Advertencias: drama y angst. Shownu!Alfa x Kihyun!Omega.

—Hueles mucho a alfa.

Kihyun enarcó una ceja y se giró hacia su hijo mayor, Minhyuk, que le observaba con el ceño levemente fruncido, sus labios abultados en una señal de disgusto. Kihyun sintió su marca vibrar, tan viva en ese instante, anunciando que Hyunwoo iba de camino a su hogar luego de un largo día de trabajo, y no pudo evitar sonreír por el gusto.

Las cosas estaban bien. Muy bien. Kihyun era muy feliz cuando las cosas iban así, a pesar de que hubiera muchas cosas por solucionar.

—Por supuesto —respondió Kihyun, friendo las verduras en la sartén—, tu papá es un alfa.

Minhyuk hizo un mohín más marcado.

—No me gusta que huelas así —replicó Minhyuk—, prefiero tus feromonas maternas. Hyungwon y Kyun no te lo dirán, pero ellos igual las prefieren. No nos gusta tu nuevo olor.

Kihyun suspiró, sabiendo que Minhyuk tenía razón con el tema de sus otros dos hijos. Changkyun ahora lo abrazaba y frotaba su cabecita contra su cuello, desesperado por sentir sus feromonas dulces y que le calmaban para dormir, como si tuviera cinco años. En especial desde que le dijeron que no tuvieron resultados positivos en esa desastrosa cena con la familia Kim.

—Ustedes son mis cachorros —dijo Kihyun, sacudiendo su cabeza—, pero tu papá es mi alfa, Minhyuk, ¿qué se supone que debo hacer? —le miró de reojo, afectado—. Toda mi vida me han enseñado que mi alfa siempre va primero. ¿No te lo enseñan a ti también, Minnie?

—Pero no es justo —respondió Minhyuk—, no... ¡no es justo que debas hacer tantas cosas por papá y él no hace nada por ti!

Kihyun permaneció quieto, observando a su hijo con sus ojos completamente abiertos. Hyunwoo, que acababa de llegar y entrar a la cocina, observó a Minhyuk también atónito.

—Minhyuk —llamó él.

El muchacho se sobresaltó, girándose, con el color pintando sus mejillas. Sin embargo, cuando Hyunwoo hizo el amago de tocarlo, Minhyuk endureció su mirada.

—No me toques —espetó, enfurecido—, me da vergüenza que seas mi papá.

Sin añadir más, salió de la cocina a paso enojado, sin voltearse hacia atrás. Hyunwoo pestañeó y regresó su mirada hacia Kihyun, que volvió su atención a la cena que preparaba, pues olisqueó el ligero olor a quemado.

—No lo dice en serio —dijo Kihyun, su voz temblando.

—Claro que lo dice en serio —Hyunwoo suspiró, caminando hacia él, abrazándolo por la cintura y dejando un beso sobre su cuello, encima de su marca—. ¿Te he hecho feliz, bebé?

Kihyun apagó el fuego de la cocina para que la comida no se quemara, girándose para abrazar a Hyunwoo de vuelta y tratando de concentrarse en su aroma. En su presencia.

—Por supuesto que sí —dijo Kihyun—. Tenemos una familia, me has dado hijos...

—Por presión mía —recordó Hyunwoo.

—Fueron apresurados —reconoció el omega—, pero desde que empezamos a salir que quise llevar a tus cachorros. Trabajas muy duro y tú nunca... nunca me has golpeado ni me has tratado como la mayoría de alfas tratan a sus parejas. Tú eres bueno, Hyunwoo, muy bueno.

—A veces —murmuró el más alto, besándole la coronilla de su cabeza—, no me siento así. A veces me siento como un monstruo.

Kihyun no sabía qué decirle exactamente para hacerlo sentir menos mal, sólo frotó sus manos en los brazos de Hyunwoo, soltando feromonas dulces que su esposo adoraba, según él. Hyunwoo volvió a darle un beso en el cuello, soltándolo y marchándose al cuarto matrimonial para cambiarse de ropa en tanto Kihyun terminaba de preparar la comida.

Sin embargo, una idea quedó rondando en la mente del omega: ¿era feliz con Hyunwoo? Meses atrás, habría contestado sin dudarlo un instante, pero en ese preciso instante, cientos de dudas invadían su mente, comenzando por el hecho de que Kihyun nunca pudo escoger a qué edad tener cachorros. Si hubiera podido elegir, habría decidido que veinticinco años era una buena opción para el primer bebé, y un segundo con treinta años, así dedicaba la atención suficiente al primero para que creciera bien.

Aunque no tuvo esa elección, así como tampoco tuvo la posibilidad de elegir seguir estudiando o trabajar. Hyunwoo le presionó en tantas, tantas cosas...

Se forzó a detener ese hilo de ideas, ¿qué estaba pensando? Hyunwoo era su marido, su alfa, su otra mitad. Hyunwoo tenía el derecho a tomar las decisiones que consideraba mejor, ¿no es así?

Pero, ¿y sí decidía de pronto que Changkyun debía resignarse a ese alfa, a Kim Woojin? ¿Kihyun sería capaz de acatar esa decisión como hizo con las otras? El sólo pensamiento provocó que algo dentro de él temblara, porque sabía bien cuál sería la respuesta a eso.

Jamás. Kihyun jamás lo permitiría.

Entonces, ¿dónde estaba el límite entre lo que podía permitir y lo que no? ¿Dónde se trazaba esa delgada línea que rogaba nunca cruzar? Kihyun estaba bien con esa vida antes de que todo se torciera, tenía una casa, un esposo, hijos, una cama dónde dormir, un marido que no le golpeaba ni le trataba como un esclavo, no le faltaba amor. Era una buena vida. Una excelente vida, dirían omegas menos afortunados.

Sin embargo, ¿por qué se sentía tan miserable de pronto?

Changkyun estaba terminando con el primer cómic de las aventuras de I.M y sus amigos, algo entusiasmado por ese pequeño proyecto que inició y estaba tomando forma. Cuando fuera más grande, pensó, quizás podría publicarlo para hacerse millonario de esa manera, ¡sonaba como un magnífico plan! Así, en el momento en que tuviera dinero, compraría dos pasajes de avión para viajar con su mamá muy, muy lejos de allí, sólo los dos.

Changkyun le demostraría así cuanto le quería por ser tan buena mamá.

La puerta se abrió, así que miró hacia ella con la esperanza de que fuera Kihyun, pero su sonrisa se congeló al ver a Hyungwon, que tenía una expresión culpable. Mamá fue sólo dos horas atrás a cenar con él, llevándose los platos una vez acabó, sin asomarse en todo ese tiempo.

—Oye, Kyunnie...

—¿Por qué mamá no viene a dormir conmigo? —preguntó, su ceño fruncido, repentinamente enfadado.

Hyungwon se sentó a su lado en la cama y Changkyun escondió sus dibujos en el mueble, enojado. Su hermano mayor suspiró, liberando feromonas maternas para calmarlo, pero no era lo mismo para el niño.

—Porque mamá tiene derecho a estar un tiempo con papá también, Changkyun —trató de explicar Hyungwon, su voz suave.

—¡No! —el menor estaba realmente molesto, sin importarle lucir como un niño pequeño berrinchudo—. Yo quiero a mamá, ¡ya pasó mucho tiempo con papá! Ahora apesta a él...

—Kyun...

—¡Trae a mamá, ahora!

Hyungwon se puso de pie, exasperado por el comportamiento de Changkyun, pero al omega más pequeño no le interesaba. Si tenía que ir incluso al cuarto de mamá, lo haría.

El hermano mayor salió, pero no fue donde debían estar sus papás, sino que se marchó a su propio cuarto, sobresaltando a Minhyuk cuando entró y se subió a la litera, acostándose en su cama.

—¡Changkyun es un bebé! —fue lo que trató de explicar.

—¿Sí? —dijo Minhyuk, algo inseguro.

—¡Todos queremos a mamá! —siguió protestando Hyungwon—. ¡Pero él quiere que mamá le preste atención sólo a él, a nadie más!

—Hyungwon...

—¡Yo igual lo necesito! —Hyungwon rompió a llorar—. Yo igual quiero que mamá me mime como hace con él, pe-pero Kyun es tan egoísta a veces...

Minhyuk no supo qué decir, porque si era sincero, él también se sentía así muchas veces. Cuando Kihyun se preocupaba de mimar tanto a Kyun, aparecían esos celos que trataba de no mostrar, razonando que su hermano era el menor, además de estar pasando por una difícil situación que, en ese momento, no parecía tener arreglo inmediato.

Pero Minhyuk sentía que estaba asumiendo un rol adulto demasiado rápido, y estaba muy asustado de lo que podía significar; para Hyungwon debía ser igual, cuidando a Kyun cuando mamá no estaba, y todo era tan, tan difícil...

Subió a la litera, recostándose junto a su mellizo, que lo abrazó para sollozar en su hombro un instante.

Mientras tanto, al ver que mamá no entraba a su cuarto, Changkyun mordió su labio inferior y se puso de pie. Se puso sus pantuflas, envolviéndose en el cobertor que todavía conservaba el olor de Kihyun. Mamá no iba a dormir desde hace tres días con él, era demasiado para el niño, que entendía que quizás necesitaba un poco de tiempo con papá, ¡estaba bien! Pero ya eran muchos días y lo quería de vuelta.

Se forzó a salir al pasillo, directo al cuarto de mamá y tocando la puerta con fuerza. Rogaba que fuera Kihyun quien–

Hyunwoo abrió.

Changkyun retrocedió de manera automática, su labio inferior temblando.

—¿Cachorrito? —preguntó su papá, llevando ese pijama a juegos que compartía con mamá.

El niño trató de mirar hacia el interior, esperando que mamá apareciera de pronto, pero Hyunwoo no abrió mucho la puerta, lo suficiente como para que sólo el cuerpo del alfa se viera.

El pensamiento de que quizás interrumpió a sus padres en la intimidad, lo hizo sentir avergonzado. Avergonzado y otra vez enfadado.

—Quiero a mamá —dijo, exigente.

Hyunwoo parpadeó, sorprendido.

—¿Hyungwon no fue a tu cuarto, Kyunnie? —preguntó con amabilidad, algo confundido.

Changkyun frunció el ceño.

—Sí —dijo—, pero no lo quiero a él. Yo quiero a mamá, papá.

—Mamá...

—¡Quiero a mamá! —refunfuñó.

Hyunwoo se tensó, girándose, y vio a su omega saliendo de la cama, cubriéndose con la bata y con una expresión cansada en su rostro. Minuto atrás estuvieron besándose, con Kihyun liberando feromonas para hacer un nido y pasar un tiempo pequeño juntos, pero notó enseguida que el nido se rompió.

Quiso regañar a Changkyun por haber hecho eso, pero sólo decidió callar porque sabía que las cosas eran difíciles y complicadas.

Abrió más la puerta, dejando que Kihyun saliera.

—¿Qué ocurre, bebé? —preguntó Kihyun, suspirando.

—Vamos a dormir juntos —el tono exigente de Changkyun desapareció, reemplazado por evidente necesidad—, Hyungwon no eres tú. Yo te quiero a ti.

—Está bien, está bien...

Kihyun le dirigió una última mirada a Hyunwoo, prometiéndolo que continuarían con lo suyo en otro momento, pero el alfa no hizo expresión alguna. Los vio desaparecer, con Changkyun murmurando palabras bajas.

Se forzó a pensar que era lo mejor en ese instante.

Kihyun no podía decidir bien en qué momento los integrantes de su familia decidieron empezar a pelear por su cariño.

Todos, en algún momento del día, parecían exigir su completa atención: estaba con Changkyun todo el día, hasta que Minhyuk y Hyungwon llegaban del colegio. Entonces, los mellizos querían que les hiciera compañía mientras avanzaban en sus tareas, o le ayudaban a preparar la cena, pero siempre estaban alrededor de él. Hyunwoo aparecía, cerca de las siete de la tarde, y ahora debía estar con él hasta la hora de la cena, en donde iba al cuarto de Changkyun para cerciorarse de que comiera.

Y la hora de dormir era la más complicada: ahora debía ir a arropar a Hyungwon y Minhyuk, dejando sus almohadas cubiertas con sus feromonas maternas, para luego ir donde Changkyun, envolverlo en su aroma y quedándose con él hasta que caía dormido. A veces, Kihyun dormía con él. Otras veces, se escabullía hacia su habitación matrimonial, dejando que Hyunwoo le mimara un instante. Si tenía suerte, Changkyun dormía profundamente y no iba a buscarle, pero si no, el niño iba en la madrugada, alegando una pesadilla, así que volvía con él a su cuarto.

Una vez le sugirió dormir allí, con mamá y papá, pero Kyun se puso a llorar con más fuerza. De ahí no volvió a mencionar algo así, aunque sabía que le hizo un poco de daño a Hyunwoo.

Le sonrió a Jihyo, que le sirvió café en una bonita taza de cerámica. Decidió ir a visitarla, aprovechando que era sábado y Hyunwoo estaba en casa para quedarse con los cachorros. Changkyun preguntó por qué no iba ella a verlos, pero... pero Kihyun decidió mentir un poco y decir que no, porque su papá estaba en casa, y papá y Jihyo no se llevaban bien. Era mitad cierto, sabiendo del desagrado de Hyunwoo por su amiga, pero tenía claro que si la omega iba a verlo, su alfa se tragaría su desagrado.

Kihyun quiso ir a verla porque necesitaba salir un poco de esa casa que, en ese instante, estaba transformándose en una cárcel.

—Luces muy cansado —comentó su amiga, echándole azúcar al té que se hizo.

—Estoy cansado —concedió Kihyun—, Changkyun...

—¿Cómo está él?

—Está actuando como si tuviera seis años —dijo Kihyun—, como cuando tenía pesadillas y se metía en la cama, entremedio de Hyunwoo y de mí, abrazándome para dormir. Changkyun tuvo una etapa muy fea a esa edad porque unos niños le molestaban por ser omega, así que se la pasaba triste todo el día. Pero ahora es peor.

—Es entendible —dijo Jihyo, comprensiva.

Kihyun sintió sus ojos llorosos.

—Lo es —dijo, y trató de tragarse sus lágrimas—, pero estoy tan cansado, Jihyo, me exige tanta atención, me mira como si yo pudiera solucionar todos sus problemas, como si fuera uno de los superhéroes que tanto le gustan, y ya no puedo con esto.

Jihyo le estaba escuchando en tranquilo silencio, sin dirigirle una mirada juzgadora, tan amable y dulce con él. Kihyun sentía su garganta apretada, sabiendo que era por las lágrimas, pero también por esas palabras que no podía decírselas a nadie, ni siquiera a su alfa por lo horribles que eran.

Sin embargo, ahora necesitaba soltarlas, porque era como si lo estuvieran ahogando.

—A veces... a veces sólo quiero que me deje una noche en paz para que así Hyunwoo me abrace y no deba preocuparme de nada. Pero... pero cada maldita noche debo quedarme con él para sostenerlo y... y... —limpió sus ojos—. ¿Y quién me sostiene a mí?

Listo, las dijo, sintiéndose inmediatamente horrible por pensar que Changkyun era un estorbo, cuando su hijo estaba sufriendo. Aunque otra parte de él se sintió mejor ahora que no lo estaba ocultando más. Qué horrible desastre era.

—¿Y los mellizos? —preguntó Jihyo.

—Minhyuk trata de ponérmela fácil, no dice mucho, me ayuda con algunas cosas de la casa y cuida de Hyungwon, pero cuando me mira, sé que tiene miedo y me necesita —Kihyun bebió un poco del café, con el dolor de cabeza aumentando—. Hyungwon ya no quiere ir al cuarto de Changkyun porque dice que él no le quiere allí, y además está deprimido por su ruptura con Hoseok, se la pasa abrazándome para que quede impregnado en mi olor. Trato de atenderlos, pero...

—Kihyun...

—Hay momentos donde pienso en escapar —sollozó Kihyun—, donde pienso en dejar todo tirado, incluso a Hyunwoo, y desaparecer de casa. No me he sentido así desde que nacieron los mellizos y me dio depresión post-parto.

