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Desastre

Después del día de aquella masacre Kellen había estado entrenando mucho más con sus llamas para poder destruir a cualquiera que quisiera lastimar a su familia. Los habitantes de aquella casa lo eran todo para él, por lo que se negaba a permitir que algo así pasara nuevamente en su contra.

Desgraciadamente, para él, las cosas no parecían pintar tan bien como deberían. Mientras más mejoraba más miedo le tenían los adultos y niños de la casa de acompañantes. Hacerse más fuerte se volvió una maldición del peor tipo y en pocos meses se vio casi completamente aislado.

Los únicos que se habían mantenido a su lado, a parte de su madre, eran Luka y Theo. Ambos lo acompañaban a todas partes para que no se sintiese solo, pero eso también estaba afectando la forma en la que otros los veían. Y aunque el mayor trató de hablar con el moreno para que protegiese su reputación y la del de cabellos azules, este solo le observó fríamente y siguió caminando como si no hubiese escuchado lo que su mejor amigo había dicho.

Esa rutina se mantuvo incluso con la adición de la pequeña Akiko a la mezcla un tiempo después. La niña había sido salvada por el jefe de unos tratantes de personas y se quedaría en la casa hasta que encontrasen la forma de devolverla a Japón sin involucrar a nadie peligroso. Debido a el hecho de que se iría los niños no la consideraron familia y no tardaron en aislarla, aunque jamás hubo otro tipo de maltrato.

Pero poco tiempo pasó antes de que Kellen apareciera como su ángel guardián en medio de toda esa soledad. Él solo se sentó a su lado en silencio y contempló a la nada antes de extender su mano y darle un caramelo. En ese instante, sin querer, salvó la mente de la asiática de la devastación total.


-No creas todo lo que escuches de sus bocas - El mayor sonrió amable y le despeinó ligeramente el cabello para relajarle - Tienen miedo de encariñarse contigo porque te irás.

-Pero si me voy él tratará de hacer esto de nuevo - La menor bajó su mirada y se abrazó a sí misma con miedo. Solo pensar en los sujetos que le habían alejado de su hogar le hacía sentir aterrada.

-¿Él? - El joven andrógino frunció el ceño entendiendo prontamente el temor de la chica sentada a su lado, pero aun así quiso corroborarlo - ¿Alguien de tu familia tuvo que ver con que terminaras con esos hombres aquí?

-... - La azabache solo asintió triste. Su familia, profesores e incluso amigos habían hecho de menos sus acusaciones debido a que ella era aún pequeña y muchas veces podía malinterpretar las cosas. Algo que, claramente, no terminó siendo el caso.

-Si es así entonces no debes volver o será un problema - El castaño se puso de pie y su rostro reflejó molestia por un segundo antes de que volviera a ver a la menor con una sonrisa amable - Hablaré con el jefe Trevor para buscar una mejor opción y así poder mantenerte a salvo.

-¿Eh? - Los ojos rojizos se abrieron con sorpresa al escuchar aquellas palabras. ¿Él había creído sus palabras? ¿No la llamaría mentirosa o algo similar? ¿Por qué era tan amable con ella si ella no lo había sido con él?

-No te preocupes - Los ojos amatistas brillaron con cariño mientras le despeinaba una última vez el cabello a la niña para darle un poco más de tranquilidad - Yo me encargo de todo.


La japonesa observó confundida al mayor que acababa de retirarse para solucionar su problema. Según lo poco que había escuchado de los otros niños, él era una bestia sanguinaria decidida a destruir a todo aquel que le molestase. Sin embargo, había ido a consolarle y estaba molesto por devolverla con un familiar que podía hacerle daño.

¿Cómo alguien como él podía ser considerado un ser malvado y siniestro?

En la tarde de ese día el jefe de la casa había dicho que Akiko no volvería a su hogar hasta nuevo aviso, así que desde ese momento era parte de la familia y todos debían cuidarla. Como si eso hubiese sido una señal de activación, varios niños se acercaron a ella y se disculparon por su actuar. Era justo como Kellen había dicho, ellos tenían miedo de encariñarse con ella y que se fuese pronto.

Aquello hizo feliz a la pequeña, pero no se comparaba con la calidez que sintió cuando sus ojos se encontraron con los de la nube y este le guiñó un ojo mientras le sonreía. Él había cumplido su promesa y la había protegido del mal que rondaba su hogar. Él la había rescatado de volver a aquel lugar donde nadie creía en su palabra.

Después de ese día ella se había apegado al trío de varones como un patito siguiendo a su madre. No siempre podía estar con ellos porque los otros niños la alejaban debido al temor de que cierta nube le hiciese algo, pero ella siempre encontraba la forma de volver a sus lados. Ella quería mostrarles a los demás que el joven andrógino no era peligroso.

El mayor no le daba importancia a ese actuar y el infante disfrutaba tener a otra persona que lo mimara, así que ninguno de ellos objetaba demasiado. Eso no significaba que no hubiese alguien que tuviese un ojo fijo en la chica. El niño de piel morena no había sido extremadamente feliz con la aparición de la pequeña y solo toleraba su existencia porque su mejor amigo y su hermano se llevaban bien con ella, pero sabía que debía ponerle un alto a ese actuar descuidado.


-Lo que sea que creas, no te dejes llevar por cómo está actuando justo ahora - El de cabellos castaños inició la conversación de manera brusca y directa. No tenía mucho tiempo para decir lo que quería sin que el mayor interviniese, así que debía aprovechar cada segundo.

-¿Eh? - La azabache observó confundida a su acompañante. Cuando este le había pedido que se distanciaran un poco de los otros 2 varones no se imaginó que fuese para decirle este tipo de cosas.

-Kellen no es un ángel en lo más mínimo - El rostro del italiano se mantuvo estoico y sin emociones mientras veía de reojo a la chica que estaba a su lado y luego regresó su mirada a donde estaba su mejor amigo jugando con su hermano - No te engañes.

-¡Él es amable! - La pequeña alzó su voz sin importarle que alguien la escuchase. ¿Qué se creía este sujeto para tratar de ponerla en contra de su guardián? ¿No era él, como su mejor amigo, quien más debía abogar por la inocencia y bondad del mayor?

-No dije lo contrario - Las orbes ambarinas mostraron la tranquilidad de su dueño al decir aquellas palabras. Él conocía al otro chico mejor que cualquier otra persona en ese lugar y no quería que la niña siguiese caminando como ciega en el territorio llamado Kellen.

-Se supone que como su mejor amigo deberías apoyarlo - La fémina sintió las ganas de golpear al contrario ante su comentario. Él estaba sacándola de sus casillas de la peor manera posible.

-Lo hago - El mayor de ambos debatientes estaba viendo a la lejanía donde un castaño un año mayor que él estaba jugando con un bebé peliazul como si no tuviese ninguna preocupación en su alma. Podía notar que el chico veía de vez en cuando en su dirección, pero la pequeña muestra de resignación en su rostro demostraba que sabía lo que él estaba haciendo y había decidido no intervenir.

-¡Claro que no! - La voz de la niña se alzó más de lo necesario y cerró sus ojos inmediatamente para recuperar la compostura. Su madre siempre había dicho que no se dejase llevar tan rápidamente por su ira, así que debía calmar su molestia para pensar mejor - Estas insultándolo de la peor forma.

-¿Eso crees? - El moreno se acercó con molestia marcada en sus ojos, pero su rostro se mantenía tan inexpresivo como siempre - Dime, ¿Cuántos de esos niños que eran supuestos amigos de Kellen aún le hablan ahora? ¿Cuántos adultos que le prometieron ser siempre familia se le acercan aún?

-¿Eh? - Aquellas palabras apagaron la molestia de la asiática de manera inmediata y su rostro dejó ver toda la confusión que sentía ante lo mencionado. ¿Qué era este cambio de conversación tan repentino?

-Ellos le temen, así que decidieron alejarse de él - La sonrisa llena de sorna y los ojos brillantes de odio fueron lo último que él le mostró a la niña antes de darse la vuelta y caminar para recuperar a su hermanito de las manos del mayor. Si lo dejaba ahí un segundo más el otro ya no lo devolvería jamás - ¿Por qué dejaría que la gente vuelva a hacerle lo mismo una y otra vez? Prefiero destruirlos antes de que lo lastimen más de lo que lo han hecho.


La dueña de los ojos rojizos se quedó de piedra durante unos segundos antes de correr al encuentro de los varones y seguir como si nada hubiese pasado durante la conversación. Quizá no entendía todas las implicaciones que existían detrás de aquellas preguntas, pero entendía el sentimiento ajeno ante la situación que el mayor había vivido injustamente. Él era una buena persona y le habían cerrado la puerta en la cara por un error que cualquiera de ellos podría haber cometido.

Ella no sabía la verdad de aquel temor, pero iba a descubrirlo desde la primera fila más temprano que tarde.

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Unos meses después de esa conversación una tragedia sucedió. Unos hombres, que era parte de una familia mafiosa, habían atacado la casa de acompañantes de manera brutal y habían secuestrado a algunos niños pequeños. Los guardaespaldas del jefe habían logrado recuperar a la mayoría, pero 3 de ellos no habían sido localizados y eso tenía a algunos con los nervios de punta.

Luka daba vueltas en su cuarto cual león enjaulado desde que habían anunciado que su hermano no había vuelto. Maldijo su mala suerte y golpeó una de las paredes con fuerza sintiendo su corazón romperse en pedazos. El momento del secuestro sucedió dentro de las pocas horas donde él le quitaba un ojo de encima a Theo confiado de que era su siesta.


-No porque hagas un agujero en el piso lo traerás de vuelta - El castaño entró a la habitación de su mejor amigo como si nada. Sabía que tenía que calmarlo, pero era realmente malo consolando a la gente.

-No lo entiendes Kellen - El moreno volvió a golpear la pared mientras sentía ganas de gritar y llorar por la impotencia. Él y su hermano habían terminado en esa casa por su culpa y ahora ni siquiera podía asegurarse de que su pequeño estuviese bien. ¿Qué tipo de hermano mayor era?

-Créeme, si hay alguien que te entiende soy yo - El joven andrógino bajó su mirada a sus manos y observó todas las heridas que sus llamas le había generado. Había matado a varios enemigos junto a su madre y aun así no había podido evitar el secuestro.

-Tú... - Luka se tragó su dolor por unos segundos al escuchar el tono culpable que había en la voz del otro varón. Sin embargo, en cuanto volteó para verlo su mente tuvo un pequeño corto circuito - ¿Por qué estás vestido así?

-Seré parte del grupo de rescate para recuperar a los niños - La nube mantuvo su mirada en el contrario para tratar de hacerle ignorar el traje negro que llevaba puesto - El jefe ya ha autorizado mi participación en la misión.

-¡A penas tienes 8 años! - El moreno se acercó a su amigo y lo tomó de los hombros para sacudirlo con fuerza y molestia ante su actuar imprudente - Si hombres experimentados no pudieron detener a esos sujetos, ¿Por qué crees que tú si podrás?

-Porque es mi familia a la que tengo que proteger - Los ojos morados se mostraron privados de cualquier tipo de brillo. Era justo como en aquel momento donde todos los hombres habían terminado muertos por atacar a su madre - Voy a volver con Theo, Akiko y Aquila. Nadie va a evitar eso.

-Iré con... - Las palabras del menor se cortaron de golpe debido a que una mano ajena se posó sobre su boca para callarlo. Esto hizo que frunciera su ceño y viera con molestia a su amigo.

-No - La voz del ruso fue rotunda en su negativa. No quería escuchar el resto porque le sería muy fácil acceder a la idea del otro y no podía hacerlo. Alguien tenía que quedarse aquí pare recibir correctamente a los rescatados - Si algo te pasara Theo nunca me lo perdonaría.

-¡Es mi hermano! - Los ojos ámbar brillaron con molestia ante la situación. ¿Por qué el complejo suicida de su amigo apareció otra vez? Había hecho lo imposible para que ese actuar jamás volviese, pero parecía que este volvería siempre que existiese alguien que le importase al mayor.

-Y por eso lo traeré de vuelta en una pieza - Kellen sonrió muy ligeramente para darle un poco más de confianza al dueño de la habitación sobre su decisión - Sé que esta situación te tiene tenso, pero confía en mí. Moriría antes de permitir que algo le pasara.

-... - El italiano maldijo nuevamente su suerte y negó con la cabeza sabiendo que no podía hacer o decir nada que hiciese que la idea ajena fuese diferente. Solo podía aceptarla y rogar que nada malo pasase - Vuelve con ellos en una pieza o voy a hacerte vivir un verdadero infierno.

-Si papá - El castaño asintió con la cabeza y salió del cuarto sin despedirse ni nada similar. No había prometido nada debido a que temía que quizá no pudiese cumplir con su palabra en ese sentido.


Ese fue el último intercambio del dúo antes de que el mayor se retirara del lugar. Algunos de los hombres del jefe Trevor habían dicho que el rastro era imposible de seguir y que probablemente los niños ya estuviesen muertos así que el jefe seguramente no mandaría a más hombres en su búsqueda. Ellos se habían rendido sin luchar demasiado y eso lo llenó de ira.

Quizá era por el hecho de que ellos no entendían el sentir de una nube ante aquella idea que habían lanzado al aire lo que evitó que los matara inmediatamente. Habían dicho de manera tan campante que parte de su razón de existir ahora ya no existía, y él debía fingir creerles y seguir adelante. Las palabras de esas personas eran un ruego para parar con una búsqueda que creían innecesaria al tiempo que le pedían al resto para que hiciese lo mismo.

Kellen aun pensaba que debía colgar la cabeza de alguien en la entrada de las áreas de entrenamiento para mandar un mensaje, porque parecía ser que él era el único interesado en hacer las cosas bien en ese lugar. Tal vez si mataba a todos los que dijeran algo como eso otra vez el resto entendería que no debían actuar así y aprenderían a trabajar correctamente. Aun no sabía si realmente debía hacerlo, pero se encargaría de pensar en ello cuando regresase.

Por ahora lo importante era seguir el pequeño rastro que aún tenían de los niños. Todo lo demás podía y debía esperar.


-¿Estás listo? - La mujer de mirada chocolate vio a su joven acompañante con una pequeña sonrisa, aunque no estaba nada feliz por el desarrollo de los acontecimientos recientes.

-Estoy bien, así que vámonos ahora - El niño asintió con la cabeza al entender la pregunta implícita que hacía su madre. Había terminado herido durante la defensa de la casa y no se había curado del todo, pero aun así quería ir a buscar a los niños secuestrados - Si tardamos demasiado perderemos a los niños.

-Tienes que pensar que quizá... - La castaña guardó silencio cuando el cuerpo ajeno se tensó abruptamente. Supuso que no debió mencionar aquello.

-Mamá, te amo - Las orbes amatistas brillaron con molestia mientras trataba de ignorar la idea que había tratado de proponer la fémina a su lado - Pero si lo dices, no dudaré en hacerte pagar igual que al resto.

-No quiero que sufras si alguno está herido o peor - La dama de compañía trató de razonar con su pequeño, pero sabía que aquello era una guerra perdida.

-No pasará - El varón negó con la cabeza tranquilamente mientras revisaba las notas que los grupos de búsqueda le dieron sobre los lugares donde revisaron - Los traeré de vuelta. Se lo prometí a Luka.

-Aun no sabes si él será tu cielo - La nube mayor suspiró frustrada ante la actitud de su hijo. El chico había estado ilusionado con la idea de encontrar a su propio cielo desde que le había dicho que armonizar con uno le ayudaría a controlar mejor sus llamas.

-No importa si lo será o no, es mi mejor amigo y Theo es también mi hermano menor - El ruso cortó la línea de pensamiento de manera rápida. No tenía tiempo para que su madre creara una historia imaginaria en su mente - Ahora vámonos, no permitiré más atrasos.

-¿Cuándo desapareció el niño que creía que todo podía solucionarse por los adultos en los que confiaba? - Marianne observó con tristeza la frialdad que comenzó a aparecer en el rostro del menor en cuanto dijo esas palabras. Había tocado un punto sensible de manera imprudente.

-Si te traigo conmigo es porque confió en ti mamá - La mirada de la joven nube fue contundente y brutal. Una mirada que no permitía quejas o reclamos, pues lo que decía era la verdad que su corazón creía - Los adultos te decepcionan cuando más los necesitas, así que no hagas que también desconfíe de ti.


La adulta se quedó de piedra mientras el pequeño se subía al auto que usarían como si no acabase de decir una de las peores frases que le podían decir a un progenitor. El pequeño había crecido rodeado del cariño y amor de todos los miembros de la casa de acompañantes, pero todo lo pasado desde el incidente había sido un punto de inflexión en su vida. Kellen estaba dejando de ver a la gente de esta casa como su territorio y, por ende, había decidido renunciar a cualquier idea de afecto que pudiese venir de ellos.

Su corazón sintió algo del dolor de su hijo ante la situación mientras subía a aquel medio de transporte. Había estado en recuperación por demasiado tiempo y durante esos momentos nadie había mencionado ningún problema, así que cuando se enteró del trato a su niño ya era muy tarde. El actuar del menor era el resultado de su pésimo trabajo como madre para protegerlo, pero iba a arreglarlo.

Era por ello que había decidido acompañarlo en la misión suicida que él mismo le había propuesto a Trevor para recuperar a los niños que aún consideraba parte de su familia. 

Solo esperaba que él no tuviese que excederse en su uso de llamas. Kellen había usado demasiadas llamas de la nube durante el ataque a la casa y si se desgastaba demasiado podría haber repercusiones vitales para él.

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Akiko escuchó los gritos de los hombres que la había secuestrado y abrazó de manera aún más protectora al dúo de infantes que estaban con ella. Había logrado mantenerlos a su lado luego de que unas llamas rojizas aparecieran para protegerlos de los sujetos malos algunas horas atrás, pero no sabía si estas volverían a aparecer. Tenía que estar lista para correr de cualquier adulto que apareciera de nuevo para separarlos.

Un nuevo grito la hizo apegar más los pequeños cuerpos contra el suyo para calmar su propio miedo. Aquellos ruidos sonaban como si estuviese en una película de terror y no quería saber qué estaba haciendo a esos tipos sufrir así. Sea lo que fuese era capaz de hacerle daño a esa gente, por lo que era algo bueno para ella y los niños que dormían en sus brazos como si nada.

La puerta de la habitación que estaba más cerca de la celda fue golpeada un par de veces antes de que saliera volando hacia la pared que tenía delante. Pronto un cuerpo cubierto completamente, exceptuando por la parte de los ojos, de ropa negra apareció y caminó por el área arrastrando un cuerpo sin cabeza. Los orbes chocolate parecían estar haciendo un escaneo rápido del lugar, pero se detuvieron cuando encontraron unas orbes rojizas observándole con pánico.


-Menos mal sí estaban aquí - La persona se acercó a la celda asustando a la niña, pero parecía esperar eso y se quitó el pasamontañas que cubría su rostro para darle una sonrisa maternal a la pequeña - Hola princesa.

-¡Señorita Marianne! - El grito alertó a ambos durmientes menores y la bebé de un año comenzó a llorar mientras que el pequeño de 3 años abrió sus ojos asustado, pero se relajó ante la presencia adulta conocida.

-Es hora de irnos mis niños - La mujer rebuscó en el cadáver que traía consigo para sacar la llave electrónica del lugar donde estaban encerrados los niños y sonrió cuando la encontró - Tenemos que ser rápidos. No sé cuánto tiempo tendremos para irnos.

-¿Los demás que vinieron con usted están bien? - La niña siguió tratando de calmar a la bebé mientras tomaba la mano del otro niño y salía de la celda. Observó con ojos brillantes a su salvadora sabiendo que mientras la mamá de Kellen estuviese a su lado todo estaría bien.

-Sí - Un nuevo grito alteró los nervios de todos y la fémina mayor cerró los ojos suponiendo lo que estaba pasando afuera. Decidió tratar de no preocuparse mucho y tomó a la infante de los brazos de la asiática mientras esta decidía cargar al pequeño niño que las veía con confusión - Esos gritos significan que todo está bien para nosotros.

-¿Está segura? - La azabache siguió a la adulta por los corredores de aquella base con el temor brillando en sus ojos. Fuera lo que fuera lo que estaba pasando con esa gente no podía ser algo bueno. Al menos no para ellos.


La poseedora de llamas de nube no pudo decir nada debido a que unos hombres aparecieron frente a ellos listos para el ataque. Ninguno de ellos parecía herido, por lo que ella solo pudo suponer que habían estado en el lugar correcto para evitar la tragedia que había creados su alumno. Sin embargo, poco después el aire comenzó a sentirse más caliente y ella trató de no sonreír nerviosamente ante la situación que iba a ocurrir.

Unas llamas de color violeta reptaron como si estuviesen vivas por el suelo y por las paredes que estaban detrás de los hombres. Los rostros de todos ellos mostraban confusión ante la situación, pero el pánico apareció pronto cuando estas los encerraron en una circunferencia perfecta y luego poco a poco avanzaron hacia ellos. Uno de ellos lanzó su chaqueta al piso para tratar de apagar el fuego, pero esta se quemó inmediatamente en cuanto estuvo en contacto con las flamas.

Marianne había hecho a los pequeños retroceder y trató de que ninguno de ellos viese lo que iba a pasar. No importaba la edad, uno nunca estaba completamente listo para escuchar a alguien morir, mucho menos para verlo. Y ella iba a tratar de mantener la inocencia de estos pequeños tanto como pudiese.

El primer grito se escuchó poco después debido a que una de las chispas de las llamas había hecho contacto con uno de los hombres. Habría sido algo inofensivo en cualquier caso normal, pero el fuego se había propagado por el adulto en cuestión de segundos y pronto ya no quedó nada de él más que cenizas. El resto de los sujetos parecían no haber terminado de comprender lo que había pasado, pero sabían que no debían tocar las flamas que se acercaban más y más a ellos.


-¡Detén esto mujer! - Uno de los varones volteó a ver a la mujer que estaba protegiendo a los niños que habían sacado de aquella casa. No podía entender como un trabajo tan fácil se había convertido en esto. ¿Por qué su jefe no les dijo que había usuarios de llamas que podían cazarlos sin problemas en ese lugar?

-No puedo hacerlo - La dama de compañía sonrió inocentemente mientras mostraba que sus manos estaban ocupadas con un pequeño cuerpo de cabellos rubios - Porque no soy yo quien las controla.


Justo después de que esas palabras fueran dichas el fuego del pasillo detrás de los hombres aumentó hasta llegar al techo. Segundos luego un cuerpo pequeño apareció en medio de estas como si no fuesen nada. El niño estaba vestido igual que la mujer, pero, a diferencia de ella, había sangre esparcida en su ropa y rostro andrógino.


-Así que estaban aquí - El castaño sonrió con los ojos cerrados, dando un aspecto ligeramente aterrador debido a la sangre que tenía impregnada. Él estaba realmente furioso y quería acabar con todo esto pronto - Estuve buscando por mucho tiempo a las cucarachas que me faltaban. Menos mal están todas juntas.

-¿Qué demonios? ¿Una niña? - Uno de los hombres trató de no mostrar su miedo ante la situación. ¿Realmente esperaban que creyeran que esa enana podía hacer algo así?

-Soy un chico - Las llamas detrás del ruso aumentaron para reflejar su molestia ante ese hecho, pero su rostro mantuvo su sonrisa intacta - Ahora, ¿Prefieren el fuego o la sangre?

-¿Qué? - Los adultos parecían confundidos, mientras que los niños trataban de ver al niño que estaba desafiando tan tranquilamente a aquellos hombres. 

-Mar, saca a los niños de aquí - Los ojos morados del niño se abrieron finalmente, dejando ver una mirada vacía y apagada, como si el dueño de estos estuviese en trance o similar - Tengo negocios que discutir con estos caballeros.

-Kel... - La japonesa se apresuró a cubrir la boca del niño que tenía en brazos cuando notó aquellas orbes mirar con molestia a la adulta que aún no los sacaba del lugar. La castaña solo suspiró y se dio la vuelta mientras empujaba a la pequeña por otro pasillo de aquella base. 

-Ahora - Ambos menores voltearon a ver al niño que habían estado siguiendo durante todo ese tiempo. Los orbes morados brillaban con una locura que correspondía con la expresión que el chico tenía en el rostro - ¿En qué estábamos? ¡Ah sí! ¿Qué muerte prefieren?

-Marianne - La azabache frunció el ceño confundida mientras notaba varios cuerpos regados en el piso. Muchos de ellos habían perdido la cabeza o alguna otra extremidad, pero no todas parecían haber sido cortadas - ¿Ese realmente era Kellen?

-... - La nube mayor suspiró mientras salían finalmente de aquel lugar, ignorando los gritos que se originaban del lugar de donde se habían retirado. No había sido difícil debido a que la nube menor había atacado sin dudar en cuanto habían llegado - Sí.

-¿Él estará bien? - La niña estaba tratando de entender lo que estaba pasando. No podía conciliar la imagen recién vista con la imagen mental que tenía de él - No creo que esos hombres se compren su teatro de ser el malo.

-Kellen es fuerte - Theo fue el que contestó esta vez. Podía ser pequeño y no entender muchas cosas, pero había aprendido de sus hermanos a analizar correctamente a una persona y sabía que todo estaría bien.

-Este pequeño tiene razón - La mujer asintió con una sonrisa mientras hacía que los niños entraran en el auto. Ella necesitaba darles la confianza de que todo saldría bien, aun si ella no estaba del todo segura de que fuese así - Todo estará bien.


La asiática no estaba tan segura como los otros, pero debía confiar en el chico que conocía. Tenía miedo de la mirada que él había mostrado cuando ellos estaban por retirarse, pero no debía pensar en ella. Esos ojos eran los mismos que observaban cálidamente al trío de niños que siempre estaban detrás suya. Eran los orbes que mostraban todas las emociones de su dueño cuando él creía que nadie lo veía.

Esos ojos que se mostraron listos para tomar la sangre de sus enemigos eran los mismos que habían brillado con tristeza y desesperación muchas veces en soledad. Eran los mismos que habían derramado lágrimas durante las noches, cuando creía que nadie podía verlas caer. Aquellos orbes eran los que mostraban como la esperanza iba desapareciendo lentamente del alma de su poseedor.

Eran los ojos de un niño que había sentido su corazón romperse en pedazos cuando 3 menores le habían dicho palabras dulces, llenas de amabilidad y amor por él. Un niño que había tenido que compartir habitación a escondidas porque su mente seguía recordando los gritos de los hombres a los que les había arrancado la vida. Era un niño roto que tenía pesadillas y que pedía perdón hasta el cansancio por lo que había hecho mientras dormía, esperando que alguien escuchase sus súplicas y le diese su perdón.

Esos orbes que podrían haber sido su peor pesadilla eran los ojos del niño roto que había aceptado volver a matar con tal de proteger a quienes amaba, aun cuando sabía las consecuencias que traería para sí mismo hacer tal cosa.

¿Cómo es que aquello podía ser considerado por los otros niños algo terrorífico?

El castaño apareció algunos minutos después con sus brazos quemados de manera horrorosa y su mirada perdida en la nada. Su pecho estaba cuberito de sangre y algunas secciones de su ropa estaban destrozadas, dejando ver que alguien le había infringido varias heridas graves. Sus pasos también dejaban ver que sus extremidades inferiores estaban heridas, pero al parecer no tanto como sus brazos.

Aun así, una sonrisa se formó en sus labios en cuanto sus ojos enfocaron al par de niños que lo miraban expectantes dentro del auto. Estaba cansado y probablemente había usado sus llamas más de lo que debió haberlo hecho, pero no importaba. Había cumplido su promesa y los niños que esos adultos idiotas habían dado por muertos estaban a salvo. 

Su territorio estaba a bien. Su familia y razón de ser quien era estaba a salvo. ¿Qué importaba las posibles consecuencias en su cuerpo si ellos estaban bien?

Ese fue su último pensamiento antes de desmallarse.

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¿No dije que esta historia iba a ser de capítulos cortos? 

Jamás me crean. Las cosas se extienden en mi mente y terminan siendo más largas de lo pensado. De hecho, iba a agregar más a este capítulo, pero ya estaba demasiado largo. Así que tendrán que esperar hasta la próxima actualización para la reacción de Luka y algunas sorpresas extra.

 Aun así, espero que este capítulo les haya gustado y sigan apoyando la historia.

Nos leemos pronto. Bueno, al menos antes de que se acabe el año... Espero.

PD: Si hay algún error, por favor menciónenlo. Son las 4 am y no he dormido nada por terminar el capítulo, así que disculpen si estos llegan a existir.

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