Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

DESPUES - XXIII ; Goodbye, my lover.

Siempre había considerado a la vida como una montaña rusa llena de altas y bajas, pero sin una estación de parada.

La felicidad de algunos, para mí, siempre había dependido de la desgracia de otros.

¿Por qué la llegada de un nuevo amor, siempre consta de la partida de otro?

¿Por qué se dice que para nacer, primero hay que morir?

¿Por qué existe la muerte? Y ¿Qué se sentirá morir?

¿Por qué estamos tan mal acostumbrados a valorar las cosas cuando dejamos de tenerlas?

¿Qué tan necesario es para nosotros, perder algo para darnos cuenta que realmente nos importa?

¿Cuándo vamos a dejar de sentirnos vacíos? ¿Cuándo vamos a aprender a amar, a amarnos?

Un sinfín de preguntas atravesaba mi cabeza, mis pensamientos me aturdían, y un dolor más fuerte que cualquier dolor físico se fijó en mi pecho.

Jamás había sentido aquello en mi vida.

¿Qué era esa pesadez en mi estómago? ¿Y el vacío en mi corazón? Culpa ¿Tal vez?

Mi cuerpo continuaba doliendo, las punzadas en mi cabeza no cesaban y mi piel ardía. Me encontraba en un estado deplorable, a causa de aquel enfrentamiento con un grupo de muchachos quienes me dejaron inconsciente durante un par de horas.

No podía pensar en otra cosa más que en aquel tan extraño sueño, precedido por aquella noticia que había producido un torbellino de emociones dentro de mí.

Golpeado, adolorido, y en muy mal estado traté de tomar un taxi, sin poder lograrlo. Era tal vez mi traza de pordiosero lo que hacía que se negaran a levantarme.  Por lo que me vi obligado a correr, sin saber hacia dónde, pero lejos de donde me encontraba.

Durante mucho tiempo corrí por las poco transitadas calles de la ciudad, era de madrugada y el frio invierno había convertido a Londres en un maldito congelador, pero a pesar de aquello, jamás logré sentir el frío.

Me encontraba realmente concentrado en otras cosas, mi cabeza dispersa, mi corazón estrujado y una angustia que se apoderaba de cada sector de mi cuerpo.

Todo lo que Kara había dicho tenía que ser mentira, iba a corroborarlo. A ella le gustaba hacer ese tipo de bromas, siempre las hacía y estaba seguro que no caería en esa.

Pero ¿Por qué me sentía de aquella forma?

Incompleto, desdichado y triste. Lágrimas rodaban por mis mejillas, y ni siquiera podía controlarlas. Tardé mucho en darme cuenta que estaba llorando, sin saber por qué. Sin tener razones.

Jamás había sido de creer en las señales, mucho menos en el destino o el amor. Era más bien una persona con los pies en la tierra, realista y poco creyente. Pero algo en ese sueño me daba mala espina, tal vez era la coincidencia con aquella broma de mal gusto por parte de Kara lo que me hacía pensar tanto al respecto.

El tiempo que pasé junto a Margot me permitió conocerla como a nadie en el mundo, tanto a ella como a las costumbres de su familia, incluso a pesar de que jamás había permitido que me presentara ante ellos.

Conocía mejor que nadie como los Muttone se movilizaban, como evadían a la prensa y como actuaban ante una emergencia. Conocía los lugares a los que concurrían, las personas con las que trataban, y hasta como hacían para moverse entre las sombras.

Los Muttone eran una eminencia en el país, y en el mundo. Y yo sabía cómo daban cada maldito paso, por eso sabía exactamente donde se encontrarían en caso de una emergencia.

Corrí a la velocidad que mi cuerpo dañado me lo permitía, en dirección a una pequeña clínica en el centro de la ciudad, casi nadie acudía a ella, y por eso aquel era el lugar preferido de los Muttone a la hora de una emergencia. Sabía perfectamente que si algo había sucedido con Margot, ellos se encontrarían ahí.

Tardé mucho tiempo en llegar, apenas podía sentir mis piernas, pero todos aquellos sentimientos en mi interior permanecían intactos.

Tenía un mal presentimiento al cual no quería obedecer, traté durante un instante hacerme el imbécil, pero aquello no duró mucho.

El aire comenzó a faltarme al ver el lujoso Bugatti negro de Memphis estacionado en la puerta de la clínica, y a Morrison dando vueltas por el lugar mientras gritaba como desquiciado a quien quiera que sea la persona en la otra línea.

No podía permitir que ninguno de ellos me viera, por lo que desesperado y a toda velocidad me adentré a la clínica por la puerta trasera.

Tenía mis contactos por todos lados, me había encargado de conseguirlos al momento que acepté la propuesta de Kara. Por lo que el encargado de aquel lugar no trató de echarme al verme ingresar.

-¿Qué diablos estás haciendo aquí, Styles?-Preguntó mientras me empujaba hacia una habitación de servicio.

Lágrimas continuaban cayendo por mis ojos, y mi cuerpo temblaba. Apenas podía hablar, pero trate de darme a entender.

-Margot Muttone-Sollocé, mientras lloraba como nunca antes lo había hecho en mi vida.

-No puedes estar aquí.

-¡Frank!-Exclamé-Es urgente, conozco a Margot.

-Los Muttone pidieron exclusividad, no puedo darte información acerca de ella Harry.

La desesperación y la furia comenzaban a apoderarse de mí, pero necesitaba controlarme. No podía armar un revuelo en aquel lugar, mucho menos con los Muttone en la otra habitación.

Me acerqué a  la puerta  y abandoné aquel lugar con sumo cuidado, necesitaba saber que estaba sucediendo. Me acerqué a la sala de espera, donde se encontraba aquella familia tan peculiar.

Pude divisar a Shanna, junto a sus padres, ahogados en lágrimas. Memphis apenas podía hablar, mientras daba un millón de indicaciones por teléfono. Morrison estaba dentro también, abrazado a su padre quien podía desmoronarse en cualquier instante.

-¡¿Por qué lo hizo?!-Exclamaba Shanna mientras sollozaba en el pecho de su madre, quien ni siquiera podía responder.

Memphis alzó la voz y se llevó el teléfono aún más cerca de su boca.

-¡Nuestra hija se quitó la vida Franccesca!-Tragó el nudo que se formó en su garganta-¡¿Acaso en Australia no existe el suicidio?!

Morrison se separó de su padre y comenzó a repartir golpes a la pared de la clínica.

Todo aquello me sirvió para convencerme de su muerte. Pero incluso ya seguro de que era cierto, me costaba creerlo, me costaba comprenderlo.

Margot se había quitado la vida.

De repente dejé de sentir dolor, y mis ojos ya no emitían lágrimas. No sentía culpa, no sentía absolutamente nada. Solo un gran vacío dentro de mí.

Regresé a la habitación en donde aún se encontraba Frank, lo agarré de las solapas de su cazadora y lo estrellé contra la pared, mientras enfurecido le gritaba.

-¡Está muerta, maldito infeliz!

Frank estaba aterrado, y lo comprendía, me encontraba fuera de mis cabales.

-¡Margot está muerta!-Grité.

Frank asintió.

-¿Por qué?-Pregunté tragando un nudo que comenzaba a formarse en mi garganta-El castaño no respondió.

Lo solté, alejándolo de mí. Las lágrimas rodaban nuevamente por mis mejillas y de manera descontrolada.

-Quiero verla Frank-Sollocé-¡Por favor!

Frank negó con su cabeza.

-¡No puedes hacerme esto imbécil, voy a pagarte!-Grité a toda voz-¡Solo quiero ver su cuerpo!

-Me temo que no puedo hacer nada por ti, Harry-Habló-Los Muttone obviaron la autopsia, su cuerpo ha sido cremado. En un rato entregaremos las cenizas a su familia, lo siento.

Frank se marchó, dejándome solo en aquel pequeño lugar.

Caí de rodillas en el suelo, golpeándolo con mis puños sin parar.

El dolor en mi corazón era insoportable, una enorme tristeza se apoderó de mí hasta llegar a consumirme. No esperaba reaccionar de aquella forma, y no entendía por qué lo hacía.

Margot había pasado casi tres años de psiquiatra en psiquiatra, luego por la cárcel, y en ningún maldito momento había sentido un atisbo de culpa o tristeza.

Pero aquello era diferente.

Incluso a pesar de que Margot se encontraba en las peores condiciones en aquellos lugares, y sin tener nada que ver con las causas por las que se la inculpaban, me encontraba tranquilo.

Sabía que Margot estaba bien, sabía que era fuerte y lo soportaría todo, inconscientemente y a pesar de no querer hacerlo, pensaba en aquello a menudo.

De repente, y como si fuese algo mágico ella ya no estaba. Y aquello me destrozaba, porque no volvería a verla, ni a saber de ella, nunca más.

Porque Margot había muerto, había muerto de verdad. No se trataba de ninguna broma de mal gusto por parte de Kara.

Margot ya no se encontraba con nosotros.

Pensar en aquello comenzaba a destruirme, y  de rodillas en aquella habitación, comencé a detestarme, como jamás había detestado a nadie en mi vida.

¿Por qué?

Porque era un maldito imbécil. Incluso con veintitrés años me comportaba como un idiota.

¿Por qué no lo había notado antes?

Porque no quería hacerlo, porque me negaba a la simple hecho de pensar que podría estar enamorado de Margot. Porque me negaba en pensar que podía amar a alguien, me encargaba de quitarle importancia al asunto cuando junto a ella me sentía completo, cuando me hacía sonreír, cuando por primera vez en mucho tiempo podía decir que era realmente feliz.

Pero ya no más.

Porque Margot estaba muerta.

Y tuve que perderla, para darme cuenta que realmente la amaba, a mi modo. Pero lo hacía.

La amaba, como a nadie en el maldito planeta había podido amar jamás a una persona.

*

VOLVI!!!! 

Espero les haya gustado el capitulo, los votos subieron y si se mantienen continuaré aquí:) Gracias a todas por su apoyo!

Las quiero, de verdad me inspiran a seguir.

No se olviden de votar y comentar, me hacen reir bastante y me gustan sus comentarios.

Necesito saber su opinión acerca de la historia.

NO SE OLVIDEN DE PASARSE POR EL PROLOGO DE MI NUEVA HISTORIA DE HARRY, PUEDEN ENCONTRARLO EN MI PERFIL..

PD: Los últimos dos caps deben superar los cien votos para subir el sgte.

Saludos!!! A seguir leyendo:)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro