𝟭𝟯. 🃏 ¿Qué Es La Magia?
De pie entre las sombras del increíblemente interesante recinto, observo a la alborotada e inquieta multitud y suspiro. Se acabó. Todo por lo que hemos trabajado en el último año se acabará después de esta noche, y no sé si estoy preparada para ello. Ya no tenemos ninguna utilidad para para El Ojo─ si es que no nos estaban jodiendo desde el principio. El año pasado fue el más duro de mi vida─ y aún así no cambiaría ni un segundo de él.
—Sabes, siempre me he preguntado cómo sería tener una hija —oigo una voz detrás de mí y me doy la vuelta para mirar a Merritt. Esbozo una pequeña sonrisa y me vuelvo hacia la multitud mientras él se pone en fila conmigo.
—¿Sí? ¿Qué tal ha resultado eso?
—No quiero tener hijos —responde Merritt, provocándome una carcajada. Mira conmigo a la multitud entusiasmada y se hace un momento de silencio entre nosotros.
—Esto es realmente todo, ¿eh? —digo finalmente, cruzando los brazos sobre mi pecho con un suspiro.
—Realmente lo es —responde Merritt, ajustándose el ala de su sombrero—. Una última función.
Esas tres palabras me inundan de tristeza.
—Una última función —repito en un susurro, secándome una lágrima perdida que cae. No quiero que esto acabe, no quiero que sea el final. Por fin he encontrado una familia y, sin embargo, después de esta noche, los cuatro podríamos estar sentados en la cárcel. No sabemos lo que pasará después de esta noche─ lo dejamos en manos del destino.
—Merritt, Cass —oigo una voz detrás de nosotros, lo que hace que Merritt y yo nos volvamos. Danny está de pie junto a la cámara, exhalando un suspiro mientras le miramos—. ¿Preparados para una última vez?
Henley se abre paso hasta mí y me agarra la mano, dándome un apretón tranquilizador. Reprimo las lágrimas y fuerzo una suave sonrisa a mi familia.
—Vamos a darles un espectáculo —respondo, dirigiéndome hacia Danny con Merritt y Henley siguiéndome. Me sitúo a la derecha de Danny y respiro hondo antes de mirar fijamente a la cámara en blanco. Danny nos mira a todos una vez más, dando un gesto tranquilizador con la cabeza mientras pulsa el botón inalámbrico que tiene en la mano para encender la cámara y proyectar nuestros hologramas.
—¿Qué es la magia? —empieza él, y oigo que el público empieza a jadear y a vitorear, informándonos de que la audiencia podía, de hecho, ver nuestros hologramas proyectados en el lateral del edificio— La magia es un engaño, pero un engaño concebido para deleitar, entretener, inspirar —continúa Danny—. Se trata de convicción─
—Fe —continúo, y Henley añade:
—Confianza.
—Sin esas cualidades, la magia, como expresión artística, dejaría de existir —dice Merritt, con la cabeza bien alta.
—¿Pero qué ocurre si esas cualidades no se usan con un buen propósito? ¿Si se utilizan para engañar, mentir? —continúa Henley, preparando la conversación para que Danny tome el relevo.
—¿Para obtener beneficios o por codicia? —dice él, sacudiendo ligeramente la cabeza— Entonces no es magia.
—Es delito —añade Merritt, y yo levanto la cabeza para pronunciar la última frase.
—Así que esta noche, en nuestro último acto, vais a ayudarnos a compensar las cosas —termino, mientras Danny vuelve a pulsar el botón de encendido para cortar la señal. Oigo a la audiencia vitorear y gritar de apoyo, e inmediatamente siento una sensación agridulce recorrer mi cuerpo. Ojalá Jack estuviera aquí.
Merritt se frota las manos con ansiedad, mirándonos a cada uno de nosotros mientras suspira.
—Hora del espectáculo —dice, y Danny chasquea los dedos para dar efecto. Los cuatro empezamos a apresurarnos hacia el ascensor, sabiendo que el FBI se acercaba a nuestra localización a cada segundo que pasaba.
El débil sonido de los vítores del público fue lo único que se escuchó durante los primeros instantes del trayecto. Y la verdad es que creo que ninguno de nosotros sabe muy bien qué decirse. Realmente estaba llegando a su fin.
—¿Daniel? —dice Merritt, siendo el primero en romper el silencio.
Danny levanta la mirada del suelo hacia Merritt, alzando las cejas.
—¿Sí?
—Ahora que, digamos, nuestro año de vivir al límite va a terminar, un raro momento de vulnerabilidad, me gustaría expresar algo que siento sobre nuestra relación —explica Merritt, y una pequeña sonrisa divertida empieza a dibujarse en mi cara.
—Vale —Danny le dice que continúe, con la misma sonrisilla plasmada en la cara.
—Verás, cuando te conocí yo creí que eras un... —Merritt se interrumpe, devanándose los sesos para pensar en la palabra adecuada, aunque decide decidirse por el término común que usaría para describir a Danny— Cretino.
—Oh —dice Danny con una risa lastimera mientras Henley y yo nos unimos.
—¿Y? —pregunta Henley, instando a Merritt a continuar.
Él mira de ella a Danny confundido, luego de nuevo a Henley y niega con la cabeza.
—No, nada más, eso es todo —dice él.
—Es muy bonito —dice Danny con una sonrisa burlona—. Me toca.
Merritt sonríe y le mira, cruzando las manos sobre su corazón.
—Ya. Lo he dicho de corazón.
—Am, no te he dicho lo que me toca —se burla Danny con los ojos entrecerrados, haciendo que el resto de nosotros nos riamos ligeramente.
—¡Oh, tú! —Merritt se ríe, dejando caer su mirada al suelo.
Henley suelta una risita ante los dos, aunque rápidamente se detiene y deja escapar un gran suspiro.
—Dios, ¿qué vamos a hacer cuando esto acabe? —pregunta ella, haciendo que mi sonrisa flaquee. No sé qué haré después de esta noche y, francamente, no quiero saberlo. Lo único que sé es que quiero a Jack. Quiero pasar una última vez con él, besarle─ decirle que le quiero. Pero eso es sólo una ilusión.
—Estamos solos —dice Danny con una sacudida de su cabeza—. Las instrucciones acababan con esto.
Sonrío tristemente, mirando a cada uno de los Jinetes a los que he llegado a querer profundamente, incluso a Danny.
—Aunque no existiera "El Ojo", nos hubieran tomado el pelo y pasaramos veinte años en la cárcel, en fin, sólo quiero decir que... —empiezo a decir, pero Danny me interrumpe asintiendo con la cabeza.
—Lo sé —dice él—. Yo también.
Los Cinco Jinetes me trajeron algunos de los mejores y peores momentos de mi vida y, sin embargo, no lo cambiaría por nada del mundo. Me aferro a la creencia de que no hemos terminado, incluso si nuestras instrucciones han terminado. No hay forma de que esto sea todo, no hay forma de que haya dado tanto de mí y de mi vida para que esto sea todo. Este no es el final de los Jinetes.
—Uuuuh —interrumpe Merritt con una sonrisa, levantando la mano para detenernos mientras el ascensor se detiene—. Demasiado sentimental para mí.
Los cuatro hacemos una pausa cuando el ascensor se detiene y echo un último vistazo a nuestra familia. Nuestra especie de familia desordenada y ligeramente rota, pero familia al fin y al cabo. La familia que nunca tuve.
—Hagámoslo —dice finalmente Danny, mientras Merritt abre la puerta del ascensor y todos salimos en fila, uno a uno.
Y por una última vez, el público se calla y los focos nos iluminan a todos nosotros.
—¡Hola, Nueva York! —grito al público, alzo la mano en el aire y saludo mientras el resto de los Jinetes me siguen. El público enloquece por última vez, y eso nunca falla a la hora de hacerme sonreír.
—Gracias por la magia. ¡Y gracias por haber sido un público tan increíble y tan dedicado! —dice Henley con una sonrisa.
—Por desgracia, como todo lo bueno, esto tiene un final —añado, mi sonrisa vacila solo un poquito.
—Así que queremos iniciar nuestra función... —dice Danny, levantando la cabeza hacia el público.
—Diciendo adiós —termina Merritt, y yo le miro con tristeza.
—Sólo queríamos llevarlos a todos al mundo de la magia —continúa Henley, y me muerdo el labio inferior para contener las lágrimas.
—Para traer un poco de magia a este mundo —añade Danny, mientras el público sigue vitoreando tan fuerte como antes. Danny agarra la mano de Henley, ella agarra la mía y yo agarro la mano de Merritt. Nos miramos por última vez y respiro hondo. Jack debería estar aquí.
Todos desaparecemos y reaparecemos en otro lado de la azotea del edificio.
—Esto ha sido la leche de divertido —dice Merritt, volviéndose hacia el público.
—Pero ha llegado la hora de desaparecer —concluyo con tristeza, apretando con fuerza las manos de Henley y Merritt.
—Buenas noches, Nueva York —grita Danny, posiblemente por última vez.
—Y gracias por creer en nosotros —añade Merritt, en cuanto oigo que golpean la puerta del tejado detrás de nosotros. Merritt no tarda en darse la vuelta y echar a correr, yo le sigo y Henley y Danny van detrás. Cuando nos acercamos al borde del tejado, los cuatro saltamos al mismo tiempo, desapareciendo aparentemente en la nada y dejando una lluvia de dinero para el público─ dinero falso. El dinero de verdad está metido en el coche de Thaddeus Bradley, el hombre al que debíamos incriminar desde el principio.
Los cuatro salimos de los túneles del metro y acabamos en el centro de Times Square. Mientras subo las escaleras de la estación de metro detrás de los Jinetes, me detengo a echar un vistazo a cada una de las vallas publicitarias. Mi cara, la de Henley, la de Danny y la de Merritt en uno de ellos, con nuestros nombres debajo de las imágenes. Clips de noticias de nuestra función, de cómo nos "convertimos en dinero", varios planos de nosotros de pie en el escenario. Si tan sólo mamá pudiera verme ahora.
Me tapo la boca con la mano y me vuelvo hacia los Jinetes, girando en círculo para mirar y contemplar cada una de las vallas publicitarias. «5 Jinetes desaparecen tras saltar de un edificio», leo en uno de los titulares, y mis ojos se llenan de lágrimas de asombro. Henley me coge del brazo con emoción y me sonríe. Suelto una risa de estupefacción, sintiendo todas las emociones conocidas. Me suelta con una sonrisa y yo suspiro levemente, volviendo a mirar todos los carteles mientras mi amplia sonrisa empieza a decaer. Desearía que Jack estuviera aquí─ le habría encantado todo esto. Se merecía formar parte de esto.
Después de varios momentos, Merritt me agarra del brazo para apartarme, sabiendo que nuestra noche aún no había terminado. Todavía teníamos trabajo que hacer.
En cuanto nos acercamos a Central Park, Henley y Danny sacan sus linternas. Miro a mi alrededor y me ajusto la chaqueta mientras nos dirigimos hacia la puerta del parque. Henley es la primera en llegar, se acerca a los barrotes metálicos y los sacude. Sus ojos se posan en el candado con cadenas y tira de él.
—Cerrada —anuncia ella finalmente abatida.
Levanto las manos con frustración y suelto un gruñido mientras me alejo unos pasos del grupo. Pellizcándome el puente de la nariz con rabia, suelto un suspiro frustrado. Después de todo lo que hemos pasado, la puerta estaba cerrada. Maldita sea, estábamos tan cerca.
—¿No lo recuerdas? —responde una voz demasiado familiar, haciéndome alzar la cabeza mientras se me hiela la sangre— Nada está cerrado del todo.
Mi corazón se para y lucho contra las ganas de vomitar. Nunca pensé que volvería a oír esa voz─ a menos que fuera mi imaginación. Pero no puede ser─ casi puedo oír la sonrisa en su voz mientras dice su propia infame cita. Se me saltan las lágrimas y se me entrecorta la respiración en lo que me doy la vuelta para mirar al chico de la chaqueta de cuero.
—¿Jack?
Aᥴᥱ́rqᥙᥱᥒsᥱ, mᥲ́s.
Ahorᥲ ᥴoᥒoᥴᥱᥒ ᥒᥙᥱstro sᥱᥴrᥱto.
Podrίᥲmos ᥱstᥲr ᥱᥒ ᥴᥙᥲᥣqᥙιᥱr ρᥲrtᥱ, obsᥱrvᥲ́ᥒdoᥣos.
Bᥙsᥴᥲmos ᥲ ᥲᥣgᥙιᥱᥒ qᥙᥱ ᥒos ᥲყᥙdᥱ ᥱᥒ ᥒᥙᥱstro sιgᥙιᥱᥒtᥱ trᥙᥴo.
Cᥙᥲᥒdo ᥴᥙᥱᥒtᥱ trᥱs, ᥲbrᥲ ᥣos ojos, ყ dίgᥲmᥱ ᥣo qᥙᥱ vᥱ.
Uᥒo, dos, trᥱs.
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