Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ANTES - 11 ; A lonely (not too lonely) Christmas.

Las fiestas eran mi época favorita del año. La familia y amigos reunidos, la mesa repleta, los regalos, las bromas y las anécdotas. Siempre había sido así, esperaba ansiosa el mes de diciembre para comenzar con las decoraciones, las compras navideñas y de año nuevo, tachaba los días en mi calendario y me encargaba de hacer un itinerario de actividades para cada celebración.

Eso era antes.

Mi espíritu navideño se vio aplastado por una serie de sucesos que impedían tener a mi familia reunida para Navidad, nada de decoraciones ni itinerarios, mucho menos una mesa repleta o anécdotas y chistes. Aquella noche se trataba sólo de mí y un maratón incesante de capítulos de mi serie favorita en Netflix.

-¿De verdad no quieres venir a casa esta noche?-Preguntó Shanna desde el otro lado del teléfono-¡Papá compró un regalo para ti Margot!

-De verdad Shan, me gustaría estar sola esta noche-Confesé-La situación con mi familia no es la mejor y el estar con la tuya me lo recordará a todo momento.

-Entiendo-Suspiró pesadamente-¿Qué hay acerca de Kara? ¿No piensas asistir a su fiesta?

-No es su fiesta-Informé-Es de su novio, y para serte sincera algo en él no termina de cerrarme. No quiero tener que fingir que me agrada, no frente a personas que no conozco y forman parte de su círculo social.

-¿Continúa saliendo con aquel vejestorio?-Lanzó una pequeña risita-Entonces ¿Qué harás sola esta noche?

-Ver Orange Is The New Black, no hay otro plan.

-Bien, si te aburres... Puedes venir con nosotros, papá se embriagará y mi madre tendrá que perseguirlo por toda la casa, la pasaremos genial.

-Lo imagino-Reí-Saluda a tía Malory y Grant de mi parte.

-Está bien, tú continúa viendo pornografía lésbica.

-No es porno Shanna, es una maldita serie.

-¡Pornoooooooooooooooo!-Exclamó antes de finalizar la llamada.

Me acomodé sobre el sofá de mi sala, encendí la televisión, me propuse terminar aquella temporada e irme a dormir temprano, antes de que los mensajes y las llamadas comenzaran a llegar. El reloj marcaba las ocho de la noche cuando el timbre de mi apartamento sonó, sorprendiéndome por completo, no esperaba a nadie en especial. Caminé hasta la puerta vistiendo mi pijama navideño, Maddox me lo había regalado la última navidad que pasó con nosotros.

-Eddi... Edward-Me corregí, tras abrir la puerta y encontrarlo del otro lado-¿Qué estás haciendo aquí?

-Hola Maggie-Sonrió algo incómodo-Yo eeh... pasaba por aquí y... bueno vi tu auto aparcado, y pensé que hace tiempo no nos vemos y... por favor di algo antes de que lo arruine todo.

-Es navidad-Le recordé, me encontraba demasiado confundida.

-Oh, si-Mordió su labio inferior-Me preguntaba si estarías con tu familia esta noche, y bueno, yo...

-No-Respondí.

-Maggie, compré pavo-Informó, enseñándome una bolsa de supermercado.

-El pavo es para acción de gracias, Edward-Aseguré y casi se me escapa una risa al notar su nerviosismo-Dime que ya está preparado.

-No presiones-Rió avergonzado.

-Bien, será mejor que pases-Suspiré-Alguien tiene que preparar el pavo.

Noté como una sonrisa se escapaba de su rostro y no pude evitar contener la mía. Aquella de verdad que había sido la más grata de las sorpresas.

-Para tu suerte soy muy buen cocinero-Confesó adentrándose a mi apartamento.

-Eso espero, de lo contrario arruinarás la navidad-Bromeé, tratando de cortar la tensión entre nosotros.

-Oh, sí con respecto a eso-Habló dejando las bolsas sobre la mesada de la cocina-Odio la navidad.

-Bueno, el tiempo se ha encargado de que yo hiciera lo mismo-Suspiré pesadamente.

