Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. Feeling their pulse.

Hola mis bonitos lectores, nos vamos con el tercer día de la dinámica, hasta el momento me gusta mucho la química instintiva entre ellos dos porque incluso si Ash perdió la memoria y no desglosa bien de dónde conoce a Eiji o porqué siente lo que siente con él, al final lo siente y encuentro muy canon que Ash no pueda alzar la guardia por más que quiera, así que hoy tendremos más de esos trozos cotidianos y ya mañana metemos más personajes.

Mil gracias por su apoyo y comprensión, espero que les guste.

Eiji alza la punta de sus pies mientras se aferra a la pared, procura no hacer ruido encaminando su paso hacia la salida, se encuentra familiarizado con los sentidos sobrehumanos del lince y no tiene intenciones de levantarlo, el trámite será corto en la universidad, volverá en un abrir y cerrar de ojos, ni siquiera se dará cuenta de su ausencia, ja, le resulta irónico ser tan aprensivo con su presencia cuando Ash desaparecía por semanas sin darle una maldita señal de vida, ni siquiera consideraba lo angustiado que Eiji se sentía durante esos lapsus y claro, entiende que el contexto no se lo permitía puesto que la integridad de ambos estaba (literalmente) en juego.

Pero. Pero. Pero.

Pero vaya que duele ser quien se queda atrás.

Nunca dije que no confiara en ti. Solo quiero mantenerte a salvo.

Eiji suspira, deteniéndose enfrente de la manilla, sus dedos tiemblan alrededor como si fueran imanes repeliéndose, no puede tocarla, es frustrante no poder hacer algo tan simple, algo que a Ash no le tomaba más de un segundo. Él solo se iba.

Quizás por eso no puede hacerlo, Eiji todavía recuerda cómo la angustia lo devoraba desde las entrañas, royendo lo más profundo de su carne y dejándolo hueco, cómo no podía conciliar el sueño al estar pendiente de cualquier ruido exterior. Disparos. Alaridos. Sirenas de policía. Fue así desde que Yut-Lung lo secuestró y vio en las noticias la muerte anunciada de Ash Lynx, aún estando a su lado temía, porque cada vez que Ash salía por esa puta puerta Eiji sabía que podía ser la última vez que lo veía con vida y peor, sabía que inclusive si ansiara no podría hacer nada para detenerlo.

—Vaya inútil. —Se reprocha a sí mismo, de repente quiere llorar y no puede permitirse el llanto, las cosas finalmente marchan amenas con Ash, se ha ganado su confianza, Max le pidió que a pesar de todo lo cuidara, no puede fallarle—. Mierda.

—No sabía que también podías maldecir. —Eiji se agarra el corazón al borde de sufrir un infarto cardíaco, queda pegado a la pared tal como un conejo estresado—. Ah, te asusté.

—¡Claro que me asustaste! Ni siquiera te oí.

—Esa era la idea. —Se burla, claro que lo hace—. Te estaba siguiendo en secreto.

—¿C-Cuánto llevas acá?

—Desde que te levantaste, te escuché. —¿Le sorprende? No debería y sin embargo el bastardo es imposible de despertar cuando realmente lo precisa, se confió, error de novato—. ¿A dónde vas?

—Si tenías tanta curiosidad ¿por qué me preguntas recién?

—Porque parecías muy empeñado en salir en secreto ¿te estás escapando para ver a tu novio?

—Ni siquiera me molestaré en responder. —Brama—. ¿Entonces tu plan era solo seguirme?

—Básicamente. —Ash declara orgulloso, alzando ambos brazos detrás de su nuca, su melena dorada se despeina y esponja por el movimiento dándole una imagen de gatito recién bañado que le derrite el corazón, esa dualidad, Eiji maldice esa jodida dualidad—. Te ves como la clase de chico que podrían robar.

—Por favor. —Chista—. Estás exagerando.

