La vida duele, la muerte desgarra, querer sana.
-Lo siento mucho Gemma, pero no regresaré-Solté sintiendo como un nudo se formaba en mi garganta.
-¿Cuándo es que te volviste tan insensible Harry?-Preguntó, con su voz entrecortada.
-No tengo tiempo para esto, adiós-Suspiré pesadamente.
-Confío en que algún día te redimas, sabes que puedes regresar a casa si lo necesitas. Mamá y yo...-Impedí que continuara hablando y colgué la llamada.
Me puse de pié, caminé hacia donde Kara se encontraba y besé cortamente sus labios.
-¿Todo en orden?-Preguntó mientras me entregaba una taza de café.
-Sí... eh, yo... era Gemma, llamaba para informarme que... eh... mi padre falleció-Dije sin más.
-Oh-La rubia me observó fijamente durante unos segundos-Es una pena, pero son cosas que pasan.
-Sí, cosas que pasan-Solté dándole un largo trago a mi café.
Abandoné la cocina y me dirigí a su habitación, me apresuré por colocarme mi ropa para salir de aquel lugar cuanto antes. Lo cierto es que no estaba de buen humor y necesitaba tiempo para estar conmigo mismo.
-¿Te vas tan pronto?-Cuestionó Kara tras verme cruzar la sala en dirección a la puerta-¿No te quedas para un segundo round?
-Yo... quede con Margot, me pediste que la dejara ¿Recuerdas?
-¡Claro!-Carcajeó-Harry, estoy casi segura que esto será lo mejor.
-¡También yo!-Exclamé-Ya me está hartando.
-Solo por curiosidad... has seguido el plan al pie de la letra cierto-Hizo una pausa-Lo tuyo con Margot han sido solo besos, nada de sexo ¿Cierto?
-Por supuesto preciosa, estoy tan metido en esto como tú-Sonreí mientras abría la puerta de su apartamento.
-Te veré luego-Sacudió los dedos de su mano derecha en símbolo de saludo-¡Oh y no olvides, al ver a Margot debes usar el micrófono y así podré oír acerca de lo que hablan!-Asentí, y abandoné el lugar.
Una vez en mi coche, encendí mi laptop y entré a un programa de vigilancia. Tenía a Margot monitoreada absolutamente todo el tiempo, y donde sea que ella se encontrase. La pantalla mostraba a una despeinada Margot, sentada en el borde de su cama, con sus manos posadas sobre su cabeza. Su prima, Shanna, se adentró a la habitación la castaña, en casa de su padre, y gritó con mucha efusividad:
-¡Tienes una cita cariño, a la cual llegarás tarde! Faltan quince para las cinco, lindura.
-Estás bromeando ¿Cuánto tiempo estuve dormida?- Preguntó Margot con la voz rasposa.
-Mucho, de hecho vine a ver si estabas viva-Confesó-Ah, y tu padre quiere cenar contigo.
Margot se puso de pie y se apresuró por vestirse, tomó sus cosas y abandonó su habitación. Tuve que activar la visión de otras de las cámaras para seguir su recorrido escaleras abajo.
-¡Margot!-Exclamó su padre, al ver a su hija después de aquella noche de festejos.
-Papá voy de salida-Informó-¿Te parece hacer esto luego? Hablar, ya sabes. ¿Mañana por la noche? ¡En la cena! Te invito a cenar a mi apartamento, haré esa comida asquerosa que tanto te gusta ¿Si? Bien, te veo a las siete, adiós-Besó rápidamente su frente y se apresuró a abandonar aquel lugar sin siquiera esperar respuesta de su parte.
-¡Oh, sí claro cariño!-Exclamó Memphis-¡Me encanta cuando no me dejan responder!
Una vez que Margot abandonó aquella gigantesca mansión, las cámaras de su auto tuvieron que continuar mostrándome sus acciones.
Vi como Margot colocaba en su GPS la dirección que me había encargado de apuntarle en el mensaje de texto de la noche anterior.
Incluso a pesar de la borrachera, podía observar a Margot emocionada por aquel encuentro. Volvería a verla luego de habernos acostado, lo cierto es que luego de aquella noche y la infinidad de sentimientos encontrados hacia su persona, fingí que debía hacer un viaje hacia el exterior por unas semanas. No quería verla, no quería continuar arruinando las cosas ni confundiéndome aún más.
Durante aquellas semanas, me había encargado de convencer a Kara que el seguir jugando a los enamorados con Margot no era algo esencial, pues podía pensar en un millón de maneras para destruirla, y estuvo de acuerdo. Entonces, aquel encuentro por el cual la castaña se encontraba tan emocionada, significaría el final de lo que ella consideraba nuestra relación.
Me sentía algo conmocionado por la situación, y a pesar de que luchaba por detenerlo, la noticia que me había dado Gemma horas atrás daba vueltas en mi cabeza.
-Necesitas embriagarte-Me dije a mi mismo luego de quitarme el micrófono del que hablaba Kara.
-¡Edward, llevo cuarenta y cinco minutos esperándote!-Chilló Margot desde la otra línea.
-¡Estoy entrando al lugar!-Informé, notando lo mucho que me costaba pronunciar las palabras.
Margot no respondió, me adentré a aquel bar de mala muerte, en el cual la había citado, agarrándome de las paredes. Sabía que el haber fumado tanta hierva y bebido tanto alcohol en tan poco tiempo iba a surtir un mal efecto.
-Eddie-Pronunció Margot, abrazándome fuertemente al momento en el que me situé junto a ella.
No le devolví el abrazo, la alejé de mí como pude y tomé asiento en la mesa donde se encontraban sus cosas.
-Eddie, ¡Te he extrañado tanto!-No respondí-¡¿Qué tal ha estado tu viaje?!
-Regular-Me encogí de hombros, Margot hizo una mueca.
-¿Estás... drogado?-Vi como fruncía su ceño.
-¡Y ebrio!-Exclamé, lanzando una carcajada.
Margot se mantuvo en silencio durante unos segundos.
-¿Te sucede algo?-Cuestionó y negó con su cabeza.
Me mantuve en silencio durante un largo rato, Margot tampoco decía nada. Solo se limitaba a observarme con atención mientras yo jugueteaba con los adornos de aquella mesa.
-Deja de fruncir el ceño Maggie, vas a arrugarte-Solté de repente, llamando su atención por completo.
-Cada vez me sorprendes un poco más, Edward-Su tono cambió de repente.
-¿Qué estás queriendo decir?-Cuestioné y negó con su cabeza-¡Dilo de una maldita vez, Muttone!-Grité, logrando que se sobresaltase y observando como todas las miradas en aquel bar se dirigían hacia nosotros.
-Estas dando un espectáculo, Edward-Se quejó entre dientes.
-¡No me interesa!-Exclamé, tomé su mano y la apreté fuertemente-Dime aquello que guardas.
-Me lastimas-Informó la castaña, pero la ignoré.
-Habla, Margot.
-¡¿Qué demonios está sucediendo contigo?!-Entonces, era ella quien gritaba-¡Has pasado meses tratando de convencerme que eras un buen muchacho, hasta que lograste acostarte conmigo, entonces desapareces con la excusa de que tienes un maldito viaje, y no llamas, ni te preocupas por mandar un jodido mensaje de texto, Edward!
-¿Y por qué aquel abrazo al verme llegar?-Pregunté.
-¡Porque traté de hacer que las cosas mejoraran, pero claramente no quieres lo mismo!-Informó-Me has citado, luego de semanas sin tener contacto conmigo, ¡Y apareces jodidamente drogado!
-Y ebrio-Añadí y se quejó.
-¿Qué demonios sucede contigo?-Hizo fuerza y logró quitar su mano de mi agarre-Eddie, dijiste que me amabas...
-Mentí- Solté tajante.
Margot me observó confundida durante unos segundos.
-Buenas tardes muchachos, bienvenidos a Dirty Martini. Mi nombre es Wesley y seré yo quien los sirva en esta velada-El camarero interrumpió nuestro incomodo silencio-¿Qué van a ordenar?
-Yo quiero una secuencia de Martinis, por favor-Ordené sin siquiera haber leído la carta que el muchacho nos entregó previamente.
-¿Y que desea la preciosa señorita?-El tal Wesley se acercó a Margot.
-Yo tomaré v...
-Agua-La corté-Consumiste suficiente alcohol anoche.
-¿Noche algo descontrolada?-Se rió el camarero luego de guiñarle su ojo derecho.
-Ni que lo digas-Respondió Margot con simpatía.
-Las chicas lindas tienen derecho a divertirse-Soltó el camarero.
-Claro porque las feas deben aburrirse, ja ja ja. ¿Has venido a coquetear con mi novia o traerás nuestro pedido?-Intervine.
-Lo siento, mil disculpas. Me retiro-Soltó el camarero antes de marcharse apenado.
Margot me continuó observando, su rostro reflejaba una mezcla de ira y confusión, no le presté mucha atención y me dispuse a jugar con los largos mechones de mi cabello mientras esperaba que dijera algo.
-No tenías que ser tan grosero-Habló.
-No me digas que no tengo que hacer-Ordenó tajante-Estaba flirteando contigo.
-De repente te importo lo suficiente como para decirme "Novia"-Hizo comillas con sus dedos.
-Ni que lo creas, yo no tengo novias y tú no serás mi excepción.
-¿Qué hiciste con el Edward dulce del que me enamoré?
Lancé una estruendosa carcajada.
-¿Jamás pensaste en la posibilidad de que me encontraba fingiendo para poder meterme en tus bragas?
Hizo silencio.
-Será mejor que me vaya-Soltó poniéndose de píe, pero la tomé de la muñeca, impidiendo que abandonara el lugar.
-¿Qué es lo que quieres Edward?-Preguntó, sin rodeos.
-A ti-Respondí mirándola fijamente a los ojos.
Margot se mantuvo en silencio, y su rostro tampoco me decía nada.
-¿Para qué?
-Para mí-Me encogí de hombros.
-Bien, esto es demasiado-Escupió.
Otro camarero se acercó a nosotros y dejó nuestros pedidos en la mesa, con la mirada busqué al muchacho anterior, el cual había intimidado, pero no logré encontrarlo.
-Gracias-Dijo mi acompañante cordialmente cuando el nuevo camarero se marchó.
-Margot-Solté-No soy el tipo de persona con la que te rodeas, tampoco quiero serlo, no estoy interesado en ti bajo ningún aspecto serio, me interesas porque sé que algo sucede contigo ¿No es así? Algo que no puedes controlar, y a lo que no estas acostumbrada porque siempre has llevado una vida diferente-Hablé lenta y pausadamente-Yo puedo ser la solución a tus problemas Margot, puedo darte todo lo que necesitas y asegurarte que te encantará preciosa.
-Edward-Me cortó-¿Estás ofreciéndome sexo?
Lancé una carcajada.
-Cariño ¿Tantas son tus ganas de gritar mi nombre?-Me burlé-¿Tan buena ha sido nuestra primera vez?
-Oh por Dios...
-No te estoy ofreciendo sexo, Margot. Te estoy ofreciendo un viaje directo a otro mundo cada vez que lo necesites.
Margot puso cara de asco, ella comprendía a lo que me refería.
-¿Drogas?-Escupió-No quiero drogas, no necesito drogas ¿Qué mierda está mal contigo?-Observé su mandíbula tensarse-¿Eres traficante? ¿Estás intentando venderme drogas? Mi Dios, no puedo creerlo.
Entonces me puse de píe y me dirigí hacia ella, apreté fuertemente su brazo y dije:
-Si mencionas algo de esto, o a mí ante cualquier persona...
-No lo haré-Aseguró asustada.
-Perfecto, cuida tu maldita lengua Margot. Recuerda que conozco todos tus movimientos-Dicho eso, abandoné el lugar rápidamente.
*
Lo bueno del efecto de las drogas mezclado con el alcohol, era que me impedía sentir. De algún modo me transformaba y dejaba de ser yo quien decidía por mí mismo. Aquello me sirvió demasiado a la hora de actuar como un imbécil enfrente de Margot. El alcohol corriendo por mi sistema me había permitido resistirme a aquel tan dulce abrazo que la castaña me había regalado al verme nuevamente.
Lo malo de aquel efecto, era que no duraba para siempre. Y cuando pasaba, la realidad era otra.
Me encontré sólo, enfrente a una pequeña laguna, observando las estrellas en el cielo sobre mí. Tal vez era aquella soledad o el silencio de la noche, pero no podía dejar de pensar. Mi padre, mi hermana y mi madre, Margot y su expresión de susto horas antes. Su labio temblando y el esfuerzo que realizaba para contener sus lágrimas.
¿Por qué era tan imbécil?
Lo que había hecho estaba pésimo, y lo supe desde el primer momento. Pero era lo correcto, Maggie no debía estar con alguien tan roto como yo. Y tampoco quería ser yo quien la lastimara. No quería hacerle daño, no quería que continuase enamorándose de mí, porque sería yo quien destruiría su vida segundos después.
Estaba seguro que el haber dejado a Margot era lo correcto, pero a la vez la necesitaba casi tanto como el aire para respirar. Al pensar en la muerte de mi padre y la tristeza que me abundaba, Margot era quien se me venía en mente para estar mejor. Necesitaba su compañía, necesitaba que me escuchase, necesitaba acurrucarme entre sus brazos.
Entonces mi instinto egoísta se apoderó de mí, y la quería de vuelta. Sin importar el hecho que tendría que lastimarla otra vez.
Seis horas después, Margot cedió a mis incesantes llamadas telefónicas. Y cuando por fin pude convencerla de encontrarnos nuevamente en algún lugar, y con la hierba y el alcohol fuera de mi sistema, lo único que pude hacer al tenerla frente a mí fue abalanzarme a sus brazos y llorar como un niño asustado. Me desconocía a mí mismo, lagrimas rodaban por mis mejillas sin darme lugar a contenerlas. Aquella era la primera vez en años que dejaba escaparlas.
Margot acariciaba mi cabello sin decir nada, sabía que estaba esperando una disculpa de mi parte.
-Todo lo que he dicho en el bar...
-Te he perdonado en el mismo instante que me fui, Edward-Soltó sin dejarme terminar de hablar-No sé qué ha sucedido contigo estas semanas, pero claramente algo te ha marcado de mala manera.
-Mi padre falleció, Maggie-Informé, y ella dio un largo suspiro-No quiero tu pésame, yo lo odiaba.
-Tú no lo odiabas, Eddie.
Me mantuve en silencio.
-Estarás bien, cariño-Acarició mi brazo.
-¿Estas enfadada conmigo?-Negó con su cabeza-¿Qué está mal contigo, Maggie?
-¿A qué te refieres?
-He sido una mierda contigo, Margot. Te he tratado como un objeto, casi te lastimo y...
-Todos tenemos demonios internos con los cuales combatir-Hizo una mueca-Te amo, Eddie. Y quiero ser yo quien te ayude a vencerlos.
-Entonces... ¿Me estás dando otra oportunidad?
-Jamás perdiste la que tenías-Sonrió.
Aquella bella sonrisa.... Me tenía enloquecido.
Margot y yo observamos el amanecer en la orilla de aquella pequeña laguna, abrazados el uno al otro. Ella me acompañaba, como lo había hecho desde el primer momento. Y yo la observaba, preguntándome a mí mismo como es que un ángel como ella podía ser real. Y a la vez, dudando si realmente era demasiado buena o bastante imbécil.
De cualquier modo, el dolor y todo tipo de tristeza era casi inexistente a su lado.
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