Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4. Battle couple.

Hi~ Como lo prometido es deuda hoy veremos a los chicos para que no los extrañen y también entenderemos un poco más lo que Eiji tuvo que pasar en el canon porque sí, la misma trama de banana fish pide que nornalicemos algunas cosas que psicologicamente dejan secuelas, así que ahí nos meteremos, mil gracias por el apoyo.

¡Espero que les guste!

Eiji examina con recelo los pastelillos recién horneados que se están enfriando sobre la mesita de porcelanato, acomoda sus manos en su cintura, hundiendo los dedos en el delantal repleto de masa cruda y chips de chocolate, no quedaron tan esponjosos como le hubiera gustado, el tono amarillento tampoco es de su agrado, se cuestiona qué habrá salido mal. No es repostero ni mucho menos cocinero, pero creyó haber seguido correctamente la receta, seguramente se saltó un paso o no siguió correctamente las medidas, joder, no tiene tiempo para preparar una nueva tanda.

¿Qué hago?, ¿qué hago?, ¿qué hago?

—No seas tan exigente. —Las dulces palabras de Max no aminoran la seriedad de la situación.

—No soy exigente, soy objetivo con mis resultados.

—Estás mirando a esos muffins como si quisieras matarlos.

—Es que quedaron feos. —Concluye—. De seguro me confundí entre la sal y el azúcar.

—A Ash no le gustan las cosas azucaradas, ¿por qué los horneaste?

—Le gustan algunas. —Lo corrige, más, no lo culpa, imaginarse al imponente y salvaje lince de Nueva York devorando chocolate con panqueques es una fantasía adorable, le confesó que el diente dulce que tiene lo heredó de Griffin y por alguna razón memorarlo le duele—. Pero no lo hice para él, sino para los chicos.

—¿Para los chicos?

—Bones me solía suplicar para que le horneara postres. —Ríe—. Nunca tuve la chance y ahora quiero cumplirle el capricho.

—Estás nervioso. —No es una pregunta—. ¿Verdad?

—Claro que sí. —Pero le responde—. No los he visto en prácticamente un año. —El japonés se deja caer contra el estante de granita, siente cómo las hendiduras decorativas le calan encima de los huesos de la cadera, más, está demasiado agotado para levantarse—. Es complejo igual que toda esta situación, menos mal les pudiste explicar la condición de Ash y la aceptaron.

—¿Qué tal van las cosas entre ustedes dos?

—¿Bien? —Cree—. Mejor que antes, al menos.

—¿A qué te refieres? —Max se lo pregunta desde la curiosidad genuina, se ha acomodado a su lado en la cocina, son los únicos seres vivos despiertos a las cinco de la mañana y Eiji agradece eternamente tenerlo de apoyo moral o se habría echado a correr—. Si quieres contarme.

—Ash era... difícil. —Nunca lo había dicho en voz alta—. Me hacía sentir angustiado e inseguro.

—No me estás diciendo esto por el contexto ¿cierto? —Es decir, drogas, pandillas y mafias.

—No es solo por el contexto.

—Entonces, explícame. —La boca se le reseca—. Quiero entenderlo para saber qué necesitan o cómo podría ayudarlos, muchacho.

¿Ayudarlos?

Vaya.

Eiji baja la mirada hacia los azulejos de la cocina, es complicado exteriorizarlo porque la culpa es un hechizo entre sus labios y sus heridas son candados oxidados, entiende de dónde vienen los comportamientos evitativos de Ash y sin embargo, mientras más cerca estaban más lejanía el susodicho entablaba, Eiji intentaba ser comprensivo y paciente, no le decía nada cuando se iba a las tres de la madrugada sin darle una puta despedida, ni cuando leía sobre una masacre en las noticias, ni cuando llegaba a casa apestando a perfume de hombre o le arrojaba bromas sobre "irse a prostituir".

Eiji siempre fue dulce. Empático. Calmo. Gentil.

Pero eso no significa que no le doliera, porque Ash podía ser duro si quería diciéndole que sus actos tan impulsivos le causaban inseguridad y Eiji hacía lo mejor posible para no ser una carga y aunque se sintiera como un ave encerrada intentaba no dar problemas, pero Ash... Ash nunca estaba dispuesto a charlar o cambiar las cosas, era inflexible y agresivo, usaba su dolor como si fueran balas y Eiji era un cadáver cercenado, ¿quería seguir con alguien así? Lo amaba, claro.

¿Pero cómo sostener una relación con alguien que no te dice nada?, ¿cómo estar con un chico que constantemente te enferma ya que no puede hacerse cargo?, ¿cómo amar a quien no está dispuesto a ser amado?

Es complicado.

—He conocido mucho más a Ash ahora porque me habla. —Entonces parte y la culpa embiste sus entrañas igual que un derrumbe porque es horrible decir algo así, él debe ser el soporte, lo está empeorando todo—. Cuando recién lo conocí nuestra relación era amena. —En parte era gracias a Shorter y vaya que le duele recordarlo—. Pero luego las cosas cambiaron.

—Cambiaron. —Asiente agachado, aferrándose con las uñas al borde, hundiendo aún más el soporte contra su cadera—. ¿Cómo?

—En algún punto las cosas se arruinaron, es cierto, fui la persona más cercana a Ash, pero Ash tampoco me contaba nada importante, al final me cuestiono si fuimos amigos, yo lo mantenía sano, le daba un lugar a donde podía volver, pero él nunca se ató lo suficiente para asegurarme que volvería, todo ese año viví con el corazón como si estuviera siendo apretado a voluntad de Ash y eso fue injusto, se sintió injusto.

—Eiji.

—Además yo dependía de él, eso me hacía sentir tan estúpido, Ash nunca se preocupó de qué pasaría conmigo si él desaparecía, estaba dispuesto a dejarme al aire y me frustraba escuchar cómo me decía una y otra vez que yo era grandioso, bueno ¿si era tan grandioso por qué no me quiso lo suficiente para quedarse?

Eiji se lleva las manos hacia la cara, limpiándose las lágrimas, no sabe cuándo se puso a llorar, pero vaya que le hacía falta sacar esto, porque amó a Ash, Dios sabe que lo hizo, pero así como lo amó también se sintió devorado por su naturaleza destructiva y autodestructiva, ni una puta vez se le pasó por la cabeza que Eiji también podía quedar afectado viéndolo matarse teniendo la certeza de que no era decisión suya que viviera o muriera. Nadie te cuenta lo podrido que es amar a una persona que no se quiere a sí misma. Nadie te cuenta que el trauma ajeno también te puede tragar. Nadie te cuenta que la compasión es pagada con mierda. Que un alma gemela puede ser un agujero negro. Que la culpa es un ancla. Que puedes querer pero ya es muy tarde.

Cuando Ash "murió" Eiji ya no tenía alas.

—Perdón. —Se disculpa por costumbre—. Es la primera vez que acepto lo mal que la pasé, sé que la culpa es mía por quedarme, lo sé, pero necesitaba sacarlo.

—Mocoso.

—Debe ser duro para ti escuchar eso si lo amas como a un hijo ¿verdad? Lo lamento, no lo diré más.

—Estamos hablando de comunicación y me dices que te censurarás. —Se lo dice en un tonillo de burla puesto que espera que así se lo tome mejor—. Por favor no hagas eso.

—Pero...

—Ash tampoco fue la persona más comunicativa conmigo, era un cabeza dura. —Lo apoya, lo valida y lo acoge, sin duda ese hombre está hecho para ser un buen papá—. Sé a qué te refieres mejor que nadie porque había algo en él que... sabía que Ash no comía, por ejemplo, pero cada vez que le preguntaba él solo me tomaba el pelo con bromas o risas falsas, me dejaba afuera.

—Nos dejó afuera a todos ¿no?

—Él era así. —Suspira—. Y por eso esta es tan buena oportunidad. Puede ser un inicio para él.

—¿No nos estamos aprovechando? —El miedo quiebra su voz—. Si él fuera consciente de todo esto no sería tan abierto con nosotros.

—¿Aprovechando por qué? Le estamos dando la libertad para que sea él, no lo forzamos a que nos hable de su pasado ni a que lo recuerde, le estamos dando un espacio para que sea él y si quiere llegar a saber quién era lo ayudaremos a su debido ritmo, sino quiere también está bien.

—Lo haces sonar tan fácil. —Rezonga entre dientes.

—Es que tú lo complicas. —Max le acaricia la cabeza—. Te pareces a Shunichi en eso, ustedes los japoneses aman complicarse la vida con pequeñeces innecesarias.

—Y ustedes los americanos adoran simplificarlo.

—Tal vez, pero aun así te rodeas de americanos.

Max le regala una sonrisa tan honesta y abierta que es imposible sentir el latigazo de culpa que usualmente sentiría tras semejante confesión ya que en su ambiente es condenado el mostrar debilidad emocional y sería mentira decir que no se sintió presionado por la vulnerabilidad que Ash le mostraba. No lo malentiendan, Eiji siempre recibió en una infinita gratitud lo que el lince le quisiera dar, cualquier cosa, sin importar qué tan sucia, rota, afilada y venenosa pudiera ser ante sus jades él la tomaría como un polluelo recién nacido entre sus palmas y la recibiría dado que entendía lo duro que era para el contrario mostrarse, pero al mismo tiempo eso le gatillaba culpa y sensaciones de ser monstruoso sino estaba siempre disponible.

Y Eiji es una persona.

No siempre puede estar disponible.

—¿Qué tanto están cuchicheando? —Hablando del diablo Ash entra a la cocina restregándose los ojos con el cabello despeinado y el pijama desarreglado.

—¿Recién te despiertas? —Max se burla sin vergüenza.

—Podría haber seguido durmiendo si hablaran más despacio, par de señoras copuchentas.

—Eiji y yo nos estamos poniendo al día. —Presume—. Además, alguien debe arreglar las cosas para cuando tus amigos lleguen.

—¿Eso es hoy? —Vaya importancia que le dio—. Cierto, ¡cierto! —Se espabila abofeteando sus mejillas—. ¿Qué huele tan delicioso? —Eiji ve con altanería a Max, es un "te lo dije" mudo.

—¿Te gustan las cosas dulces?

—Pues estas huelen bien.

—No son para ti. —Le advierte—. Son para los chicos.

—Favoritismo. —Gruñe.

—Y eso que no has visto nada todavía.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

—¡Eiji!

Bones se le abalanza apenas abre la puerta, Eiji no tiene chance de estabilizarse, a pesar de la apariencia delgada de su amigo es pesado, sino fuera por el agarre que Ash está ejerciendo en su espalda se habrían desmoronado contra el piso, agradece esos reflejos y extrañaba sentirse así de protegido, pronto, los dedos del lince se han apoyado en su escápula dándole la certeza silenciosa de que no va a dejarlo caer, lo constipa que lo sostenga con semejante ternura, casi como si Ash todavía le dijera: te tengo. Tal como lo hizo cuando tumbó una puerta con las ropas desgarradas, la cara ensangrentada y una ametralladora en mano. Te tengo. Estás a salvo. Qué alivio.

—¡Eres tú! Estás acá de verdad, no puedo creerlo. —Bones se restriega igual que un cachorrito.

—Camaroncito. —Kong es el siguiente en entrar, no los intenta apartar, de hecho se les une al abrazo sofocando al pobre japonés, ¿siempre fueron tan fuertes o han estado ejercitándose?

—También los extrañé. —Dice con el aire entrecortado, palmando la espalda de Bones, es una súplica silenciosa para que afloje el agarre alrededor de su cuello—. Ha pasado un tiempo.

—Es bueno verte, Eiji. —Alex es el último en entrar y luce más galante que nunca con su camisa azulada y su chaqueta de mezclilla, las chicas deben caer rendidas a sus pies con tal encanto.

—Ejem. —Ash impresiona irritado—. Pensé que eran mis amigos, pero ni siquiera me han visto.

—Sí pero siempre hemos tenido favoritismo. —Bones se lo explica como si fuera lo más natural del mundo—. Es lindo con nosotros y nos mima mientras usted casi me deja desdentado, jefe.

—¿Jefe?

—Idiota. —Kong le pega un codazo—. Él no puede saber eso.

—Ya sé, ya sé. —Gritan en un susurro como si Ash no estuviera ahí—. Pero ¿cómo debo tratarlo sino? Siento que me arrancará la cabeza si lo tuteo, ¡el jefe da mucho miedo cuando se enoja!

—¿Por qué no pasan? —Eiji intenta aminorar la tensión—. Les horneé muffins por si quieren.

—¿Qué es eso de jefe? —Ash no suelta el tema—. ¿Acaso son fetichistas?

Esto será un caos, lo presiente.

Si bien, la presencia de la pandilla resulta inherentemente positiva para Ash al ser de las pocas personas que genuinamente se preocuparon por él sin tener intenciones escondidas, Eiji debe admitir la torpeza que poseen, los quiere, los extrañaba y no obstante, son las personas menos sutiles que ha conocido. En un abrir y cerrar de ojos Bones está despilfarrando sobre la actitud dictatorial que Ash tomaba con ellos mientras que Kong le lanza leña al fuego, el único sensato al parecer es Alex, sin embargo, está disfrutando de la tortura, lo nota por su sonrisa maliciosa y el brillo travieso en sus pupilas, eso ocurre si están al mismo nivel y ahora lo sabe. Bastardos.

—Gracias por la comida, Eiji. —Bones se atasca con los muffins—. Están deliciosos.

—Ya estás todo manchado. —Alex suspira a su lado en el sillón, no se equivoca, pronto aquella jardinera tan bien cuidada se encuentra repleta de manchas de chocolate—. Eres descuidado.

—No lo soy.

—Lo eres. —Alex suspira agarrando una servilleta y limpiándole la boca.

—¿Cuánto llevan de pareja? —Tanto Bones como Alex se atoran ante tan descarada cuestión.

—¿Perdón? —Alex está rojo y pálido al mismo tiempo, la reacción es tan diversa que teme que se asfixie en un ataque de pánico o su cabeza reviente igual que un globo—. ¿Qué dijo?

—Es obvio que ustedes son pareja.

—¡No lo somos! Qué asco.

—¿Cómo qué asqueroso? —Alex se ofende de verdad.

—No me refería a eso. —Bones está en pánico, es adorable como intenta salvarse de la espada y la pared—. Pero ¿qué hay de Kong? Somos un grupo, una unidad.

—¿Entonces ustedes tres son pareja? —Es turno de Kong de poner los ojos en blanco con una mueca que desborda indignación, no le gusta que lo metan en el mismo saco, es evidente y el rubio está disfrutando en demasía de dichosa humillación con sus piernas sobre la mesita (por esta vez lo pasa), su cuerpo estirado en el sofá igual que un gato mañoso y el chocolate en sus yemas siendo lamido casualmente para ocultar su expresión malvada—. Apoyo el poliamor.

—¡No somos pareja!

—¿Entonces Eiji y yo somos pareja?

—Ah, pero eso es obvio, se supone que perdió la memoria, no el sentido común, ¿no se supone que es un genio?

—¡Chicos! —Eiji enrojece diez tonos, quiere escapar, más, como está sentado al lado del lince le resulta imposible huir si lo tiene agarrado de la cintura, le gusta que Ash sea más osado pero lo pone malditamente nervioso, su corazón va a salir por su garganta—. ¡No caigan en su juego!

—Solo quiero atar cabos sueltos. —Tararea con falsa inocencia agitando sus pestañitas níveas mientras tensa aún más el agarre, es un aprovechado—. ¿Entonces éramos gays?

—Gays es una palabra demasiado... gris. —Explica Kong—. Ustedes eran ustedes.

—¿Qué es eso?

—Ash y Eiji.

—¿Y eso qué diablos significa? —Ash impresiona resignado—. ¿Somos una subcategoría de la comunidad?, ¿acaso existe el día del AshEiji en junio?

—No inicies una pelea de parejas por nada. —Lo regaña—. Y ustedes no alimenten sus delirios.

—¿Son delirios si son de verdad? —Astuto. Sagaz. Insoportable—. Por lo que me contaste, me pediste sostener mi pistola. —Los chicos tienen todas sus emociones transparentadas.

—¡Oh! ¡El jefe sabe! —Eiji lo mata con la mirada—. ¿No sabe?

—¿Qué cosa sé?

—Qué Eiji le sostuvo la pistola. —El aludido quiere reclamar, sin embargo, el rostro de Ash está tan rojo y caliente que se abstiene, es un horrible malentendido y de cierta forma, sigue siendo mejor a la cruda realidad, patético, pero es preferible que Ash piense que tuvieron polvo dentro de un bar mugriento a que siquiera considere la existencia de una pistola real—. Yo no me...

Shh. —Le ruega—. Por favor no digas más.

A pesar del momento de incomodidad el resto de la junta fluye amenamente, los chicos hablan sobre cómo siguieron sus vidas tras la partida de Ash (omitiendo el tema de las pandillas) y Eiji los escucha con el pecho inflado sintiéndose como una mamá orgullosa de sus polluelos que agitan sus alas por primera vez.

Han crecido. Han crecido tanto. Wow.

Espera también haber cambiado para bien, se esforzó en poner en orden su vida en Japón, por supuesto que no pudo porque el estado de Ash los dejó a ambos suspendidos, pero intentó de verdad ponerle empeño a la fotografía, fue un buen hijo y un hermano amoroso, sostuvo todas sus amistades aun si le fue imposible sincerarse por lo ocurrido en Nueva York y lidió con todos los traumas que esto le dejó lo mejor que pudo, pensó en conseguir ayuda, incluso entró a una consulta pero el terror a que por su culpa pudieran rastrear a Ash, de que se le pudiera escapar algo que no debía o peor, algo que arruinara su segunda oportunidad le ganó, al final no lo logró sostener. Todavía carga con las secuelas.

Espera que Ash no las vea.

—Se ve bien. —Alex es quien llegó a su lado cuando se apartó para lavar los platos—. Se siente raro verlo actuar tan...

—¿Normal?

—Iba a decir de su edad. —Ríe—. Lo normal está ahí, siempre supimos que él tenía un carácter de niño malicioso gracias a lo que Shorter nos contaba a escondidas pero era difícil verlo, Ash siempre se esmeró por mostrarse como un líder impenetrable e invencible, supongo que quiso que nos sintiéramos seguros a su lado a diferencia de jefes como Arthur, pero había una línea.

—Sé a lo qué te refieres. —Musita con tristeza, sosteniendo un plato húmedo sobre la espuma.

—¿Incluso contigo la había?

—Creo que Ash tenía esa barrera incluso con él. —Divaga—. Y es lindo verlo actuar así.

—¿Cuánto sabe?

—No mucho. —Eso le aterra—. Espero que no quiera saber más.

—No creo que él deje el tema, es curioso. —Y a veces esa curiosidad es destructiva—. Eiji... ¿y si le mientes? Con los chicos lo hemos considerado y estamos de acuerdo en hacerlo.

—No podría. —Sería la solución ideal—. No se lo merece, es una traición gigantesca. —Alex se enfoca en el comedor, Ash y Bones se han unido para molestar a Kong y la imagen resulta tan adorable que le roba una sonrisa, nunca tuvieron chances de conocerse a este nivel, teme que su jefe le agrade en un sentido humano porque no sabe cuánto durará.

—Lo siento, no debí sugerir eso. —Es honesto—. Solo me da miedo perderlo.

—Sí. —Eiji deja los platos—. A mí igual me aterroriza la idea.

—Pero hey. —Alex lo abraza de los hombros—. Ahora somos cinco personas las que tiene, así que tampoco tendrás que enfrentarlo solo si llega a pasar.

El corazón de Eiji duele de alivio por el pensamiento. «Gracias» quiere decirle pero su voz es un nudo.

Gracias.

Pasarán más cosillas y faltan más personajes, pero es importante este primer acercamiento porque sin quererlo Ash está metiendo un pie en la vida que tenía y eso irá creciendo como bola de nieve. Muchas gracias por todo el amor.

Nos vemos mañanita~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro