Me siento totalmente extraño solo por ese recuerdo. Es como si un sentimiento de felicidad se desprendiera hacia un abismo de dolor. Estoy tan confundido que ni siquiera noto que Eris se ha acercado a mi.

—¿Estás bien? —pregunta al ver mi rostro.

Asiento con la cabeza al intentar recuperarme metal y emocionalmente de lo sucedido.

—¿Qué es lo que llevas ahí? — inquiere Eris de nuevo cuando se da cuenta de la bola de pelos que me sigue— ¿Qué haces con un Nu?

Recordar la razón por la que me sigue me hace sacar ese mal recuerdo fuera.

—No se quiso separar de mi —respondo mientras salta sobre mis hombros.

—Que extraño, no suelen ser así de amigables —menciona Eris acercando su mano hacia el Nu, pero este hace un aullido y se esconde detrás de mí cuello.

—¿Qué? ¿Como puedes sentirte seguro con Ned? ¿Eres consciente de lo que él es? —se queja Eris totalmente indignada haciendo que Isis se ría al acercarse a nosotros. Ya ha limpiado su rostro.

—Deja los celos, él tiene algo que tú no —murmura Isis— carisma.

—¿Él? ¿Te estás escuchando? —protesta Eris en medio de las risas. Hasta yo relajo mi expresión.

—Tiene mucha energía —anuncia Isis al ver que ha saltado sobre mi cabeza.

—Debes hacer algo con ese cabello —menciona Eris por mis mechones de diferentes largos al crecer de forma precipitada cuando el Klin quemó mi cabello— por cierto, que bueno que lo hayas logrado.

—Es el ángel de las destrucción —se queja Isis.

—Ahh mira quien lo dice tan confiada, cuando hace un momento estabas preocupada —deja salir Eris con indignación lo que hace que Isis se sonroje.

—¡No! —suelta— espera, sí, ay no.

La veo darme la espalda y salir corriendo.

Eris se ríe.

—¿Estás bien? —pregunto. Recuerdo la escena de batalla, ella no podía reaccionar, ni siquiera podía moverse bien y hace un momento cuando Isis la cuestionaba había algo en su voz que no sonaba a la Eris que conozco.

—¿yo? Ahh sí —deja salir de una forma un poco extraña— gracias por encargarte Ned.

Su mirada es tan cálida y su sonrisa tan genuina que asiento hacia ella antes de poner una mano sobre su hombro.

—Todo estará bien, Eris —murmuro con una leve sonrisa. Ella abre sus ojos violeta ampliamente antes de sonrojarse demasiado.

—¿Qué te pasa? —protesta antes de apartar mi mano y como Isis, salie corriendo hacia el edificio.

—Por cierto, si te preguntas donde está Kit, está adentro —suelta a mitad de camino.

Cuando llegue y no lo vi, me pregunté dónde podría estar, él no es alguien que saldría por su cuenta, de hecho no creo que haga algo que no le hayan dicho hacer previamente. El recuerdo de Kit protegiéndome regresa haciendo que mi estómago se revuelva de coraje. Tengo que ir a darle un sermón.

Al acercarme al edificio compruebo que de hecho es una edificación un poco más grande que yo, quizás hasta podría saltar al techo con ayuda, aunque estoy seguro que Nero podría hacerlo sin ningún tipo de problemas.

Isis está sobre las piedras mientras que Eris se ha acercado a las puertas. Estas se abren cuando ella se para enfrente. La veo ingresar al interior.

Hago lo mismo para entrar. La puerta me reconoce y se abre. Parece que funciona exactamente igual que las puertas de la zona de entrenamiento.

Es mucho menos espacioso de lo que parece desde afuera, aunque bueno realmente no luce muy grande. De cualquier forma solo hay tres habitaciones, más de las que había previsto. Una de ellas tiene un símbolo de baño, así que, no creo que cuente, por lo que, creo que he acertado.

Giramos a la derecha, aunque por el rabillo del ojo veo que la habitación de la izquierda está llena de camas individuales.

La habitación está llena de armarios pequeños a la altura del suelo, aunque por encima de los mesones hay otros armarios de un color más metálico.

Escucho el sonido de unas ruedas antes de que un dron aparezca llevando un líquido sobre una caja transparente. Este se dirige hacia los cimientos de la camilla donde se encuentra Kit para introducir la caja. Este presiona la pantalla táctil al lado de donde acabó de ingresar la caja para confirmar la entrega y apagarse.

—Esta bien, solo necesita un poco de descanso —murmura Eris a mi lado— las quemaduras han desaparecido, aunque estará hinchado un par de horas más.

Mi mirada no se aparta de su rostro rojizo, sigo la línea hasta su pecho izquierdo al descubierto.

—Necesito aire —se queja Eris antes de salir.

Me acerco lentamente a Kit.

—Eres un tonto ¿lo sabias? —inquiero al estar frente a él. Tiene una expresión muy serena en el rostro, de hecho sus labios tienen dibujados una leve sonrisa.

—No vuelvas a hacerlo, por favor —murmuro— no tienes que protegerme. Soy el ángel de la destrucción ¿recuerdas?

Dejo salir una leve risita.

—Aún así, gracias por protegerme, no sé qué habría hecho sin tu ayuda —dejo salir conteniendo la risa. Este no era el sermón que esperaba dar, pero de alguna forma me es suficiente.

—Que bueno ser de ayuda —responde tomándome por sorpresa.

—¿Estás consciente? —le pregunto. Él abre sus ojos con esa sonrisa tonta.

—Desde esta mañana, aunque estaba descansando —agrega, pero yo ya estoy negando con la cabeza.

El Nu salta sobre Kit. Él lo toma en el aire.

—¿Qué es esto? —dice cuando el Nu se mueve animadamente sobre sus manos.

—Es un Nu, me ha perseguido desde que acabe con el Klin —le comento. El Nu se libera de su agarre y comienza a lamerle la zona de la cara donde esta irritado.

—Oh no, espera, eso hace cosquillas —se queja Kit intentando atraparlo, pero este da saltitos antes de caer otra vez su rostro para lamerle.

La risa de Kit es tan contagiosa que me hace reír a mi también, hasta que él deja de reír y su expresión cambia por una de desconcertado. Lleva su mano a su frente y cierra los ojos.

—¿Qué sucede? —le pregunto al tomar al Nu en el aire.

—Estoy bien, solo es mi memoria —deja salir todavía con su mano en la frente.

Me gustaría decirle que lo entiendo, que sé lo que se siente, pero no lo hago, en vez de eso, espero en silencio hasta que abre los ojos y me mira apenado.

—Lamento ser un compañero tan débil y extraño —murmura Kit en voz baja. Sus ojos hazel miran sus manos antes de subir hacia los míos.

Pienso en todos los momentos que hemos compartido desde que lo conocí, desde el momento que me presenté y olvidé su nombre hasta él protegiéndome de las llamas.

—No Kit, eres el compañero más torpe, amable y valiente que he tenido —digo lentamente. Él me observa fijamente con la expresión de tonto.

Es verdad que solo podría comparar a Kit con Eris, y aun así, no tengo los recuerdos para hacerlo. Ella misma dijo que yo asesiné a mis otros compañeros antes que ella. Desde ese día había evitado pensar en ese suceso, pero aunque ahora vuelve a mi mente, vuelve a dejarme en blanco y de nuevo con la horrible sensación repugnante hacia mi mismo. Me pregunto si tuve motivos para hacerlo, y aun así, no sé si serían suficientes para justificarlo.