Capítulo 4: "Confusos sentimientos"
"No me importa importa vivir en un mundo de hombres, siempre que pueda ser una mujer en el" M.M.
Mi ceño se frunce ligeramente al ver que nos detenemos frente una puerta como la de cualquiera de este lugar.
Una parte de mi esperaba algún calabozo donde me azotarian por irrespetuosa.
—¿Qué es este lugar, Annabelle?—pregunto un tanto confundida y hostigada.
—Lo verás en unos segundos más, tesoro. —Sonríe amable y yo solo asiento.
—¿No me van a secuestrar o algo por el estilo? O no espera, eso ya lo hicieron—suelto el primer comentario burlesco y sarcástico con ella.
Pero al parecer no lo toma de manera graciosa ya que pone una expresión dura e incómoda en su rostro. Quiero retractarme por hacerla sentir incómoda, ella solo ha sido más que amable en el tiempo que llevo aquí.
Cuando pienso decir que es una broma, se exalta como si hubiera recordado algo importante.
—¡El postre de la cena!—La oigo mascullar mientras se aleja apresurada. —¡Espera unos minutos más, tesoro. No debe de tardar!
Solo suspiro y me siento a un lado de la puerta a esperar. No conozco el pasillo donde estoy y perderme en este lugar sería un verdadero problema. Puedo terminar en un calabozo realmente.
Los minutos parecen avanzar con lentitud por lo que apoyo mi cabeza sobre mis piernas recogidas, pero unos bonitos—y posiblemente costosos— zapatos de charol se roban mi atención.
Empiezo a subir lentamente la mirada hasta encontrarme con unos pantalones de tela planchados a la perfección.
Tiene unas piernas para morirse en ellas.
Regaño a mi conciencia por tener pensamientos así de alguien al que no le hemos visto la cara.
Sigo escudriñando al desconocido hasta ver un torso aparentemente fornido, vestido con una camisa manga larga blanca. Se le marcan notablemente los biceps y lleva los dos primeros botones de la camisa abiertos, pero la tiene tan bien acomodada que impide que se le note un poco de piel del pecho.
Maldigo internamente.
Oh.Dios.Mio.
Cuando encuentro su rostro, soy golpeada violentamente por el asombro y el encanto.
Jodido Jesus.
Su rostro parece tallado por los malditos ángeles. Sus ojos castaños son tan obscuros que parecen hipnotizarme, y sus rasgos masculinos perfectamente asentados lucen salvajes y fuera de este planeta.
Tiene el cabello castaño ligeramente ondulado y una sonrisa encantadora puesta en sus labios carnosos y rosáceos. Admiro lo bien alineados y blancos que trae los dientes. Es demasiado apuesto como para sostenerle la mirada.
—¿Por qué no me esperaste dentro de la habitación?—pregunta amable el hombre, y nunca deja la sonrisa encantadora de lado. —¡¿Y qué haces en el suelo como una niña?! ¡Te puedes enfermar!
Me levanto casi de inmediato y el impacto de su belleza me acapara más de pie. Lo puedo observar de cerca y al parecer no tiene ningún defecto físico.
Santa mierda. Es guapo, es igual de guapo que los cuatro imbéciles.
No respondo nada a sus preguntas y él solo se dedica a asentir, manteniendo una pequeña sonrisa divertida en sus labios. Se ubica a mi lado para abrir la puerta y darme paso al interior.
—Bienvenida a mi lugar de trabajo. —Enciende la luz para mostrarme lo que parece un consultorio.
Miro curiosa y a la vez cautelosa el lugar donde me encuentro. Hay una pequeña camilla a un costado de la habitación, un escritorio donde hay un computador y un par de sillas. Aparatos que reconozco y otros que no: hay pinzas, algodones, alcohol y cosas que me empiezan a inquietar un poco.
Mi mirada de ansiedad debe ser muy notoria porque el sujeto se echa a reír suavemente. Lo observo ruda.
—Tranquila, no te sacare los órganos y los venderé al mercado negro—dice con notorio humor—O bueno... un poco de dinero extra no estaría mal.
Mi cara de fastidio mezclada con terror hace que se carcajee con un poco más de fuerza.
—¡Es broma, lo juro!—Alza las manos en señal de paz y lo miro mal. —Hay que aligerar el ambiente siempre con un poco de humor negro.
—O con humor de imbéciles—suelto fastidiada y el se vuelve a reír fuerte. Esta vez mirándome a los ojos y negando con la cabeza.
—A eso me refiero con que hay que tomarse las cosas con humor. —Se calma por fin y se acerca un poco a mi lado, manteniendo una distancia prudente para no hacerme sentir incómoda, supongo—. Soy Adrik, por cierto,
Y al parecer nunca pierde la maldita y encantadora sonrisa.
—No tienes que decirme nada respecto a ti si no te sientes cómoda—suspira para dirigirse al perchero que hay casi en la entrada de la habitación.
Lo veo agarrar una bata y se gira hacia mí.
—Pero sería de mucha ayuda que compartieras conmigo ciertos datos sobre tu salud.
Y en ese momento comprendo que es médico.
—Prometo que no te voy a drogar y hacer cosas indebidas con tu cuerpo—aclara al ver mi cara de desconfianza—. Estoy aquí con el fin de ver cómo está tu salud y si necesitas algo.
Sigo sin creerle mucho, pero no tengo más opción que tomar su palabra y así se marchara más rápido.
Me indico que debía sentarme en la silla frente a su escritorio con el fin de tomar unos datos necesarios para mi historial clínico.
—Se que no querrás responder cosas sobre tu vida personal. —Se adelanta ante cualquier futura negación que pueda tener—. Así que no te presionaré, pero hay cosas que requiero para hacer mi trabajo lo mejor posible. Recuerda que esto quedará solo entre los dos. Mi ética de médico tiene prohibido divulgar algo de lo que hablemos.
—¿Cómo te llamas?—pregunta en su tono tranquilo y amable—. Si prefieres también podemos mantener un alias, mientras me gano tu confianza.
Solo hasta ese momento noto que tiene un acento marcado y distinto. Igual al de los cuatro imbéciles.
—Puedes decirme Diamond, muchas personas suelen recordarme por ese apodo—musito evitando el contacto visual con él.
—¿Qué edad tienes, Diamond?—vuelve a preguntar, buscando mis ojos—No quiero que te sientas incomoda conmigo, ¿está bien?
—Tengo 24, estoy a unos meses de cumplir 25—respondo tan parca como es posible.
Él sigue haciendo preguntas de rutina y yo contesto con la mayor sinceridad posible.
—Voy a hacerte unos exámenes bastante generales para dictaminar cómo está tu salud en este momento, ¿de acuerdo?—dice amable, guiándome hacia la camilla que hay en la habitación, me indica que debo sentarme y lo hago un tanto desconfiada.
Adrik vuelve a su escritorio de donde trae ciertos aparatos que supongo son para hacerme los análisis.
—Tomaré tu presión y haremos un examen físico bastante general—me explica, tomando el aparato que usan para escuchar el corazón—. También haremos unos exámenes de sangre.
Él nota mi cambio de actitud por lo que acaba de decir.
—¿Le tienes miedo a las agujas?—Puedo notar el tono divertido en su voz—. Para tu fortuna soy bastante bueno con las agujas, no sentirás casi dolor.
—Está bien—asiento.
Empieza tomando mi examen físico donde mide mi altura y peso. Prosiguiendo a tomar mi presión y por último escucha mi corazón.
—¿Cuándo fue tu último sangrado menstrual? —pregunta sosteniendo su libreta, dispuesto a anotar mi respuesta.
—Hace dos semanas—digo, recordando el incómodo momento en el stripclub donde me manche sin darme cuenta.
—¿Has estado embarazada?—pregunta y yo niego.
Sigue haciendo preguntas de rutina por lo que me limito a contestar sus preguntas sin ánimo alguno.
—Listo, esas serían todas las preguntas—me informa sonriente—Pero para saber realmente cómo estás de salud, tendré que tomarme las muestras de sangre y ahí nos daremos cuenta.
Exhalo fuerte y trato de relajarme, Adrik me ubica ahora en otra zona de la habitación, donde hay una mesa con unos tubos de muestra para la sangre. Veo agujas, algodones y alcohol. Me tenso completamente.
Él nota mi cara de preocupación.
—No puedo prometer que no te dolerá, porque se nota que le tienes pánico a las agujas—Me brinda nuevamente su cálida sonrisa y hace algo inesperado. Me toma de las manos—. Lo que sí puedo prometer es que lo haré lo suficientemente rápido para que tan siquiera lo notes.
—Gracias—musito, mirándolo a los ojos.
Adrik asiente y me pide estirar el brazo sobre la mesa, lo hago un poco dudosa. Empieza a palpar las venas de mi antebrazo y me vuelvo a tensar.
—Tranquila—dice, concentrado en lo que hace—Tienes buenas venas, eso hará el proceso mucho más fácil.
Todo se detiene de nuevo cuando veo que limpia la zona donde me chuzara. Vuelvo a tener 8 años y recuerdo como lloraba en las clínicas para que no me sacarán las muestras. Tiemblo ligeramente y Adrik me mira apenado.
—Solo será un segundo, Diamond—Trata de calmarme y yo solo quiero echarme a llorar—. Cierra los ojos y piensa en algo que te haga genuinamente feliz.
Hago caso y con los ojos cerrados imagino a mis hermanas junto a mi, sonrientes las tres.
El sonido de una llamada entrante hace que brinque y que Adrik suelte una maldición.
—Mierda—masculla, quitando de mi vista la pequeña aguja—Casi te chuzo donde no debo.
Saca del bolsillo de la bata su teléfono y contesta serio:
—¿Qué pasa?
Se nota parco a lo que le dicen del otro lado de la llamada.
—Está bien—suspira agotado—Estaré tan pronto pueda allá.
Cuelga la llamada y me mira apenado.
—Tendré que posponer los exámenes para mañana—me explica—. Ha salido una emergencia en el hospital y me necesitan—me sonríe apenado mientras me quita la liga del antebrazo—. El día de mañana enviaré a alguien de mi total confianza para que te realice los exámenes. Tienes que estar en ayuno ya que vendrá temprano a realizarlos.
—¿No puedes venir cuando te desocupes?—pregunto bajito. No quiero a nadie más para hacerme los exámenes porque él prometió ser cuidadoso.
No se si la persona que mande me puede prometer lo mismo.
—No puedo—niega con la cabeza—. Los procesos que tengo que hacer requieren de mi atención en todo momento—me sonríe cálido y noto como arquea su ceja derecha levemente—¿Quieres que venga?
Es mi turno de negar con la cabeza. Se nota que estará ocupado y no quiero abusar de su tiempo.
Su teléfono vuelve a sonar, pero esta vez es una notificación, lee lo que sea que diga y pone una pequeña mueca de disgusto que trata de disimular.
—Vamos, te guiaré hacia tu próximo compromiso. —Me hace una seña para que lo siga a través del pasillo y vamos en un silencio un tanto incómodo.
—No ha sido tan trágico del todo, ¿verdad?—rompe el silencio tratando de bromear.
—No, no eres un completo idiota a la final—suelto sin pensarlo.
Él se echa a reír incrédulo.
—Es cierto que no tienes filtro entre tu cabeza y boca.
—Que puedo decir—encojo los hombros, siguiendo su paso—Es un don o una falta de respeto para algunos.
—Eres graciosa, Diamond—me mira de reojo sonriente.
Seguimos caminando en silencio por los pasillos, pero ya no se siente incómodo.
—Puedes decirme Bianca—musito, esperando que no me escuche, pero si lo hace. Su impresión es notoria.
—Bianca—Prueba mi nombre en sus labios—. Tienes cara de Bianca y no de Janina como pensé.
Ahora la que se suelta a reír soy yo.
—¿Especulaste sobre mi nombre?—suelto un poco impresionada—¿Y por qué Janina?
—Supuse que no querías decirme tu nombre porque era uno vergonzoso—explica simple.
Sigo riendo incrédula.
—Janina—musito—. Agradezcamos a mis padres por no darme ese nombre.
Seguimos bromeando sobre mi supuesto nombre en el camino, y nos detenemos en el salón principal. Mira su teléfono nuevamente y coloca la misma mueca de desagrado que en el consultorio.
Niega y me mira:
—¿Sabes que? No mandaré a nadie a hacerte la prueba. Yo mismo vendré a realizarla antes de ir al hospital—comenta y yo doy brinquitos internos—. Así te vería mañana de nuevo.
—Gracias—le digo con una pequeña sonrisa de alivio.
Cuando piensa contestarme, el timbre de la puerta principal suena y vemos como una apurada Annabelle, se para frente a la pantalla que muestra si la persona que toca es bienvenida o no.
Ella verifica que no es un intruso y abre.
Me quedo otra vez impactada por la impresionante mujer que entra. Viste un vestido rojo que llega hasta el inicio de sus rodillas y tacones peligrosamente altos. Sus accesorios se notan costosos y delicados al mismo tiempo. Podría jurar que no tiene un solo cabello está fuera de lugar.
Los lentes de sol son amplios por lo que no puedo descifrar si me mira a mi o a Adrik, pero eso queda descartado cuando camina hacia él segura y sofisticada.
Se para frente a él y se siente la incomodidad que emana Adrik. Ella lo inspecciona sonriente, pero no es una sonrisa de felicidad o gusto, es más bien torcida e incómoda.
—Pero si es monsieur le docteur—lo saluda con un beso en ambas mejillas y él se queda estático. Se nota que ninguno de los dos lo quiere hacer—. No huyas tanto de mí en los eventos, ¿si?
Adrik le da un intento de sonrisa burlona, pero sigue saliendo como una mueca de disgusto.
Es ella con quien charlaba por teléfono.
—Un gusto charlar con usted, señorita Fontaine—dice serio, tratando de poner una distancia prudente entre él y ella.
—Siempre huyendo de mi, Adrik. No muerdo—sonríe ahora burlona—. O no muy duro si eso quieres.
Adrik se irrita y es lo que ella quiere, se nota por su sonrisa socarrona.
—Me voy. No puedo tolerar esto justo hoy—Levanta las manos en señal de rendición—. Que tengan buen día las dos.
Se aleja apurado de la mujer y cuando llega a la puerta abierta se detiene unos segundos, debatiendo en si girarse o no. Al final lo hace, me mira y dice:
—Un verdadero gusto haber charlado contigo, Diamond.
Sin darme una oportunidad de responderle, se vuelve a girar para marcharse.
Sigo impresionada por todo lo que acaba de ocurrir, pero salgo rápido de mi trance cuando la mujer —cuyo nombre no se todavía—se para frente a mi de lleno. Me examina con sus ojos afilados ya que ahora carga los lentes en el puente de su respingada nariz.
Es jodidamente alta, incluso más que yo.
—Soy Paulette Fontaine—se presenta estirando su mano en mi dirección, la tomó y le doy un consistente apretón. Acerca su cara a la mía y deja dos besos en cada mejilla en señal de saludo.
Empieza a detallarme como una pantera. Me paró recta y me siento incómoda bajo su potente mirada. Puedo sentir sus ojos en todo mi cuerpo y presiento que nada bueno saldrá de esto.
La oigo murmurar algo detrás de mí que no entiendo. Noto su mano corriendo mi cabello a un costado y me estremezco por el toque inesperado.
Sigue dando un par de vueltas a mi alrededor hasta que vuelve frente a mí, mirándome directo a los ojos tratando de intimidarme, pero no se lo concedo, sigo con la cabeza en alto y la miro de la misma manera.
—¿Tú eres...?—pregunta sería.
—Mi nombre es Bianca—le digo simple, por la manera en que me mira se que espera que diga mi nombre completo, pero no estoy dispuesta a ceder bajo la mirada mandona de esta mujer—. Puedes llamarme simplemente Bianca.
—Está bien, simplemente Bianca—dice burlona—Soy asesora de imagen y dicto clases de protocolo. Estoy aquí para ayudarte a que te sientas y te veas como una mujer de la alta sociedad.
Hago una mueca de disgusto. No puedo creer que esos imbéciles hayan contratado a alguien para darme clases de protocolo que no pedí y no necesito.
—Te he estado examinando desde que pise este lugar y ya tengo bastante con que trabajar—comenta maliciosa, mostrándome una sonrisa amplia y soberbia—. Tengo que admitir que tu gusto para combinar prendas es horrendo. No puedo creer cómo es que traes locos a mis colegas.
El shock que me produce sus palabras es evidente, y me ofendo por lo que dice de mi manera de vestir.
—¿No sabes decir más que tu nombre?—me pregunta bruscamente—He estado hablando contigo y no pronuncias palabra alguna más allá del asombro—Se acerca considerablemente hasta donde estoy y sigue—: Conozco un buen fonoaudiólogo por si tienes problem...
—¿Usted no sabe ser más cortés?—Escupo las palabras con notorio enojo, ella sigue con esa estúpida sonrisa petulante—. Me ha ofendido en dos ocasiones en lo que lleva aquí y no suelo hablar con personas que pretenden humillarme.
—Ahora lo entiendo—dice más para sí misma—Siéntate, fille.
Ella lo hace en unos de los asientos individuales y yo opto por uno lejos de ella.
—Mañana vendré en horas de la mañana para tener nuestra primera clase de protocolo y una pequeña clase sobre tu horrorosa manera de vestir—me explica mientras me vuelve a dar un pequeño repaso con la mirada—. Hoy he venido a conocerte y mirar que tanto trabajo tengo que hacer contigo para preparar mis clases.
»Hay mucho en juego sobre mi credibilidad como la mejor asesora de imagen del país. Así que no metas la pata en esto, simplemente Bianca.
La miro irritada y ella me ve sonriente.
Ya entiendo porque Adrik al parecer no la tolera. Es una mujer insufrible.
Se para del sofá individual y camina hasta la puerta de manera pomposa. Se gira hacia mí y dice:
—Un gusto haber charlado contigo, Diamond. —Repite las palabras de Adrik en tono burlón—Estoy esperando deseosa el día de mañana.
Me guiña el ojo y sale por la puerta como si nada.
¡Es una maldita petulante traída del mismísimo infierno! ¡No creo poder aguantarla un día más!
Toma todo de mi no gritarle lo horrible persona que es, pero sé que eso no le afectará en lo más mínimo. Me acaba de demostrar el tipo de persona que es, y así esos cuatro imbéciles quieren que conviva con ella.
Les va a salir muy caro eso.
«monsieur le docteur: El señor doctor»
«Fille: Chica»
¡Hola, hola gente hermosa! ¿Cómo están? Llevo desaparecida dos año, lo sé :(( Pero ha pasado mucho por esta vida xd Resumiendo un poco, pause la uni, cambie de trabajo y conseguí un novio maravilloso con el que llevo casi dos años xd.
¿Lo peor de mi vida de escritora? Se daño mi compu y decidió pasar a mejor vida llevándose consigo todo lo que llevaba de esta novela, por lo entre en un bloqueo casi que instantáneo, pero me recupero poco a poco y ya llevo varios caps de la obra. No me olvido de ustedes y no saben lo que se me apachurra el corazón cada que leo sus comentarios, pero bueno, era un resumen xd.
Por otro lado, les traigo este capítulo que esta divido en dos partes, la primera sera publicada hoy y mañana la segunda parte. Espero las actualizaciones las pueda empezar a traer semanales, también variara dependiendo de mi tiempo y el amor que ustedes dejen aquí. Prometo no volver a desaparecerme muchísimo.
El capítulo me ha gustado montones y espero a ustedes también.
Vuelve mi amor hermoso, mi chico dulce, Adrik. Espero ustedes lo amen mucho así como yo. La próxima parte se pone emocionante también.
Sin más por agregar espero hayan disfrutado mucho el capítulo y compense un poco el tiempo que llevo por fuera. Recuerden votar y comentar mucho, me encanta leerlas y saber que opinan sobre la obra. <333
¡Nos leemos mañana!
¡Las quiero!
Besos XO.
Vals Xx
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro