Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9. Angry confessions.

Hi~ Ahora sí, el personaje de Yut-Lung es sumamente complejo desde el canon y nunca se da la chance de explorarlo en su totalidad, es muy interesante también cómo juegan Ash y Eiji en su percepción de las cosas y cómo repercuten en su autoconcepto, así que acá quise darle un vistazo pero de una manera muy suavecita porque ya tenemos suficientes cosas densas como para irle añadiendo más, así que veamos qué tal estos dos.

¡Espero que les guste!

—¡Voy a matar a Sing!

—¡Yut-Lung! ¡No!

—Voy a matarlo con mis propias garras, ya lo verás, Okumura, ¡ese mocoso me las va a pagar!

El estruendoso grito de Yut-Lung retumba dentro de la mansión Lee como si fuera un rayo, los pájaros vuelan despavoridos de los árboles, los sirvientes tiritan en el piso inferior, incluso las flores ciernen sus pétalos para protegerse de la furia de tan temido villano, Eiji también sentía terror frente al clan Lee, verlo trabajar con Dino Golzine y contratar a Blanca lo hizo vislumbrar lo impotente que era y lo frágil de su vida, si a Yut-Lung le placía podía secuestrarlo y venderlo como mercancía para trata, podía dispararle, torturarlo, amenazarlo, violentarlo, tuvo chance de abusarlo cuando quedaron a solas y él estuvo atado a la cama, más, nunca fue tan lejos y eso despertó su curiosidad, se supone que Yut-Lung haría lo que fuera y que solo pensaba en sí mismo y aun así, dejó pasar muchas oportunidades para vulnerarlo.

¿Por qué?

Quería herir a Ash a través de él sin duda alguna y refirió en varias ocasiones sentir un odio de forma visceral, no entiende, ¿si lo aborrece tanto por qué no lo mató? Si Ash murió no le sirve.

Y Eiji lo entiende aún menos viéndolo hacer pataletas como un niño, agitando sus brazos para que eso afloje las esposas, mascullando entre dientes, conteniendo las lágrimas a raíz de la frustración, de repente se nota que tiene solo 17 años.

—¿En qué carajos estaba pensando dejándome atado contigo? Es indignante. —Sus palabras se quiebran junto con sus tirones de muñeca, siguen sentados frente a frente en la cama pero el cuarto es un desastre, viéndolo bien, hay varias botellas de vino vacías volcadas y eso hace que el corazón se le apriete, es muy joven para que pase por lo mismo que su papá—. Mierda.

—¿Por qué no usas la otra llave de las esposas? —Se lo pregunta con curiosidad genuina, aún no procesa del todo lo que acaba de ocurrir, su mente no se concentra. Ash. Al menos espera que Sing le haya inventado una excusa para no preocuparlo—. Sería lo más rápido.

—¿Estás tonto? —Intenta no ofenderse—. Si tuviera una llave de repuesto ya la habría usado.

—¿Las esposas no vienen con dos llaves?

—La perdí.

—¿Qué?

—¡Perdí la llave de repuesto! No todos podemos ser perfectos como tú.

—¿De dónde sacaste que yo era perfecto? —Quiere sonar calmo y maduro, más se le quiebra la voz por el tiritón de labios porque nunca ha podido ser semejante cosa y de hecho cree que es todo lo contrario: un fracaso—. Solo te estaba preguntando.

—Eso no habría pasado si me hubieras dicho dónde está Ash, pero no ¿por qué diablos tienes que ser tan Okumura? Es irritante.

—¿Eso qué significa? —Porque lo hace sonar como un insulto—. Además yo te dejé tranquilo.

—Exacto, me trataste como algo que se pudiera desechar ¿acaso ya olvidaste lo amenazante que soy?, ¿el poder que tengo? Y claro que fue un insulto, tu existencia lo es.

—Alto, esto tiene que ver con tu ego, ¿es eso? —El rostro de Yut-Lung enrojece, no sabe si por vergüenza o por rabia, aprieta la boca tan fuerte que el labio le sangra, frunce las cejas, apaga el exiguo resplandor que sus ojos fraguaban dándoles una pizca de oscuridad que le coloca los pelos de punta, le recuerda demasiado a Dino—. ¿Qué quieres? Aun si Ash siguiera vivo la tregua está reinando en Nueva York, no podrías partir tu guerrilla y ¿para qué? Ya tienes lo que quieres, tienes exactamente todo lo que quieres. Te saliste con la tuya.

—Tú no entiendes nada. —Aprieta la quijada—. Las personas como tú no podrían entenderlo.

—¡Entonces explícame! —Pero no le explicará nada.

—Realmente me enferma tener que estar atado a alguien como tú. —Grita con una mezcla de emociones escritas en la cara—. Tenerte tan cerca me da ganas de vomitar, hueles a virgen, el que no lo puedas ocultar es patético. —Eiji enrojece hasta la punta de sus orejas, si bien, está en lo cierto y nunca se avergonzó de ello, a veces suceden estas cosas y se cuestiona. A él. A sus decisiones. A las oportunidades que perdió—. ¿Querías que él fuera tu primera vez?

—¿Eh? —La sonrisa se le borra—. ¿A qué te refieres?

—Querías que Ash fuera tu primera vez, también lo veías de esa manera.

—No. —Se pone a la defensiva—. No podría. —Ya que desearlo implicaría no ser distinto a las personas que lo dañaron hasta romperlo. Marvin, Dino, Barba Azul, Fox y la lista sigue y sigue.

—Pero lo hiciste, ¿no es así? —Los largos y afilados dedos de Yut-Lung se deslizan por debajo de su barbilla, deteniéndose sobre su manzana de Adán con el corte de una cuchilla—. No es cuestión de traición o no, Ash es atractivo, todos lo veían así, tú también podías, no te sientas culpable por eso. De seguro lo hizo increíble. —Le susurra en la oreja—. Y de seguro te extasió lo que él pudo hacer.

—¿De qué estás hablando? —De repente, quiere llorar. Porque las cosas no fueron así con él.

—Por favor, no pudiste quedarte a su lado gratis. —Ríe como si fuera lo más obvio, como si en verdad las personas no se pudieran quedar a tu lado por el simple hecho de que te aman pero ¿tan desinteresado fue su amor? Porque Eiji sí pensaba que Ash era hermoso. Ja, qué basura.

—Las cosas no eran así entre nosotros. —¿No lo eran?

—Claro que lo eran. —Él tararea—. Esa era la única manera en que Ash sabía hacer las cosas.

—¡Cállate! —Eiji le da una bofetada—. No sabes nada de nosotros.

—¡Tú! —Yut-Lung queda con la boca abierta por el asombro—. ¿Acabas de golpearme? —Y de manera gradual el asombro se convierte en rencor, en un rencor tangible, gutural—. ¡Haré que te arrepientas de haber venido a América de una puta vez! ¡Ven acá!

Si supiera lo que sabe hoy, ¿volaría otra vez a América en vez de quedarse en Japón?, ¿dejaría que Charlie los envuelva en una entrevista con el criminal más "temido"?, ¿pediría sostenerle la pistola estando consciente de que eso marcaría un antes y un después en su mundo?, ¿se atrevería enamorarse sabiendo que Ash no está listo para amar ni para recibir amor de nadie?

Todas esas preguntas rondan por la mente de Eiji mientras Yut-Lung lo tumba al piso, tiene un cuchillo apoyado contra su garganta, sus ojos son feroces, efervescentes, impresionan llenos de odio, rencor y otras cosas sin resolver para las que Eiji no tiene la respuesta, pero él parece anhelar su existencia, ¿no es curioso? La gente llega así a causa de su personalidad sanadora o más bien "falta de carácter" en palabras de Max, como su presencia reconforta quieren que Eiji arregle lo que está mal o roto a raíz de su empatía, Ash solía ser así, lo trataba como si las cosas más suaves de su personalidad lo convirtieran en un ángel idealizado e incondicional y no es así, a veces la gente olvida que es humano ya que se hacen una idea suya que no puede estar más lejos de la verdad.

Sospecha que eso debió pasar con Yut-Lung si lo llamó "perfecto".

—Voy a matarte. —Qué se hizo una idea suya y al ver que era irreal se frustró, le dolió, terminó con el orgullo herido—. No dejaré que nadie me ate a ti y menos que me falten el respeto, ¿en qué estabas pensando al golpearme? Realmente debes tener tendencias suicidas, no tendría que extrañarme, he leído que los conejos son así: unos putos kamikazes.

—Eres inteligente, sabes que esto no tiene sentido.

—Pues lo tiene para mí. —Inclina el cuchillo un poco más—. Vaya que lo tiene, ver el terror en tu cara no tiene precio.

—Incluso si me matas. —Eiji mantiene la calma, le preocupa que lo estén apuntando con una navaja y ya no sienta nada, ¿estará muy disociado?—. Tendrías que seguir atado a mi cadáver.

—Pues tu cadáver al menos no se quejará, será mejor compañero. —Okey, esto es personal.

—No tengo la culpa de que estemos en esta situación.

—¡La tienes! —Yut-Lung es bueno en esto—. Tú volviste ¿por qué tenías que volver?, ¿por qué no me dejaste avanzar?

—¿Por qué me echas la culpa de eso? ¡Ni siquiera te agradaba! —Su voz se agrava a raíz de su exasperación, pronto le resulta indescifrable la expresión del menor y comprende que incluso si fueron némesis, no sabe nada realmente de él—. ¿Por qué estás tan obsesionado con Ash?

—No se trata de Lynx. —Yut-Lung suspira—. No se trata de él y no es que esté obsesionado.

—¿Entonces?

—Olvídalo. —El chino se quita de encima—. Tienes razón, cargar tu cadáver sería un infierno y eso te mantendrá vivo por ahora, pero no tientes tu suerte.

—Sing dijo que nos entenderíamos si hablábamos, deberíamos hablar.

—Sing dice muchas cosas.

—¿Por qué eres tan cruel conmigo? —Entonces lo confronta—. Dijiste que no se trata todo de Ash, quiero comprenderlo.

—¿Para qué? —Ríe—. No tiene sentido, nada va a cambiar entre nosotros, tratar de explicarte solo sería un gasto de energía innecesario para mí. No vale la pena.

—Las cosas no pueden cambiar sino hablas conmigo.

—Aunque lo hicieran no cambiarían.

—¡¿Cómo puedes saberlo?!

—¡Porque tú siempre preferirás a Ash! Aunque él esté muerto o vivo siempre estará arriba, no tienes mente ni corazón para escuchar a nadie más, eso me enferma no tienes idea de cómo, e incluso si yo hablara contigo... —Yut-Lung se levanta del piso, su muñeca duele puesto que aún se encuentran unidos por una esposa de acero inoxidable—. Tú no empatizarías conmigo ni con mi situación ¿cierto? Nunca pudiste hacerlo. Nunca lo harás.

—Porque eres cruel, eres malo.

—Y para ti, eso es todo lo que soy.

—Yut-Lung.

—No lo entiendes, ¿verdad? —Sus ojos se llenan de lágrimas, Eiji queda paralizado en el piso aunque la muñeca le esté tirando—. Nunca se trató de si te odiara o no.

—Pero...

—Porque eres tú el que me odia. —Se limpia la cara con el antebrazo—. No confundamos las cosas.

¿Yut-Lung no lo odia? ¿Entonces por qué...?

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Caminar de la mano con Yut-Lung mientras recorren Chinatown buscando a un cerrajero es lo más incómodo que le ha sucedido, ninguno disfruta andar con las palmas entrelazadas luego de tan tensa conversación, sin embargo, si los ven con unas esposas de por medio harán más preguntas de las que podrán responder, Yut-Lung sigue siendo el líder de los chinos y si llama mucho la atención sin querer podría involucrar a Ash, no hará eso, así que ambos recorren las calles en busca de quien los libere sin resultados esperanzadores.

Eiji lo mira de reojo mientras caminan, miden lo mismo ahora, aun así, él luce más joven dada su apariencia andrógina, se cuestiona si lo habrá juzgado injustamente, es decir, meterlo bajo el mismo paraguas que Dino o Marvin es extremo, más considerando que también fue víctima de sus hermanos, no estaba equivocado, le cuesta empatizar con Yut-Lung porque hirió a Ash y eso le resulta imperdonable, quizás al igual que todos anhele redención atormentado por su pasado irreversible, por las heridas que se infectaron, los traumas que quedaron quemados y tal vez por algún motivo incomprensible creyó que podría dárselo como "se la dio a Ash", pero para ser franco, Eiji no hizo nada.

—No quise ser tan duro contigo. —Entonces se disculpa y le es hilarante, Yut-Lung no ha sido más que cruel con él, debería aprovechar esta instancia para pagarle con la misma moneda y rebajarse a obtener su venganza. Por Ash. Por Shorter. Por Skip. Por Griff. Por todos a quienes Eiji amó pero perdió—. Lo siento si lo fui.

—No necesito tus disculpas. —Pero eso sería comportarse como sus agresores, no lo hará, a estas alturas ha aprendido que no vale la pena cargar con ciertas cosas—. De hecho no ansío nada de ti, solo deseo que los chicos nos puedan separar cortando las esposas, no creas que estoy pasándola bien contigo, eres demasiado opuesto, demasiado Okumura.

—Sing dijo que nos parecíamos.

—Cómo te dije. —Suspira—. Sing dice muchas cosas que no son.

—Shorter dijo que nos parecíamos cuando te conocimos. —El nombre les cae como un balde de agua fría a ambos, no volvieron a tocar el tema desde que Dino casi los abusa en conjunto.

—Es porque él era... —Sonríe—. Sing me ha dicho muchas cosas de él, supongo que era malo viendo la malicia en las personas, usaba lentes de sol todo el tiempo por algo ¿no?

—Los usaba. —Ríe—. Tenía estilo.

—Sing siempre me habla sobre cuánto lo admira, que aunque a primera vista da la impresión de ser un ególatra no existía nada más errado ya que Shorter era la persona más altruista con quienes amaba, era justo, protector, en contra de toda expectativa paternal, tenía un aura de playboy sin remedio que también estaba errada, al parecer quería formar una familia, él trató de dejar la vida callejera porque quería dedicarse al restaurante de su hermana.

—No sabía nada de eso. —Piensa en lo poco que conoció a Shorter, en el impacto demoledor que tuvo en su vida, en la huella insalvable que dejó en su corazón igual que un asteroide que hace un abismo al impactarse contra la tierra—. Pero no me es extraño, él fue amable, no me conocía pero fue tan acogedor que de alguna manera me hizo sentir seguro, es gracioso dado que estábamos en una guerra, pero él disparó el arma cuando yo no pude y me cuidó hasta el final.

Lo lamento, Ibe-san. Pero créeme cuando te digo esto. Moriré antes de dejar que toquen a Eiji, te lo prometo.

—Sé que lo hizo. —No ansía recordarlo más o teme que se pondrá a llorar, no sabe si a causa de su propio dolor o por la triste certeza de que Ash no lo recuerda—. Era un buen hombre.

—Y yo lo maté. —Su corazón se suaviza—. Yo debería disculparme. —Porque Eiji carga con la responsabilidad de la misma forma y eso es una mierda—. Perdón, Okumura.

—Tú no lo inyectaste. —Así que hace lo impensable, lo defiende—. Y no podríamos señalar al culpable como si fuera uno, todos tenemos algo de culpa. —O eso le dijo Max y le gusta creer que es cierto y que si Yut-Lung lo carga en la consciencia es ya que lo juzgó mal—. Dijiste que no me odiabas. —La palma del más joven se resbala por el sudor.

—No. —Esconde la cara—. No te odio.

—¿Entonces por qué me secuestraste?, ¿realmente querías hacerle daño a Ash?, ¿en verdad estabas de acuerdo con Dino Golzine?, ¿con Blanca?

—Quería su ayuda. —Suspira resignado—. Y quería ver que tú...no sé, no estuvieras haciendo tan horrible las cosas, Sing me habla mucho de ti ¿sabes? Y francamente es agotador oírte en cada oración: Eiji hizo esto, Eiji hizo aquello, Eiji, Eiji, Eiji, ¡me tiene enfermo! ¡Eiji puede irse al carajo si así lo desea! Sin ofender.

—No me ofende.

—Pero Sing no deja de hablar de ti y de lo maravilloso que eres, ¿cómo podría seguir adelante con mi trabajo si el mocoso no se calla de una puta vez? Es tan entusiasta que me asquea.

—Es porque él es así. —El viento corre pacíficamente por las calles de Chinatown, aunque su posición y porte es llamativo todos impresionan absortos en sus labores, quizás, aprendieron a respetar a Yut-Lung como líder o tal vez, prefieren no meterse—. Solo para que sepas, no te odio.

—¿Eh?

—No te odio. —Sostiene—. Odié lo que nos hiciste a mí y a Ash, pero no te odio, sentía que te lo debía aclarar al menos una vez, solo odié tus acciones y tu manera de hacer las cosas.

—Es lo mismo, Okumura.

—Son cosas totalmente distintas. —Lo ratifica de forma casual—. Pero a ti no te podría odiar, eres especial para Sing y Sing es mi amigo. Lo único que no comprendo es lo que dijiste antes acerca de elegir a Ash sobre ti, si lo hice no fue para causarte daño, lo siento.

Ugh, no te pongas cursi. —Chilla—. Ya déjalo morir, no vale la pena hablarlo, no si Ash está muerto. —Y cuando las cosas finalmente parecen ir bien y caer por su propio peso.

—¡Eiji! —Pasa lo que más había temido—. ¡Eiji!

—Esa voz. —No. No. No—. ¡Me mentiste! Sabía que el bastardo estaba vivo.

—¡Eiji! ¡Quédate a dónde estás, voy para allá!

Mierda.

Ash está acá, vivo, enfrente de Yut-Lung que lo mira con los ojos muy abiertos y la boca tirada porque ha visto a un maldito fantasma, Eiji lo mete en un callejón con la esperanza de que no los encuentre dado que no podrá explicarle la existencia del chino sin tocar el pasado ¿acaso está listo para recordar cosas como Shorter, Dino, la droga, el abuso o la mafia? La mera idea le retuerce las entrañas y de repente, se ha puesto pálido y ha soltado la mano de su némesis quien tiene una expresión insondable, si ve a Ash en un estado tan vulnerable. No. No. No. Si lo ve comportándose tan extraño sabrá que está expuesto, Eiji no puede perderlo otra vez. No cuando está tan cerca de reconstruir su vida. Por favor, Dios. Qué Yut-Lung no despedace los avances que ha tenido aun si tiene el poder, le da tal impotencia que está tiritando. Por favor.

—Eiji. —Pero Ash los encuentra a pesar de sus rezos—. ¿Quién es él? —Y pronto notará cómo los une una reluciente esposa de metal, está jodido, no puede salvarse de esta.

—Él es...

—¿Te ha hecho daño? Pareces a punto de llorar. —Ash lo toma con suma gentileza utilizando sus palmas y Eiji se siente al borde, le dará un ataque de pánico, Yut-Lung tenía razón, es una especie de kamikaze que se expone al estrés una y otra vez. Ya. Ya basta. Se acabó.

—Él es...

—Mi mejor amigo. —Pero para su sorpresa, Yut-Lung lo abraza de la cintura, escondiendo las esposas al costado de su cadera—. Eso soy, su mejor amigo.

—¿Eh? —Ash impresiona desagradado—. ¿Su mejor amigo?

—Tal como lo escuchaste, rubiecito. —Tararea en una vanidad fortuita—. El cuestionamiento real es: ¿quién eres tú? Porque pareces tratar a mi Eiji con mucha confianza.

—Él no es tuyo. —Ash le agarra la otra muñeca, para su suerte Yut-Lung lo atrae aún más con el objetivo de cubrir las esposas, Eiji yace demasiado disociado para reaccionar o irrumpirlo.

—Pues tampoco es tuyo. —El chino se cuelga como si fuera una boa constrictora causándole una rabia profunda al lince—. No veo tu nombre encima de él y vaya que lo conozco bien. —El menor se relame la boca para arrojarle leña el fuego—. Ni te imaginas cuánto he visto.

—¡Te voy a romper la...!

—¿Cómo me encontraste? —No hace falta preguntarle—. ¿Fue Sing? —Ash asiente—. ¿Y por qué me viniste a buscar? Se supone que estamos dándonos un tiempo, ¿por qué aunque me pediste espacio viniste por mí? —Y eh acá la verdadera pregunta, el meollo de su relación, en el pasado quedaron inferidas muchas cosas que nunca fueron dichas o confirmadas, solo se asumieron y Eiji no está dispuesto a caer en esa dinámica de nuevo, necesita saber.

—¿Tienes idea de lo preocupado que estaba? Ni siquiera llegaste a casa. —Irónico que exista este intercambio de papeles—. Y ahora te encuentro con esta serpiente, ¿qué está pasando?

—Dijiste que querías espacio. —Intenta salvarse y aprovechar la oportunidad—. Me quedé en casa de mi amigo por algunos días, debí avisarte, lo lamento, tenía mucho en la cabeza.

—No quería espacio así. —Ash se agarra el cabello frustrado—. Por favor, vuelve a casa. Odio cómo se sienten las cosas sin ti, me haces falta. —¿No es injusto para su corazón?

—Ash.

—Lo entiendo, te dejé afuera, fui injusto contigo y detesté que ahora me hicieras lo mismo, ni siquiera te imaginas lo impotente que me sentí al no saber nada de ti, o tal vez, te lo imaginas porque yo te hice pasar por lo mismo. Perdón, por favor arreglémoslo en casa.

—Bien. —¿No es más injusto que Ash ni siquiera lo sepa?—. Volveré en la tarde. —Pero dicha respuesta no impresiona satisfacer al lince quien levanta la ceja como si le preguntara: ¿por qué no vuelves ahora?

—Me prometió cenar juntos e ir de compras. —Yut-Lung lo salva—. Pero te lo devolveré en un solo pedazo, lo prometo.

—No confío en ti. —Entrecierra la mirada—. No me agradas.

—Es mutuo, rubiecito.

—Ja.

Ash se va a regañadientes dejándolos a solas, Eiji vuelve a respirar únicamente cuando siente el peso de las esposas volver a caer al costado de su cadera y la mano sudada de Yut-Lung al fin alejarse de la suya. Lo sabe. Yut-Lung es peligrosamente perspicaz, es imposible que él no se haya dado cuenta de la condición tan frágil de Ash, si quisiera podría develarle lo que pasó con Dino y cómo Eiji no fue más que un estorbo, si quisiera podría chantajearlo, extorsionarlo o venderle la información a otras pandillas callejeras, los escenarios catastróficos escalan al punto de ser proyecciones enfermizas. Quiere vomitar. Pero Eiji. Eiji haría lo que fuera. Quiere proteger a toda costa el brillo en los ojos de Ash. ¡Y no es justo! Ash debe recordar cuando así lo quiera y si es que lo quiere. No dejará que elijan por él otra vez.

—Él perdió la memoria. —Yut-Lung concluye tras un largo silencio—. No me reconoció y lucía distinto. Por eso las cosas estuvieron tan tranquilas por un año ¿verdad?

—Es verdad. —No tiene sentido negarse, solo pedirle el precio—. Ash no recuerda nada.

—Bien por él.

—¿Qué?

—Qué bueno que pudiera olvidarlo todo. —Entonces Yut-Lung se lo dice con una sonrisa que si bien, no comprende del todo, le parte el corazón—. Si yo pudiera, también lo haría.

—¿No vas a decir nada? —Los ojos de Yut-Lung expresan una decepción profunda casi como si estuviera dolido.

—Con una condición. —Juega bien sus cartas—. Yo estaré ahí, quiero ver eso, quiero verlo de verdad.

—¿Por qué querrías algo así?

—Porque tú me odiaste. —Sonríe con tristeza—. Y porque yo ya no puedo odiarte.

Friendly reminder de que Yut-Lung no es un santo así que algo sí trama, pero ya lo iremos viendo más desde el punto de vista de Ash porque llegamos a la parte en donde nos toca meternos de lleno en su personaje.

Mil gracias por leer, espero que les haya gustado~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro