10.
Advertencias: drama y angst. Shownu!Alfa x Kihyun!Omega.
Hyunwoo era un imbécil.
Apretó el borde del lavabo, incapaz de sostener su mirada frente al espejo, el agua corriendo mientras soltaba el aire que estuvo conteniendo. Se maldijo en voz baja al ver a Kihyun otra vez frente a él, roto y llorando, sabiendo que el culpable de eso era él. Sólo él y nadie más.
Las cosas horribles que dijo se repitieron en su mente y humedeció su rostro con fuerza, como si de esa forma pudiera alejar todas sus palabras.
Santo dios, ¿cómo fue capaz de soltarle todo eso y humillarlo de vil forma, tocando allí donde más le afectaría?
Como si Hyunwoo pudiera mandarlo a la cárcel. Como si Hyunwoo se quedara tranquilo sabiendo que su omega, su bebé, su vida entera, no estaba con él.
Kihyun no lo sabía porque Hyunwoo no se lo demostraba, pero realmente estaría perdido sin él, sin tenerlo a su lado, siendo un estandarte para mantenerlo firme en todo momento. Kihyun era más que su omega, lo supo desde que lo marcó, era prácticamente su compañero de vida, y Hyunwoo lo hirió en lo profundo del alma, lo supo por el enlace débil que estaban compartiendo en ese momento.
¿Con qué cara podría mirarlo ahora? ¿Cómo sería capaz de sostenerle los ojos sin sentir vergüenza alguna?
"Perdón. Perdón", quería soltarle mientras lo abrazaba y consolaba, pero tenía claro que eso era mostrarse débil con su pareja, y esa jerarquía que durante tanto tiempo aprendió iba a desmoronarse de golpe. Ese lugar que aprendió a base de golpes y caídas.
Toda esa vida familiar que construyó con tanto esmero estaba cayéndose, como un castillo de arena siendo cubierto por furiosas olas de mar. Su omega sentía miedo, miedo, por él, mientras sus hijos le veían ya no como el alfa de la casa sino como un desconocido.
Quizás siempre lo fue. Quizás nunca fue un verdadero padre para ellos, porque se dio cuenta que los cachorros sólo tenían ojos para Kihyun, siempre buscándolo por cariño, por atención, el omega nunca negándoles nada.
A él tampoco le negaba nada, no hasta semanas atrás, cuando todo comenzó a derrumbarse.
Ni siquiera sabía de dónde sacó todas esas palabras que le dijo a Kihyun, de pronto estuvieron en su boca y las soltó sin pensarlo, el único pensamiento que estaba en su mente era el de la amenaza de su omega.
Irse con los cachorros. Abandonarlo.
Esa idea lo aterraba a más no poder, ¿qué haría él sin Kihyun? ¿Sin su familia? Hyunwoo no podía soportar esa idea.
Tomó aire otra vez, saliendo del baño y decidido a arreglar el tenso y triste ambiente que rodeaba su hogar.
Minhyuk lo encontró llorando.
Kihyun siempre procuró quebrarse a escondidas de todo el mundo, porque no le gustaba que se preocuparan por él, pero ahora no pudo aguantarlo, no cuando la humillación y amenaza que Hyunwoo le hizo estaba marcada en su piel como un hierro a fuego vivo.
Estaba abrazado en el suelo de la cocina, cubriendo su boca con su mano para aguantar los sollozos, cuando la puerta se abrió de pronto y su hijo mayor apareció.
—¿Mamá? —preguntó con sorpresa.
Frotó sus ojos rápidamente.
—E-estoy bi-bien —tartamudeó apenas, sacudiendo su cabeza—, sólo...
Se sobresaltó cuando Minhyuk se arrodilló ante él y lo abrazó de golpe, sus ojos llorosos, aferrándose a él con fuerza. Kihyun le devolvió el abrazo, titubeante, su cabeza doliendo por todo el llanto.
—No te preocupes, mamá —dijo Minhyuk, con la voz como un hilo—, lo estás haciendo bien, de verdad. Hyungwonnie, Kyunnie y yo te amamos un montón, mami.
Alivio recorrió su cuerpo al darse cuenta de que los cachorros no escucharon su discusión con Hyunwoo, antes de romper a llorar por sus palabras, aferrándose a él con mayor fuerza.
—Los he... he te-tenido algo abandonados, lo si-siento...
—No, no digas eso —Minhyuk le acarició el cabello—, los que debemos pedirte perdón somos nosotros por la forma en la que te tratamos antes. Lo siento mucho, mamá, todo lo que dije... —la voz del menor se quebró—, perdóname, por favor.
Kihyun no tenía que perdonar nada, ya olvidado, besando a su primogénito en la mejilla.
—Te amo —le dijo, olvidando las lágrimas momentáneas, agarrando a Minhyuk de la barbilla—, eres mi cachorrito mayor, mi cachorrito alfa, y estoy muy orgulloso de ti y por la forma en la que defiendes a tus hermanos —su hijo asintió, hipando—. Serás un gran alfa, Minhyukie.
Minhyuk ahora comenzó a llorar a lágrima viva, acurrucándose contra su pecho mientras se deshacía en llanto, porque sentía mucha culpa sobre sus hombros: por actuar cruel con su mamá, por avergonzarse de él, por no haber estado junto a Changkyun...
Para la hora de la cena, Kihyun sirvió los platos. Hyunwoo ya estaba sentado en la mesa, levantando la vista cuando el omega dejó la comida frente a él, e hizo el amago de agarrarle la mano.
Sin embargo, lo soltó al notar los estremecimientos del omega, que mantenía la vista baja.
—E-estaré con Changkyun —susurró alejándose, casi corriendo a la cocina otra vez.
Hyunwoo soltó un suspiro bajo, volteándose hacia los mellizos. Hyungwon estaba también mirando al suelo, mientras que Minhyuk le fruncía el ceño.
—¿Pasa algo? —le preguntó con calma.
Minhyuk bufó.
—Nada —contestó, hosco.
Hyunwoo entrecerró los ojos.
—Minhyuk —ordenó.
—¿Realmente amas a mamá? —le soltó, su tono lleno de rencor—. Pareciera que sólo lo ves como tu esclavo.
El alfa mayor apretó su mandíbula, sin dejar de mirarlo, sus ojos inundados por la furia. Hyungwon se encogió, sus labios temblando, el aire cargado de feromonas llenas de ira.
—Mi relación con tu madre no es de tu incumbencia —le advirtió.
Minhyuk chasqueó su lengua, pero decidió no decir otra cosa, agarrándole la mano a su mellizo por debajo de la mesa y dándole un apretón suave. Hyungwon se lo devolvió.
Mientras, Kihyun se sentó frente a su hijo menor, que estaba pintando un cuaderno de dibujos para distraerse.
—Te compraré otro libro —aseguró Kihyun al notar que era el último dibujo que le quedaba por pintar.
Changkyun tenía doce años, sin embargo, esos últimos días parecía adoptar la actitud de un cachorrito de seis años. A Kihyun no le importaba, no mientras pudiera protegerlo de todas las personas que querían hacerle daño, aunque dentro de esas personas estuviera Hyunwoo.
Pensar en su marido lo estremeció. Ya no lo reconocía como el alfa del que se enamoró tiempo atrás, le era un completo desconocido, y su omega se doblegaba ante él solo por la marca en su cuello.
Ese pensamiento lo deprimió.
—Mami —dijo entonces Changkyun, llamando su atención—, lo que le dije a Jihyo hoy es cierto. Eres una buena mamá y te amo mucho.
Kihyun sintió ganas de llorar otra vez, pero ahora eran lágrimas de conmoción ante sus palabras. Él no se sentía buena madre, ni siquiera un buen omega. Se sentía como un fracaso.
Quitó el cabello del rostro de su hijo menor, viendo sus ojitos de bambi, enormes y expresivos.
—¿Quieres que siga durmiendo aquí contigo o prefieres que te deje solo? —le dijo, acariciando sus mejillas.
Changkyun puso ahora una expresión triste.
—¿Papá quiere que estés con él? —le preguntó en voz baja.
Hyunwoo no se lo dijo, pero Kihyun sabía que la idea estaba implícita en su amenaza hace unas horas.
Ser el omega que era. Ser un buen omega.
¿Cómo Hyunwoo esperaba que actuara así cuando sus hijos eran los que sufrirían?
Ser un buen omega implicaba entregarle a ese repulsivo alfa a su cachorro en bandeja de plata, y Kihyun jamás haría eso, ni aunque su vida corriera peligro.
—Bebé...
—Quiero que estés conmigo —dijo Changkyun, con los labios temblando—, no quiero que papá te siga presionando para tener un cachorro. Hiciste eso por mí y yo quiero protegerte un poco.
¿Es que todos se pusieron de acuerdo para hacerlo llorar ese día? Kihyun sentía que no era justo, porque además su celo estaba a solo unas semanas y eso le ponía más sensible.
—Estaré a tu lado, cachorrito —le aseguró, viendo su sonrisa débil—, jamás, jamás, me iré lejos de ti.
Kihyun se lo prometió. Sus hijos siempre serían su vida entera y nadie les pondría un dedo encima. Ni siquiera Hyunwoo.
Hyungwon soltó un suspiro cuando el timbre que anunciaba el fin de las clases resonó en todo el colegio. Era su segundo día sin su mellizo a su alrededor, cuidándole, y las cosas se sentían algo raras por ello.
Siempre se quejaba de que Minhyuk era demasiado pegote con él, sin dejarle solo en ningún momento, e incluso llegaba a tildarle de exagerado en muchos momentos, irritado porque apenas le dejaba un instante con Hoseok.
Sin embargo, desde lo ocurrido con Changkyun, Hyungwon llegó a comprenderlo más: un omega sin un alfa era vulnerable.
Además, todo el mundo lo miraba y hablaba de él en voz baja porque era el hermano del omega marcado y el alfa violento. A Hyungwon no le importaba, estaba muy orgulloso de que Minhyuk no dudara en golpear al imbécil de Woojin, sabiendo por otro lado la verdad sobre lo ocurrido con Changkyun.
Vio a Hoseok apoyado en su casillero y se acercó a él, abrazándolo.
—¿Día difícil? —preguntó Hoseok, luego de darle un beso en la frente.
—Todos aquí son unos cretinos —le murmuró, suspirando de felicidad por el aroma de Hoseok envolviéndolo.
Hyungwon realmente lo quería, no lo veía como un capricho ni un pasatiempo. Para él, Hoseok era su futuro alfa, su mitad, la persona con quien quería compartir toda su vida, y no podía esperar a ser mayor de edad para casarse.
Quería mucho a su mamá, pero a veces sentía que estaba exagerando las cosas. Hoseok sería un buen alfa para él, le quería también, así que no debía preocuparse de esa situación.
Le dio la mano cuando comenzaron a caminar por los pasillos, el mayor conversándole sobre su día, platicando hasta que salieron del enorme edificio y alguien apareció.
—¡Hyung! —gritó Jooheon detrás, y Hoseok se volteó. Hyungwon también lo hizo.
—¿Qué pasa, Jooheon? —preguntó Hoseok.
—¿Le puedes decir a mamá que llegaré algo tarde? ¡Tengo reunión con el resto de los presidentes!
—Siempre es lo mismo contigo...
—Oye, Jooheon.
Hoseok dejó de quejarse cuando, a su lado, Hyungwon habló con voz grave e incluso llena de molestia. El alfa miró al omega, desconcertado, sonriéndole de manera educada.
—¿Sí, Hyungwon? —preguntó Jooheon.
Hyungwon apretó su mano libre en un puño.
—¿Ya irás a visitar a Changkyun o no?
Se instaló un tenso silencio entre ellos, porque a su alrededor las conversaciones de los otros estudiantes continuaban, risas y gritos resonando. Hyungwon, sin embargo, no dejaba de mirar a Jooheon con ojos desafiantes en tanto Hoseok puso una expresión incómoda.
—¿Por qué debería ir a visitarlo? —dijo Jooheon, con un tono que bordeaba entre lo cuidadoso e incrédulo.
Hyungwon parpadeó.
