13
Kim GyuRi| povs.
Me senté en mi habitación, mirando mí mano, allí no había ningún anillo de compromiso. Mí yo de 9 años, estaría muy triste. No podía creer que pronto estaría casada con él. Nuestra relación había sido arreglada por nuestras familias, pero no sabía qué esperar.
Recordé la primera vez que lo vi, tan alto y guapo, pero también tan distante. No parecía interesado en mí en absoluto. Pero quería creer que con el compromiso anunciado, podría comenzar a cambiar.
Pensé en nuestra última conversación, en cómo me había mirado con una intensidad que me había hecho sentir incómoda. No sabía qué pensar de él, pero algo en su mirada me hacía sentir que había algo más.
Mi madre llamó a la puerta, interrumpiendo mis pensamientos.
—GyuRi, ¿estás lista para probarte el vestido para mañana? La modista ya está aquí.
Me levanté y me dirigí hacia la puerta.
—Sí, madre. Estoy lista. —ella me miró con una sonrisa.
—Recuerda, GyuRi, este matrimonio es importante para nuestra familia. Debemos hacer que funcione.
Asentí, sabiendo que mi madre tenía razón. Pero no podía evitar preguntarme qué secretos escondía Jungkook detrás de su mirada intensa.
...
La noche de la celebración de compromiso llegó y mi familia y yo nos preparamos para recibir a los invitados. La mansión estaba llena de luces y música, y el aroma de la comida delicada llenaba el aire.
El vestido que tenía puesto, era el negro, el que mí madre había elegido. Me miró y se acercó.
—Eres hermosa, GyuRi. Jungkook es un hombre afortunado. —me sentí nerviosa, pero sonreí y le agradecí.
Jungkook llegó puntualmente, acompañado de su familia. Se veía guapo en su traje negro. Cruzamos miradas por solo segundos, sus ojos desprendían una frialdad increíble, era claro que no quería hablar conmigo, ni siquiera quería acercarse, solo se la pasó charlando con los demás invitados.
La celebración comenzó y los invitados se acercaron a felicitarnos. Mi padre, el primer ministro, dio un discurso emotivo, y luego Jungkook y yo nos sentamos a cenar.
Durante la cena, él fue cortés pero distante, sin mostrar ningún interés en la conversación. Me sentí confundida y un poco herida. De repente, se levantó y se dirigió al escenario. Mirándome con una intensidad que me hizo sentir incómoda.
—Quiero agradecer a todos por venir esta noche —dijo, con su voz fría y sin emoción—. Mi compromiso con GyuRi es un paso importante para nuestras familias y para el futuro de nuestro país.
Su discurso fue breve y formal, sin ninguna mención de amor o sentimiento. Me sentí desconcertada. ¿Era este el hombre con el que me iba a casar?
Me levanté pidiendo disculpas a quienes tenía a lado. Caminé por el pasillo que se dirigía hacía el baño, pero me tomaron del brazo bruscamente. Rápidamente me giré y ahí estaba mí madre. Completamente molesta.
—GyuRi, ¿qué pasa contigo? —me preguntó, estaba muy enojada—. Estás muy fría y distante con él. ¿No te das cuenta de que es un hombre importante?
Me sentí incómoda bajo su mirada crítica.
—Madre, no entiendo qué quieres decir. — intenté disculparme.
—Sí entiendes —dijo ella, su tono de voz subió—. Eres una cara bonita, GyuRi, pero eso no es suficiente. Necesitas mostrar interés en Jungkook, necesitas hablar con él, necesitas hacer que se sienta cómodo contigo.
Me sentí herida por sus palabras.
—¿Eso es todo lo que soy para ti? Una cara bonita? —pregunté, intentando contener las lágrimas. Me sentí herida por sus palabras.
—No seas dramática, GyuRi. Esto es política, esto es negocio. Jungkook es un hombre poderoso y tú eres la clave para que nuestra familia siga adelante.
Me sentí vacía, como si mi valor como persona no fuera más que una herramienta para los intereses de mi familia.
Mí madre abrió la boca para seguir reclamandome, pero antes la interrumpieron. Jungkook apareció detrás de nosotras, su rostro estaba serio.
—Creo que ya es suficiente, señora —dijo, con su voz firme y autoritaria, dirigiéndose a mi madre. Ella se sorprendió por su tono y se detuvo, con la boca abierta.
—No entiendo lo que quiere decir. —habló, intentando mantener su autoridad.
—Quiero decir que la señorita Kim ya ha escuchado suficiente —respondió, su mirada era intensa— No necesita más consejos sobre cómo comportarse.
Mí madre ya estaba completamente enfurecida. Era la primera vez que la veía de esa forma, nunca la vi tan enojada.
—Vamos señorita Kim —dijo ofreciéndome su brazo—. Ya están por brindar.
Tomé su brazo, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo. Y mientras nos alejábamos, Jungkook se inclinó hacia mí y susurró:
—Ahora entiendo por qué quieres alejarte de ella...
Me reí ante su comentario y cuando regresamos al salón, todos nos miraron y comenzaron a hablar entre ellos.
Luego de unos minutos, cada uno volvió a lo suyo, repitieron el brindis y bebieron de sus copas. Jungkook y yo nos miramos, y por un momento, sentí una conexión entre nosotros. Pero luego, su mirada se desvaneció, y volvió a ser el hombre distante que conocía.
Una vez finalizado el brindis, la sala se llenó de conversaciones y risas, y el sonido de los cubiertos tintineando en los platos. Me acerqué a él, que estaba de pie, con su copa de champán en la mano, y le hablé en voz baja, intentando que mis palabras no fueran escuchadas por los demás.
—Gracias —le dije, sonriendo y mirándolo a los ojos—. Gracias por defenderme de mi madre. Significa mucho para mí.
Me miró con una expresión indiferente, sin cambiar su rostro impasible. Ni un destello de emoción, ni un ápice de calidez. Simplemente me miró, como si estuviera observando un objeto.
—No hay de qué —respondió, su voz baja y sin inflexión—. Era lo más conveniente en ese momento.
Su respuesta me dejó congelada. Me sentí como si hubiera sido golpeada en el estómago. La gratitud que había sentido momentos antes se desvaneció, reemplazada por una sensación de vacío y confusión.
—Entiendo. —dije, asintiendo, intentando que mi voz no temblara.
Jungkook se volvió hacia mí, su mirada era intensa y penetrante. Me sentí como si estuviera siendo analizada, estudiada.
—No te equivoques, GyuRi —su voz era baja y firme—. No te defendí por ti. Te defendí porque es necesario para nuestro acuerdo. No te olvides de eso.
Sus palabras fueron como un golpe en la cara. Me sentí herida, humillada. La sensación de vacío se convirtió en ira, pero intenté mantener la calma.
Buenooo, creo que también odian a Jungkook JAJAJA pero espereeeen, esto recién comienzaa
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