Jihyo le tomó la mano, dándole un apretón suave para calmarlo un poco, soltando también feromonas de estabilidad. De pronto, a su regazo saltó el gatito que su amiga tenía, de color negro con manchas blancas, llamada Bbuyo. Era muy regalona, y Kihyun no pudo evitar acariciar su cabeza, ganándose un ronroneo de su parte.

—¿Cómo solucionaron eso con Hyunwoo? —preguntó Jihyo.

Kihyun dejó de mirarla.

—No quiero hablar del pasado —respondió, más bruscamente de lo que hubiera querido, y Jihyo decidió no seguir investigando lo ocurrido tantos años atrás.

—Deberías conversar con Changkyun y explicarle lo que está ocurriendo —terminó diciendo Jihyo—, si sigues guardándote estas cosas, en algún momento vas a terminar explotando, y le harás mucho más daño, Ki.

—¿Eso no me hace mala madre?

—No —Jihyo le revolvió el cabello—, antes que una madre, Kihyun, eres una persona. Y tú también tienes sentimientos que se pueden romper y se tienen que cuidar.

Kihyun echó su cabeza hacia atrás, sin dejar de hacerle cariños a la gatita en su regazo, sintiendo cómo se relajaba un poco más gracias a ese ambiente tranquilo en el que estaba. Quería quedarse mucho más tiempo allí, quizás una noche entera, donde nadie le molestara, pero sabía que no era bueno. Ya veía que Changkyun era capaz de ir a buscarlo para dormir con él.

—Además, está el hecho de su marca —continuó Kihyun, volviendo su vista a Jihyo—, Changkyun llora mucho porque dice que le duele —apretó sus manos en un puño—. Dice que Woojin lo está envenenando a través del enlace.

—Tal vez deberían hablar con ese chico —sugirió Jihyo, logrando que Kihyun la observara, atónito—, sin sus padres —aclaró—. Sólo ustedes y él, quizás Changkyun igual. Si ve todo lo que está sufriendo Changkyun, y ustedes lo incentivan a romper el enlace, quizás lo haga. Su padre es quien debe estarle metiendo esas cosas en la cabeza.

El omega se le quedó mirando un buen instante en silencio, como si estuviera analizando lentamente lo que le estaba diciendo su amiga, una expresión pensativa en su rostro.

—Odio a ese bastardo —terminó diciendo Kihyun, levantando a la gatita, poniéndola frente a su cara—, pero tal vez tengas razón. Hablar con él... —BBuyo maulló en acuerdo, sacándole una sonrisa al hombre—. Gracias, Jihyo.

—No es nada —Jihyo también le sonrió, y Kihyun se sintió culpable. Otra vez.

—Lamento estarte llenando con mi mierda —se disculpó el omega, bajando a la gatita—, nos vemos tan poco y lo único que hago es contarte mis problemas...

—No importa —aseguró Jihyo—, para eso somos amigos. Debemos apoyarnos en lo que sea, Kihyun —ella lo abrazó, encantada, y Kihyun le devolvió el abrazo, feliz de poder contar con alguien para hablar de todos esos problemas que le estaba acongojando.

Horas más tarde, Hyunwoo le fue a buscar, aunque al ver su cara notó de manera inmediata que algo malo pasó.

—Oye —dijo, dándole un beso en los labios—, ¿ocurre algo? ¿Le pasó algo a los niños?

El alfa suspiró, conduciendo con su ceño un poco fruncido.

—Papá ha decidido hacernos una visita sorpresa —dijo su esposo.

Kihyun parpadeó.

—Oh —dijo, sin entender todavía—. ¿Eso es algo malo?

Hyunwoo suspiró, sacudiendo su cabeza, aunque Kihyun entendió inmediatamente el mensaje: hace mucho sabía que su alfa no se llevaba muy bien con su padre. Su esposo no le contó nunca la razón del por qué, por lo poco que tenía claro, era algo respecto a su madre. La señora Son, según tenía entendido, los abandonó cuando Hyunwoo tenía trece años y nunca volvió. No sabía más allá de eso.

Kihyun no se llevaba mal con su suegro, por el contrario, Son Kyungho era muy amable, dulce y divertido, para ser un alfa. Adoraba a sus nietos, a los tres, nunca hacía diferencias con ellos, y cuando eran más pequeños, incluso los cuidaba si Kihyun y Hyunwoo salían por las noches. A diferencia de los padres de Kihyun, Kyungho no era conservador, encantado con que Kihyun fuera un omega algo diferente al resto. A veces, incluso mencionaba a su ex-esposa, comparándola con él, pero Hyunwoo le cortaba antes de que Kihyun pudiera enterarse de más.

Decidió no decir otra cosa, llegando a casa pocos minutos después, sin sorprenderse cuando encontró a Kyungho en la cocina, preparando la cena. El alfa nunca tuvo una novia ni se casó después de que su esposa se fuera, así que aprendió a ser bastante independiente.

Tampoco se sorprendió al ver a Minhyuk y Hyungwon metidos en la cocina, animados, hablando con su abuelo.

—¡Kihyun! —saludó Kyungho, animado—. ¿Cómo estás?

—Hola, Kyungho —dijo, dándole un abrazo, mientras Hyunwoo se mantenía algo apartado—. Deja eso ahí, ya lo termino yo...

—¡Qué dices! —dijo Kyungho—. No te preocupes, hijo, me gusta cocinar. Además, descansas un poco, debes haber tenido un día agotador.

Kihyun no pensaba insistir, siendo honesto, porque no tenía demasiadas ganas de preparar algo para comer.

—Prefiero que mi omega cocine la cena —dijo Hyunwoo de pronto, suspirando.

Kihyun lo miró sin expresión, sintiendo que los mellizos se tensaban. Kyungho hizo un gesto con su mano, quitándole importancia al ambiente del lugar.

—Sobrevivirás si no comes los platos de tu omega un día —dijo Kyungho, su tono tan firme que nadie replicó.

—Iré a ver a Kyun —dijo Kihyun, decidiendo salir de la cocina porque realmente no tenía tiempo para esas cosas, menos cuando sintió cómo el dolor de cabeza pareció volver un momento.

No podía entender a Hyunwoo a veces, menos cuando su padre iba a verlos. Kyungho no era un mal alfa, era incluso a veces más decente que su propio esposo, tan amable con sus nietos, un abuelo que les cumplía todos sus caprichos y los felicitaba por todo. Cuando Changkyun le contó que entró al club de taekwondo, incluso lo llevó a comer un helado como un premio por su esfuerzo.

Pero debía agradecerle también a Kyungho que hubiera criado a Hyunwoo de esa forma, porque en una familia tradicional, muy posiblemente su esposo habría sido un déspota como ocurría con los Kim.

Recordaba que, una vez, tiempo atrás, Kyungho fue a quedarse con ellos un fin de semana que Hyunwoo tuvo un viaje de negocios. Los niños eran pequeños: los mellizos tenían seis años y Changkyun tres, Hyunwoo alegando que no quería dejarlos sin protección durante esos días. Su alfa sugirió primero que su madre fuera a cuidarlos, para ayudarle así también con los niños, pero Kihyun no la quería metida allí con él. Su madre era... su madre era muy tradicional, siempre criticando todo lo que hacía, siempre alabando a Hyunwoo por ser tan buen alfa y haberlo tomado como omega cuando era un desastre. De seguro, estaría insistiendo todos esos días que ya era momento de quedar preñado otra vez para darle un cachorro alfa a su esposo.

Kihyun se decantó por Kyungho, a lo que Hyunwoo decidió no protestar mucho, y fue un fin de semana bastante tranquilo. A diferencia de su marido, Kyungho jugó bastante con los niños e incluso los arropaba para irse a dormir, ofreciéndose también a preparar los almuerzos. Entre las muchas conversaciones que mantuvieron, Kyungho hizo un comentario que picó bastante en Kihyun:

—Hyunwoo era muy servicial cuando niño —dijo, mientras Kihyun sacaba la ropa de la lavadora—, siempre se ofrecía a llevar las cosas de Jungeum, y ella le enseñó a los diez años a cocinar muchas cosas.

—¿Jungeum? —preguntó Kihyun, algo desconcertado.

—Oh. Su madre —aclaró Kyungho, dirigiéndole una mirada extraña—. ¿No te ha hablado de ella?

—No. No habla mucho de ella —respondió Kihyun.

