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24

Jungkook se sentó en su habitación, mirando fijamente su laptop. Había pasado la mayor parte del día trabajando, intentando ignorar la presencia de GyuRi. No era que no la apreciara, simplemente no tenía tiempo para ella. Su objetivo era claro: derribar a su padre y tomar el control de la empresa familiar.

Mientras trabajaba, no pudo evitar pensar en su progenitor. El hombre que lo había criado, que lo había enseñado a ser fuerte y a luchar por lo que quería. Pero también era el hombre que lo había engañado, que lo había utilizado para sus propios fines.
Sintió una oleada de ira y resentimiento, pero la reprimió. No podía permitirse el lujo de perder el control, no ahora que estaba tan cerca de su objetivo.

Se levantó de la silla y se acercó a la ventana, mirando hacia el océano. La luna estaba llena, y su luz plateada iluminaba el agua. Jungkook se sintió solo, pero no era una sensación desconocida para él. Había estado solo durante mucho tiempo, y había aprendido a vivir con ello.

Si teléfono sonó, no lo dudo mucho y contesto la llamada.

—¡Jeon Jungkook! —se escuchó muy fuerte.

—Taehyung, no grites. Me dejarás sordo.

—Bueno y ¿Cómo va la vida de casado?

—No empieces, Taehyung. Estoy muy estresado para que empieces con tus burlas. —se sentó en el sillón y sobó su frente.

—No era una burla, era una pregunta sería, Jungkook.

—No importa. ¿Están en camino?

—Estamos por subir al avión. ¿Tu ya hablaste con el padre de GyuRi?

—Lo hice. Fue difícil, pero aceptó ayudarme.

Jungkook se acercó a JaeHo, con el corazón latiendo muy rápido por la ansiedad.
La boda estaba culminando, así que decidió contarle la verdad antes de que su progenitor tome la delantera.
Cuando estuvo en frente suyo, lo tomó del hombro y lo guió hacia un lugar apartado.

—¿Jungkook? ¿Qué pasa? —preguntó el primer ministro, su voz era firme pero con un toque de curiosidad.

El joven respiro profundamente antes de hablar, pensando en usar las palabras correctas.

—Señor, debo decirle algo muy importante —el mayor frunció el ceño, la seriedad del joven lo perturbó—. Es sobre mí familia y GyuRi.

Hubo un momento de silencio, pero él señor Kim retomó la palabra.

—¿Que ocurre con mí hija, Jungkook? —se notaba la preocupación en su voz

—Mi familia... Es una de las mafias más peligrosas del país —comenzó a revelar con valor—. Mi matrimonio con GyuRi no fue por amor, Señor —dijo Jungkook, con su voz llena de determinación—. La Señora JunHee y mí familia acordaron casarnos para obtener más influencia y poder.

—¿Que estás diciendo, Jeon Jungkook? —escupió con irá y confusión

—Sé que estuvo mal ocultarle todo esto, pero...

—¿Cómo te atreves a meter a mí hija a la mafia? —estaba completamente furioso— ¿Que clase de planes tienen ustedes con mí hija?

Permitame explicarle, Señor —dijo tratando de calmarlo—. Sí, mí familia tiene planes para con su hija, pero yo tengo otros. Mí padre ha dañado a muchas personas y familias, me dañó a mí... Yo quiero destruir la mafia de mí familia y limpiar mí apellido.

—Jungkook, no quiero que mí hija corra peligro.

—Entiendo su preocupación, pero le prometo que estará a salvo. Solo quiero su apoyo, alguien como usted con mucho poder, nos ayudaría a derrotarlo. Sé que mí padre quiso que me casará con su hija por su autoridad.

—Pero... No entiendo. ¿Por qué mí hija aceptaría algo así?

—Su hija no sabe nada de esto. Pero aceptó el compromiso para...alejarse de su madre.

—¿Qué? Por Dios... —tenía los ojos cristalizados.

—Eso era lo que quería decirle.

—Es mejor que GyuRi no sepa nada. Y cuenta conmigo, Jungkook, pero prométeme que cuidarás a mí bebé. —lo tomó de los hombros.

—Se lo juro.

—Dime si necesitas algo...

—Estoy seguro que mí padre querrá hablar con usted, para obtener su apoyo. No tiene que decirle nada sobre esta conversación. Solo acepte su propuesta.

Se despidió de su amigo y colgó el teléfono. Se levantó del sillón y se dirigió hacia la sala, ya que escuchó ruidos provenientes de allí. Al entrar, se encontró a GyuRi batallando con su pesada maleta, intentando llevarla a la habitación. Su rostro estaba enrojecido por el esfuerzo y sus brazos temblaban bajo el peso de la maleta.

Se acercó a ella y tomó la maleta de sus manos, sintiendo un momento de sorpresa al notar lo pesada que era. Ella se apartó, agradecida, y Jungkook comenzó a subir la maleta por las escaleras. Sin embargo, en un momento de descuido, la maleta se abrió y toda la ropa de la chica se derramó por las escaleras. La ropa se esparció por todas partes, creando un caos de colores y texturas.

—¡Oh, No! —exclamó la castaña.

Él se detuvo sorprendido, y miró hacia abajo, donde se encontraba GyuRi, con una expresión de horror en su rostro. Su rostro estaba pálido y sus ojos estaban abiertos de par en par. Entre la ropa esparcida, vio algo que lo hizo levantar una ceja. Una pieza de lencería negra, delicada y sensual, se encontraba en medio de la escalera. La lencería era de seda y tenía un diseño intrincado de encaje. Parecía algo que una mujer podría usar para seducir a su amante.

La mujer se apresuró a recoger su ropa, pero no pudo evitar que Jungkook viera la lencería. Su rostro se sonrojó intensamente y él se sintió intrigado. ¿Quién podría haberle comprado esa lencería a GyuRi? Y ¿por qué? La pregunta resonó en su mente mientras la miraba, intentando recoger su ropa con una mezcla de vergüenza y desesperación.

—¿Ahora quieres seducirme? —preguntó, con su voz llena de diversión y curiosidad.

Ella se detuvo en seco, su rostro se sonrojó intensamente. Dirigió su mirada hacia el, y por un momento, pareció que no podía respirar.

—N-no, ¡eso no! —tartamudeó GyuRi, su voz era apenas audible—. ¡Eso no es nada! ¡Mi madre... mi madre me lo compró!

Jungkook se rió, su mirada estaba aún fija en la lencería negra.

—¿Tu madre te compró lencería para seducir a tu esposo? —preguntó, con la voz llena de incredulidad.

GyuRi se sonrojó aún más, su rostro estaba casi púrpura.

—¡No es eso! ¡Ella solo quería que tuviera algo bonito para... para la luna de miel! —explicó, su voz era aún tartamudeante.

Y se rió nuevamente, tenía los ojos puestos en ella.

—Bueno, supongo que tu madre tiene buen gusto. —dijo con diversión.

Con el rostro completamente rojo, tomó la prenda en sus manos y las puso en su maleta otra vez, ignorando las recientes palabras de su esposo.


La última parte JAja
Espero les guste
Estoy tratando de retomar la agenda jjaa

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