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Era principios de enero cuando el camión de mudanza se estacionó al frente de una casa blanca. Esta, a simple vista, tenía dos pisos. Dentro de ella contenía dos baños, uno en cada piso, tres habitaciones en la segunda planta, uno para que los esposos puedan descansar del largo día que tendrían ambos, y las otras dos, para los futuros hijos que ya planeaban tener. Aparte que tenía un patio trasero para que los futuros cachorros jueguen durante su infancia y la pareja de casados tuviera sus fines de semana para hacer de vez en cuando parrilladas junto con sus invitados, los vecinos que iban a conocer en este nuevo lugar . Todo era perfecto. Todo estaba de acuerdo a su plan.
—¿Ves amor? Esta casa es de ensueño — dijo el alfa mientras salía de su coche, quien había llegado después del camión de mudanza, y lo rodeaba para abrir la puerta y tomar de la mano de su omega.
— Sí, amor — dijo Taehyung mientras salía del coche y se quitaba sus gafas de sol para poder visualizar la casa mucho mejor. —. Es justamente como la habíamos querido.
Yoongi asintió y lo abrazó suavemente por la cintura. Ambos estaban muy felices de la nueva etapa que iban a tener en sus vidas.
A pesar de estar a punto de cumplir un año y medio de casados, era la primera vez que vivían lejos de sus familias. Esto se debía al trabajo del alfa, que al ser parte de la Policía Nacional de Corea, había sido transferido a la ciudad de Gwangju. La noticia tomó por sopresa a todos y, al principio, generó en ambos una tristeza por separarse del lugar que los vio nacer, crecer y casarse. Sin embargo, al pasar de los días, lo vieron como una oportunidad para afianzar su relación, sin la intromisión de terceros. No es que se peleen a cada rato, sino que ellos estaban tan acostumbrados a ser acompañados en todo momento por sus familiares que a veces se olvidaban de la existencia del otro.
Por lo cual, cuando esa tristeza desapareció y aceptaron que se iban a mudar, empezaron a buscar casas en una zona cercana al centro laboral de Yoongi, pero que esté en una zona en donde la metrópolis no llegará tanto. Encontrarlo fue un poco difícil, ya que el omega era un tanto exquisito para la elección de casas; sin embargo, cuando vio, por una página de bienes raíces, una casa muy bonita, no dudó en averiguar más de ella y ahora estaban ahí, a punto de vivir en ella.
Al entrar en aquella casa, se dieron cuenta que había sido una gran idea que esta haya sido amueblada antes de que ellos vivieran oficialmente y evitaran una larga jornada de armar un sin fin de muebles que tenían. Yoongi tenía que presentarse a su trabajo el día siguiente y Taehyung no iba a poder solo con tantas cosas.
Tomados de la mano fueron a ver cada rincón de la bonita casa. Estaban contentos, pero su nube de felicidad fue interrumpida en el momento que el timbre empezó a sonar. Ambos no esperaban visitas, es más, no conocían a nadie de este lugar y les pareció extraño.
Al estar en el segundo piso de su nuevo hogar, tuvieron que bajar y llegar hacia la puerta que daba a la calle. Yoongi fue quien abrió la puerta y pudo ver que al hacerlo, un hombre pelinegro, que por el aroma que desprendía pudo saber que era un omega, se encontraba detrás de ella mientras en sus manos sostenían una mediana maceta llena de flores.
—¡Hola, hola, nuevo vecino!— dijo el omega desconocido lleno de energía y llamando la atención de la pareja. Taehyung, por la curiosidad de saber quien se trataba, se acercó más a la puerta y eso lo emocionó más. —¡Uy! debo decir, ¡nuevos vecinos!— los esposos se miraron confundidos y un poco incómodos. —Parece que el ratón les comió la lengua o son mudos.
—Oh— dijo de inmediato Yoongi. —, lo siento mucho— sin saber que hacer, miró a Taehyung, pidiendo que le ayudase y este le hizo una ceña que entendió automáticamente. —. ¿Deseas pasar?
El omega asintió y, cuando pudo entrar, se quedó maravillado con lo bonito que era aquella casa. Quiso decirlo, quería felicitar a sus nuevos vecinos por este lugar; sin embargo, al ver sus caras se dio cuenta que no sabía ni sus nombres ni ellos el suyo.
—¡Oh, Luna!— empezó a decir. —Se me olvidó presentarme, soy Jung Jimin. Vivo al costado de ustedes y es un gusto de tenerlos viviendo en esta linda y tranquila urbanización que es Buk.— y sonrió tanto que sus ojos habían desaparecido que a los dos presentes les pareció muy tierno.
—Un gusto Jimin— continuó la conversación el único alfa de ente los tres. —. Mi nombre es Min Yoongi y este hermoso omega— atrajó al otro omega hacia él para poder abrazarlo. —es mi esposo, Taehyung, Min Taehyung.
—El gusto es mío y que bonito que sean esposos— la pareja asintió. Por un momento, la sala se quedó en silencio. Por lo que Jimin, recordó para que había venido en segundo lugar. El primero era para ver los rostros de sus nuevos vecinos. —Les traje un obsequio como bienvenida.— Jimin bajó su mirada al mismo tiempo que sus brazos se esforzaron a subir un poco más la maceta que cargaban.
—Vaya, están muy bonitas estas flores.— dijo Taehyung, mientras se acercaba hacia el otro omega. Jimin, al ver la acción que hacia este, le entregó la maceta con mucho cuidado y lentamente, ya que era un poquito pesada. Taehyung, al tener ahora en sus brazos la maceta, se arrepintió un poco por el peso. Sin embargo, lo disimuló bien. —Y ni que decir de que son tulipanes azules. Son de mi color favorito.
Taehyung sonrió a Jimin, en el fondo le agradecía una y mil veces por el bonito detalle que había tenido.
—Gracias— respondió el otro omega —, son de mi florería y de las cuales, mi esposo en sus tiempos libres se encarga de sembrar y cuidar. Él también ama este tipo de flores.
—¿Y dónde está el susodicho?— preguntó Yoongi mientras que se sentaba en uno de los sillones de la sala de estar. Taehyung lo siguió e invitó, a través de una seña a Jimin que también lo hiciera.
—Él se encuentra trabajando. Es abogado y trabaja en el mejor bufete de la ciudad. Él es uno de los socios.
—Oh, ya veo. Sería un gusto en conocerlo y decirle que tiene un esposo muy amable. ¿Verdad, amor? — preguntó el alfa a su omega que asintió.
—Muchas gracias por los halagos— respondió Jimin. —. Pero esto no se trata de mí, sino de ustedes. ¿Qué les hizo venir a Gwangju?
—Yoongi es policía— respondió Taehyung para después tomar las manos a su marido y verlo a los ojos mientras sonreía. —y fue transferido a este lugar a petición del comandante de esta ciudad. Él vio su perfil y el gran trabajo que hizo en Daegu y pidió que lo trajeran aquí. Es imposible negarse, cuando trabajo es trabajo y, por ello, nos ves aquí, conversando contigo.
—La noticia fue impactante para nosotros— continúo el alfa. —y para nuestras familias aún más. Pero como dice Tae, trabajo es trabajo y ahora estamos aquí.
Jimin asintió y además les preguntó cuánto tiempo de pareja tenían en total, cómo se conocieron, cuándo se casaron, qué es lo que les gusta y no les gusta del otro, cuanto hijos deseaban tener y si adoptarían alguna mascota.
Ellos respondieron en orden todas las preguntas que el pelinegro les había hecho. Taehyung y Yoongi tenían ocho años de relación en total. Se conocieron cuando coincidieron en un viaje en tren de Seúl a Daegu, fueron compañeros de asiento y se dieron cuenta que ya se habían visto mucho antes, solo era cuestión para darse cuenta del hilo invisible los había destinado a ese momento y lugar. Se casaron en la misma fecha que Jimin y su esposo, fue una gran sorpresa cuando lo descubrieron.
Y así pasaron toda la tarde, conversando de la vida de la feliz pareja, pero se tuvo que cortar cuando Jimin recibió una llamada en su teléfono.
—¿Aló, amor? Dime. ¿Qué? ¿Ya llegaste a la casa? Justamente estoy en la casa que está a nuestro lado derecho. Ya se mudaron los nuevos vecinos que te había dicho. ¿No quieres venir a saludarlos?— cuando se acabó la llamada, Jimin sonrió y miró a la pareja. —Mi esposo quiere venir a saludarlos, no va a tardar en llegar.
—No te preocupes— contestó Yoongi. —. Será grato conocer al gran hombre que tiene la suerte de tenerte como omega.
Jimin agradeció el cumplido y nuevamente empezaron a conversar de algunas cosas que, para él, eran indispensables que supieran. Por ejemplo, acerca de la señora Lee, quien es la dueña de una pastelería que se encontraba a una cuadra. También, del señor Han, quien era el jardinero de la zona y quien ayudaba a Jimin a veces en el cuidado de sus flores. Entre otras personas. Era tan amena la conversación que ni Jimin ni Yoongi se dieron cuenta de que el timbre estaba sonando. Solamente Taehyung se dio cuenta de ello, por lo que tuvo que levantarse del sofá llamando la atención de los dos presentes.
No se puede omitir que, mientras ambos conversaban, el lobo de Taehyung estaba algo inquieto. Al principio, su lado racional hacía caso omiso al comportamiento de su lado animal. Pero, en cuento pasaban los minutos, más intraquilo estaba. Por lo cual, sus sentidos estaban más receptivos y pudo oír el sonido del timbre a pesar de la plática que tenían sus acompañantes. Así, para apaciguar a su lobo decidió ponerse de pie.
—Está sonando el timbre, pero no se preocupen, yo la abro.— dijo Taehyung, mientras emprendía su camino a la puerta.
Taehyung pensaba que su lado animal iba a calmarse; sin embargo, fue todo lo contrario. Mientras cambinaba hacia la puerta principal, su lobo se ponía cada vez más ansioso, se movía de un lado a otro y Taehyung quería saber el por qué. Tanto abarcaban sus pensamientos para responder esa pregunta que no se dio cuenta que, conforme a su acercamiento a la puerta, un aroma, algo conocido para él, se hizo presente. Cuando llegó hacia su destino, se demoró en abrir la puerta para hacer un corto ejercicio de respiración y calmar a su lobo. En cambio, cuando el omega abrió la puerta, se dio cuenta el motivo de las acciones que hacía su parte animal. Él nunca pensó en encontrarse nuevamente con aquel alfa con el que tuvo un par de salidas en su estadía en Seúl.
Las pupilas de Taehyung se dilataron y sus labios estaban entreabiertos mientras miraba a aquel hombre frente a él. Estaba sorprendido, muy sorprendido. Ni que decir de aquel hombre. Este se encontraba de igual modo que el omega y le sonrió. En cuanto dio un ligero parpadeo, pudo apreciar como el rostro de Taehyung cambiaba, se tornaba más serio sin dejarlo de verlo directamente. En ese momento, el alfa tenía que decir algo. Parecía una eternidad este choque de miradas.
—Hola, Taehyung.— dijo el hombre mientras se acercaba hacia el omega.
Taehyung quería salir corriendo, pero sabía que iba a causar un alboroto si lo hacía. Debía guardar las apariencias. Dejó que el alfa lo mirará por unos cortos segundos y que le diera un casto beso en la mejilla.
—Hola, Hoseok.— respondió Taehyung, lo seguía mirando. No podía dejar de creer que aquel alfa de ojos sombríos se encontraba frente a él.
Otra vez el destino los volvía a unir. Y el lobo de cada uno estaba agradecido por ello.
!¡
Como dice Luisito Comunica: "Aquí viene lo chido"
Es increíble que mi gran, pero gran bloqueo de escritor haya desaparecido después de más de 4 años de estar. Estoy feliz de regresar y con mucha inspiración para escribir esta historia.
¿Qué les pareció el primer capítulo?
¿Qué esperan de la historia?
¡Los leo!
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