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22

GyuRi se sintió como si estuviera atrapada en una jaula de cristal, rodeada de personas que la miraban con sonrisas y felicitaciones, pero que no podían ver la desesperación que se escondía detrás de sus ojos. Su corazón latía con una sensación de pánico, como si estuviera a punto de ahogarse en un mar de expectativas y responsabilidades.
Mientras repetía los votos matrimoniales, ella no podía evitar sentir que estaba mintiendo. Estaba prometiendo amar y respetar a un hombre que no conocía, que no amaba, y que no podía entender. Su voz temblaba ligeramente al pronunciar las palabras, y su mirada se desvió hacia el suelo, como si estuviera buscando un agujero para esconderse.

Jungkook, por su parte, se sintió como si estuviera actuando en una obra de teatro. Su rostro estaba serio y concentrado, pero detrás de sus ojos, una tormenta de emociones estaba a punto de estallar. Se sentía atrapado en una red de obligaciones y expectativas, y no podía evitar sentir que estaba sacrificando su propia felicidad por el bien de su familia.

Mientras tomaba la mano de la chica, éste se sintió un escalofrío recorrer su espalda. La mano de GyuRi estaba fría y rígida, y Jungkook se dio cuenta de que ella estaba tan asustada como él. No podía evitar sentir que estaba cometiendo un error.

La ceremonia continuó, y ambos se miraron fijamente mientras repetían los votos matrimoniales. Pero detrás de sus ojos, una historia diferente se estaba escribiendo. Una historia de secretos, mentiras y sacrificios. Una historia que solo ellos conocían.

El sacerdote se colocó frente a los novios, con una sonrisa en su rostro.

—Ahora, frente a la presencia de Dios y de todos ustedes —miró a los invitados y luego volvió su vista a la pareja—. Les pido que se comprometan el uno con el otro. —su voz era suave y solemne. Fijó su vista en la joven— ¿Kim GyuRi, aceptas a Jeon Jungkook como tu esposo, para amarlo y honrarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe? —preguntó el sacerdote.

Tomó una profunda respiración y miró a Jungkook. Su corazón latía con una sensación de pánico, y su mente estaba llena de dudas y temores. Sin embargo, sabía que no podía retroceder ahora.

—Sí, acepto. —dijo, intentando que su voz sonara firme y segura.

El mayor sonrió al escucharla y se volvió hacia el castaño.

—¿Jeon Jungkook, aceptas a Kim GyuRi como tu esposa, para amarla y honrarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe? —preguntó nuevamente.

Miró a la mujer de blanco que estaba en frente suyo y por un segundo parecía que estaba luchando con sus propios sentimientos. Después de unos segundos, asintió con la cabeza.

—Sí, acepto. —dijo, pareciendo muy seguro.

El sacerdote sonrió y unió las manos de ambos.

—Por el poder que me ha sido conferido, los declaro marido y mujer —los invitados se levantaron de sus asientos—. Que Dios los bendiga y los guíe en vuestro camino juntos. Puede besar a la novia. —agregó.

Él se inclinó hacía GyuRi, su rostro estaba serio, pero ella estaba nerviosa e incómoda, su corazón latía ansioso.
No había nada de sentimientos en ese momento, solo era una obligación que estaba siendo cumplida.

El beso fue breve y formal, sin pasión ni emoción. La joven se sintió como si estuviera en un sueño, como si todo estuviera sucediendo en cámara lenta. Él se enderezó y se alejó de ella, sin siquiera mirarla.

Ella se sintió un poco mareada, como si estuviera perdiendo el equilibrio. Miró a su ya esposo, pero éste ya se había vuelto hacia la multitud de invitados, sonriendo y saludando. La ceremonia había terminado, y ahora era hora de celebrar el matrimonio con una fiesta.

La multitud de invitados aplaudió y vitoreó, ella se unió a ellos, sonriendo y saludando. Pero detrás de su sonrisa, se escondía una verdad más profunda. Un matrimonio sin amor, un compromiso sin pasión.

Después de la ceremonia, los invitados se dirigieron al salón de banquetes para disfrutar de la cena de bodas. La mesa estaba llena de platos deliciosos y bebidas finas, y el ambiente estaba lleno de alegría y celebración.

—¡Felicidades! —dijo a gran voz una mujer de mediana edad, era la tía de Jungkook— Que tengan una vida llena de amor, felicidad y prosperidad.

—Gracias, tía.  —contestó el castaño con una sonrisa y reverencia.

—De nada, querido —su voz era muy fuerte y un poco ronca, tocó levemente el hombro de su sobrino—. Me alegra verte casado con una mujer tan hermosa y buena como lo es Kim GyuRi.

La cena continuaba, con cada invitado ofreciendo sus felicitaciones, ellos agradecían muy sonrientes. Pero detrás de esa fachada de felicidad y celebración, ambos estaban luchando con sus propios sentimientos y dudas.

Luego de estar parados para saludar y tomarse fotos con los invitados, finalmente tomaron asiento para comer. Y como siempre, a GyuRi le dolían los pies, los tacones de punta que llevaba puestos la estaban matando, así que no lo dudo mucho y se los quitó. Estando ya cómoda, trató de coger el tenedor, pero se le cayó. Miró al suelo y el objeto estaba a los pies de Jungkook, ni siquiera podía agacharse, su vestido se lo impedía. Suspiró y justo cuando estaba por hablar al castaño, el teléfono sonó.

Él miró la pantalla y vio que era Taehyung, su amigo y socio. Contestó la llamada, esperando que no fuera algo importante.

—¿Que ocurre, Taehyung? —interrogó el castaño, hablando en voz baja.

—Lo encontramos... —su voz temblaba un poco— Encontramos al hombre que estuvimos buscando.

Nada sonaba bien, la voz de su amigo temblaba, así que, suponía que había algo más.

—¿Dónde?¿Está bien? —preguntó.

—Lo encontramos a las orillas del río que está a metros de la carretera principal, a unos kilómetros de la ciudad —contó—. Jungkook... Lo encontramos muerto.

Cerró los ojos y sintió cómo si fuera golpeado en el estómago.
Los últimos dos meses se encargaron de buscar al tipo y a la esposa también, pero no tenían ninguna pista del paradero de alguno.
Sabía que la mujer estaba embarazada, era una razón más para encontrarla, pero al saber que su marido estaba muerto, no había dudas de que ella también lo estaba.

Apagó el aparato y lo puso sobre la mesa. Miró a la mujer que tenía a un lado y se dió cuenta que solo miraba al piso e hizo lo mismo, ahí estaba un tenedor. Él se agachó, cogió el tenedor y lo puso sobre la mesa.

—Gra-gracias. —dijó tímida.

Kim GyuRi era su esposa, y por más que no sintiera algo por ella, debía protegerla, esa era su responsabilidad.

Eppaaa JAJ bueno, acá está.
Probé la app Inkitt y hasta ahora no me gusta, cuando apretó en "buscar" como que se tilda y no es mí celular, tampoco se muestran todos las historias que están con el mismo #, solo te muestra 4 historia y nada más 😾 pero la voy a seguir probando, pero eso si, creo que no es tan sensible como Wattpad JAJA
Espero este cap les guste, besos

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