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67 || últimas revelaciones

Helena Rivas Silva

No vimos la película, aunque eso no fue ninguna sorpresa. Podría decir que estuvimos toda la tarde recuperando el tiempo perdido y colmando nuestra libido, pero estaría mintiendo, puesto que, después de media hora de religiosa sumisión por mi parte, no aguanté el cansancio acumulado y me acurruqué junto a él para caer en un sueño tan profundo que ni siquiera un tractor en marcha me habría despertado. Dormir desnuda, sintiendo el calor de su piel contra la mía, era lo más maravilloso del mundo y me juré que repetiríamos siempre que pudiera.

Charles también se durmió. Tenía que recuperar las energías y el mejor método era tomar una siesta larga y pesada. Dicha siesta fue más corta que la mía. Al levantarse de la cama y dejar su lado frío, consiguió sacarme del nebuloso mundo onírico y hacerme volver a la realidad de su habitación, consumida por el silencio de la noche.

—¿Charles? —lo llamé al sentir su marcha.

Unos segundos más tarde, volvió a la habitación. No se había vestido todavía y su pelo hacía formas muy extrañas. Junto a un bostezo, tomó asiento en su lado de la cama. Yo me deslicé hacia allí y, pronto, mi frente entró en contacto con su costado. Mis labios también pasearon por sus costillas.

Dimmi, bella —murmuró con voz ronca.

Su mano derecha se zambulló en mi cabello suelto, acariciándolo.

—¿Qué hora es? —le pregunté mientras trataba de abrir los ojos.

Vislumbré la luz de su móvil.

—Son las nueve y media de la noche —me respondió.

—Pensaba que era de día ... —Bostecé—. Pon una alarma a las cuatro de la mañana, por favor. Tengo que ir a mi piso a recoger la maleta y ... No sé si me despertaré sola ...

Hice un mohín con los labios de solo pensar en marcharme y hacer un viaje de doce horas en avión.

—Hecho —dijo al cabo de un poco—. Vuelve a dormirte, mi vida —pidió, masajeando justo detrás de mi oreja.

—Mmm ... No ... —Me quejé. Dejé mis dedos en su muslo—. Es muy tarde ... —reconocí—. ¿Tienes hambre?

—¿Quieres algo de cena? Yo la hago ...

Intentó levantarse, pero se lo impedí.

—No, no ... Voy yo —Aseguré.

Se puso de pie y cogió sus bóxers, aguardando a que yo me desperezara y recobrara los sentidos después de dormir más de cuatro horas seguidas en un horario que no era el mío.

Viendo que seguía algo desorientada, me acercó mi camiseta negra y las bragas.

—La hacemos entre los dos, ¿vale? —sugirió y besó mi cabello.

Yo agarré la ropa que él me tendía y lo vi flexionarse para subir los bóxers por sus pantorrillas.

—Vale ... —Acepté y me lo puse todo casi a ciegas. Saliendo de su cama, dije lo primero que me pasó por la cabeza—. ¿Debería traer ropa a tu casa?

—¿Quieres venirte a vivir conmigo? —bromeó.

Llegamos al pasillo y yo lo empujé con suavidad, hacia el frente.

—No es eso ... Necesitaré cambios de ropa cuando me quede a dormir. Y tú igual cuando duermas en mi piso —argumenté.

—Sí ... Puedo llevar algo de ropa mañana, cuando vayamos a por tu maleta —Accedió.

Él no había pasado por mi apartamento desde que me instalé, pero sabía que, igual que habíamos estado en su casa aquel día, las tornas cambiarían y Charles también se dejaría caer por mi hogar más de una noche.

—Te daré una mochila con la mía para que la dejes aquí —comenté, alcanzando su frigorífico y abriéndolo para revisar qué alimentos quedaban de la compra que hizo su madre—. ¿Te apetece pescado al vapor? Podemos añadirle patatas de acompañamiento.

Se echó contra la isla, pendiente de mis movimientos y, probablemente, de mi cuerpo semi desnudo. Solo traía encima mi camiseta de tirantes, que se me ajustaba demasiado y que daba paso a mis bragas blancas, así que no le culpaba si andaba distraído.

—Me parece muy bien —Afirmó.

—¿Me sacas una olla grande? —le solicité, cogiendo la lubina del congelador.

Mis dotes culinarias no eran nada del otro mundo, pero seguían por encima de las de Charles. Por tanto, me encargué de preparar los ingredientes que recordaba necesarios y de asignarle pequeñas tareas como ayudante de cocina.

Con el pescado cociéndose, Charles se puso a un lado de la vitrocerámica, con cuidado de no quemarse, y, mientras yo mareaba el caldo, él se colocó de cara a mí para tener la distancia a su favor y poder robarme besos cada pocos segundos. Abrazado a mi cintura, fue descendiendo de mi rostro a mi cuello y, de repente, paró en seco.

Putain —blasfemó en francés.

No me dio la sensación de que fuera nada grave. Removí la espátula de madera en la olla y doblé el cuello hacia el sentido contrario con el objetivo de que tuviera un acceso más amplio.

—¿Qué pasa?

Situó un par de dedos en la base de mi cuello y observó la zona.

—Te he dejado una marca en el cuello. Aquí —Presionó ligeramente en el inicio de mi garganta—. Creo que mordí demasiado —musitó, arrepentido—. Lo siento.

Me habría gustado pensar en el sexo que tuvimos, a raíz del cual me ocasionó aquel chupetón. Quería pensar en todo lo bueno que habíamos compartido durante ese largo día en su apartamento, pero el destello de una memoria realmente desagradable opacó todo lo demás.

Tragué saliva al desbloquear un recuerdo del que no le había hablado.

—Da igual. Se me quitará —Lo tranquilicé. Él extendió la palma de su mano, abarcando gran parte de mi cuello—. Charles.

Acarició mi piel con esmero y delicadeza.

—¿Sí?

—Me agarró del cuello —Espeté.

Contrariado, me miró a los ojos.

—¿Qué?

—Max —nombré al culpable—. Me agarró del cuello.

Había empalidecido. Se dio cuenta al instante, pero pensó en cómo llevar esa conversación sin agobiarme y se tragó la furia que debía corroerle por dentro tras averiguar que su enemigo natural había intentado hacerme daño físico deliberadamente.

—¿Cuándo?—preguntó, preocupado.

—El domingo —respondí y bajé el fuego al mínimo. Al pescado no le faltaban más que un par de minutos a fuego lento—. Fue al hospital y discutimos. Yo ... Yo le di una bofetada porque se metió con mi trabajo y él me echó contra la pared —Paré el relato por un momento—. Quería asfixiarme.

Templando la rabia, alzó mi barbilla con sus dedos y analizó a conciencia mi dermis, allí donde suponía que había sido maltratada por Verstappen.

—No tienes ninguna señal —manifestó, suspirando—. ¿Te duele?

—No —negué y bajé el mentón, angustiada por el mero recuerdo de la opresión que ejerció—. Carlos lo separó de mí y no pasó nada más. Se marchó y no he vuelto a verlo, pero está esa maldita rueda de prensa de mañana y tendré que sentarme en la misma mesa que él —le di la noticia.

—¿Irás en mi lugar? —inquirió, pues desconocía que yo asistiría a una conferencia con los medios.

—Iré en calidad de representante de Ferrari y como ingeniera que estuvo a cargo de tu radio el día del accidente —le corregí—. Fue idea de Mattia.

En silencio, deliberó cuál debía ser el siguiente movimiento.

Las cosas estaban empeorando en mi relación con Max y, a pesar de que ya habíamos concretado que me encargaría de solucionar nuestras diferencias, como ya le había comunicado a Carlos en aquel pasillo, Charles no estaba tranquilo. Dejarme sola con Max podía ser más peligroso de lo que pensamos. Incluso yo temía que perdiera los papeles y no hubiera nada para separarlo de mí.

Pensativo, abrazó con decisión mis caderas y yo solté la pala de madera para acogerme a ese abrazo por entera. Me arrastró contra su cuerpo. El choque de nuestros vientres fue todo un alivio para mí. Mi aliento tembló en su hombro como una vela a la intemperie, vendida a su suerte.

—Le diré a Mia que te acompañe —declaró él.

—No es necesario ... —repliqué, sin apenas voz.

—Estarás más tranquila si ella va contigo —insistió.

—No quiero tenerle miedo, Charles.

Esa pretensión le llevó a dudar.

—¿Quién dice que le tienes miedo? —interrogó.

—Yo —le confesé mi creciente pánico—. Me asusta. Me asusta cada vez más.

—Helena ... —Escondí el rostro en su cuello, lidiando con un miedo que aumentaba y aumentaba, sin intención alguna de moderarse—. Non, non ... —Me apresó firmemente—. Chérie, no te hará nada —Besó mi cabeza, efusivo—. Y, si el muy capullo se atreve a ponerte la mano encima otra vez, yo mismo le partiré la cara.

Por la adrenalina del momento, entonces, cuando me tuvo contra la pared y cerró sus dedos alrededor de mi tráquea, no sentí ni la mitad del malestar que me abrasaba la boca mientras Charles me sostenía. Rememorarlo era muchísimo peor porque mi mente lo tergiversaba más y más, como si hubiese sido un monstruo de verdad el que me maltrató de aquel modo tan violento y no el piloto que ostentaba el campeonato de Fórmula 1.

—Me recuerda a mi padre —susurré, demolida—. A sus arrebatos. A aquel bofetón. Y lo odio ... —Cerré los ojos y me concentré en mitigar los malos sentimientos que me producía todo lo relacionado con Max—. Odio sentirme menos cuando él se crece.

—No eres menos que él. No eres menos que nadie —opinó Charles—. Olvídate de Max. Si vuelve a intentar algo, iremos a la FIA y, de ahí, a poner una denuncia. Ya ha sido suficiente —decretó.

Yo negué al agitar mi cabeza.

—Quiero arreglarlo. Siento ... Siento que no es tan malo como aparenta y que podríamos ... No sé. Hablar sin insultarnos —Pinté un escenario que parecía casi irreal.

Él entendía que no quisiera tirar la toalla, pero también se preocupaba por mi seguridad. Que yo estuviera bien era lo primero.

—¿Sigues pensando en la oferta de Horner?

Ahí me percaté de que habíamos hablado de todo excepto de lo más importante.

—Este año no —Extendí mis manos por su espalda—. Este año es para Ferrari.

Así se lo prometí al inicio de la temporada y así seguiría hasta que el año concluyera.

—No me importaría que te fueras del equipo —Su declaración me forzó a levantar los párpados—. Es decir ... Me dolería porque te quiero conmigo, en mi radio, pero es tu trabajo y yo no soy quién para decirte lo que hacer. Es tu vida y respetaré lo que decidas, Helena.

Que estuviera de mi lado, independientemente de lo que escogiera, era lo único que me faltaba para cerrar la herida y curar todos los males que nos habían acechado desde Barcelona. Todo terminó en cuanto Charles dijo aquellas palabras. Las lágrimas habrían brotado de mis orbes si no hubiese sacado valor para hablar.

—No iría a Red Bull como ingeniera de Max. No podría —reconocí que mis flaquezas impedían un futuro como ingeniera del piloto estrella de la parrilla.

—¿Y de Checo? —dijo.

Checo era la opción más golosa. Solo iría a ese equipo si había un papel que me ligara exclusivamente a él. Sin embargo, tendría a Max cerca y, en esos momentos, ni siquiera podía respirar el mismo aire que el neerlandés sin sentir pánico y rabia.

—Es una posibilidad, pero Ferrari es mi primera opción ahora —le aseguré, a lo que él inhaló hondo, aliviado—. Hablaré con Mattia antes del parón de verano. Quiero quedarme, Charles. Estoy bien aquí y si me dieran un contrato a largo plazo, yo ...

—Un contrato del que todavía no te han hablado —Expuso acertadamente.

Entreabrí los labios y esperé durante unos segundos, ya que tenía toda la razón en eso.

—No —admití, apenada.

—Vela por tus intereses —me suplicó—. Da igual que no estén en Ferrari. No habrá peleas entre nosotros por esto. Te lo prometo.

El estrés se esfumó tan rápido como sus palabras cayeron por su propio peso.

Me abracé a su complexión, liberando la angustia que me había hecho compañía todas esas semanas.

—Gracias ... —le agradecí.

—¿Gracias? ¿Por qué? ¿Por respetar tus decisiones? —Mareó su mano en mi espalda, consolándome—. Es lo mínimo en cualquier relación.

—Lo consultaría contigo. Si quisiera irme, hablaríamos de todo y te escucharía porque eso hacen las parejas, Charles. Además, me gustan tus consejos y sabes más que yo de estos temas —Sonreí contra su cálida piel. Él era mi hogar y mi pareja y nunca ignoraría su criterio—. Querría tu opinión y no elegiría sin antes sopesarlo mucho.

No tenía que decirlo porque era una verdad que viajaba entre nosotros, pero lo dije. Sabía que le daría paz escucharlo de mí.

—Pierre dice que te quieren en Alpha Tauri y estoy seguro de que en Alpine también —Me puso al corriente de lo que había oído por el paddock—. Te harán ofertas. Todos te querrán en su equipo. Sé lo que es eso. Sé lo que es querer tu atención —Se resignó a compartirme con el resto del mundo—. Por eso, no te fíes de nadie, ¿vale? Ese es mi consejo. Ni de Horner ni de Wolf. Ni siquiera de Mattia —Dio su parecer sobre el asunto—. Con estas cosas no debes confiar en nadie.

Agradecida, besé su hombro desnudo.

—¿Y en ti? ¿No puedo confiar en ti? —Quise bromear para rebajar la tensión.

—Suena un poco prepotente por mi parte, pero sí; en mí sí —Me estrujó entre sus fuertes brazos—. No jugaré con tu futuro, Helena.

—Ya lo sé. Solo era una ...

—Un broma, sí —Me alejó, persiguiendo el negro de mis pupilas antes de continuar—. Haz lo que más te convenga —La caricia que dejó en mi mejilla me sacó un suspiro profundo—. No le debes nada a Ferrari, ¿de acuerdo? Es mi sueño, no el tuyo.

Sus cejas arqueadas, la decisión en sus ojos y la línea de sus labios eran claras y meridianas, aunque yo tenía algo mucho más interiorizado y lo expulsé, sintiéndome en deuda con la escudería italiana.

—Sí que le debo algo —murmuré.

—¿El qué? —preguntó, confundido.

—Haberte conocido en el momento más oportuno —le expliqué.

El nacimiento de una bonita en sus labios me lanzó a besarle.

—Supongo que eso es cierto —cedió.

Con esa espinita sacada, lo emplaté todo. Eché las patatas en ambos platos y los llevé a la mesa, donde Charles había sacado cubiertos y vasos limpios. Los coloqué en la superficie de madera y, por mucho que me resistiera, la ansiedad que me acechaba por culpa de aquella conferencia, en la que hablaría del estado de Charles para tranquilizar al mundo y respondería a las preguntas de decenas de periodistas inquietos, no me dejaba disfrutar de nuestra noche solos.

Él deslizó su plato hacia la esquina contraria, frente a mi asiento, pero yo no me senté. Él tampoco lo hizo. Se aproximó al centro de la mesa con la excusa de coger el salero y así estar cerca de mí.

—En la rueda de prensa ... —Comencé a decir, nerviosa por lo que me encontraría en Montreal—. No me lo pondrán fácil, ¿verdad?

Charles agarró el botecito de sal.

—No, eres la nueva y más de uno querrá saber de qué estás hecha —Confirmó mis temores—, pero eres capaz de defenderte sola —Acabó, contundente. Alcé la mirada, tropezando con sus ojos, que refulgían como estrellas a punto de estallar y crear la supernova más hermosa jamás avistada—. Si tienes que morder, muerde. Recuérdalo —me exhortó.

Me di cuenta de que había empleado la expresión que yo misma utilicé para explicarle el motivo de mi tatuaje. No era una coincidencia. Charles quería que creyera en mí, en mis principios y en mis valores, que me mantuviera erguida aunque el viento soplara y me engullera en una tempestad.

—Lo recuerdo siempre —Asentí, notando que el miedo se escapaba por mis extremidades.

A veces, solo necesitas que otra persona confíe ciegamente en ti. Eso era lo que yo necesitaba aquella noche.

Sin soltar el salero, echó el brazo derecho hacia mi nuca y me encarceló en un abrazo. Usó su mano izquierda para sostener mi cabeza y empujarme contra su pecho, que estaba abierto para mí de par en par.

—Y recuerda que te quiero y que, el viernes, estaré allí. Contigo.

Más viva que nunca, sonreí.

Me aferré a su espalda.

—¿Aunque no corras? —pregunté.

—Volaré a Canadá —me prometió él—. Iré justo detrás de ti, pase lo que pase.

Descansé mi frente entre sus clavículas, cabizbaja.

—Correrás. Sé que correrás —Yo también tenía fe ciega en Charles. El pálpito de que no se perdería aquella carrera me abrumaba—. Eres fuerte —Sentí el latido de su corazón—. Y si tu médico decide que no puedes, entonces cuidaré de ti hasta que no te quede ni un rasguño.

Besó una y otra vez mi cabello suelto.

—Mmm ... Suena bien ... —comentó tras un largo minuto en absoluto silencio.

No estaba bromeando ni exagerando. No sabía cómo hacer burla de mis sentimientos.

—Te cuidaré el resto de mi vida, Charles —le juré.

Mis palabras pesaban mucho y nunca habría pensado que yo podría decir algo que me involucrara con alguien más hasta que mi vida se apagara.

—Y yo cuidaré de ti, Helena. Y yo de ti —replicó, declarándose la otra cara de la moneda. Entonces, tras respirar muy hondo, fue liberándome de aquel abrazo—. ¿Cenamos? Tiene muy buena pinta —Señaló, ojeando la comida.

Rompimos la unión y él se encaminó hacia la silla que ocuparía. Relajada, palpé el borde de la mesa.

—Sí ... —Aparté mi silla—. He tenido un buen ayudante —Le sonreí.

Después de cenar, Charles recibió una llamada de Andrea y yo aproveché para ducharme. No tendría tiempo de hacerlo en mi piso porque iríamos solo a recoger mis cosas y, desde allí, directamente al aeropuerto. Charles se metió en el baño tras acabar de hablar con Andrea. Al parecer, le harían un chequeo físico a lo largo de la mañana y así decidirían si estaba en condiciones de subirse al monoplaza en Canadá. Yo tenía muchas esperanzas de que se lo permitieran porque había mejorado. Tras el susto de la fiebre alta, todo marchó como la seda y él aseguraba que no sentía tanto dolor en el costado.

Si su médico daba el visto bueno, haríamos dupla de nuevo en Montreal y tendría la oportunidad de luchar por el campeonato. No obstante, si se dictaminaba que debía hacer más reposo, las dos semanas que faltaban para Silverstone harían su trabajo y podría recuperarse por completo a costa de quedar rezagado en la competición por el título.

A poco más de las once de la noche, yo ya estaba metida en la cama y al borde de una somnolencia muy apetecible. Había usado su secador para no dormir con el pelo húmedo, así que, cuando el colchón se hundió a mis espaldas y él serpenteó bajo las sábanas hasta cogerme de la cintura, la frescura de su piel fue todo un regalo.

—¿Estás dormida? —dudó de mi consciencia.

Sentí su barbilla en mi hombro.

—No ...

Su risa suave se desvaneció entre las hembras de mi cabello.

—Sí que lo estás ... —susurró.

Sin abrir los ojos ni un ápice, deslicé mi mano derecha y atrapé la suya, que había hallado un buen lugar en mi estómago.

—Te estaba esperando ... —garanticé, exhausta.

—¿De verdad? Gracias, mi amor —ronroneó antes de besar detrás de mi oreja—. Mia dice que te acompañará a la rueda de prensa.

Quería mantener esa conversación, pero apenas me resistía ya al letargo. Había pasado varias noches en vela con miles de asuntos desgarrándome la mente y la serenidad en la que me sumergí gracias a su abrazo fue casi como bañarme en un mar manso y calmante. Una cura.

—Es un sol ... —balbuceé.

—Sí, y tampoco quiere que vayas nerviosa a Montreal —Atraída por la temperatura fría de su pecho, por el que todavía caían algunas gotas de agua fría, me giré y enterré la cara en él—. Sabe que puedes hacerlo —Me apretujó contra sí.

Estás fresquito ...

Tuve la sensación de que su pelo estaba empapado y de que humedecía la almohada que compartíamos.

Charles rio de nuevo.

—¿Qué significa eso? —Me acarició.

—Que no quiero que me sueltes ... —dije, acurrucándome.

—No voy a hacer eso, chérie ... —Algunos mechones de su cabello mojaron mi frente descubierta—. No voy a hacer eso ...

