XV
La luz del sol es tan brillante que debo cerrar mis ojos completamente hasta que poco a poco pueda abrirlos. Hasta este momento no había recibido ni un poco de luz solar, por lo que mi piel se siente quisquillosa al respecto. El traje comienza a refrescar mi cuerpo a pesar de tener una corrientes de aire tan fuertes que hacen sonar al auto.
Estaba tan emocionado por el exterior que no puedo creer que todo lo que he hecho desde que salí es tener los ojos cerrados. Sino fuera por el motor del auto y las ráfagas de viento mezcladas con pequeños fragmentos rocosos, podría jurar que sigo allá adentro, desde luego también el sol y las ráfagas que hacen que mis ojos estén cerrados.
—¿Es alguna nueva clase de tortura? —inquiere Eris. Tengo que intentar girar la cabeza hacia ella, pero sigo sin poder abrir los ojos. Por las expresiones juraría que se refiere a mi, aún así, no puedo confirmarlo.
—Estoy segura que olvidaste empacarle el casco —sugiere Isis, lo que me hace confirmar que hablan de mi.
—No lo hice, Ned ponte el casco —sentencia Eris con firmeza.
—Solo admitelo —protesta Isis.
Sé que debería intervenir, pero no tengo una idea clara de lo que hablan.
—Ya te lo dije, Kit ponle el casco —le ordena Eris.
—Pero... —intenta protestar. Me sorprende que hasta Kit lo sepa y yo no. ¿En qué momento se lo enseñaron?
—Kit hazlo ahora o te arrepentirás de tenerle miedo a él y no a mí —comenta Eris con tono más duro.
—No le hagas caso —le sugiere Isis.
—Y lo lamentarás muchísimo más si dudas al menos un segundo por temor a ella —presiona Eris haciendo que Isis haga un ruido de asombro.
—¿Quién crees que eres? —protesta Isis enojada.
—Kit —le sentencia Eris.
—Disculpa Ned —me murmura antes de tomar mi mano y lavarla al botón de mi pecho— ángel de la destrucción, armadura, casco.
Algo en el bolso de mi espalda se mueve mientras el botón en mi pecho gira hasta que algo se sujeta a mi cuello y pronto recorre toda mi cabeza con mucha rapidez. El casco está tan sujeto a mi piel que ni siquiera puedo notar que lo llevo puesto, incluso tengo que ver el casco de Eris para comprobar que lleva unos cristales en los ojos y el resto está totalmente cubierto de un negro mate.
Al pasar levemente mi mano sobre el material puedo darme cuenta que es de hecho, bastante resistente.
—Te lo dije, bruja —le exclama Eris.
—Que molestia —se queja Isis al inclinarse sobre la puerta para terminar la conversación con ella.
Desde luego Kit lleva el casco puesto y encima no ha soltado mi mano aunque ya la había devuelto a su lugar de origen. Toso de forma falsa hacia él quien nota de inmediato lo que está sucediendo y la retira disculpándose de nuevo.
—Bosque del pesar a 4 Km. Tiempo estimado de llegada 3 minutos —anuncia una voz masculina que sale del auto. Si mi física no es tan mala eso quiere decir que vamos a mucha velocidad aunque no lo parece más allá de la cortina de humo que hay a nuestro alrededor.
Me gustaría tener una mejor vista que nubes de polvo mezclados con rayos de luz. Realmente de haberlo sabido, me hubiera ahorrado lo del casco, aunque los trozos de roca ya comenzaban a molestarme.
—Que tonto soy —murmura Kit desde hace un rato para sí mismo en voz baja. Me gustaría poder negar esa afirmación, pero creeme Kit, pienso eso constantemente de ti, y eso, sin contar lo irritante que llegas a ser.
—¿Decías algo? —inquiero hacia él tomándolo por sorpresa.
—No, no, no, nada, no decía nada —se excusa, pero la sorpresa y los nervios lo dejan en evidencia.
—Haber dime —le presiono sintiéndome como Eris.
—No dije nada —dice más nervioso lo que me hace reír, pero no se nota al estar cubierto por el casco.
Él comienza a reírse de la nada.
—No te rías —me pide intentando contener la risa. ¿Me escucho?
Tengo que mirar hacia otro lado negando con la cabeza. Es un bobo.
—¿Por qué el bebé de la misión se está riendo? —pregunta Eris haciendo que Kit intente cubrirse la boca con su mano olvidando que lleva un casco. Esta vez es Isis la que se ríe al mirar la escena por el retrovisor.
—No entiendo qué está sucediendo, ¿Qué es tan gracioso? —presiona Eris confundida teniendo que girarse hacia nosotros.
—Es porque eres una retrasada —le suelta Isis, pero ella la ignora como de costumbre en esta situación.
—Espera, tú también te estaba... —Eris comienza a decir asombrada, pero el vehículo se detiene.
—Objetivo completado, bosque del pesar a tres metros, tiempo estimado para culminar la misión 48 horas, por favor activen los localizadores y los sistemas de comunicación al salir —dice el vehículo mientras desbrochamos los cinturones de seguridad— la humanidad cuenta con ustedes, regresen a salvo. Mucha suerte.
El auto se apaga.
—Bien, ya lo oyeron, no hay tiempo que perder andando —anuncia Eris antes de poner su mano sobre el botón de su traje— soberana de la aniquilación, armadura, sistemas de comunicación y localizadores.
Isis y Kit la imitan, por lo que yo hago lo mismo.
Por el rabillo del ojo veo dos cápsulas salir de la mochila de Eris para liberar dos líquidos, uno se transforma en un brazalete que se coloca sobre su muñeca mientras que el otro es absorbido por el casco.
Mis cápsulas hacen lo propio colocándome un brazalete delgado en mi mano derecha que al ajustarse emite un arco de luz. Por otro lado algo se incrusta en mi oreja. Debe ser el comunicador.
—Rápidamente novato, para hablar con todos usa el canal general, para hablar con uno de nosotros de forma individual, me he asignado el canal 1 por claras razones, a Ned el dos, a ti el tres y por supuesto a esa bruja el 4 — anuncia Eris, pero Isis la ignora haciendo que salte fuera del auto nosotros la seguimos— ¿entendido? El brazalete es tu localizador, servirá como mapa si tenemos que separarnos, te llevará directo al vehículo, si algo sale mal, tómalo, nosotros podremos sobrevivir hasta que mande refuerzos. Después de todo, somos la primera generación.
Las luces del sol se vuelven cada vez más visibles incluso la cortina de humo empieza a desaparecer con una leve vista de lo que parece ser el bosque del pesar.
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