-¡Entonces a la mierda la navidad!-Exclamó sonriendo-Tu y yo preciosa, podemos tener nuestra propia celebración.

Lo observé algo sorprendida, había algo raro en él. Tal vez su actitud tan relajada, su cabello aún más largo que la última vez, o el simple hecho de haberme sorprendido de aquella manera luego de haber dejado claro que no quería volver a verme semanas atrás.

No importaba lo que era, pero algo hacía brillar en Edward una luz especial, una luz casi tan preciosa como él.

-¿Y qué celebración sería ser esa?-Pregunté acercándome a él.

-¡Edggiedad! Ya sabes... por Edward y Maggie-Soltó de repente, quitándose su abrigo oscuro y dejando al descubierto un suéter rojo con el estampado de un pino de navidad-Bonito pijama, por cierto-Me guiñó un ojo,

-Edggiedad...-Murmuré-Edward ¿De qué se trata todo esto?

Sus ojos se cruzaron con los míos, se veía apenado y nervioso. Pero a pesar de que aquello removía algo dentro de mí, quería escuchar lo que tenía para decir.

-Se trata de una disculpa Maggs-Confesó-He sido un imbécil contigo.

-Y hasta que lo notas-Las palabras se escaparon de mi boca-Lo siento.

-Me lo merezco-Lanzó una risa fingida-Pero estoy aquí para reivindicarme.

-No has pensado que tal vez no te quiero de vuelta ¿Cierto?

-Maggie, por favor. No me hagas esto-Dio un paso más hacia mí, sus ojos se encontraban fijos sobre los míos.

-Edward, llegas a mi vida y juzgas cada detalle de ella, me dices que no somos amigos y que jamás lo seremos, pero luego confiesas que quieres intentarlo, que de verdad quieres que funcione, para después cambiar de opinión nuevamente y decidir que lo mejor es no vernos más. Pero te apareces en mi apartamento de repente, con muy buen humor e inventando celebraciones extrañas...

-Algo anda mal conmigo-Soltó.

-¡No me cabe duda!

-No te burles-Hizo rodar los ojos-Maggie, soy complicado y eso deber notarlo-Asentí-Pero créeme cuando te digo que de verdad me arrepiento. Cuando te vi alejarte aquella noche... de verdad pensé que regresarías, que llamarías al día siguiente, que te aparecerías por ahí invitándome a cenar o te meterías en algún otro problema del cual tendría que salvarte, porque de verdad que me gusta salvarte Maggie-Se acercó un paso más-Pero no sucedió, y comprendí que no llamarías, que estarías cenando sola y que tu serías la única que te salvase. Y lo comprendí Margot.

-¿Qué fue lo que comprendiste?-Pregunté sin despegar mis ojos cafés de aquellos faroles esmeralda.

-Que no sólo quiero ser quien te salve-Murmuró-Quiero meterme en problemas contigo.

La cercanía entre nosotros me provocaba un cosquilleo en el estómago, no podía volver a caer en su juego. No quería ser parte de sus idas y vueltas otra vez, quería que las cosas fueran a mi modo, y si todo lo que estaba diciendo era verdad, él seguiría mis reglas.

-Solo amigos Edward-Repuse con mis labios casi sobre los suyos.

Edward cerró los ojos durante unos segundos, suspiró pesadamente y asintió con su cabeza.

-Bien, amigos.

-Será mejor que comiences a preparar el pavo-Cambié de tema alejándome de él.

-Sí ¿Dónde tienes la sal?

Edward y yo pasamos largo rato cocinando, él se encargó de la cena y yo del postre. Lo cierto es que aquella era mi primera vez incursionando dentro de la cocina, y parecía ser la mejor ocasión para desarrollar mis habilidades culinarias.

-Celebrar la Edggiedad sigue en pie ¿Cierto?-Preguntó Edward paseándose por la cocina.

-Supongo-Hice rodar mis ojos.

-Entonces ¿Prefieres cantar villancicos o un tema de Beyoncé?

-Preferiría quedarme en silencio-Reí.

-Vamos Maggie, no puedes ser tan aburrida-Se quejó arrojándome una aceituna al rostro.

-No soy aburrida, Edward-Le arrojé una cereza, que logró cazar con sus dientes antes de guiñarme un ojo.

-Ni siy aibirridi Idwird-Repitió con voz chillona mientras nos sentábamos a cenar.

-¿Seguro nada pasó contigo luego de que te dejara en el parque aquella noche?-Pregunté sirviéndome un poco de pavo-Ya sabes, rodar colina abajo, golpearte la cabeza, ser atacado por un grupo de pandilleros...

-No ¿Por qué lo preguntas?-Cuestionó pasándome la ensalada.

-Porque te encuentras más imbécil que de costumbre-Repliqué y lanzó una carcajada-De verdad.

-Si bueno, eso pasa cuando conoces a alguien como tu Margot.

-¿Te vuelves imbécil?

-Te contagias de su estupidez-Bromeó sirviendo vino en mi copa.

-Si la estupidez fuese contagiosa debería de alejarme de ti cuanto antes, no quisiera enfermarme-Llevé un pedazo de pavo a mi boca-Demonios, esto está exquisito-Confesé ganándome una enorme sonrisa de su parte.

-Preciosa, tengo la inyección que curará todas tus enfermedades-Soltó antes de beber un sorbo de vino.

-Ay por Dios, eso fue asqueroso-Reí.

-¿Asqueroso? ¿Por qu...-Frunció el ceño, con notable confusión-¡Por Dios Maggie, no estoy hablando de mi pene!

Lancé una estruendosa carcajada, a la cual Edward se me unió.

-Se prestaba a confusión-Me encogí de hombros.

-Tienes una mente muy sucia-Aseguró-Seguro ya has fantaseado conmigo desnudo.

Me quedé en silencio, con la mirada fija sobre mi cena.

-Maggie...-Levanté los ojos hacia él-¿Has fantaseado conmigo desnudo?

No respondí, permanecí observando como una sonrisita comenzaba a aparecer en su rostro.

-¡Ay por el amor de Britney, lo hiciste!-Exclamó carcajeando-¡Has tenido un sueño erótico conmigo!

-¡Ya basta!-Chillé-Fue solo una vez, y no lo llamaría un sueño erótico, fue más como una pesadilla.

Sentí como el rubor se apoderaba de mis mejillas, la sonrisa en el rostro de Edward se merecía ser inmortalizada o considerada como la octava maravilla del mundo.

-Al menos no será extraño confesarte que también tuve de esos sueños contigo, sólo que fue más de una vez-Se encogió de hombros.

-¡Edward!-Carcajeé.

El resto de la cena la pasamos entre muchas risas, chistes, anécdotas y una canción de Beyoncé para inmortalizar la Edggiedad. Aquella faceta desconocida de Edward había llamado mi atención como nunca antes, jamás lo había visto tan sonriente y simpático, cantando y burlándose todo el rato. Con sus hoyuelos marcados en sus mejillas y un precioso brillo que resaltaba el verde de sus ojos.

Y me encantaba.

-¿Podrás comportarte mientras voy por un abrigo?-Pregunté poniéndome de pie.

-Sí, levantaré los platos hasta que vuelvas-Informó.

Asentí y abandoné el comedor, caminé hasta mi habitación la cual estaba hecha un desastre, tomé un gran y demasiado caliente abrigo para pasar el frío de aquella noche de invierno en Londres. Caminé hasta mi mesa de noche, observé la hora en mi teléfono y noté que faltaban tan solo dos minutos para la navidad.

Atravesé un largo pasillo y regresé al comedor, pero Edward se encontraba parado justo en el marco de la puerta.

-¿Vas a dejarme pasar?-Pregunté riendo algo confundida.

-No-Negó repetidas veces con su cabeza y luego dirigió su vista hacia arriba de nosotros.

-Muérdago-Susurré extrañada, yo no lo había puesto ahí.

Y lo comprendí.

-Edward-Reí-¿En qué maldito momento pusis...

Sus labios sobre los míos, sus manos sosteniendo mi rostro, mi corazón latiendo a toda velocidad, y la mejor sensación de todas.

A la mierda mis reglas, este hombre no iba a seguirlas.

Y me fascinaba.

Tardé unos segundos en reaccionar, pero le correspondí aquel beso con la misma intensidad y aún más pasión con la que su boca se movía sobre la mía. Sus manos desesperadas terminaron entrelazadas detrás de mí cintura, y mis brazos enrollados en su cuello.

Quería que ese momento durase para siempre.

Edward se alejó unos centímetros, posó su frente sobre la mía y jugueteó con mi nariz. Una amplia sonrisa se formó otra vez en su rostro, solo que aquella era la más grande que había visto jamás, y la más hermosa también.

-Feliz Edggiedad, preciosa-Murmuró algo agitado.

-Deja de decir eso, suenas como un imbécil-Reí sobre sus labios.

-Bueno... siempre está la opción de ser callado por un beso.

-O que lo hagas por tu propia cuenta-Solté sonriendo.

-Oh, vamos Maggie-Besó mi mejilla-No trates de retrasarlo.

Dicho aquello, sus labios volvieron a donde pertenecían. Mi boca.

Edward me acercaba cada vez más y más hacia sí, como si el tenerme tan cerca no le fuese suficiente. Nuestros labios bailaban al compás de una canción que tan solo ellos sabían, pero que nosotros disfrutábamos sin duda alguna.

Ambos comenzamos a caminar hacia el sofá de la sala, la acción se dificultaba debido a que ninguno hacía el intento de siquiera alejarse durante una fracción de segundo para poder observar con claridad el camino.

-¿Quién puso esa mierda ahí?-Preguntó Edward tras impactar con una silla.

-Tú-Reí mientras lo besaba.

De repente llegamos al sofá, tomamos asiento sobre él, Edward profundizó el beso cada vez más y más, recostándome bajo él y presionándose contra mí, deseando estar cada vez más y más cerca. Y fue cuando un maldito gemido se escapó de mi boca.

-Mierda Maggie ¿Ya estás excitada?-Bromeó, jadeando sobre mis labios.

-Imbécil-Solté, empujándolo lejos.

Cayó al suelo y comenzó a reír, no pude evitarlo y me uní a sus risas.

-Me vuelves loco Maggie-Confesó subiendo otra vez sobre el sillón-Me vuelves malditamente loco.

-Espero que eso sea bueno-Lo observé fijamente a sus ojos.

-Es la mejor puta cosa que me pasó en la vida, preciosa.

Mi corazón se aceleró y salté nuevamente a sus labios. Edward se acomodó de tal manera que quedase sobre él, con mis rodillas a cada costado de sus muslos. Y me besó, me besó como si no existiese un mañana, como si aquella fuese su más grande hazaña.

Y tal vez no era mucho, ni el mejor de mis logros, pero el disfrutar de la armonía y la paz que me brindaba sentir la suavidad de sus labios moverse sobre los míos, me hacía feliz. Profundamente feliz.

-Bien, esa mierda no hacía más que estorbar-Aseguró una vez que me quité mi abrigo, y lo arroje hacia el otro lado de la sala.

-Tú no haces más que estorbar-Bromeé acariciando su mejilla.

-Maggie, la ropa entre nosotros no hace más que estorbar-Besó mi mejilla-¿Por qué no te la quitas toda?

-Esta noche no Eddie...

-Valdrá la pena esperar-Murmuró antes de regresar a mi boca.

Sonreí sobre sus labios, no sólo porque aquello que tanto deseaba estaba sucediendo.

Sino porque a pesar de todo, y de la manera más improvisada, aquella estaba siendo una de las mejores navidades de mi vida.

-Tu y yo jamás podremos ser solo amigos-Confesó mientras me besaba.

Y jamás estuve tan de acuerdo.

*
Holaaaa!

Espero disfruten del capítulo, es un descanso de tanto drama.

No se olviden de dejar sus votos y comentarios.

Muchísimas gracias por leer, son las mejores❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro