Los tacones le estaban matando. El vestido le ajustaba en la cintura. Como siempre, estaba incómoda. La cena estaba llena de voces, sus padres charlaban con el padre y abuelo de Jungkook, se estaban llevando bien. Pero ella ni siquiera podía voltear a verlo.

Luego de unos largos minutos, todos terminaron de comer, se levantaron de sus sillas y comenzaron a charlar nuevamente.

Kim JunHee se dió cuenta de cómo su ex marido miraba a los novios, estaban muy distantes. Se le acercó y le dijo en voz baja.

—Como siempre las parejas se pelean —aclaró tranquila, el hombre la miró confundido—. Cuando estén casados será igual, pero es normal.

—Eso espero... —dijo con la voz fría y demandante.

El señor Kim se alejó de ella. Y cuando vió que estaba lo suficientemente lejos, se acercó a los jóvenes.

—¿Por qué no la llevas a conocer la mansión? —se dirigió al castaño— Muy pronto ella será parte de tu familia y vendrá aquí, por lo que sería justo que la lleves a un recorrido para que en el futuro no se pierda.

—Mamá... Esto no es necesario —le dijo mientras lo miraba apenada—. No te molestes en hacerlo, Jeon.

El joven miró a su alrededor y se dió cuenta que el padre de GyuRi los estaba mirando.

—No es ninguna molestia —la mayor sonrió alegre por su victoria—. Vamos...

Ambos caminaron lentamente hacia el jardín de la mansión. No soltaron ni una sola palabra solo miraban a los enredadores. Ella se sentía incómoda, no podía estar tranquila porque sabía que en algún momento él iba a reprocharle.

Entonces, ella se detuvo y con los ojos llorosos. Miró el gran jardín que estaba en frente, contemplando el lugar. Jungkook se detuvo al no escuchar las pisadas detrás suyo, se dió la vuelta. Se acercó un poco, esperando a que vuelva a retomar el camino para culminar el recorrido.

—Esto es increíble —su risa se mezclo con un gemido de dolor—. Jamás creí que el matrimonio sería mi única salida...

Jungkook se encogió de hombros, su movimiento era casi imperceptible en la penumbra del jardín. Su voz, sin embargo, fue clara y firme.

—Yo tampoco tuve opción — dijo, su tono era neutro y desprovisto de emoción—. Es lo mejor para ambos y tu lo sabes... Los dos ganamos.

GyuRi lo miró con curiosidad, su mirada intentaba penetrar la armadura de indiferencia que él había construido alrededor de sí mismo.

—¿Qué es lo que quieres? — preguntó, su tono era ligeramente inquisitivo.

Su mirada estaba fija en algún punto lejano. Su rostro, sin embargo, se mantuvo impasible, sin revelar nada de lo que estaba pensando.

—Jamás diré algo tan importante a una desconocida. —su voz fue fría y dura, era como un golpe en el estómago. Sus palabras fueron muy crueles.

Se sintió herida por su respuesta, como si hubiera sido rechazada de manera implacable. Su mirada se desvió hacia el suelo, su corazón latía con una mezcla de tristeza y curiosidad.

—Yo de verdad espero que algún día me lo digas. —dijo finalmente, su voz salió suave y llena de esperanza.

Jungkook se volvió hacia ella, su mirada fue glacial y desprovista de emoción.

—No esperes demasiado — dijo, su voz baja y peligrosa—. No soy el tipo de persona que se abre fácilmente con los demás.

La mirada del castaño hacia ella era tan profunda que la dejó congelada.

Por un momento ella creyó que casarse iba a ser fácil, pero Jungkook era un hombre completamente difícil de comprender, él era un completo enigma, y supo que su matrimonio sería un completo desastre.

Estaban tan abrumada por la situación. La tristeza y desesperación desbordaba en su corazón. Y no pudo evitarlo más, sus ojos se llenaron de lágrimas, dejando que la ira la controle.

—¿Por qué eres así conmigo? —sus ojos estaban llenos de lagrimas— ¿Que es lo que hice para merecer este trato?

Al escuchar las desesperadas preguntas de la mujer, fijó su mirada en ella.
Jamás había hecho llorar a una mujer, jamás una mujer lloró a causa de él, eso le pareció extraño.

—No te estoy tratando mal —se excusó fríamente—. Solo estoy siendo realista.

GyuRi se sintió herida por sus palabras, su llanto fue más fuerte.

—Me odias. Por más que tú y yo salgamos beneficiados con este matrimonio, jamás podremos llevarnos bien. Y eso no es lo que quiero.

Negó y secó sus lágrimas, pero aún seguían saliendo de sus ojos.

—¿Entones que quieres? —se acercó a ella intimidandola— ¿Que me enamoré de ti? ¿Eso es lo que quieres?

—¡Quiero que me trates bien! —levantó la voz— No pretendo que te enamores de mi porque sé que jamás has sentido algo parecido al amor, solo quiero que seas amable ¿Eso es mucho para ti?

—No hables de mí como si me conocieras, Kim.

—Es obvio que odias a tu familia, lo has demostrado muy claramente.

Calmó su llanto y el lugar volvió a quedar en silencio. Jungkook quedó estático, su ceño estaba fruncido.

—No tienes que hacerte al rudo —ella dió unos pasos para acercarse a él, pero éste caminó hacia atrás, negando—. Yo-

—No —la interrumpió con la voz firme— ¿Le has dicho a tu padre sobre esto? —carraspeó y miró hacia la entrada de la mansión, donde estaban los demás.

—No cambies de tema, yo-

—Yo... se lo diré luego de la boda...

Estaba a punto de irse, pero antes ella lo llamó.

—Jungkook... —no siempre lo llamaba por su nombre, sonaba extraño— Yo de verdad quiero que esto funcione...

No respondió, solo siguió su camino dejándola sola.

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