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DURANTE - 6 ; All my love.

En dos mil quince fui declarada incapaz civil por la justicia de Londres, título que si bien me condenaba durante años a un manicomio, me daba la oportunidad de abandonar la prisión de baja seguridad en la cual permanecí durante un tiempo hasta que se comprobara mi inocencia en un juicio oral el cual, debido a los problemas mentales que se me atribuyeron, jamás se dio por iniciado.
Tras ser diagnosticada con trastornos post-traumáticos y de ansiedad, como así también trastornos psíquicos que me provocaban alucinaciones y afectaban mi comportamiento, fui trasladada hacia un hospital psiquiátrico a las afueras de la ciudad, y situada en el pabellón de cuidados intensivos. Ahí se encontraban los pacientes considerados peligrosos. No podía abandonar mi habitación ni recibir visitas, mucho menos relacionarme con algún otro interno. Era considerada una criminal con severos problemas mentales, y el tema de charla favorito de los doctores a la hora del té.

Luego de la noche de mi confuso sueño, el alboroto que causó Harry colándose al hospital durante altas horas de la madrugada, y el hecho de haber permanecido fuera de mi habitación, fui enviada a cuidados especiales. Ya había considerado los cuidados intensivos una penuria, pero nada se comparaba con aquel lugar.

No dormía sin la ayuda de aquellos sedantes, los cuales me causaban alucinaciones y no generaban nada bueno en mí, era monitoreada por cámaras las veinticuatro horas del día y eso me ponía los nervios de punta. Pasaba días enteros sin comer, me encontraba postrada en la cama de una habitación de paredes oscuras y sin ventilación alguna, con mis brazos amarrados a una camisa de fuerza y sin gente que se preocupara por mi bienestar, como lo hacía Julie.

Sufrí bastante durante mi periodo en ese sitio, pero aquel era un día diferente. Por primera vez en toda mi estadía en el hospital, sentí el aire chocar contra mi rostro, y mi pálida y fría piel se desesperaba por recibir el calor que los rayos del sol brindaban.

-Es lindo conectar con la naturaleza después de tanto tiempo ¿Cierto?-Llamó mi atención la doctora Marshall, mientras me observaba juguetear con el césped.

Asentí con mi cabeza sin levantar la mirada. No podía no estar de acuerdo, el estar al aire libre me hacía sentir viva.

-Lamento el que hayas tenido que pasar unas semanas en cuidados especiales-Tomó asiento frente a mí, cruzando sus piernas como indio sobre el césped-Pero las medidas que tomamos contigo en este lugar son para tu propio bien.

No respondí, nada en aquel lugar rozaba mi bienestar. Yo no debía estar ahí, aquello era muy injusto, pero se trataba de mi única opción.

-Espero te haya gustado la idea de una sesión al aire libre-Habló y levante la vista hacia sus ojos-Tengo un par de preguntas hacía ti ¿Crees poder responderlas?-Asentí-¿Cómo te has sentido este último tiempo?

-Vacía-Respondí sin dudarlo y ella se apresuró en anotarlo.

-He notado que tus ataques de pánico han cesado, y la ansiedad ha disminuido gradualmente ¿Sientes algunos de esos cambios?-Negué con la cabeza y anotó nuevamente.

-¿Puede por favor dejar de anotar todas mis palabras?-Prácticamente se lo ordené y tras cerrar su libreta y hacerla a un lado, posó sus ojos sobre los míos.

-No puedo ser profesional contigo Margot-Dijo.

-¿Porque me considera una criminal?-Inquirí.

-Porque no me permites serlo-Suspiró con pesadez-Iré al grano contigo. ¿Quién era el muchacho de aquella noche?

-No lo sé-Mentí.

-¿Por qué lo abrazabas?-La firmeza en su tono me causaba rabia-¿Por qué te dio un teléfono celular?

-No lo sé doctora. Estaba bajo la influencia de los somníferos que me ha recetado ¿Recuerda? Esos que me producen alucinaciones y vómito por las mañanas.