—Porque lo estabas cortejando —le soltó, tratando de controlar el volumen de su voz—, porque él te veía como su alfa y tú lo veías como tu omega.
Jooheon miró hacia Hoseok, como si estuviera pidiéndole ayuda, aunque sólo recibió una sacudida de cabeza.
—Sí, le cortejaba —concedió Jooheon—, pero eso era cuando no tenía un alfa —se encogió de hombros—, Changkyun ahora tiene uno y no soy yo.
El omega volvió a parpadear, sin poder creerlo, esperando que Jooheon soltara que estaba bromeando y que iría a ver a su triste hermanito menor luego de esa reunión.
—Jooheon no ha venido —le había dicho Changkyun dos días atrás, envuelto en sus sábanas llenas del olor de mamá. Hyungwon le acompañaba mientras mamá preparaba la cena—, ¿por qué no le dices que venga a verme, Hyungwonnie?
Hyungwon lo miró, viendo sus ojos llenos de pena y sufrimiento, escuchando su vocecita quebrada y sacudida por el llanto agotado. Liberó feromonas suaves, no eran tan fuertes como las de mamá, pero al menos le calmaban un poco.
Ellos nunca se llevaron muy bien, siendo honesto. Al ser los dos omegas, siempre pelearon por la atención de los alfas de la casa, en especial de papá. Hyungwon se sintió muy celoso cuando nació Changkyun y toda la atención fue para él, y cuando creció y se convirtió en un chico tan bonito y adorable, los celos crecieron más. Su mellizo, Minhyuk, estaba encima de Kyun todo el tiempo para cuidarle mientras que mamá le mimaba sin descanso alguno. Incluso papá le hacía más cariños.
Aunque ahora todo eso quedó olvidado, porque todos le fallaron a Changkyun. Todos excepto mamá.
—Tal vez está ocupado con tantas actividades —le respondió Hyungwon—, pero se lo diré, ¿está bien, Kyunnie?
Su hermanito asintió, algo más animado, volviendo su atención al dibujo que pintaba. Descubrieron días atrás que eso servía para distraerlo un poco de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor.
Jooheon, frente a él, permaneció sin decir otra cosa, como si ya todo hubiera quedado claro entre ellos.
Pero Hyungwon se enojó. Se enojó demasiado.
—¿Qué mierda estás diciendo? —le dijo, ganándose una mirada sorprendida del alfa—. Tú sabes bien que Changkyun no quiere a Woojin ni aceptó su marca. Él sólo te quiere a ti como compañero, a nadie más, ¡tú también lo veías de esa forma!
Jooheon hizo un gesto, con su rostro calmo, aunque sus ojos contenían una extraña advertencia.
—Si siguiera cortejando a Changkyun, Woojin vería eso como una amenaza y me pondría en aprietos —le sonrió con indulgencia—. Hay más omegas que puedo cortejar, sabes —dio un paso y, a pesar de ser menor, se veía imponente frente a Hyungwon—, aunque no lo crean, ustedes no son indispensables hasta que tienen nuestras marcas.
Hyungwon lo observó antes de voltearse hacia Hoseok, que seguía en extraño silencio.
—¿Tú opinas lo mismo? —le dijo con rabia—. ¿Tú igual crees que Changkyun ahora es de Woojin y debe estar con él cuando no lo quiere?
Hoseok rascó su nuca.
—Changkyun es un omega —respondió Hoseok, como si estuviera hablando con un niño pequeño—, es simpático y adorable, pero... Bueno, lo sabes, Hyungwon, él no tenía por qué estar en el baño porque esos talleres no son para omegas —hizo un gesto despectivo—. Si hubiera sabido cuál es su lugar, esto no habría pasado.
Hyungwon retrocedió, atónito, desconcertado, fuera de sí por lo que estaba escuchando. ¿Cómo era posible que hablaran de esa forma, tan a la ligera, como si el culpable fuera su hermanito de doce años y no ese alfa cruel e inhumano? ¿Cómo eran capaces de restarle importancia al asunto, como si Changkyun no estuviera sufriendo por esa injusta situación?
—Entonces —dijo, y su tono salió extraño, ahogado—, si un alfa me marcara de pronto, ¿tú no harías nada, Hoseok?
Hoseok ladeó la cabeza.
—¿Por qué debería hacer algo? Ya tienes un alfa que te satisfaga.
Algo se quebró dentro de Hyungwon y no sabía bien qué era.
—¿Vamos a casa? —preguntó Hoseok, cuando Jooheon se despidió de ellos, entrando otra vez al edificio.
Hyungwon golpeó su mano con fuerza.
—¡Jódete! —le gritó, logrando que algunas personas lo miraran—. ¡Vete al diablo, Hoseok!
—Pero qué...
Hyungwon no se quedó a escucharlo, corriendo lo más rápido posible de allí y queriendo llegar pronto a su hogar, sintiendo sus ojos picar por las lágrimas que retenía. Corrió, corrió y corrió hasta que su aliento apenas salía de su garganta, su costado dolía y se sentía algo mareado.
Pero llegó a casa. Llegó, entró y fue al cuarto de lavandería, ignorando las preguntas de Minhyuk.
Mamá estaba allí, echando la ropa húmeda a la secadora, su rostro cansado, más pálido que nunca, ojeroso e incluso su aspecto llegaba a ser enfermizo. Sin embargo, Hyungwon lo encontró muy bonito, en especial cuando volteó a mirarlo, la preocupación inundando su cara.
—¿Hyungwon, bebé? —preguntó, alarmado—. ¿Qué ocurre, mi vida?
Hyungwon lo abrazó y se derrumbó contra él, llorando desconsolado.
—Lo siento —jadeaba apenas, llorando más por las feromonas de amor que lo rodearon—, lo siento tanto, mamá...
Kihyun sólo lo abrazó sin preguntar otra cosa, lleno de un infinito cariño que hacía doler a su corazón.
—¿Hyungwon ha dejado a Hoseok?
Hyunwoo contempló la espalda de Kihyun con incredulidad, mientras el omega terminaba de prepararle su almuerzo para el día siguiente, ya en pijama y con una bata encima. El invierno estaba acabando, pero Kihyun seguía abrigándose como nunca. Hyunwoo recordaba que su omega odiaba mucho el frío.
Ese pensamiento le puso triste de pronto, porque recordó también a Kihyun llevando sus camisas y sudaderas en esas épocas de frío o cuando estaba preñado de los cachorros. Llevaba sin hacer eso desde que empezaron todas las discusiones. Llevaba, incluso, sin tener sexo con él más de un mes. Kihyun, además, ya no le miraba a la cara en esos últimos días.
—Sí —respondió en voz baja, sin voltearse—, ha dicho que pelearon y Hoseok dijo cosas feas —un instante de silencio—, Alfa —añadió con debilidad.
El más alto apretó sus manos al escuchar el título: Kihyun también dejó de llamarlo por su nombre, sólo le respondía cuando era necesario y con un "Alfa" al final. La calidez y preocupación desaparecieron de sus palabras.
—¿Qué ha dicho Hoseok? —preguntó Hyunwoo con preocupación, porque quizás ese alfa ofendió a Hyungwon, y si fue así, él no podía permitirlo.
Kihyun dejó caer sus hombros, sin voltearse todavía.
—Ha dicho, básicamente, que Changkyun se merecía ese ataque —le dijo algo bruscamente mientras apagaba la cocina—, y que si le ocurría lo mismo a Hyungwon, él no haría nada. Jooheon tampoco parece más interesado en mi hijo, Alfa.
Kihyun se volteó, pero seguía sin mirarlo, comenzando a guardar el almuerzo en la lonchera de Hyunwoo. El alfa tensó su mandíbula, queriendo que el más bajito le observara, aunque no logró mucho.
Era ya medianoche y los cachorros estaban acostados, durmiendo, por lo que Hyunwoo apareció en la cocina de pronto y se sentó con la clara intención de conversar con él. Kihyun le estuvo evitando por lo mismo, pues su marido se iba a la cama temprano por lo que él daba vueltas en la casa, y cuando sabía que estaba dormido, entraba al cuarto de Changkyun para acostarse con el niño.
Hyunwoo suspiró.
—Bebé —le dijo agotado.
El omega no respondió, pero Hyunwoo vio el temblor en su cuerpo.
—Quiero conversar contigo —continuó—, siéntate, por favor.
Kihyun obedeció, aunque se sentó a su lado sin mirarlo todavía. Hyunwoo le tomó la mano e ignoró el estremecimiento junto a las suaves feromonas de miedo.
Su omega le tenía miedo. Su bonito, dulce y perfecto omega le temía. Hyunwoo quiso llorar.
—Estoy cansado de... nuestras peleas —comenzó a decir Hyunwoo—, lo que te dije el otro día... Sólo quería hacerte reaccionar, que te dieras cuenta de las cosas...
El alfa se calló de golpe al oírse a sí mismo y al notar los ojos helados de Kihyun. Bien, no fueron las mejores palabras para explicarse a sí mismo.
—Mira, lo que deseo... me gustaría que todo volviera a ser como antes —tragó saliva, sin saber expresarse bien. Sin saber cómo continuar.
Nunca le plantearon antes esa situación cuando le enseñaban a ser un buen alfa, todos sus profesores decían siempre que lo único que debía hacer era pedir perdón y un omega bueno le disculparía, olvidaría los problemas y continuarían con su vida.
Pero Kihyun se salía de los cánones de un omega normal: cuando lo conoció, era grosero, sarcástico y gruñón. Con el paso de los años su actitud fue modelándose a la de un "omega perfecto", sin embargo, seguía teniendo actitudes que no correspondían.
Un buen omega, por ejemplo, jamás habría amenazado con dejarle.
—Si los dos ponemos de nuestra parte...
—¿Cuál es mi lugar en esta casa, Alfa?
Hyunwoo dejó de hablar al escuchar la voz baja de Kihyun, que miraba la mesa como si existiera algo interesantísimo allí.
Un silencio extraño se instaló entre ellos.
—¿Cómo debería comportarme? Tú me lo preguntaste el otro día —el omega continuó apenas—. ¿Cómo tu juguete sexual? ¿Cómo tu objeto?
—No digas esas cosas.
—Pero al final, nos rebajan a eso cuando desobedecemos —soltó una risa agotada—. Dijiste que me violarían. Que sería una puta en la cárcel si me llevo a los cachorros para salvarlos —los ojos de Kihyun se pusieron cristalinos—. ¿Entonces es así como me ves? ¿Cómo tu zorra?
—No he dicho eso.
—Pero lo crees.
Más silencio asfixiante entre ellos. Kihyun frotó sus mejillas para alejar las silenciosas lágrimas que escaparon, su omega queriendo hacer un nido y poder calmarse un poco.
—Nada volverá a la normalidad, Hyunwoo —sollozó Kihyun—, mi cachorrito está marcado a la fuerza, llora y no puedo consolarlo. No puedo calmarlo y eso me destroza, porque él no merece tanto dolor por algo que no es su culpa.
—Eres mi esposo —dijo Hyunwoo, dándole un apretón en la mano, queriendo que levantara la vista—, eres mi pareja y mi omega. Tenemos un enlace mutuo y tu dolor... Tu dolor es mi dolor, Kihyun —se obligó a aplastar su orgullo lo suficiente para seguir hablando—. Mira, lo he pensado mucho, sé que.... Sé que he actuado mal y te he decepcionado, entonces... —llevó la mano del omega a sus labios, dándole un beso suave—. Buscaremos un nuevo colegio para Changkyun, ¿está bien? Lo sacaremos de allí.
Kihyun, luego de tantos días, elevó la cabeza y se miraron a los ojos.
Hyunwoo se estremeció al notarlos tan vacíos, tan dolidos, sin esa calidez que le caracterizaba cuando se miraban. Sólo podía ver allí pena, tristeza, eran irreconocibles para él.
—¿Qué, Hyun?
—Estamos en abril —dijo Hyunwoo—, estamos a tres meses de que las clases acaben, no sé si encontraremos cupo para un colegio a estas alturas, pero para el siguiente año... —le dio otro beso a sus nudillos—, cambiaremos a Kyunnie, ¿te parece?
—Pero ahora...
—Haré un esfuerzo —agregó el alfa—, podríamos contratar un profesor privado que... que le haga las materias y a fin de año escolar Changkyun rinde exámenes libres, ¿eso suena bien, bebé?
El alfa se sorprendió cuando Kihyun se puso de pie y lo abrazó de golpe, la cabeza del más bajo en su hombro, sus manos apretando el pijama en su espalda. Hyunwoo le devolvió el abrazo, frotando su mejilla contra el cabello del omega, olisqueando las dulces feromonas que liberaba.
Sí, sí, era mejor. No feromonas de miedo, sino de cariño, de amor. Hyunwoo amaba sus feromonas.
—¿De verdad? —le murmuró Kihyun—. ¿Hablas en serio, Hyunnie?
—Claro que sí —dijo Hyunwoo, dándole ahora un beso en su cuello—, jamás te mentiría, Kihyunnie.
Permanecieron un instante así, abrazados, llenándose del olor del otro, el aire inundándose con las feromonas más suaves que liberaban por el contacto entre ellos.
—Changkyun estará feliz —dijo Kihyun, después de que pasaron varios minutos en un cómodo silencio entre ellos—, no ver más a ese chico abusador... Hyunnie, gracias...
—Kihyun —el omega enmudeció al escuchar la voz seria del más alto, que alejó un poco su rostro, con su mano acariciando la mejilla del aludido—, Changkyun tiene su marca, sabes lo que eso significa.
La sonrisa desapareció del rostro de Kihyun.
—No significa nada —le dijo Kihyun—, fue sin consentimiento, lo sabes bien —apretó los hombros del alfa—. No me pidas que obligue a mi hijo a pasar su primer celo con alguien a quien no ama, Hyunwoo.
Hyunwoo tomó aire.
—No estoy diciendo eso, bebé —comenzó a decir, tratando de sonar suave porque no quería desatar una discusión—. El padre de Woojin se ha comunicado conmigo, él... nos ha invitado a cenar a su casa el próximo viernes.
—No.
—Kihyun...
—No, Hyunwoo —Kihyun quiso alejarse, pero el agarre de Hyunwoo se apretó—, no, no quiero ver a nadie de esa familia, ni siquiera quiero ver a ese bastardo.
—Es un niño, Kihyun.
—¡Es un alfa imbécil al que mataría con mis propias manos si me lo pones delante, Hyunwoo!
El de menor estatura volvió a revolverse para liberarse de los brazos del alfa, sin embargo, se rindió al ver la advertencia en los ojos de Hyunwoo.
—Por favor, Hyunnie...
—Si vamos —dijo Hyunwoo poniéndose de pie, aunque sin soltarlo—, es posible que hablemos con más calma y podamos llegar a un acuerdo, Kihyun, ¿está claro? —suavizó su tono de voz—. Kihyun, te lo ruego, escúchame. Ya no quiero pelear más contigo, pero necesito que pongas de tu parte. No quiero que nuestro matrimonio se destruya, bebé.
Kihyun sintió su garganta apretada al mirar a Hyunwoo, su rostro suplicante, su cara necesitada, y se obligó a abrazarlo una vez más. El olor del alfa siempre le calmaba cuando se alteraba.
Su matrimonio. Su relación con Hyunwoo, ¿cómo podía fingir que ellos eran desconocidos cuando era su marido? No sólo eso, sino también el padre de sus hijos. Su alfa. Su otra mitad. Su compañero de alma.
Hyunwoo era todo para él, después de todo, eso se lo enseñaban en el colegio. Los alfas eran la vida entera de los omegas.
—Una cena —concedió Kihyun—, y tú pondrás de tu parte, Hyunnie, me vas a ayudar a que ese alfa deje a nuestro cachorro en paz.
—Te lo prometo, mi amor —dijo Hyunwoo besando la coronilla de su cabeza.
Kihyun cerró sus ojos, inhalando el aroma de Hyunwoo, aunque dándose cuenta de algo desconsolador.
No había calma ni tranquilidad ni alivio. Su omega ya no estaba a gusto con el olor de su propio alfa y eso empeoraba todo el panorama.
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