02
TaeHyun y BeomGyu empezaron a salir cuando el Omega tenía dieciséis años, cuando el menor creía que no atraía la mirada de ninguna persona. TaeHyun siempre se consideró afortunado porque BeomGyu no fue como ningún Alfa que hubiera conocido antes.
En primer lugar, BeomGyu siempre le dio su espacio y se encargó de cortejarlo correctamente, en lugar de encerrarlo a solas en algún momento y marcarlo a la fuerza.
Además, BeomGyu le dio la posibilidad de elegir estar con él, cosa que casi ningún Alfa hacía, porque ellos eran la cúspide de la pirámide social, por lo que tenían más derecho que los Omegas.
En segundo lugar, también le respetaba y jamás le levantó la mano ni usó la voz Alfa de forma déspota, no como ocurría con una gran parte de parejas actuales.
TaeHyun comprendía muy bien cuál era su lugar, siendo el esposo ideal y madre perfecta, y mientras cumpliera con ese papel, BeomGyu no tendría problema en permitirle lo que quisiera. Las únicas veces que BeomGyu usaba la voz Alfa era cuando TaeHyun no podía controlar su lengua y soltaba lo que pensaba, sin considerarlo dos veces.
Por último, BeomGyu era un padre preocupado de que nada le faltara a los cachorros, permitiéndoles caprichos de vez en cuando, aunque tuviera cierto favoritismo por HeeSeung.
TaeHyun se sentía culpable de no haberle dado otro hijo Alfa a su esposo, pero, cuando hablaban de un cuarto bebé, el Omega aludía siempre a que no se sentía preparado. No luego de los mellizos y JungWon.
Así que BeomGyu, con todas esas cualidades, debía ser comprensivo y empático con su familia, ¿no?
- Necesito que me lo cuenten todo - dijo, una vez JungWon se calmó en sus brazos, acariciándole el cabello desordenado y dándole un beso en la frente.
JungWon hipó, en tanto SungHoon se sentaba en el sofá y HeeSeung hacía una mueca. Los mellizos poco se parecían, en especial porque HeeSeung sacó la altura de BeomGyu, mientras SungHoon era un poco más bajo, y era evidente que HeeSeung era el Alfa por su actitud exigente.
- Hoy tenía club de taekwondo - comenzó a explicar JungWon, levantando su rostro mientras sorbía por su nariz -, así que fui y el profesor nos hizo entrenar en parejas. Me tocó contra Hwang JaeJoong, el Alfa que siempre me molesta, entonces...
TaeHyun apretó sus dientes al reconocer el nombre. Hwang JaeJoong era un chico de dieciséis años que también estaba en el club de taekwondo, siendo uno de los mejores miembros, aunque...
Se supone que los Omegas no pueden entrar a esos clubes. Los Omegas, según las leyes de la sociedad coreana, eran delicados, tiernos y frágiles, por lo que debían ser cuidados. También, debían evitar entrar a lugares y clubes en los que pudieran ser dañados, y solo dedicarse a aprender tareas del hogar junto con la crianza de los hijos.
Sin embargo, existían algunas pequeñas excepciones: JungWon, en este caso, había demostrado -desde hacía un año atrás- habilidades excepcionales para el taekwondo, pues el Omega se interesó por aquel deporte y comenzó a practicarlo en secreto.
Cuando fueron las pruebas para entrar al club, JungWon fue increíble. El menor llamó la atención del entrenador, y este le permitió la participación en el taller, pero debía tener la autorización del Alfa a cargo, en este caso, BeomGyu .
Sin embargo, la respuesta de BeomGyu fue un no rotundo.
- JungWon es un Omega - dijo en la cena, cuando TaeHyun se lo contó -porque su hijo habló primero con él-. - El Taekwondo no es bueno para él, se hará daño, y eso es peligroso.
- ¡JungWon es genial! - replicó HeeSeung, viendo la cara triste de su hermano menor. - El otro día le quité su leche de plátano y me tiró una patada para recuperarla. ¡Fue genial, papá!
Pero a BeomGyu eso no le hizo gracia alguna, porque no consideraba correcto que un Omega golpeara a un Alfa.
TaeHyun pensó en dejar el tema allí, pero no pudo hacerlo cuando, al ir a arropar a JungWon para dormir, él lo miró con sus ojitos de gatito.
- Por favor, mamá - había murmurado con la voz quebrada -, convence a papá. Yo realmente quiero estar en el club, ¡prometo no pedirte nada más!
BeomGyu volvió a decir que no cuando se acostó a su lado en la cama, aunque terminó cediendo, cuando TaeHyun le propuso otro trato: dejar el condón cuando tuvieran relaciones sexuales.
La verdad es que usaban dicho preservativo para evitar otro cachorro, aunque BeomGyu quisiera un cuarto hijo. Sin embargo, el mayor respetaba la decisión de TaeHyun de esperar un poco más, así que la propuesta del Omega fue bien recibida y, al día siguiente, el Alfa firmó la dichosa autorización.
JungWon gritó por la felicidad, dándole un beso a BeomGyu en la mejilla para luego abrazar a TaeHyun. El Omega mayor sonrió, contento, porque JungWon parecía realmente emocionado por ello, y demostró que el club le gustaba demasiado y que sí era para él.
Al menos, hasta que varios Alfas comenzaron a resentirse porque JungWon era demasiado bueno, incluso mejor que muchos otros que llevaban varios años allí. Entre esos resentidos, se encontraba Hwang JaeJoong.
- ¿Qué pasó con él? - preguntó TaeHyun.
SungHoon soltó un ruido de disgusto.
- Le derroté en el entrenamiento - explicó JungWon - y no le ha gustado mucho, así que, al final de la clase, cuando estaba saliendo de las duchas, me agarró y comenzó a molestarme. Me empujó contra la pared y... y... -su tono se apagó - Y dijo que yo era un tonto, un inútil Omega, que iba a marcarme, que me follaría y me preñaría para que aprendiera cuál era mi lugar...
TaeHyun apretó el agarre en el brazo de JungWon, enfurecido.
- Yo escuché lo último - continuó HeeSeung -, y me lancé a golpearlo. ¡Fue un idiota!
- Tuve que llevarme a JungWonnie de allí - agregó SungHoon. - Es que no dejaba de llorar.
- ¡No quiero que me marque! - comenzó a llorar JungWon otra vez - ¡No me gusta ese Alfa, a mí solo me gusta SungJunnie!
TaeHyun volvió a abrazarlo para calmarlo, tratando de contener la ira en su interior ante lo que le acababan de contar. JungWon tenía solo doce años, ¿cómo una persona podía decirle esas palabras tan horribles? ¡Aún faltaba mucho como para que su hijo tuviera una madurez sexual!
Además, por último, ¡JungWon iba a escoger a su Alfa, así como SungHoon también lo haría! TaeHyun no permitiría que ellos fueran obligados a estar con alguien a quién no querían.
- No te va a marcar - dijo TaeHyun, levantando el rostro de su cachorro menor para limpiar sus lágrimas. - Tú no serás el Omega de ese tonto Alfa, ¿entendido? - JungWon asintió. - Al final de cada clase, HeeSeung te irá a buscar, ¿está bien? Y SungHoon te acompañará al club de taekwondo.
- Pero a esa hora me junto con SeongHwa - protestó SungHoon, antes de que HeeSeung le diera un manotazo.
- Puedes llevar al idiota de SeongHwa allí - contestó HeeSeung.
SungHoon murmuró por lo bajo, pero acabó cediendo ante la mirada seria de TaeHyun.
TaeHyun no permitiría jamás que les hicieran daño a sus bebés, ningún Alfa les pondría la mano encima bajo ningún motivo.
Así que, para la hora de la cena, cuando BeomGyu estaba junto a ellos, sacaron el tema a colación otra vez. El Alfa escuchó todo en silencio antes de hablar:
- La solución es sencilla... - comenzó a decir pausadamente, en medio del silencio - JungWonnie, es mejor que te retires de ese club.
El Omega menor abrió sus ojos con sorpresa, en tanto HeeSeung se atragantaba con el trozo de carne que estaba comiendo y SungHoon separaba sus labios en una mueca atónita. TaeHyun, por otro lado...
Todos miraron el plato en el suelo, quebrado, que TaeHyun botó.
- ¿Qué estás diciendo? - preguntó, su voz enfurecida, sin poder evitarlo. - ¡JungWon no tiene por qué retirarse del club!
- TaeHyun - le advirtió BeomGyu.
- ¡Él no ha hecho nada malo! - insistió. - ¡Es más, tú deberías ir y pedir que saquen a ese chico del club!
- Omega - el tono de BeomGyu salió helado, sin embargo, TaeHyun no se dejó amedrentar, poniéndose de pie.
- ¡Ese chico no tiene ningún derecho sobre JungWon! ¡Ningún Alfa tiene derecho sobre mis cachorros!
- ¡Cállate, TaeHyun! - ordenó BeomGyu, poniéndose de pie también, con su mandíbula endurecida y usando su voz de Alfa.
Los labios del Omega se cerraron automáticamente, sintiendo como una parte suya se sometía ante la orden.
Por otro lado, HeeSeung también se puso de pie.
- ¡No le grites a mamá! - le gritó molesto. - ¡Él tiene razón: JungWon no tiene por qué dejar el club! ¡Ese Alfa es el que se comporta como un idiota!
BeomGyu soltó un gruñido de advertencia, provocando que SungHoon y JungWon bajaran la vista, temblando por el miedo.
- A su cuarto, ¡ahora! - ordenó BeomGyu, impregnando sus órdenes en más voz Alfa.
Los dos Omegas menores no tardaron en obedecer, casi corriendo para huir de allí, pero HeeSeung permaneció, aunque se sacudió ante la enfurecida mirada de su papá.
- A. Tu. Cuarto - espetó BeomGyu.
HeeSeung obedeció.
El Alfa se giró hacia TaeHyun, que respiraba con los dientes apretados. Sus pupilas estaban dilatadas por el miedo, sin embargo, permaneció de pie.
- Me desafiaste, TaeHyun - empezó a decir BeomGyu. - Ni siquiera en privado, sino frente a los niños. ¡Frente a nuestros cachorros! ¿Qué van a creer ahora?
BeomGyu hizo el amago de agarrarlo de la mandíbula, pero TaeHyun se echó hacia atrás, manoteando.
Nunca antes se sintió tan enfurecido con BeomGyu porque no tenía motivos para estarlo, sin embargo, esta situación se estaba descontrolando, escapándose de las manos, porque no podía creer la actitud que adoptó su pareja.
Se suponía que debía ser comprensivo y ponerse de su lado, ¿por qué entonces hacía todo lo contrario?
Se giró, marchándose al cuarto de JungWon e ignorando los llamados de BeomGyu. Era incapaz de seguirlo mirando ya que, además, quería largarse a llorar por haberlo callado con la voz Alfa. Por haberlo silenciado solo por expresar su opinión ante lo injusto y cruel que fue su comentario.
BeomGyu no podía entenderlo, no podía ver todo el miedo que le daba que sus cachorros Omegas estuvieran amenazados. Él lo veía en otra posición porque era Alfa, porque siempre tuvo privilegios, pero no podía ponerse en su lugar.
Ese fue siempre el defecto de su marido.
Entró al cuarto, olisqueando la pena y el temor en el aire, viendo el bulto sobre la cama, y no dudó en subir al colchón. Abrazó el cuerpo pequeño de su bebé grande, oyéndolo sollozar.
- Lo... lo si-siento - lloró JungWon - papá y tú pelearon por mi... mi culpa...
- No - susurró, dándole un beso en la coronilla de su desordenado cabello. - No, tú no tienes la culpa, Wonnie.
JungWon se revolvió en sus brazos, enterrando su rostro en su pecho y dejando que las feromonas de TaeHyun le tranquilizaran para que le hicieran sentir mejor.
- No quiero dejar el club - susurró con la voz quebrada. - Yo no hice nada malo, ¿por qué debo dejarlo?
El estómago de TaeHyun se apretó.
- No lo vas a dejar - prometió -. no abandonarás tus sueños, JungWonnie.
"No permitiré que te arrebaten tus esperanzas, cachorrito."
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