Se quedó en silencio durante unos minutos. Aproveché ese tiempo para continuar jugueteando con el césped, no estaba segura cuanto tiempo pasaría hasta la próxima vez que conectara con la naturaleza otra vez.

-¿Aquel chico era Edward? ¿El muchacho del cual me hablaste la última sesión?

Negué con mi cabeza repetidas veces.

-No, por supuesto que no-Hablé.

-¿Entonces quién?

-Maddox, mi hermano-Mentí nuevamente-Aquel muchacho era Maddox.

-Margot, tu hermano murió hace cuatro años-Informó, como si no lo supiera.

-¡Lo sé, pero aquella noche... durante el sueño, Maddox me guió hacia la biblioteca!-Exclamé, sintiéndome la peor persona por utilizar a mi difunto hermano para zafar de aquella situación.

-¿De verdad era tu hermano?-Asentí fingiendo seguridad-Oh... tal vez sea necesario reducir la dosis de los calmantes, no tenía idea que las alucinaciones podrían llegar hasta aquel tipo.

-Soy la prueba, doctora-Suspiré.

La doctora Marshall sacó dos botellas de agua de su bolso, me tendió una y se quedó la otra. A pesar de saber que no se me permitía comer ningún tipo de embutido, me ofreció de su paquete de snacks, pero rechacé la oferta. Pasamos un rato en silencio, nuestras sesiones solían ser aburridas y aquella no era la excepción, sólo que por esa vez disfrutaba de estar fuera.

-¿Puedo preguntarte algo?-Soltó mientras observaba el campo de recreación del hospital.

-Depende si la pregunta alarga mi estadía en esta fosa-Respondí antes de llevar la botella de agua a mis labios.

-Doy por finalizada la sesión. Todo lo que hablemos no tendrá efecto alguno en tu diagnóstico.

-En ese caso, pregunte.

-Voy a suponer que este muchacho, Edward... existe-Dijo.

-Porque de verdad existe-Aseguré.

-Como digas-Rodó sus ojos-Bien, mi pregunta es la siguiente, y necesito que respondas con profunda honestidad.

-Ajá-Comenzaba a desesperarme-Pregunte de una vez.

-¿Lo amabas?

-Como jamás he amado a alguien en toda mi vida-Confesé.

Se quedó en silencio durante unos segundos y lanzó un profundo suspiro.

-Y si logras salir de este lugar, y tienes la posibilidad de reencontrarte con él...

-No quiero volver a verlo, doctora-Respondí tragando el nudo de mi garganta incluso antes de que terminara de formarse.

-Aún lo amas ¿Cierto?-Cuestionó, y me tomé mi tiempo para formular la respuesta.

-No-Fue lo único que pude articular, incluso sin estar segura de aquello-O al menos eso es lo que quiero. No amarlo.

-No puedes forzar tus sentimientos Margot-Musitó-No habría nada de malo en continuar amándolo, no hay nada de malo en amar.

-No es el amor el problema, son las personas-Mordí mi labio inferior-Amé durante mucho tiempo a una persona que no quería ser amada, la amé con cada parte de mi ser. Amé cada uno de sus defectos y estuve dispuesta a perdonar todos sus errores... Me levanté todas las veces que caí, y seguí adelante... pero él se empeñaba en ser la roca que me hacía tropezar.

-¡Épico!-Exclamó.

-Trágico-Suspiré.

-Intenso.

-Caótico.

Me recosté en el césped y la doctora Marshall imitó mi acción. Nos quedamos un largo rato observando las nubes, encontrarles formas era una de mis juegos favoritos cuando era niña. Maddox, Morris y yo solíamos escabullirnos de casa y correr hacia el parque más cercano, nos recostábamos sobre el césped e iniciábamos una nueva partida del juego. Maddox siempre ganaba, y Morrison regresaba llorando a casa porque nuestro hermano me delegaba la victoria. Yo era su hermana favorita.

Los recuerdos se apoderaban de mí y se me hacía imposible no esbozar una sonrisa, aquellos eran los buenos tiempos. Sin problemas, sin preocupaciones, sin perdidas...

-Saldrás de este lugar-Habló la doctora Marshall tomándome por sorpresa.

-¡¿Habla enserio?!-Tomé asiento nuevamente y Marshall hizo lo propio.

-No se lo menciones a nadie.

-¿A quién se lo diría?-Reí.

Una explosión de sentimientos se apoderó de mí, en toda mi estadía en aquel lugar jamás había estado cerca de experimentar una sensación siquiera similar a la esperanza. Pero por primera vez durante mucho tiempo, florecía en mí.

-Presenté un informe hace unas semanas-Confesó-Confirmando tu bienestar, otorgándote el alta clínico. Fue aprobado por mis superiores, Julie tu enfermera tuvo mucho que ver.

-Oh por dios-Sollocé, no podía creer lo que escuchaba. Hice una anotación mental recordándome abrazar a Julie la próxima vez que la viera-Esto es... es grandioso.

Lloré, pero aquella vez la angustia no tenía nada que ver. Lloré de alegría, emoción... ¡Jubilo! No reconocía aquellos sentimientos, había pasado tanto desde la última vez que los había experimentado que se confundían dentro de mí. Pero tenía la certeza de que eran buenos.

-Pero no todo es color rosa, Margot-Añadió, y nuevamente mis temores se apoderaron de mi-El salir de aquí implica el inicio de un juicio, tu inocencia no ha sido comprobada aún... Y al ser considerada una persona estable nuevamente ante la ley, deberás hacer frente a todas lo que está por venir.

Asentí, estaba en lo cierto. Pero a pesar de aquellas noticias, mi corazón no podía dejar de dar saltos dentro de mí. Salir de aquel espantoso lugar era lo que más ansiaba. La idea de reencontrarme con mi familia me enloquecía, el pensar en estar un paso más cerca de poder abrazar a papá y Morris me llenaba el alma. Y la esperanza de ser libre otra vez me mantenía cuerda.

La doctora Marshall se puso de pie, tomó su bolso e hizo una seña a los guardias detrás de mí. Era hora de regresar al encierro. Aproveché para dar una profunda y ultima respiración disfrutando el aire fresco.

-Vienen por ti, Maggie-Soltó la mujer mientras buscaba algo dentro de su bolso.

"Vienen por ti, Maggie."

Mi estómago dio un vuelco.

Aquellas fueron las últimas palabras que escuché pronunciar a Harry, segundos antes de que la policía me atrapara.

-Oh y tengo algo para ti-Confesó mientras se acercaba a mí-Considéralo un regalo de despedida de mi parte.

Sonrió mientras me entregaba un paquete envuelto en papel de regalo, se lo agradecí mientras lo recibía y me apresuraba por romper su envoltura.

Mi corazón se paralizó durante unos segundos.

-Y uno de bienvenida de parte de Harry Styles-Informó.

Levanté mi mirada hasta su rostro, sonreía con malicia mientras observaba mi expresión de horror.

¡Ella lo sabía, lo supo todo ese tiempo!

-Buena vida, Maggie-Soltó con sarcasmo antes de lanzar una carcajada y abandonar aquel lugar.

Regresé mí vista hacia aquel obsequio, confundida con mis sentimientos y al borde del llanto una vez más.

Enmarcada con decoraciones en la tonalidad de los grises se encontraba una fotografía. Nuestra primera fotografía.

Harry hacía rodar sus ojos mientras yo pinchaba los hoyuelos de sus mejillas.

Siempre había sido mi fotografía favorita.

Pero no se encontraba sola, una pequeña nota le hacía compañía.

"Feliz aniversario, Maggie...

Con todo mi amor.

H."


*
Perdón por la tardanza y por subirlo dos veces pero hubo un problema con la publicación anterior. Wattpad me está funcionando pésimo.

Espero les guste(:

No se olviden de dejar sus votos y comentarios♥

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