14
El hombre miraba a la joven pareja, con un vaso de whisky en la mano. Estaba satisfecho, su hijo iba a casarse con la hija de un político muy importante de el país.
El primer ministro iba a darle lo único que le faltaba: influencia política, o al menos eso era lo que esperaba.
—Señor, lo están esperando... —un joven le habló al oído, siendo discreto.
El señor no respondió, solo se levantó, se disculpo con las personas que estaban a su lado y se retiró. Caminó por los pasillos del lugar, hasta que dió con la terraza.
Allí, había otros hombres, vestidos de negro, con un aura muy oscura. De entre ellos, tiraron al suelo a otro tipo, éste estaba con la cabeza cubierta. El señor Jeon asintió y bruscamente lo descubrieron. El pobre estaba completamente lastimado, su ojo derecho estaba inflamado, con el labio partido cubierto de sangre.
—¡Por favor!¡No me maten! —lloraba desesperadamente.
Con el rostro duro y sin expresión, lo miró. Su mirada era como un cuchillo afilado, capaz de cortar cualquier esperanza.
—¿Te das cuenta de lo que has hecho? — preguntó, sin inflexión. Su voz era fría como el hielo.
El hombre lloraba y suplicaba, pero el Señor Jeon no mostró ninguna emoción. Su rostro permaneció inmutable, como una estatua de piedra.
—Has traicionado mi confianza. —dijo, sacando un cigarro de su bolsillo y encendiéndolo con un movimiento preciso.
La llama del encendedor iluminó su rostro por un instante, revelando una red de arrugas y líneas que contaban la historia de un hombre que había visto y hecho cosas terribles.
—Por favor, Señor. —suplicó.
Jeon Junhyeok se acercó a él y le dio una patada en el estómago con precisión y fuerza. El sonido del golpe resonó en la habitación. Lo tomó bruscamente del cabello e hizo que lo mirara a los ojos.
—No hay perdón para los traidores.
Los hombres de negro observaban la escena sin reaccionar, acostumbrados a la violencia de su jefe. Su presencia era como una sombra, oscura y silenciosa.
—¿Qué vamos a hacer con él? —preguntó uno de ellos.
—Matenlo —y comenzó a gritar, intentaba librarse de esos matones, pero era imposible—. Y desahganse de su cuerpo. —dijo, sin mirar al hombre.
Su voz era como una sentencia de muerte.
El Señor Jeon se volvió hacia la puerta, listo para regresar a la celebración.
—Nadie debe saber lo que ha pasado aquí. — dijo, su voz firme.
La orden era clara.
Los hombres de negro se pusieron a trabajar, mientras el jefe regresaba a la fiesta, sonriendo y saludando a los invitados, como si nada hubiera pasado.
El salón estaba en pleno apogeo. La música sonaba fuerte y los invitados reían y bailaban. Jungkook, vestido con un traje elegante, sonreía y saludaba a los invitados, pero su mente estaba en otro lugar.
De repente, su teléfono vibró en su bolsillo. Miró la pantalla y vio que era Taehyung. Contestó la llamada y se alejó de la multitud.
—¿Qué pasa? —preguntó el castaño.
—Tenemos un nuevo testigo —dijo Taehyung al otro lado de la línea—. Alguien que dice saber todas las movidas de tu padre en estos últimos días.
—¿Quién es? —volvió a preguntar. Estaba muy tenso.
—No lo sé —respondió inmediatamente—. El Señor Park no lo encuentra. Lo buscó en su departamento y no lo encuentra, su esposa tampoco sabe, no responde ninguna llamada. Me conmovió verla tan desesperada.
Jungkook frunció el ceño. Quería creer que su padre estaba involucrado en la desaparición de ese tipo.
—¿Y qué es lo que vio este hombre?
El mayor vaciló antes de responder.
—No lo sé —dijo—. Pero el Señor Park dice que es algo grande.
Sintió un gran escalofrío recorrer su espalda. Estaba comenzando a preocuparse, todo era muy raro.
—¿Crees que sea una trampa? —preguntó.
—No tengo ni la menor idea —dijo—. Pero todo esto me parece muy raro. El Señor Park está nervioso y el testigo está desaparecido... No sé qué pensar.
Jungkook miró alrededor, asegurándose de que nadie lo escuchara.
—Voy a investigar —bajó la voz al ver como un par de personas pasaban por su lado—. Manténme informado.
Taehyung asintió al otro lado de la línea.
—Ten cuidado.
El joven colgó la llamada y se quedó pensativo, su mente estaba racionalizando las posibilidades.
¿Qué podría ser lo que el testigo había visto? ¿Y por qué el Señor Park no lo encontraba?
La fiesta continuaba a su alrededor, pero él ya no estaba allí. Estaba en su propio mundo, tratando de descubrir la verdad.
...
Jeon Junhyeok se sentó en su oficina, rodeado de sombras y secreto. Mientras su mano derecha, esperaba órdenes.
—Sung, el Primer Ministro necesita entender que no tiene opción —dijo el Señor Jeon, con su voz baja y amenazante—. Necesito influencia política para proteger mis intereses, y él va a ayudarme, de buena gana o por la fuerza.
El mas viejo asintió, sabiendo que su jefe no toleraba la oposición.
—¿Y qué hay de GyuRi? —preguntó.
—Ella será nuestra garantía —él sonrió de manera fría y calculadora—. Si el Primer Ministro no coopera, GyuRi será quien sufra las consecuencias. Su padre es un político influyente, pero no es lo suficientemente poderoso como para desafiar a la mafia.
Pensaba con detenimiento cada detalle. Él no podía equivocarse, y menos cuando tenía una gran oportunidad para ganar más influencia.
—Y asegúrate de que todo esté listo para la boda —bebió de su vaso con whisky—. Tiene que ser la más antes posible.
—Todo está bajo control, Señor —respondió el hombre—. La madre de la señorita GyuRi también se hará cargo de los preparativos.
—Excelente —dijo el mayor—. Recuerda, después de la boda, comenzaremos a presionar al Primer Ministro para que nos brinde su apoyo. No debe haber obstáculos en nuestro camino.
—Entendido, Señor —se sentó en el sillón que estaba cerca y le surgió una duda—. Pero, ¿qué hay de Jungkook? ¿Está al tanto de nuestros planes?
—No, y no debe saberlo —frunció el ceño—. Su papel es mantener a GyuRi bajo control y asegurarse de que la boda se lleve a cabo sin problemas. Nada más.
Sung asintió, comprendiendo la importancia de mantener a Jungkook en la oscuridad.
Espero les gusteee.
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