✦ viii. a friend in the dark
Nuevamente, abrí mis ojos dándome cuenta de que la luz del día soleado atravesó por las ventanas con cortinas que no tapaban nada del exterior. Sin embargo, el sonido de la puerta abriéndose me alarma otra vez, pero me sorprendí al mirar a una muchacha un poco más grande que yo. Traía una bandeja entre sus manos, la cual una de ellas se encontraba vendada y se veía levemente un poco de sangre en esa tela blanca. La mujer me observaba con una media sonrisa en su faz pálida, parecía querer darme alivio al darme cuenta de que no era la única femenina dentro de este establecimiento sin limpiar en lo más mínimo.
Aun así, decido no decir nada.
¿Por qué? Pueden preguntarse. Tal vez porque no confiaba en nadie de este lugar. En momentos como estos, debía mantener la cabeza fría y no ilusionarme con la idea de que estas personas querían establecer una relación amistosa conmigo. Más bien, lo contrario. Una de las posibles razones por las que han enviado a esta chica a hablar conmigo podría ser para fingir que me daban tranquilidad, o capaz era una simple mentira disfrazada. Por ahora, solamente podía concentrarme en lo que ella estaba haciendo con esa bandeja llena de comida. La mujer de cabello negro colocó la bandeja en la cama y también se sentó en ella. Con un movimiento de cabeza, me indicó que empezara a desayunar. Era inevitable, tenía que comer algo en este momento.
—Escuché que mi hermano te trató mal, lo siento por eso, princesa. Él es...—ladeó su cabeza, buscando la palabra correcta que lo describa.—Complicado.
—Chris...
—Chris es mi hermano menor.
Moví mis cejas ante esa información de que eran familia, ya que la muchacha parecía muy diferente a su bruto hermano. Por demás de que se veía un poco más demacrada de lo normal, se pueden notar las grandes ojeras negras que se posicionan debajo de sus luceros colores negros, una cabellera completamente con rulos desordenados. Aunque dé miedo de verla, lucía como buena persona después de todo. Empero, pude darme cuenta de que la bandeja no era el único objeto que tenía entre las manos, debido a que de igual modo hay unas bolsas que las colocó a un lado, en el suelo, al borde de la cama.
—Aquí tienes ropa, es de tu talle.
—Gra-gracias.—titubeé nerviosa por el detalle.
—Es mejor que te alimentes, si los demás saben que todavía hay comida, serán capaces de quitártelo.
Asentí, acercando la bandeja más a mi cuerpo, porque me alejé al tiempo en que la pelinegra se acercó a la cama. Entonces, pude oler la cafeína y unas facturas que yacen en una esquina del objeto, por lo poco que pude entender de sus razones para secuestrarme creía que no serían capaces de poder darse lujos de comprar estos alimentos caros, al parecer fue una duda que dejé ver a simple vista.
—Tu familia mandó dinero.
—¿Qué?
—Se supone que...—miró por encima de su hombro, dudando de lo que quería decirme. Parecía estar verificando que nadie nos estuviera escuchando o estuviera cerca de la puerta, con solo mirando debajo de ella.—no debería decirte esto. Pero tu familia envió dinero para tu rescate. Sin embargo, él no iba a negociar con dinero, él quiere La Rosa del Norte, cueste lo que cueste. Aun así, aceptó el dinero para proporcionarte los lujos que necesitas. Lo último que queremos es que el plan se desvíe y no podamos negociar en absoluto con tu familia.
Me quedé callada, ya que no sabía cómo debía de reaccionar en estos momentos. Tenía muchísimas preguntas por mi cabeza, la principal es que no entendía por qué ella me está contando todo esto, de todos modos, al mismo tiempo quería volver a decirles que ese objeto no iba a salir del templo jamás, sin embargo; ¿cómo volver a pronunciar la misma oración de siempre y que ninguno te hagan caso? Por demás de que me daba muchísimo terror lo que pueda pasar conmigo cuando se den cuenta de aquello, de que nunca mentí y de que eso mismo va a pasar.
Por lo que asentí, desayunando.
—Usted de nuevo.
Eché un largo suspiro, demostrando tal frustración de observar la cara irónica que tenía el Detective Seo en estas horas de la mañana. Anoche asistí a una fiesta en la universidad y me encuentro de muy mal humor debido al dolor de cabeza que me dejó la resaca. Así que tener que verlo no era algo que me agradaba en lo más mínimo, mucho menos después de haberle dejado claro que no podía ser uno de sus principales sospechosos. Yo no era quien estaba involucrado con Mintara Yontararak, sino un hombre que parecía muy feliz en la fiesta de la facultad, a pesar de que su supuesta novia y amor de su vida llevaba desaparecida más de una semana.
—No vengo a pelear.
—¿Entonces para qué vino?—crucé mis brazos, elevé mi ceja en la espera de una respuesta sensata.
—A hablar.
—Ya le dije todo lo que sé sobre Mintara Yontararak, sobre la relación que ella tenía con Lee Felix y las fotografías. No sé de qué más deberíamos de hablar, Detective Seo.
Él parecía encontraste incómodo de mencionarme una de sus más grandes dudas, tanto que veía el pavimento del pasillo del edificio donde me encuentro viviendo. Hasta que, nuevamente, dirige sus cuencas a los míos, relajando la expresión en su rostro. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta de cuero marrón.
—Mi compañero.
—¿Sobre el Detective Han?
—Creo que él sabe quién tiene secuestrada a Mintara.—informó suavemente. Sin embargo, esa información me hizo estremecerme.—No te lo diría si no necesitara de tu ayuda, Kim Seungmin.
—Es una acusación horrible.
—Ya lo sé. Pero tú eres periodista, ¿no?
—Estudiante.—corregí, apretando la puerta con fuerza. Debido a que el Detective Han Jisung fue quien más confianza me dio de los dos y fue al cual más datos le di sobre todo lo que sabía de Mintara.
—Todavía así, serás de muchísima ayuda. Necesito que sigas a Han Jisung, necesito saber lo que hace las veces en que no llega a la estación.—informó, ingresando a mi departamento, sin importarle si le daba permiso o no de poder entrar después de tener ese mal encuentro en la última vez en que nos vimos.
—¿No tiene hombres que hagan eso?
—Han los conoce, la idea es que no sepa que lo estamos vigilando.—ladeó su cabeza, echándole un vistazo disimulado a mi habitación. La puerta estaba semi abierta, por lo que se podía oír unos murmuros.—Perdón, ¿interrumpí algo?
—De acuerdo, Detective Seo, haré lo que usted quiera. Me comunicaré con usted cuando descubra algo importante de su compañero. Ahora le pido, por favor, que se que se retire de mi casa.
Abrí más la puerta de mi departamento, indicándole que era momento de que se largue ahora mismo. Él expulsó una breve risa, marchándose de mi hogar, no pasó mucho tiempo en que una bellísima mujer casi desnuda sale envuelta en unas de mis frazadas para verificar de quién se pudo tratar esta vez.
—Toc, toc. ¿Puedo?
Giré mi cuello cuando escuché su voz nuevamente, la última vez que tuvimos una conversación fue cuando me dijo que debía de confiar solamente en él y ya de eso pasó varias horas. Abrió aún más la puerta, dando paso a la habitación que me entregó para estar más cómoda que en el anterior lugar, se veía más alegre que antes. Carismático, tiene una deslumbrante sonrisa en su faceta, viendo por una de las ventanas de la recámara, lo que sí puedo notar de su aspecto físico es que tiene el cabello castaño con algunas mechas rubias, un aspecto que lo delataba.
Quería saber cuál era esa emoción que lo tenía muy feliz en este día nublado, sin embargo, no me sentía en mucha confianza como para hacerle una inquisición de esa índole. La muchacha que vino a verme a la mañana me entregó un cuaderno lleno de fotografías de todo tipo de ballenas, por lo que mis fanales fueron de nuevo al cuaderno con recortes informativos, era uno de mis animales favoritos.
—¿Qué lees?
Levanté mi cabeza al oír su voz, ahora se encontraba más cerca de la enorme cama de dos plazas y medias. Lo único que hice fue mover el cuaderno, para que él pueda echar un vistazo a lo que me hallaba viendo con tanta felicidad en mi rostro.
—Me lo dio la hermana de Chris.—relaté, dándole a entender al hombre, que aún no conocía su nombre, que su amigo no me caía muy bien que digamos.
—¿Te gustan las ballenas?
—Las jorobadas exactamente.
—¿Por qué?—frunció su entrecejo castaño, viéndome con sus luceros iluminados. Quizá, no comprendía por qué me podía gustar un animal que se veía aburrido ante los ojos de los demás.—Se ven tan ancianas...
Eché una risa a lo muy bajo, la cual la camufle con una falsa tos. Todavía soy consciente de que me tienen bajo llave y secuestrada, no quería que él piense que caería velozmente a su juego malévolo del rehén y el apresor. No obstante, preferí responderle a su opinión sobre las ballenas jorobadas, ya que no era la primera persona que comentaba algo de ese tipo.
—Principalmente, porque son caracterizadas por tener una serie de láminas de queratina en sus bocas en vez de dientes y eso es impresionante,—asentí, abriendo mis ojos enormes. Aún sin quitar la mirada de las hojas del cuaderno.—y después, porque son mejores que otros animales cazando. Lo hacen de una forma menos...—borré mi sonrisa, relajando mi cara. Ya que no sabía cómo expresarlo.
—¿Dolorosa?
Asentí, viéndolo rápidamente.
Decidí mantener la boca cerrada, siguiendo hojeando las pocas páginas que me quedaban del cuaderno que me había entregado la hermana mayor del bruto ese. Pero parecía que mi secuestrador principal, y al único que conocía físicamente, no quería dejar la charla para después, sino que quería saber más sobre las ballenas jorobadas debido a que volvió a hablar.
—¿Cómo cazan? Ahora quiero saber más, Mintara.
—B-bueno, no sé mucho.—mentí, dedicándole un vistazo que fue muy evidente para su cabeza.—Creo...
—Eres una chica inteligente, sé que sabes más.
—Las jorobadas son buenas cazando en grupo.
—¿Qué más?
—Cuando un grupo de jorobadas está de cacería, algunos miembros liberan burbujas de aire alrededor del cardumen atrapándolos en una suerte de cilindro.—mostré una fotografía que hay en el cuaderno, donde se veía a las jorobadas haciendo dicha burbuja.—Otros miembros continúan reuniendo más peces en el cilindro mientras otros grupo forman círculos en la base, asegurándose de que ningún pez se escape por abajo. Una vez que el cilindro está compacto, ellas se deslizan arriba, por el centro del mismo con la boca abierta, engullendo los peces.
Expliqué lo poco que sabía sobre los aspectos que más me gustaban de las jorobadas, señalando las muy pocas fotografías que había en el cuaderno. Empero, al parecer era la única que se encontraba prestando atención debido a que los ojos del raptor no están en las hojas del cuaderno, sino que me está mirando de un modo que no comprendía y me daba terror de lo que pueda ser capaz de hacerme en estos momentos, o es quizás el temor del instante.
Lamí mis labios, cerrando el cuaderno para ponerlo en la misma bolsa donde lo quité. Por suerte me tenía que levantar de la cama a guardarlo, me sentía mejor estando lejos de ese muchacho por mientras, pero eso no era relevante para él, también se levantó de la cama y parecía demasiado relajado, se apoyó en una de las columnas que tenía la habitación.
—Te dejaré descansar, buenas noches.
—Buenas noches, emh...—dudé de cómo llamarlo. Por lo que agaché la cabeza de inmediato, avergonzada.
—Descuida, tal vez mañana tengamos suerte de saber más uno del otro y podría decirte cómo me llamo. Ten buenas noches, princesa.
Me dedicó una media sonrisa, cerrando la puerta en mi rostro, una vez más.
«Hay que estar pendejo, en serio.»
Ese fue su único pensamiento del día, fue con todo hasta su anatomía en proceso de crecimiento. No le interesaba tener que lastimarlo para que pueda entrar en razón, su inmadurez e impulsividad lo único que hace era arruinar el plan que estuvieron construyendo por más de un año. Él ya lo había dicho una vez, no dejaría que nadie arruinara esa oportunidad para que su familia tenga una buena cobija con qué cubrirse en las noches de frío y comer una comida caliente en esos días de puro invierno.
Golpeó secamente de su cara, tumbándolo en la mesa donde se encontraba sentado, riendo con unos de sus amigos más cercanos, fingiendo que nada estaba por pasar en su perfecta vida de mierda. Cuando volteó muy dispuesto en defenderse se calmó al observarlo, aunque fuese menor que él, lo respetaba muchísimo, no sería capaz de levantarle la mano nunca, él fue la única persona que le dio una solución con respecto a la enfermedad de su hermana y no podía hacer todo lo contrario, por lo que intentó calmarse.
—¿Por qué demonios me golpeaste?
—Eres un miserable, Chris. Ojalá que cuides de tu espalda porque si me llego a enterar de que alguien más sabe sobre nuestro plan...—calló repentinamente. Apretando su mandíbula con odio.—Tu hermana no tiene por qué saber todo el jodido plan, ella no estaba en medio de todo esto y era parte del trato, Bahng.
—No sé de qu...
—La visitó. Ruega porque no le haya dicho algo más.
BROOKS NOTE ❕🍧🌙
Capítulo nuevo, uy siii 😈
Es acá cuando necesito de sus comentarios sobre esta historia: ¿Les está gustando? ¿Tienen dudas?No sé, díganme algo o me muero 😔
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