Caí rendida escuchando su voz y mi descanso continuó ininterrumpidamente hasta que el penetrante y maldito sonido de la alarma hizo que me retorciera en su cama como una lagartija a la que le cortan la cola contra su voluntad. El insistente ruido me perforó los tímpanos. Parecía un martillo, incansable y hecho a medida para mí, para destruir mi descanso en añicos y seguir y seguir, imparable.

De mala leche, levanté la almohada y la puse sobre mi cabeza. No estaba segura de dónde estaba su teléfono, así que intenté bloquear el sonido amortiguándolo a mis oídos.

—Eh ...

La mano de Charles en mi espalda no pudo mitigar aquella furia que ardía en mi interior.

Él ya se había levantado porque se sentó a mi lado, al borde de la cama.

—Apaga ese demonio, por favor ... —supliqué, enrabietada.

—No sabía que fueras capaz de ignorar la alarma —Se echó a reír abiertamente.

—No quiero irme ... —me quejé.

Esa alarma marcaba el fin de mi tiempo en su casa. Me avisaba de que debía subirme a un avión y después a otro más para viajar a Norteamérica y enfrentarme a un número indefinido de cámaras que esperaban captar en vivo y en directo el primer fracaso de mi carrera profesional.

—Pero tu vuelo sale en dos horas, tesoro ... —Peinó mi cabello, todo alborotado—. Y tenemos que pasar por tu piso. Tienes la maleta allí. Vamos —Me animó a salir de la cama—. He preparado café. Yo te llevo.

—No quiero ... —lloriqueé.

—¿Estoy presenciando el primer berrinche de Helena Rivas Silva? —habló Charles en tono de burla.

Mi resoplido le resultó todavía más divertido. Con mucho esfuerzo, saqué media cabeza fuera y entreabrí el ojo derecho, adolorido por la luz de su cuarto. Vi entonces que Charles estaba vestido con unos pantalones largos vaqueros y una camiseta básica de color azul oscuro que combinaba a las mil maravillas con el verdor de sus pupilas.

—Dijiste que era un ángel ... —mascullé.

—Y lo eres —aseguró mientras apartaba de mi rostro los mechones más rebeldes.

—Entonces ... ¿Tú qué eres? —Cogí la mano que tenía en su regazo y mis dedos se doblaron ante el acero frío de su reloj—. Levantándote a las cuatro de la mañana en tus días de descanso para hacerme el desayuno y llevarme al aeropuerto ...

Me regaló una sonrisa.

—Soy un chico que quiere mucho a su novia. ¿Te sirve? —Arqueó las cejas.

Pero yo no me dejé engatusar por sus palabras y me acogí a la terquedad, al deseo de quedarme en su cama y de no salir en días.

—Charles ...

—Dime.

—Nunca he sido más feliz que ahora —Le expresé, endulzando su semblante—. ¿No justifica eso mi berrinche? ¿No puedo quedarme un rato más? —Mendigué su comprensión.

No podía cumplir mi capricho y eso le dolía porque yo nunca pedía nada a nadie y justo cuando lo hacía era algo imposible.

Alicaído, se inclinó y me dio unos pocos besos que apenas me alentaron.

—El avión no va a esperarte ... —informó, siendo realista.

—Tenías un jet privado, ¿no? —le pregunté con un mohín.

—No va más allá del Mediterráneo —Expuso él.

Oh, por Dios —Miré al techo, reuniendo fuerzas de donde no había—. Está bien ... Tengo que estar en esa maldita conferencia ...

Me senté, entallando los ojos.

—Lo harás de maravilla —dijo, muy convencido.

—¿Me verás?

Le observé, aunque ya conocía su respuesta.

—Te veré y me enorgulleceré de ti más que nadie —Me besó a modo de juramento y se levantó con mucha más energía de la que yo tendría en todo el día—. Venga. Tengo que cambiarte el vendaje.

Por alguna extraña razón, mientras le miraba hacer un par de tostadas, quise documentar el poco tiempo que tenía antes de montarme en aquel pájaro de metal y decirle adiós. En un impulso, subí varias historias a Instagram, aunque las más reveladoras las restringí a mis mejores amigos, que, por cierto, eran bastante pocos.

Olvidé aquello y tras una corta despedida en su 488 Pista, cogí mi maleta y entré al edificio que terminaría aprendiéndome de memoria de tanto viajar y regresar a Maranello.

No me importaba volver continuamente a Italia. En realidad, lo esperaba con muchísimas ganas al acabar el fin de semana.

Volar a casa.

Cuando me subí al avión, creí que tendría un vuelo tranquilo, pero eso fue hasta que una mujer embarcó con sus dos hijos pequeños y se colocaron en los tres asientos de mi lado izquierdo. Yo siempre elegía la ventanilla y, como el resto del equipo ya estaba en Montreal a esas horas, debieron escucharon mis preferencias, cosa que agradecí. Aunque, claro, si no hubiera tenido un coro de barrios y llantos durante las siguientes horas, todo habría sido mucho más cómodo y habría podido dormir adecuadamente. Sin embargo, ni siquiera mis cascos impedían que sus lamentos se filtraran y me fue imposible pegar ojo.

Intenté leer mi libro varias veces, pero no había manera, así que recurrí a mi teléfono móvil. No lo había agarrado prácticamente desde el despegue, así que no me resultó nada raro encontrar un par de mensaje de Cassandra, que hablaba en nuestro grupo de tres bastante alterada.

Mierda.

Al ser un arrebato del momento, no me paré a pensar en la principal consecuencia de publicar aquellas fotos en Instagram. Una consecuencia que debí asociar con Cassandra y su pronunciado desconocimiento acerca de mi relación amorosa.


Cassie/niña fresa 🍓

HELENA RIVAS SILVA

¿¿¿¿¿¿¿QUIÉN ES ESE TÍO Y POR QUÉ TE HACE EL DESAYUNO????????

11:08 a.m.



Traté de tomarlo con humor porque yo mismo me había metido en ese callejón sin salida y tenía que apechugar con su histeria.



Tienes su cuenta ahí
¿La ves? 😉

12:28 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

DÉJATE DE CUENTAS Y EXPLÍCAME QUÉ ESTÁ PASANDO

12:28 p.m.

Julia 🌻

Calma, vaquera
Mira lo que has hecho, Lena
Has desbocado a la niña

12:29 p.m.

Solo he subido una foto a mejores amigos (?)

12:30 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

DOS FOTOS

12:30 p.m.

NO HA SIDO SOLO UNA

DOS

¿¿¿¿TÚ YA SABÍAS QUE SE ESTÁ TIRANDO A ALGUIEN, JULIA????

DIOS MÍO

LENA ESTÁ FOLLÁNDOSE A UN RANDOM

ES EL FIN DEL MUNDO O QUÉ

12:31 p.m.

Julia 🌻

Un random dice JAJAJAJAJAJA

12:31 p.m.

No es ningún random, Cassandra 💀

12:31 p.m.

Cassie/ niña fresa 🍓

ENTONCES SÍ TE LO ESTÁS CEPILLANDO???!!!

TIENE NOMBRE Y APELLIDOS

??!!??!!

12:31 p.m.

Los tiene, como cualquier ser humano 🙃

12:32 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

Y???!!!!

QUIÉN ES??!!!???!!

12:32 p.m.

Si te lo digo, no serías capaz de tener la boca cerrada

12:33 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

POR QUIÉN ME TOMAS???

Sé guardar un secreto.

12:33 p.m.

Julia 🌻

No sabes, querida 😀

12:33 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

ESTÁIS COMPINCHADAS PARA DEJARME FUERA DE ESTO

12:33 p.m.

ESO ES LO QUE PASA AQUÍ (`へ')

OS PARECERÁ BONITO

12:34 p.m.

ES EN SERIO?

Muy bien.

12:35 p.m.

*Cassie/niña fresa 🍓 ha salido del grupo*

De verdad 🤦🏻‍♀️

12:35 p.m.

Julia 🌻

Es lo que pasa por no contarle nada en...

¿Tres meses?

😬

12:35 p.m.

Chitón

12:35 p.m.

Julia 🌻

Ya sabes que yo soy un tumba

Pero deberías decírselo

Es nuestra amiga : /

Además, lo vais a hacer público pronto, ¿no?

12:36 p.m.

Será vuestra fan número uno, Lena

Os shippeara eternamente

Y

12:37 p.m.



Me arrepentía de no habérselo dicho antes. Cassie era mi amiga. Claro que lo era. Y sabía que dejarla al margen durante más tiempo no solucionaría nada. Solo haría que se sintiera todavía más excluida.


Está bien

Tienes razón

12:37 p.m.

Ya lo hemos formalizado

Charles me lo pidió ayer

Y se lo hemos contado a su familia y a mi abuela

12:38 p.m.

Julia 🌻

Sois como una pareja de viejecitos jóvenes 🥹🥹🥹

12:38 p.m.

🖕🏻

12:38 p.m.

Julia 🌻

Y ha pedido tu mano como en los cuentos 🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹

12:38 p.m.

Pensaba que tú eras una bruja y no una princesa 🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹🥹

12:39 p.m.

Genial

Bonita comparación

Ahora mete a Cassie otra vez

Estoy en el avión y la cobertura no es muy buena

12:40 p.m.

Julia 🌻

¿Se lo vas a contar?

12:40 p.m.

Ajá

Métela

12:40 p.m.

Julia 🌻

Eso mismo debiste decirle a Charles ayer porque estuviste bien desaparecida 😏

12:40 p.m.

JULIA

12:41 p.m.

Julia 🌻

ESPERA

NO LO NIEGAS o_O

NO LO ESTÁS NEGANDO

TREMENDOOOOOO (`゚Д゚')

12:41 p.m.

_

12:41 p.m.

Julia 🌻

Ya voyyyyyyy : DDD

12:41 p.m.

*Julia 🌻 añadió a Cassie/niña fresa 🍓*

Cassie/niña fresa 🍓

Habéis tardado seis minutos y medio en volver a añadirme 😐

12:42 p.m.



Tomé una buena bocanada de aire y empecé a teclear mi apurada resolución.



Escúchame bien, Cassandra

12:42 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

Escucho, mi sargento 🫡

12:43 p.m.

Primero

No me montes berrinches por no habértelo dicho antes, pls

Lo siento

12:43 p.m.

Me habría encantado decírtelo desde el primer día, pero era muy delicado

Sigue siendo delicado

12:44 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

✍🏻✍🏻✍🏻

Oki 🩷

12:44 p.m.

Julia 🌻

No seas tan dura con la niña

¿Es que tú no le montas berrinches a @cl.sixteen?

12:44 p.m.

JULIA, POR FAVOR

12:45 p.m.

Julia 🌻

🤐

12:45 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

🧍🏻‍♀️

12:45 p.m.

Vale

Segundo

Esto no puede salir de aquí

12:45 p.m.

¿Estamos?

12:46 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

¿Es un prófugo de la justicia?

12:46 p.m.

No

Es alguien importante

12:46 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

¿ES TU JEFE?

12:47 p.m.

Tampoco

Tercero

12:47 p.m.

Estoy en un avión, muerta de sueño, y me quedan como seis horas de vuelo hasta Montreal, así que escribiré su nombre, te daré treinta segundos para buscarlo en Google, responderé tres preguntas y apagaré mi teléfono.

12:48 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

Sí, señora

12:48 p.m.

Julia 🌻

Tres, como el genio de Aladdin 🤯

12:48 p.m.

Cuarto y último

No contactes con él o te desheredo

12:48 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

POR QUÉ

TENGO DERECHO A ACOSARLO A PREGUNTAS POR INSTAGRAM

12:49 p.m.

No.

No tienes ese derecho

Te lo acabo de prohibir

12:49 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

Pero

12:50 p.m.

No te lo digo.

12:50 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

VALE

12:50 p.m.

Julia 🌻

Lo conocerás en el GP de Silverstone

12:50 p.m.

¿No puedes aguantar dos semanitas?

12:51 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

Me comportaré

Lo juro 😞

12:51 p.m.

¿Te ha quedado todo claro?

12:51 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

12:51 p.m.

Lo sientes mucho porque no podías/querías decírmelo, no es ningún fugitivo perseguido por la INTERPOL en veinte países, tienes sueño y solo le enviaré una solicitud para que me deje seguirle en su cuenta privada

😃

12:52 p.m.

Julia 🌻

Tu nivel de comprensión ha mejorado, Cassie 👍🏻

12:52 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

No hablo con las elegidas 😒

12:52 p.m.

Julia 🌻

PERDONA?!

12:53 p.m.

JuliAAAA

12:53 p.m.

Julia 🌻

Ok

Proceda usted a revelar la identidad de su novio

12:53 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

NOVIO?!

CÓMO QUE NOVIO

12:53 p.m.

Charles Leclerc

12:53 p.m.

Julia 🌻

Se está tomando su tiempo

12:54 p.m.

Bueno

De chill

¿Has hablado ya con Fernando?

¿No es majísimo?

12:55 p.m.

Oh, ahí está la niña fresa con su crisis nerviosa 🤩

12:56 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

ES EL PUTO PILOTO DE FERRARI???!!!

EL QUE TUVO EL ACCIDENTE???!!!

ME ESTÁS JODIENDO

12:56 p.m.

Pero son dos pilotos

12:56 p.m.

Un respeto a Carlos

12:57 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

¿Carlos?

12:57 p.m.

Julia 🌻

¿Quieres que esa sea tu segunda pregunta? 😀

12:57 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

NO

FU*CK

NO ME FUNCIONA EL CEREBRO

ESTO ES DEMASIADO

12:57 p.m.

Tic tac

12:58 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

¿Es francés?

12:58 p.m.

Julia 🌻

Hay que joderse 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣

Eso sale en Wikipedia, Cassandra JAJAJAJAJJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

12:58 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

LA BRUJA RUBIA DEL FONDO QUE SE CALLE

12:59 p.m.

Julia 🌻

EH, ESA BOCA

12:59 p.m.

Es de Mónaco

12:59 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

BUAH

SE HA LIBRADO DE MI ODIO ETERNO

+100 puntos para Gryffindor

12:59 p.m.

También es de Gryffindor

Esa te la regalo 😉

13:00 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

LOOOOOOOL

MI OPINIÓN SOBRE EL CHAVAL ESTÁ MEJORANDO POR MOMENTOS

13:00 p.m.

Julia 🌻

Si hubiese sido un ex presidiario de Gryffindor también le habría servido

13:00 p.m.

Última pregunta y me largo a hibernar

13:01 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

Estoy viendo fotos suyas en G. Imágenes

Y nunca pensé que diría esto de un falso franchute

Pero

Joder

13:01 p.m.

Es guapo y está buenísimo (ᵒ̤̑ ᵒ̤̑)

13:02 p.m.

Lo sé 😌

13:02 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

ESTÁ PRESUMIENDO

DIOS MÍO

QUÉ LE HA HECHO ESE HOMBRE

13:02 p.m.

Julia 🌻

JAJAJAJAJAJAJAJAJA

13:02 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

¿Te lo has tirado ya?

(˵ ͡o ͜ʖ ͡o˵)

13:03 p.m.

Julia 🌻

Solo tú podrías preguntarle eso cuando solo te queda un deseo

Te respeto por ello, lady Cassandra 🛐

Aunque no te va a responder 🤡

13:03 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

POR FIS, LENA

TU VIDA SEXUAL ESTÁ EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

SOLO ME PREOCUPO POR TU SALUD

٩(๑❛❛๑)۶

13:04 p.m.

Unas cuantas veces

13:04 p.m.

Julia 🌻

LO DIJO

13:04 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

wow_

13:05 p.m.

Y lo seguiré haciendo

Buenas noches

13:05 p.m.

Julia 🌻

Fuertes declaraciones JAJAJAJAJA

13:05 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

NO, NO

HELENA, NO TIRES LA PIEDRA Y ESCONDAS LA MANO, DESGRACIADA

13:05 p.m.

ME PARECE GENIAL QUE TE HAYA DADO COMO CAJÓN QUE NO CIERRA, PERO QUEREMOS DETALLES

13:06 p.m.

Los mismos que no te voy a dar

👋🏻👋🏻👋🏻

13:06 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

ERES CRUEL

SE LO PREGUNTARÉ A ÉL

POR INSTAGRAM

13:06 p.m.

Julia 🌻

No serás capaz JAJAJAJAJAJAJAJA

13:06 p.m.

Salí del chat, silencié el grupo y entré en el de Charles a toda velocidad.

Charles

¿Estás ocupado?

13:07 p.m.

Charles 🏎️

Non per te, tesoro

13:07 p.m.

Di che cosa hai bisogno?

13:08 p.m.

¿Recuerdas a Cassandra?

13:08 p.m.

¿Tu amiga?

13:08 p.m.

Ha visto mis historias y le he contado que estamos juntos, pero se ha emocionado demasiado

13:08 p.m.

Si la aceptas en Instagram y te habla por DM, ígnorala

13:09 p.m.

¿Pero eso no es muy cruel?

13:09 p.m.

Confía en mí

Es lo mejor, al menos hasta que se tranquilice un poco

13:09 p.m.

Me está amenazando con preguntarte cosas íntimas y no voy a jugar a su juego 😀

13:10 p.m.

😂😂😂

¿Y si simplemente la saludo?

No quiero ser maleducado 🥹

13:10 p.m.

Certo

Non fa niente

13:10 p.m.

Bene, quello che farò

13:10 p.m.

Grazie <3

13:11 p.m.

Después de agradecerle el esfuerzo, volví al chat grupal, recibiendo más de treinta mensajes que no leí y adjunté las capturas de mi breve conversación con Charles para disuadir a Cassandra de acosarlo innecesariamente.




Buena suerte con eso porque no te va a funcionar :p

13:11 p.m.

Julia 🌻

El pobre no puede oponer resistencia 🫠🫠🫠

Lo tienes bien aleccionado

+150 puntos para Ravenclaw

13:14 p.m.

Cassie/niña fresa 🍓

LE HAS HABLADO DE MÍ ༼༎ຶ༎ຶ༽

Y TE DICE "TESORO"

Y TÚ SE LO PERMITES

Y LE MANDAS CORAZONES

13:14 p.m.

WTF

13:15 p.m.

Bye <33

13:15 p.m.



Entonces, recordé que la visita del médico debía de haberse producido a esas alturas de la mañana, lo que significaba que ya tendría un veredicto respecto a su incorporación al equipo apenas cinco días después de haber sufrido aquel aparatoso accidente.

Su avión estaba programado para las tres y media de la tarde. El tiempo se le echaba encima y tanto yo como el equipo necesitábamos saber si su condición física era correcta de cara al fin de semana. Yo sería la que daría la noticia en la rueda de prensa como portavoz de Ferrari. No obstante, el protocolo implicaba un orden y deberían ser los jefes de equipo quienes recibieran la información de mano de Charles o de Andrea antes que el resto. Por suerte, yo tenía un poco de enchufe en eso.



A propósito

¿Te ha visto ya el médico?

13:15 p.m.

Charles 🏎️

13:17 p.m.

¿Y qué te ha dicho?

13:17 p.m.

Adivina 😏😏😏

13:17 p.m.

A pesar del codazo que recibí de uno de los niños, sonreí tanto que mis labios dolieron.

¿Eso es que sí?

13:18 p.m.

Lo siento mucho por Antonio, pero no se subirá a mi SF-22 este fin de semana 🥰

13:18 p.m.

Eres increíble

13:18 p.m.

Lo sé

Dímelo más veces ()

13:19 p.m.

Eres el mejor, en serio ❤️

13:19 p.m.

Aaaaaah

Ojalá estuviera en ese avión T_T

13:19 p.m.

¿Por qué?

13:19 p.m.

Porque podría follarte en primera clase

13:20 p.m.

Estuve a punto de reír. Le eché un vistazo a los alborotadores que tenía a mi lado y me concentré de nuevo en la conversación, que parecía estar subiendo de tono como la espuma.

Voy en turista 😊

13:20 p.m.

Un po' più stretto, ma funziona lo stesso 🤌🏻

13:21 p.m.

Podemos hablar sobre eso a la vuelta ;)

Voy a intentar dormir un rato

Descansa todo lo que puedas en el avión, ¿vale?

13:21 p.m.

Lo que mi chica quiera

13:21 p.m.

Mándame un mensaje cuando aterrices

Ti amo ❤️❤️❤️

13:22 p.m.







Bonus +++











🏎️🏎️🏎️

Aquí os traigo un nuevo cap de Fortuna (final del arco de la casa de Charles en Bolonia xD) 😚😚

Ahora sí que puedo afirmar que no habrá actualización de Fortuna la próxima semana, así que este capítulo es poco más largo de lo normal 😊

Eso sí; volveré para la semana del 9 porque el día 13, si no recuerdo mal, la novela cumple su primer añito y también tenemos pronto el cumple de Charles 🎉🎉🎉
Habrá varios caps esa semana 🤙🏻

Me despido, que tengo una semana movidita por delante 😅

Os quiere, GotMe 💜❤️

2/10/2023

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