Capitulo XI: Sala de novias
La emoción aún resonaba en mi pecho después de los eventos programados, que habían sido un rotundo éxito. Ernesto y Beto llegaron con noticias que iluminaron la habitación, y Lupita cerró la expo con una presentación impresionante. Pero lo que realmente me hizo sentir que estaba en la cima del mundo fue la oferta para extender el contrato de seguridad del estadio. Era la oportunidad que había estado esperando durante meses.
Pero justo cuando pensaba que las cosas no podían mejorar, recibí un nuevo contrato que me hizo saltar el corazón. Era la oportunidad que había estado buscando durante años. Las condiciones, las ventajas y el pago eran exactamente lo que había soñado.
Así que convoqué a mis seres queridos y expertos en el campo para discutir la propuesta. Mis suegros, expertos en espectáculos, mis padres, con su experiencia en televisión, y mis gerentes generales, todos reunidos en torno a la mesa.
—Bueno, entonces, ¿qué opinan?—pregunté, ansiosa por escuchar sus pensamientos. —¿Es buena idea firmar?.
Mi padre se inclinó hacia adelante, su expresión seria. —¿Hija, tienes a la gente que piden en el perfil?, porqué entrar en esta rama tiene sus pros y contras. Es una oportunidad única, pero también hay riesgos.
Mi suegro asintió en acuerdo. —Sí, es cierto. La cuestión económica, los horarios y la alimentación son aspectos importantes a considerar. Y si no cumples con los requisitos, las consecuencias pueden ser graves. Tarjetas amarillas, y peor aún, tarjetas rojas que te dejarían sin trabajar por un año.
Mi madre intervino, su voz calmada. —Pero, Leila, también hay que considerar el potencial de crecimiento y exposición. Esta oportunidad podría abrir puertas que nunca imaginaste.
Mis gerentes generales analizaron el contrato, buscando cualquier cláusula oculta, hasta que Beto hablo: —Necesitamos asegurarnos de que entendemos todos los términos antes de tomar una decisión. Cómo comenta el señor Ferrer tenemos que asegurarnos que el personal cumpla con el perfil, después de todo la televisora puede extras.
La habitación se llenó de debate y análisis, pero yo ya sabía lo que quería. Esta era mi oportunidad, y estaba dispuesta a tomar el riesgo.
—Eso no será problema —digo con confianza, sonriendo—. Igualmente, se hará una selección del personal interno y una convocatoria para el externo o para cualquier persona que necesite el trabajo.
Mi padre, siempre dispuesto a ayudar, se inclina hacia adelante. —Bueno, hija, yo puedo ayudar con el personal. ¿Te interesa un cambalache? —pregunta con una ceja levantada y una sonrisa astuta.
—¡No se diga más! —respondo, sin dudar, mientras nos damos la mano en señal de acuerdo.
—Es hora de firmar y que sea lo que Dios quiera —dicho eso, pongo mi firma en el espacio correspondiente con una sensación de logro y satisfacción. Un logro más para Security Stars & Moon.
—¡AAAAH! —grita mi suegra, con emoción, y lágrimas en los ojos—. Que alegría, mi queridísima nuera. No cabe duda que mi hijo se casará con una mujer maravillosa —confirma, mientras se acerca a abrazarme.
—Querida, no llores, arruinarás tu maquillaje —mi madre se acerca a consolar a su amiga, con una sonrisa.
—Andrés, acá sobramos. Te invito un trago —dice mi padre, mientras se levanta de la silla.
Los dos salen de la sala, platicando sobre cuál coñac es mejor, dejándonos a las tres mujeres solas.
—Señoras, ¿ahora qué prosigue? —pregunto, ansiosa por saber qué sigue.
—Los últimos días estuviste muy ocupada, así que nosotras —Amber se señala a sí misma y a mi madre, —escogimos los vestidos. En una hora tenemos la cita para que te lo pruebes —dice clavando la mirada en su reloj de pulsera, con una sonrisa misteriosa.
—¡¿QUÉ?! ¡Es una broma?! —exclamo, con sorpresa y un toque de pánico, mi corazón latiendo con emoción. —Pero... Pero ni fecha tenemos... ¿Por qué tanta prisa? —pregunto, confundida y un poco desesperada, mientras mis ojos viajan de mi madre a Amber, buscando una explicación.
Las dos me miran como si hubiera hablado en otro idioma, con expresiones de incredulidad y sorpresa.
—Querida, ¿te golpeaste la cabeza? —opina mi mamá, acercándose a mí con preocupación.
—Con tanto trabajo se te pegaron los cables —menciona Amber, sorprendida y divertida.
Trato de recordar cuándo fue que decidimos la fecha, pero mi cerebro no da señales de vida. Un repentino mareo me ataca, mi boca se seca y mi corazón late con ansiedad. ¿Cómo pude olvidarme de algo tan importante?
—Es una broma, ¿verdad? —cuestiono en un susurro, esperando que sea una broma cruel.
Pero la respuesta es unánime:
—No. —Afirman juntas, con expresiones serias.
—¡Ay, Dios! —exclamo, sintiendo que el suelo se abre bajo mis pies. —Eh, bueno, entonces vamos, que se nos hace tarde —menciono nerviosa, poniéndome de pie y tratando de recomponerme.
Pero mi cuerpo tiembla y mi mente es un torbellino de pensamientos y emociones. Siempre fui decidida y valiente, pero ahora siento que mis defensas han caído. Tengo miedo de no ser buena esposa, de no estar preparada para este compromiso.
Antes de salir del edificio, mi mamá me da la dirección de dónde estaremos. Estella sonríe tristemente y eso me rompe el corazón. La invito a acompañarnos, esperando que pueda distraerse un rato. No me gusta verla así, y solo espero que ese cabrón se presente porque si no lo hace, juro que lo dejo sin descendencia.
Mientras salimos, mi mente sigue racionalizando la situación, pero mi corazón late con emoción y ansiedad. ¿Qué pasará si no estoy lista para esto? ¿Qué pasará si fracaso?
**********
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Me encuentro en el salón de novias, rodeada de espejos y vestidos de ensueño, tratando de no perder los cabales y salir corriendo. ¿Cuánto tiempo puede tardar en elegir un vestido? ¡¿Cuánto?!, pensar que teníamos dos horas era poco. Los cortes son varios: Imperio, recto, sirena, corte A, según todos, eran perfectos para mi cuerpo.
Pero nada parece llamar mi atención. Modelo tantos y muy lindos de verdad, pero ninguno me hace sentir ese algo especial que sabes que es el indicado. Comienzo a sentirme frustrada y cansada, con un hambre que parece crecer por minutos.
Nancy, la diseñadora, entra con una nueva propuesta: —Señorita, este hermoso diseño lo eligió su amiga —menciona contenta, durante todo el trayecto no ha quitado su sonrisa.
—Bueno, espero ella tenga un buen ojo —, pienso. —Sabes ya estoy cansada y con mucha hambre. —Me quejo, pero Nancy no se rinde.
La joven me ayuda a meterme en el enorme vestido y sube el cierre con mucho cuidado. Giró mi cuerpo para verme en el espejo, y las palabras abandonan mi boca. No sé cómo explicarlo, pero creo que ya encontré el algo especial.
El vestido es una obra de arte. El bustier está lleno de pequeños cristales que brillan como estrellas en la noche, acomodados en lugares específicos para no dar un efecto muy cargado. El escote en forma de corazón hace un efecto más estilizado y el tul inglés en corte de princesa lo hace verse más elegante.
Siento un escalofrío recorrer mi espalda mientras me dirijo al podio para modelar. Nancy presenta el diseño con una sonrisa:
—Señoras, les presento el diseño más primoroso de la casa....
Mientras habla, sus ayudantes colocan los accesorios perfectos para complementar el vestido. Me siento como una princesa, y las miradas de mis acompañantes lo confirman.
—¿Qué opinan? —quisiera poder descifrar las caras de todas mis acompañantes.
—Te ves espectacular —menciona Estella, con un brillo especial en la mirada.
—¡Oh My God!, serás la novia más cute —expresa mi suegra, con una sonrisa de oreja a oreja.
—Sabía que ese era el indicado, te queda perfecto —dice la rubia con orgullo y felicidad desde su lugar.
En este momento, sé que este es el vestido.
Todas las opciones me importan, pero sola una era la que más esperaba: la aprobación de mi madre.
—Mami, ¿te gusta? —pregunto, ansiosa por escuchar su opinión.
Ella solo me observa sin articular palabra, su mirada llena de emoción. Se levanta y se acerca a mí, me abraza y en un hilo de voz dice:
—Estoy orgullosa de ti, al fin escribirás el cuento que siempre anhelaste. Serás feliz con el hombre que amas, darás un paso importante en tu vida y, aunque parezca irreal, este vestido es la más clara prueba que tus sueños se están volviendo realidad.
Su voz se quiebra de emoción mientras me abraza con fuerza. Me siento amada y apreciada.
—Te ves preciosa, mi vida —dice, besando mi frente con cariño.
Después de esas palabras de afecto, me siento invadida por una sensación de felicidad y alivio.
—¿Entonces eligen ese vestido? —pregunta Nancy.
Todas la miramos y gritamos un "Sí" en respuesta, seguido de unos aplausos y ovaciones en señal de triunfo.
—Me parece perfecto, solo haremos unos pequeños ajustes. ¿Cuándo es la fecha de la celebración? —cuestiona curiosa.
—Eh, será un día antes de San Valentín —confirma Amber.
—Falta muy poco. Felicidades, señorita —expresa Nancy con dulzura en su voz.
—Eso es en dos meses, es muy pronto —manifestó afligida. —En primavera me parece justo.
—No. La fecha ya está fijada —recrimina Amber, con una mirada firme.
Tengo únicamente dos meses para terminar asuntos pendientes, así que a darle con todo. Daré mi mejor esfuerzo para poder tener mi boda y luna de miel que tanto esperé.
—Leyap, no es grosería, pero te puedes apurar. No he probado alimento en todo el día y siento que me desmayo —puntualiza Katia de manera dramática.
—Ella tiene razón, nos estamos muriendo de hambre y no te apuras —pronuncia Amber, y por primera vez está de acuerdo con Katia.
Ahora resulta que es mi culpa….
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