—Fue un duro golpe para Hyunwoo, él la adoraba —Kyungho puso una expresión triste y desdichada—. La amaba mucho, así como yo la quería tanto.

Kihyun sintió la tentación de seguir preguntando más sobre esa extraña mujer, pero decidió no hacerlo al ver los ojos llorosos de su suegro. El omega escuchó muchas historias sobre omegas abandonando a sus alfas, dejándose marcar por otros alfas, y lo mucho que sufrían sus primeras parejas cuando las marcas eran rotas.

Además, tampoco podía concebir muy bien la idea de un omega abandonando a su cachorro, su único hijo, desapareciendo sin más. Los omegas y sus cachorros tenían un lazo muy delicado e importante, difícil de romper. Kihyun, por ejemplo, podía saber de manera inmediata el estado de ánimo de cada uno de sus hijos sin siquiera echarles una mirada.

Kihyun suspiró, tocando la puerta del cuarto de Changkyun, entrando y viendo al niño todavía en pijamas. Antes de ir a ver a Jihyo, le dijo que debía bañarse.

—Kyun, ¿qué te dije? —le preguntó, yendo a abrir las ventanas—. ¿Saludaste siquiera a tu abuelo?

—Abuelito vino y no le importó —respondió Changkyun, sacándole la lengua—. Báñame tú, mami.

—Tienes doce años —dijo Kihyun, sentándose en la cama—. No me necesitas para bañarte, Changkyun —el niño hizo un puchero, pero el adulto lo miró con seriedad.

—Pero me gusta que lo hagas —dijo el menor—, me gusta que me prestes atención y me cuides, mami...

—También debo prestarle atención a tus hermanos y a tu padre —recordó Kihyun—. Esta noche, el abuelo se quedará a cuidarlos. Con tu padre vamos a salir.

—¡No quiero! —protestó Changkyun, enrojeciendo—. Si tengo pesadillas, ¿quién va a venir...?

—Hyungwon aprendió a liberar feromonas maternas por ti, y no veo que se lo hayas agradecido —regañó Kihyun, callando al niño—. Changkyun, es sólo una noche, no pasará nada malo, ¿lo entiendes? El abuelo te cuidará junto a Minhyuk, y Hyungwon dormirá contigo.

—Pero yo te quiero a ti —lloró Kyun.

Kihyun lo abrazó.

—Changkyun... Eres mi cachorrito hermoso, ¿lo sabes? Mi mimado y bonito cachorrito —el menor sorbió por su nariz, asintiendo, dejando que mamá acariciara sus mejillas—, y voy a protegerte todo lo que pueda, pero también necesito mi espacio. Sólo una noche, bebé.

—Bu-bueno... —tartamudeó Changkyun, hipando todavía—. Lo siento, mami. Te quiero mucho.

El omega sonrió, revolviéndole el cabello.

—Yo también te quiero, mi cachorrito.

Como premio, Kihyun decidió bañar a Changkyun, limpiando su cabello que estaba creciendo, largo y bonito, arrancándole risas. Limpió incluso su marca, de un horrible color amarillento, llenándola de loción para bebé, poniéndole un nuevo parche encima. El niño decidió incluso ir a cenar a la mesa, por primera vez en casi un mes desde que todo ocurrió, animado porque el abuelo estaba, e incluso Hyunwoo parecía de mejor humor.

Luego de que sus padres se marcharan y el abuelo lavaba los platos, el niño se dirigió al cuarto de los mellizos, asomando su cabecita. Hyungwon le dirigió una mirada fugaz.

—Ya voy para tu pieza —dijo Hyungwon, enfurruñado—, sólo deja que...

—Lo siento, Wonnie —se disculpó Changkyun, callándolo—, no me porté bien contigo el otro día. Estaba muy triste y me descargué contigo, no lo merecías —ahora dirigió su vista a Minhyuk, que tenía también una mirada de pena—. Lo siento, Minnie, por no querer estar contigo. Tú no tienes la culpa de esto.

Minhyuk le sonrió con suavidad, sacudiendo su cabeza en una negativa suave, haciéndole un gesto para que entrara. Changkyun dudó un instante, pero terminó haciéndolo, yendo a los brazos de su hermano mayor para darle un abrazo.

—No sabía lo mucho que extrañaba esto —dijo Minhyuk, frotando su cabeza contra el cuello del niño, arrancándole unas risas.

—¿No hay espacio para mí? —preguntó Hyungwon, su ceño todavía un poco fruncido.

Changkyun volvió a reírse, tirando de él para envolverlo también en un abrazo, los tres fundidos en un pequeño nido que hicieron sin quererlo.

—¿Y no hay un abrazo para el abuelo también? —dijo repentinamente Kyungho, asomándose por la puerta.

Mientras los niños también lo abrazaban, el adulto pensaba en que, al menos, una de las cosas que su hijo hizo bien fue escoger a ese lindo omega como su pareja, aunque también tenía un poco de miedo por un hecho innegable.

Kihyun y Jungeum parecía tener muchas cosas en común.

El omega sintió que alcanzaba el cielo un instante, gimoteando en voz baja, sintiendo los labios de Hyunwoo sobre la piel de su cuello, sus dientes enterrándose encima de su marca.

—Te amo —murmuró Hyunwoo.

Kihyun se dejó envolver por el aroma del alfa, siempre llamándole la atención el hecho de que su olor fuera tan suave en comparación a otros: la vainilla era inconfundible para él.

Soltó varias risas cuando, una vez acabaron, Hyunwoo se movió, llenándole el cuello de besos suaves, haciéndole un poco de cosquillas. Kihyun tenía ganas de hacer un nido, pero en su casa resultaba casi imposible, así que debía conformarse con un intento vago de uno.

—Me encantas —prosiguió su alfa, poniéndose boca arriba, dejando que Kihyun apoyara la cabeza en su pecho—. ¿Seguro que no quieres volver ahora?

—No —dijo Kihyun—, quedémonos toda la noche —cerró sus ojos, oyendo los latidos de su corazón—. Hace mucho no tenemos un momento para los dos.

Hyunwoo le dio la razón con un ruido de su garganta, acariciándole el cabello, importándole poco a los dos el hecho de que estuvieran desnudos y pegajosos por sus fluidos. Había algo extrañamente íntimo en ese hecho, en esa realidad de que ellos perdieron toda vergüenza para estar así.

—Se me ocurrió... —comenzó a decir Kihyun, levantando su cabeza—, tal vez... deberíamos invitar a ese chico, a Kim Woojin, a cenar con nosotros...

Hyunwoo lo observó, sorprendido y confundido por el pedido del omega, viendo su mirada de indecisión. Kihyun no quiso decirle que, en realidad, fue idea de Jihyo, porque sabía que recibiría una negativa inmediata de Hyunwoo. Era mejor que creyera que fue un plan suyo.

—¿Cómo? —preguntó Hyunwoo, parpadeando.

—Ese chico está muy influenciado por su padre —continuó Kihyun, mordiendo su labio inferior un instante—, quizás, si él va sólo, podríamos convencerlo de dejar a Changkyun en paz, de que marque a otro omega.

Las cejas de Hyunwoo se arrugaron un instante.

—No sé si sea buena idea —dijo cuidadosamente.

Kihyun tampoco estaba cien por ciento seguro, pero una parte suya quería intentarlo porque no sabía qué más hacer para solucionar lo que estaba pasando con su cachorro menor. El tiempo se le estaba acabando demasiado rápido, antes de un parpadeo, Changkyun cumpliría trece años y sería su primer celo.

Lo otro era marcharse de esa ciudad, de irse a otra ciudad lejana, pero eso significaría que Hyunwoo perdería su empleo, y conseguir otro sería muy difícil. Sumado al hecho de que Woojin podría ir, incluso, a la Justicia para exigir sus derechos sobre su omega.

Qué complicado era todo.

—No perdemos nada con intentarlo —dijo Kihyun, tratando de lucir tranquilo.

Hyunwoo lo observó un instante, asintiendo en silencio, aunque seguía sin parecer del todo convencido.

Pero Kihyun no quería hablar más de eso, sólo se inclinó, dándole un beso al alfa para llenarse con su olor, fingiendo que ese aroma seguía teniendo un efecto soporífero a su alrededor.

Sin querer caer a la realidad de que, por momentos, no era así.