25
Kim GyuRi | povs.
Me levanté temprano y me vestí con ropa ligera. Había decidido salir a pasear por la Isla, no iba a quedarme encerrada todo el día en el departamento. Así que, tomé mí bolso y fui hacia la salida.
En la sala pude ver a Jungkook dormido en el sillón. El día que llegamos acordamos que él dormiría en el sillón y yo en la habitación. Cómo se supone que era nuestra luna de miel, reservaron un departamento con una sola habitación.
En mí bolso puse mí teléfono y las llaves.
Salí del edificio y justo en frente, a unos metros estaba la playa, que a pesar de ser temprano, ya había gente en el agua.
Todo era demasiado hermoso.
Me detuve un momento en la acera, admirando la vista. El sol brillaba en el cielo, reflejándose en el agua cristalina. La brisa marina llevaba el sonido de las gaviotas y el murmullo de la gente que disfrutaba del sol y el mar. Me sentí renovada, como si el aire fresco y la belleza del paisaje hubieran borrado mis preocupaciones y mi tristeza.
Comencé a caminar hacia la playa, sintiendo la arena suave bajo mis pies. La gente me sonreía y me saludaba, y yo les devolvía la sonrisa. Me sentí como si estuviera en un lugar donde nadie me conocía, donde podía ser yo misma sin temor a ser juzgada.
Llegué a la orilla del agua y me detuve, mirando hacia el horizonte. El mar se extendía hasta donde alcanzaba la vista, y me sentí pequeña e insignificante en comparación con su inmensidad. Pero de alguna manera, eso me hizo sentir libre.
Me quedé allí durante un rato, disfrutando del sol y el mar. No pensé en Jungkook ni en nuestra situación. Solo me concentré en el momento presente, en la belleza que me rodeaba. Y por un momento, me sentí en paz.
Saqué mi teléfono del bolso y comencé a tomar fotos del paisaje. La luz del sol era perfecta, y el mar y la arena se veían aún más hermosos a través de la lente de la cámara. Tomé varias fotos, intentando capturar la esencia de la escena.
Justo cuando estaba a punto de guardar el teléfono, escuché una voz detrás de mí.
—¿Necesita ayuda para tomar una foto? —preguntó la voz.
Me di la vuelta y vi a un chico local sonriendo hacia mí. Tenía la piel morena y los ojos brillantes, y su sonrisa era contagiosa. Llevaba un par de shorts y una camiseta blanca, y su cabello oscuro estaba despeinado por el viento.
—Oh, no, gracias —respondí, sintiendo un poco de timidez—. Solo estoy tomando algunas fotos del paisaje.
—Bueno, pero si quiere, puedo tomarle una foto a usted con el paisaje de fondo —se ofreció el chico, acercándose a mí—. Mi nombre es Ahmed, por cierto.
—GyuRi —respondí, sonriendo—. Encantada de conocerte, Ahmed.
Él sonrió de nuevo y tomó mi teléfono de mis manos.
—Vamos a encontrar un buen ángulo —dijo, mirando alrededor—. ¿Quiere que la tome con el mar detrás de usted?
Asentí, y me guió hacia una roca que sobresalía del agua. Me colocó en posición y se alejó un poco para tomar la foto.
—Sonría —me dijo, sonriendo él mismo.
Sonreí, sintiendo un poco de nerviosismo, y Ahmed tomó la foto. Luego, se acercó a mí y me mostró la pantalla del teléfono.
—¿Le gusta? —preguntó.
La foto era perfecta. El mar y la arena se veían hermosos detrás de mí, y mi sonrisa parecía natural y relajada.
—Me encanta —respondí, sonriendo—. Gracias, Ahmed.
Éste sonrió de nuevo y me devolvió el teléfono.
—De nada —dijo—. Me alegra haber podido ayudar. ¿Qué te trae a nuestras islas?
Comencé a charlar con él, y pronto me di cuenta de que habíamos estado hablando durante más de una hora. Me contó sobre su vida en las islas, sobre su familia y sus amigos, y sobre sus pasatiempos y intereses. Me pareció que era una persona muy amable y genuina, y me sentí cómoda en su presencia.
Mientras charlábamos, me mostró algunos de los lugares más hermosos de la isla, y me contó sobre la historia y la cultura del lugar. Me sentí como si estuviera descubriendo un nuevo mundo, y me alegró haber conocido a Ahmed.
Finalmente, después de un rato, Ahmed me dijo que tenía que irse.
—Me alegra haber conocido a usted, GyuRi —dijo, sonriendo—. Espero que vuelva a visitarnos pronto.
—Me alegra haber conocido a ti también, Ahmed —respondí, sonriendo—. Seguramente volveré a visitar las islas pronto y antes de que te vayas, ¿podríamos tomar una foto juntos? —le pedí—. Quiero recordar lo amable que fuiste conmigo hoy.
Él sonrió de nuevo y asintió con la cabeza.
—Claro que sí —dijo—. Me encantaría.
Nos colocamos juntos, sonriendo hacia la cámara. Ahmed me rodeó con su brazo, y yo me sentí cómoda y relajada en su presencia. Tomamos la foto, y me mostró la pantalla del teléfono para que pudiera ver cómo había salido.
La foto era perfecta. Ahmed y yo sonreíamos hacia la cámara, y el mar y la arena se veían hermosos detrás de nosotros. Me sentí feliz de tener una foto para recordar nuestro encuentro.
—Gracias, Ahmed —le dije, sonriendo—. Esta foto significa mucho para mí.
El moreno sonrió de nuevo y me dio un abrazo amistoso.
—De nada, GyuRi —dijo—. Me alegra haber podido conocerte. Espero que vuelvas a visitarnos pronto.
Me despidió de él, y lo vi alejarse hacia la distancia. Me sentí un poco triste por haberse ido, pero también me sentí agradecida por haber conocido a alguien tan amable y genuino como Ahmed. La foto que habíamos tomado juntos sería un recuerdo que siempre atesoraría.
Caminé hacia el hotel donde estaba quedándome. La recepcionista me recibió muy alegremente.
Y cuando estaba a punto de abrir la puerta de nuestro departamento, escuché otras voces masculinas.
Espero les gusteee, no olviden votar y comentarre
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