo hace, es porque te debe tener pena". ¿Y si era cierto? Si al final, TaeHyun solo sintió pena por él, por lo que le hizo YeJin, así que le consoló de la única manera que pudo. Santo Dios, ¿no era lo más lógico? Le compadecía y, hasta quizás, no sabía cómo deshacerse de él. BeomGyu no podía evitarlo, siempre fue pegajoso por la falta de amor materno y ahora se daba cuenta, incluso, de que cuando comenzó a salir con TaeHyun andaba detrás de él como un pollito siguiendo a su mamá gallina. Conversó mucho de eso con Sandara y ella le habló de algo llamado mommy issues, que trataba básicamente de buscar la aprobación y el afecto de TaeHyun ante la soledad materna que tuvo. Qué vergüenza más grande.
— ¿Quieres ir al muelle?
La pregunta de TaeHyun lo sacó de su nube depresiva. Miró al Omega, que estaba secando a YeSeo y sacándole el traje de baño, mientras los cachorros, a orillas de la playa, hacían una tortuga con la arena. Se sintió más deprimido al notar que estuvo mucho tiempo pensando y sobrepensando.
— ¿Al muelle?
TaeHyun apuntó a lo lejos, donde podían ver la famosa noria que estaba en el muelle de Santa Mónica.
— Los niños quieren ir — dijo TaeHyun —, pero si estás muy cansado, puedes devolverte.
Su primer pensamiento fue decir que no a marcharse, aludiendo a que no quería que otro Alfa le coqueteara. Luego, quiso abofetearse por ese pensamiento.
— Iré con ustedes — afirmó, y su voz tembló.
TaeHyun le miró de reojo.
— Vamos a sacarnos una foto.
Quiso preguntar para qué, pero lo pensó dos veces y decidió que no iba a poner en tela de juicio esa declaración. Llamaron a los niños y le pidieron a alguien que les sacara una fotografía grupal, y cuando BeomGyu la vio, estuvo a punto de llorar por lo hermosa que era. Por lo bonita que se veía su familia. Una vez llegara a Corea, la iba a poner en su escritorio.
Una hora después estaban caminando por el enorme muelle, con los mellizos y JungWon corriendo de un lugar para otro ante todas las cosas que había: no solo los juegos mecánicos (que eran trece), sino también con los puestos y ferias con juegos de habilidades para ganar premios.
— ¿Podemos subir a algunos juegos? — preguntó JungWon.
— Mañana iremos a Disney — le dijo TaeHyun.
— Sí, pero es distinto, ¡este es distinto! — exclamó SungHoon.
TaeHyun permaneció un minuto en silencio con expresión inflexible.
— Su padre les ha comprado un pase a cada uno para los juegos mecánicos — terminó diciendo, y escuchó sus gritos de felicidad. — Agradézcanselo a él.
— ¡Gracias, papá! — dijo JungWon, abrazándolo con una gran sonrisa.
— ¡Eres el mejor! — gritó SungHoon, también abrazándolo.
HeeSeung se cruzó de brazos.
— ... Gracias — dijo de mala gana, pero para BeomGyu fue suficiente. — ¿Ustedes igual subirán? — preguntó una vez recibió el pase, observándolos con gesto extraño.
— No, YeSeo no tiene la edad mínima para la mayoría de los juegos — dijo TaeHyun, observando a la cachorrita, que estaba cansada y un poco dormida. — Vayan ustedes, con su padre vamos a comer algo y a pasear por aquí cerca.
HeeSeung no parecía demasiado convencido en dejarlos solos, pero al final no le quedó más que aceptarlo, siendo arrastrado por sus hermanos hacia los juegos. Con eso, ellos quedaron solos excepto por YeSeo, con la pequeña en brazos de su padre.
— ¿Ha pasado algo? — preguntó TaeHyun cuando se sentaron en un pequeño puesto de comida para comer algo. — Estás muy extraño.
— ¿Extraño?
— Demasiado callado — TaeHyun untó sus papas fritas en mayonesa —, tú siempre has sido más hablador, pero hoy apenas te he escuchado decir algo — le apuntó con la papita. — ¿Estás enojado conmigo?
— ¿Enojado? — repitió nuevamente. — ¿Por qué estaría enojado?
— No lo sé — TaeHyun ladeó la cabeza —, quizás porque le coquetee a ese Alfa y él me coqueteó de vuelta.
¿Enojado? Eso era lo de menos ahora. Ni siquiera sabía muy bien cómo se sentía luego de todo ese revoltijo de pensamientos y emociones que tuvo en un solo día.
— No es eso — admitió BeomGyu, y para hacer algo de tiempo, comenzó a comer —, tú puedes... Es decir, TaeHyun, tú puedes conocer a alguien más y eso está bien — terminó diciendo con seriedad, y TaeHyun enarcó una ceja ante lo que escuchaba. — Tienes todo el derecho a tener citas con otros Alfas, a enamorarte otra vez y a seguir adelante… No deberías quedarte estancado conmigo.
— Tuve una cita — dijo TaeHyun, y eso le apretó el corazón, pero lo escuchó en silencio —, hace muchos meses, con un chico más joven que yo. Ese chico que viste hace mucho tiempo conversando conmigo. Es agradable y gracioso.
— Pues... pues está bien — BeomGyu habló y su voz volvió a temblar como antes —, te lo mereces. Te mereces un Alfa que te adore. Si quieres seguir saliendo con él, pues estás en tu derecho de hacerlo.
— Lo he estado pensando — aceptó TaeHyun —, en darle otra cita. Pero no lo sé...
— Deberías dársela — Santo Dios, lo que le costó decir eso, se sintió como si ácido corroyera en su estómago. — Si te gusta, pues sale con él.
TaeHyun también se tomó su tiempo para responder ahora, con aspecto pensativo.
— ¿Eso es lo que te tiene así? ¿Imaginarme con otro Alfa? — preguntó TaeHyun.
BeomGyu comió más papitas, casi atragantándose por esa desesperada necesidad de hacer tiempo para pensar bien en su respuesta.
— Un poco — dijo al final —, pero solo... No puedo dejar de pensar en que esto, lo que estamos haciendo, no es justo para ti. No deberías hacerlo porque me tengas pena, no es bueno.
— ¿Pena? — ahora TaeHyun se veía desconcertado. — ¿De qué pena hablas, Beommie? ¿Es por lo que te dijo HeeSeung?
Silencio por parte del Alfa. TaeHyun lo aprovechó para moverse, acercándose hasta estar a su lado. El aroma a cítricos del Omega llegó a la nariz de BeomGyu y luchó, otra vez, para no abrazarlo y derretirse ante ese olor.
— Yo no te tengo pena — dijo TaeHyun, agarrándole de la mejilla —, puede que antes sí, hace mucho, pero ahora, no.
BeomGyu ni siquiera pudo concretar una respuesta, ya que TaeHyun se acercó a darle un beso en la boca. Lento, profundo y un poco salivoso, el beso tuvo el mismo efecto que haberlo abrazado para marcarlo en su olor: lo fundió por completo. Le devolvió el beso, tratando de no apretar a YeSeo, que empezó a quejarse porque debido al movimiento, terminó despertándose.
— Te beso porque quiero — dijo TaeHyun al alejarse —, porque besarte se siente como el verano, y me gusta mucho el verano.
— TaeHyun...
— Y claro, tienes razón: yo puedo salir con otros Alfas, y tú también puedes salir con otro Omega si a ti te gusta alguien más.
— A mí no me gusta nadie más que tú, TaeHyun — declaró BeomGyu.
— Has perdido toda vergüenza — replicó TaeHyun, y BeomGyu sonrió, relajándose por primera vez en toda la tarde —, ven aquí, dame otro beso.
No tuvo que rogarlo, pues BeomGyu era adicto a sentir la boca de TaeHyun sobre la suya. Se moría por agarrarlo por la cintura y poder acercarlo más, pero YeSeo comenzó a protestar con más ganas.
— ¿Podemos...? — BeomGyu tartamudeó cuando TaeHyun se alejó. — Si tú quisieras, ¿podemos... podemos tener alguna cita? ¿Más adelante? Quiero... quiero llevarte a cenar — no sabía por qué, pero enrojeció con fuerza. — Si tú... si lo deseas...
— Bien — TaeHyun asintió —, pero debes saberlo, Beommie, si me vas a cortejar, acepto solo regalos caros.
BeomGyu se rio y ese ruido pareció animar a YeSeo.
— ¡Papi! — gritó, abrazándolo. — Papi bonito.
— No, tú eres la bonita — BeomGyu empezó a besar el rostro de YeSeo, con menos angustia en el corazón y un pequeño, pequeñito, rayo de esperanza iluminándolo.
AAAAA HE VUELTO
les amo, gracias por seguir aquí después de tanto tiempo. se los voy a compensar, muaakkk.
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