—¡Lo digo en serio! —Gimotea—. Te ves como el tipo de chico que podrían secuestrar dándole un dulce.

—Nadie nunca me ha...

Se calla recordando las múltiples veces en dónde fue secuestrado, rastreado y perseguido por sus enemigos, desde que pisó América estaba condenado sin embargo Eiji nunca había tenido que enfrentarse a la violencia a puño limpio, por eso le fue imposible detectar cómo le seguían los pasos mientras rastreaba a Shorter a pesar de su grandioso disfraz, ni tampoco pudo evitar que Yut-Lung lo sacara de prisión y se lo llevara a la mansión o Dino lo tomara, incluso un grupo de desconocidos se lo trató de llevar y sino fuera por Sing, Dios sabe dónde estaría. De repente le queman las mejillas puesto que es consciente de lo que Ash habla. Es un bebé. Un bebé que recién está aprendiendo a caminar en el mundo real.

—Sigue. —Lo desafía con un brillo felino en sus jades—. Termina lo que decías, nunca te han...

—No me hagas admitirlo, por favor.

—¡Lo sabía! Mis presentimientos nunca fallan y tú tienes cara de que te han secuestrado varias veces, ya debes hasta tomar té con los villanos. —No es del todo mentira—. Eiji. —Le advierte.

—¡En Japón no pasan esas cosas! No es mi culpa. —Se defiende pateando el piso—. No es que yo sea "secuestrable" solo tuve mala suerte, Japón es más tranquilo.

—Pero no estamos en Japón ¿verdad? —Ash se acomoda a su lado con una sonrisa presumida.

—En serio eres un sabelotodo. —Chista—. Un sabelotodo vanidoso y altanero.

—Gracias.

—No era un halago.

—Lo fue para mí. —Lo ignora a conveniencia—. Entonces... —Ash se acerca, acomodando uno de sus brazos sobre el hombro del nipón, abrazándolo—. ¿A dónde vamos?

—Solo voy a la universidad. —Y enfatiza el singular—. No creo que sea buena idea exponerte a tanto estímulo de golpe, además ¿qué pasa si alguien te ve? Es peligroso.

—Pues iré disfrazado.

—Ash.

—Desde donde lo veo tienes dos opciones. —El lince tararea acomodándose un cabello detrás de la oreja—. O sigues malgastando el aliento intentando convencerme de que no vaya cuando haré lo que quiera de todas formas o vamos por las buenas y te ahorras dos horas de discusión.

Ugh. —Eiji se masajea el entrecejo, buscando paciencia—. Esas no son opciones de verdad, estás haciendo trampa. —Pero a Ash no parece importarle—. En serio eres increíble.

—¿Tenemos un trato, Eiji? —El aludido lo mata con la mirada—. Eso pensé. —Y toma su palma para cerrar el pacto en contra de su voluntad.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

—No puedo creer que estudies fotografía. —Ash tiene que sentarse para procesar el shock, no se demoraron ni siquiera media hora caminando hacia la universidad sin embargo enfrentarse a la terquedad del imponente lince de Nueva York es tarea absurda, por eso helos acá—. Wow.

—¿Es tan rara la idea?

—No rara. —Le explica—. Pero no me lo esperaba, imaginaba otra cosa para ti.

—¿Qué te imaginabas?

Se tumban en el pasto, la facultad se encuentra repleta de áreas verdes, le fascina el ambiente tan juvenil que desprende, es una zona despampanante por su vasto ramaje, sus caminos de adoquines que le ofrecen un toque romántico, sus imponentes edificaciones que impresionan sacadas de una mismísima novela de época, incluso las bancas alrededor de la fuente poseen un aire especial, más, han optado por tirarse a la sombra y disfrutar de la brisa, ¿cuánto tiempo soñó con poder estar así con Ash? Simplemente compartiendo. Ja. A veces teme que esto sea un sueño y despierte en Japón con el corazón roto y una carta ensangrentada, con la noticia en la televisión y una caja de fotografías muertas.

—No sé. —Pero está acá y es real, Ash es de carne y hueso, está vivo, sin memoria y teniéndose que hacer responsable de heridas que él no se hizo, pero vivo—. No te imagino en nada.

—¿Gracias? —La ofensa salta en su voz—. Aunque me es difícil tomarme como un piropo que me veas como un don nadie.

—No. —Ash lo para con un gesto de manos, las hojas penden a su alrededor en un soplo otoñal y angelical, sus cabellos impresionan hilos de oro y sus ojos piedras pulidas—. Me expresé mal sobre ti, no te quería ofender. —La disculpa es nueva y agradable—. Pero ¿cómo decirlo? Eres impredecible, eres una caja de sorpresas con mal temperamento.

—¿Yo? —Ríe—. Mira quién habla. —Chista con picardía relajando sus palmas en el pasto, está húmedo todavía, debieron regar hace poco—. Al menos inténtalo, haz tu mejor apuesta.

—Eres suave así que te habría imaginado con un trabajo más emocional.

—¿Emocional?

—Sí, la clase de trabajo que ayuda a los demás a sanar, das esa vibra y es reconfortante, como si escucharas los gritos de auxilio del resto.

—No habría servido para eso. —Confiesa—. Habría apestado.

—¿Por qué lo dices?

—Porque... —Eiji lo mira a los ojos y queda paralizado, de pronto las hojas quedan flotando en el aire y el mundo deja de rotar para que todo se centre en él, en ellos, sonríe, grabando a fuego lento el instante en su corazón antes de que se desvanezca, no vale la pena arruinarlo—. Antes yo era un deportista si tienes que saberlo. —Así que escamotea con tal naturalidad que Ash no se percata, no quiere entrar en puertas que ha enterrado.

—¿Tú? —Ríe como si le estuviera tomando el pelo—. ¿Un deportista? Sí, claro. Y yo estudiaba para ser periodista y seguir los pasos del viejo.

—En primer lugar deja de tratar así a Max. —Le pide anticipando que será en vano—. Y de hecho quedaste prendado de mí porque me viste haciendo deporte. —No entrará en detalle y le gusta la sensación de poder que eso le ofrece, es autor, no un extra—. Quedaste boquiabierto.

—No te creo.

—Pues no me creas.

¿Estará bien resignificar las cosas de esta forma? Se lo cuestiona una y otra vez, se siente igual que un soldado caminando a ciegas en un campo minado, el debate es moral, por un lado, Ash tiene derecho de conocer su propia historia puesto que mira en carne abierta su angustia dado que tiene un cuerpo que carece de relato y por otro aunque le cuente todo lo que sobrevivió no hay nada que pueda hacer para cambiarlo, solo será meter el dedo en una herida que trata de sanar e infectarla, teme que en vez de ayudar termine siendo la gangrena que ampute su última esperanza. Es complicada su posición. Por eso es vago. Difuso. Aprendió del mejor.

—Y así me dices que no nos conocimos en la universidad. —Pero Ash no es tonto y es cuestión de tiempo para que ate cabos sueltos, ese año en Cape Cod no pudo ser en vano.

—No lo hicimos. —Eiji suaviza su mirada y se ríe por el "disfraz" del contrario, es decir, un par de lentes y la capucha de su chaqueta—. Eres tan ingenioso para algunas cosas y tan distraído para otras. —Hace un gesto para aludir concretamente a su vestuario—. Yankee descuidado.

—¿Qué hay de ti? —Ash se la devuelve—. Dejaste la convalidación para el final.

—Ellos se demoraron en el proceso, no fue mi culpa.

—Excusas, excusas. —Ríe—. ¿Ya quedó bien tu tema con la universidad?

—Empezaré las clases el otro mes. —Y eso lo pone malditamente nervioso porque no se siente preparado para tener una vida adulta, apenas se las está arreglando para mantener los trocitos de sus traumas unidos y ocultos no podrá cargar con más, le da pena esa brecha, inclusive sin memoria Ash es independiente y sabe arreglárselas, él no—. O esa es la idea.

—¿Qué estudiaba yo? —La pregunta le cae como una piedra en el estómago—. Me gustan los libros, me imagino que algo relacionado a eso.

—O-Oh.

—¿Eiji?

—Nunca hablamos de eso, así que no sé.

—Vivimos juntos un año, ¿cómo es posible? —Pero Ash lo mira y sabe que lo tiene todo escrito en la cara, no es decepción la emoción que deforma las facciones del lince sino más bien una cruda capa de resignación, como si hubiera esperado esto y ahora lo confirmara—. Yo no tenía una vida normal, ¿no es así?

—Eso no...

—No era una pregunta real. —Ríe—. Sé que no fue así, no soy tan ingenuo pero era divertido al menos poder jugar a que la tuve por un rato.

—Ash.

—No me mires así. —Le pide—. No me gusta la lástima.

—No te estoy mirando con lástima.

—Bien, porque probablemente lo que me haya pasado, me lo merecía.

—¿Qué?

—Me escuchaste.

Es una mierda que le diga eso, hay tanta frustración ardiendo en el corazón de Eiji que necesita recostarse contra el tronco del árbol para no desplomarse, es jodidamente injusto, lo entiende a la perfección, Ash nunca tendrá una vida "normal" ni es su intención hacer de vista ciega, es una parte importante de su identidad, es la razón por la que se convirtió en el chico que él tanto quiso pero no es todo, ¡ese es el maldito punto! Qué desesperante.

Cuando Ash hablaba de sus traumas solía hacerlo como si toda su existencia se redujera a un cúmulo de cosas malas que otras personas le hicieron, a la suciedad, fealdad y violencia, claro que es una pieza fundamental, es la grieta que atraviesa su alma y Eiji ha visto desde la primera fila las consecuencias en forma de pesadillas, alerta, intrusión, explosiones de ira, disociación y otro cóctel sintomático, pero no es todo... no es... Ash nunca pudo comprender esto por más que Eiji tratara de mostrárselo a través de fotografías, comidas caseras, tratos hogareños, usó todos los lenguajes del amor que conocía para afirmar que era merecedor de cariño pero Ash...

Ash es tan Ash para sus cosas.

(Cabeza dura).

Y por eso se enfoca en la otra parte, no para que lo malo carezca de importancia o se minimice, sino para darle un trato justo a la balanza.

—Te gustaba mucho enseñar. —Entonces lo intenta una vez más porque es un tonto y no sabe cuando rendirse—. Creo que habrías sido un grandioso profesor o escritor.

—¿De qué estás hablando? —Sale de su cabeza—. No entiendo.

—Dentro de nuestros amigos había uno más joven, tenía 14 en ese entonces y tú lo ayudabas, lo guiabas con sus tareas y había un brillo especial en tus ojos cuando lo hacías, a mí igual me intentaste enseñar algunas cosas. —Ríe con nostalgia—. Pero decías que mi acento era tosco.

—¡Nunca diría algo así! Tu acento es adorable, me estornudas.

—¿Te estornudo?

—Ya sabes, Ash-u. —Le preocupa que siempre haya pensado esto y recién ahora esté saliendo pero ¿qué importa? Al diablo si lo estornuda—. ¿Yo escribía?

—No tenías tiempo, vivíamos apresurados, pero por la forma en que hablabas, ¿cómo decirlo? Habrías sido un autor mucho más entretenido que esos clichés trágicos que tanto te encantan.

—Hemingway y Salinger no son clichés trágicos.

—¿Quién está hablando de ellos? Yo me refería a las novelas juveniles de vampiros que tanto te encantan. —Está siendo una pequeña mierda y vaya que lo disfruta por la duda en su cara.

—Ahora solo me estás tomando el pelo. —Suspira, tirándoselo él mismo—. No conocía a nadie que pudiera hacer eso, eres increíble.

—¿Qué cosa?

—Dar vuelta así las situaciones.

—No las doy vuelta. —Le aclara—. Pero tú tiendes a enfocarte en lo que te hace daño. —Puesto que es un autodestructivo, comprende de dónde viene, no lo justifica ni puede fomentarlo o le hará más daño—. Y yo tengo que mostrarte el escenario completo, no es justo que solo pongas el foco en una sola estrella de todo el universo.

—Ahora lo estás volviendo algo cursi.

—Puede ser. —Ríe—. Pero te hice cambiar de parecer ¿cierto? Así que es una victoria para mí.

—Eiji Okumura, realmente eres un bastardo competitivo.

—Y a mucha honra.

Se quedan en silencio, sin embargo, el ambiente no es incómodo, siempre apreció esto de Ash Lynx, a pesar de las circunstancias tan adversas resulta extraordinario poder estar tan relajado a su lado, no tiene que fingir ni se presiona para mantener cierta apariencia, todavía hay varias cosas que no le puede mostrar, más, no se fuerza a ser otra persona, tiene la impresión de que Ash corresponde el sentimiento gracias a sus ojos cerrados, su rostro empapado por los rayos del sol colándose por las ramas moteadas y su sonrisa calma. Adora esa clase de expresión y si pudiera la vislumbraría siempre. Acá es cuando Ash es más hermoso.

—¿Quieres saber cómo deduje lo de mi vida? —No dice nada, le da tiempo y espacio—. En las noches tengo muchas pesadillas, nunca recuerdo bien de qué son, pero despierto con... siento que mi cuerpo queda atrapado ahí, me es muy difícil calmarlas, por eso sé que mi vida no tuvo que ser la más agradable, ni siquiera puedo controlar mi pulso en esas situaciones.

—Entonces siente el mío.

—¿Qué?

—Eso hacías antes y funcionaba. —Se le sale—. Cuando te vienen esos momentos en los que te hiperventilas o te empiezas a sentir sobrepasado trata de sentir mi pulso y de sincronizarlo.

—¿Cómo lo hacíamos?

—Simplemente me tocabas donde pudieras sentirlo. —Decirlo en voz alta es tan vergonzoso que de repente espera que la tierra se abra por arte de magia y se lo trague—. Y yo te dejaba.

—¿Me dejabas? —Le perturba el nivel de confianza—. ¿Por qué?

—Porque eres tú, ¿qué otra razón podría necesitar?

—Pero debió ser molesto.

—No es molesto cuando un ser querido la está pasando mal, es frustrante porque a veces no puedo hacer nada, pero nunca es un fastidio. —Irónico que haya llegado a dichosa conclusión con su tipo de crianza, pero cambiaron muchas cosas desde que llegó por primera vez a Nueva York y le gusta pensar que creció, que el mundo adquirió matices diferentes y él despertó.

—Eres demasiado blando. —Chista—. Así la gente se aprovechará de ti.

—¿Te quieres aprovechar de mí? —El rostro de Ash es un poema carmesí—. ¿Lo dices por eso?

—N-No pero...

—Entonces problema solucionado.

—¡Eres tan irracional! —Gimotea arrojándose al pasto—. Así no puedo pelear contigo.

—Entonces no pelees conmigo. —Eiji se ríe, recostándose a su lado.

—En serio eres impredecible, Eiji.

—Gracias.

—Era un insulto.

Pero aunque dice eso, sus yemas lo toman de la muñeca para que pueda sincronizar su pulso.

Espero que no hayan extrañado tanto a la pandilla y a Max porque son los primeros con quienes nos metemos, poco a poco irán saliendo más del lado chino y Shorter que será UN tema, pero vamos por partecita.

Mil gracias por leer, nos vemos mañanita.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro