XLIV
Quiero unir las piezas desordenadas de mis recuerdos, las que se mezclan con la ficción y la realidad, pero en ese caos desohornitante se encontraba las mías y las tuyas esperando ser una sola de nuevo.
—¿Cuánto tardará? —pregunta Paul cuando despierta.
Llevamos toda la noche sentados sobre la tierra árida de alguna parte de este aparente desierto sin arena. Intenté dormir un poco, pero me desperté muy rápido por la luz del sol, así que me siento exhausto todavía. Realmente llevo varios días sin dormir apropiadamente, desde que salí de la base para ser más exactos.
—Un par de horas más —le responde Nero estirándose sobre el suelo para seguir durmiendo.
Anoche Nero envió una señal al cielo hacia el cuartel tres en busca de ayuda. Él mencionó que estas señales no pueden ser interceptadas por otros cuartel debido a que cada cuartel tiene su propio receptor, y de ser robada, la información estaría cifrada, y de poder obtenerla solo tendría una ubicación en el mapa, sin ningún otro tipo de dato que pueda ser de utilidad. Pude memorizarlo ya que Nero tuvo que explicar tantas veces a Paul que terminé aprendiendolo de memoria.
—Eres más callado de lo que pensé —murmura Paul sobre los ronquidos de Nero.
Me giro hacia él. Se ha sentado sobre el suelo y mira el cielo fijamente.
—No tengo nada que decir —respondo.
—Así que es eso... —deja salir antes de girarse hacia mí— entonces me dirás cómo sobreviviste a la princesa.
Aunque quisiera, no puedo responder eso, no tengo ningún recuerdo de lo que sucedió, ni siquiera sé si esa tal princesa es humana.
—Eso podrías responder tú, te has estado enfrentando a ella desde hace dos meses —comento intentando sonar lo suficiente listo para evadir su pregunta.
—¿Te estas haciendo el estupido? —inquiere Paul entrecerrando los ojos. Me atrapó, por lo que no respondo. Estoy en terreno peligroso. Él suspira.
—Ella no se aparecería en una batalla como esa, usaría sus secuaces para que hagan el trabajo sucio mientras observa —dice en voz baja. Si ella no se ve en la necesidad de participar en contra de un ejército y dos primeras generación. Por el resultado de la batalla, fue hasta más que suficiente.
El silencio regresa y se extiende hasta que Nero despierta alterado.
—¿Qué puede ser una pesadilla para un grandullón como tú? —inquiere Paul cuando Nero se sienta.
—Que te importa —le responde Nero antes de darme un vistazo— ¿Has intentado dormir?
—Sí —dejo salir de tal forma que evite continuar la conversación. No estoy seguro de que son esas imágenes en mi cabeza, si son recuerdos o alucinaciones, y soñar solo multiplica el problema. Tengo que intentar organizar mis recuerdos y entenderlos. Sé que son parte de mi pasado, pero uno mucho más lejano a conocer a Eris, lo sé por la forma en que percibía el entorno, debía ser pequeño y con reconocer a Astra en ellos, solo lo confirma. La voz que he escuchado todo este tiempo y la silueta son la misma persona, pero si es Daisy ¿por que no puedo tener una imagen clara de ella?
Esto es tan confuso que es agotador. Mis emociones también se sienten en una danza caótica. Tener esos recuerdos de que le hacía feliz me complace, pero al mismo tiempo me destruye al saber que ya no está. Astra dijo que fue mi culpa que haya muerto y una parte de mi lo cree con suma certeza.
El estruendo llega más rápido que la vibración de la tierra bajo nosotros, seguida de la cortina de humo que nos comienza a rodear con rapidez.
—Justo a tiempo —anuncia Nero al levantarse. Yo hago lo mismo cuando el auto nos ilumina. ¿Cuántas horas han pasado? Justo hace un momento Nero mencionó que vendría en un par de horas. El tiempo pasa demasiado rápido o perdí la noción del tiempo en mis recuerdos otra vez. Desecho la idea, lo importante es que el auto ha venido por nosotros. Había una tensión en mi cuerpo que por fin puedo liberar, es momento de regresar a casa.
A casa... El cuartel, por mucho que me haga sentir de esa forma, no es mi hogar. Un hogar está compuesto por padr... un fuerte dolor de cabeza me hace cerrar los ojos y llevarme las manos al cuero cabelludo. ¿Qué era lo que estaba pensando? No recuerdo cuál era la idea que intentaba desarrollar. Todo se vuelve confuso en mi mente, como si yo mismo intentara suprimir, nunca había sucedido esto al menos desde que desperté. Es inútil retomar la idea que tenía hace un instante, es como intentar recordar el sueño nublado que tuviste antes de abrir los ojos.
Me obligo a caminar hacia el auto para tomar el puesto de atrás.
—Muy bien, andado —anuncia Nero al tomar el puesto de piloto y Paul el de copiloto.
—Por fin puedo abandonar este infierno —deja salir Paul con un suspiro un tanto extraño.
El auto arranca.
—Desde que su cuartel nos contactó, me he preguntado porqué no pedirle ayuda al cuartel cuatro, era el más cercano a su posición —comenta Nero señalando hacia una dirección entre la cortina de humo. El cuartel cuatro es al que pertenece el grupo de Astra, y del cual yo hice parte cuando era niño, es donde ocurren esos recuerdos. Me pregunto si de poder ir a ese lugar, podré recuperar mis recuerdos. El dolor de cabeza regresa con una voz haciendo eco en las paredes de mi memoria como una cinta en bucle.
"Me haces feliz, Ned"
"Que increíble vista. Ned"
"Ned"
"Ahí estás, Ned"
"Ned"
"Tengo miedo, Ned"
"Quédate conmigo, Ned"
"Ned..."
Quiero darme golpes en la cabeza para que se detenga, así que mantengo las palmas de mis manos abiertas sobre mi frente, hasta que se detiene. Me dejo caer sobre el asiento, me siento agotado en todos los sentidos, pero mi cabeza no lo entiende y un recuerdo comienza a aparecer en mi mente. Lo intento mantener a flote todo el tiempo que queda hasta que el auto se detiene. Ni siquiera me había dado cuenta que habíamos entrado al cuartel o que el terreno había cambiado a metal. Salgo del auto como puedo y camino por el pasillo.
Veo a la silueta ya familiar para mí en un rincón. Escucho su llanto lo que me hace partirme por dentro, no puedo soportar que sufra.
"Aléjate Ned, por favor" murmuró intentando mantener la compostura en su voz.
"¿Hice algo malo?" pregunté nervioso.
No responde, lo que me hace alterarme más e intentar acercarme.
"No, por supuesto que no." dejó salir con el llanto todavía en su voz.
"¡No te acerques!" sentenció con fuerza cuando vuelvo a dar pasos hacia donde se encuentra.
"Sabes que no puedo mantenerme alejado" dije nervioso.
"Lo sé" murmuró en voz baja "te detesto tanto por eso"
"¿En serio?" pregunté con tono suave haciendo que se ría. Esa risa me llena.
"Eres un tonto, mira lo que provocas, se supone que estaba triste" se quejó.
"Ahí voy" le advierto.
Esta silueta se gira para recibir mi abrazo al tiempo que alguien en la realidad me abraza.
"Te prometí que siempre seré tu amigo, es una promesa que voy a cumplir hasta el final" murmure aferrándome a su cuerpo, como esa persona en el presente hace conmigo.
"Lo sé muy bien, Ned" dijo en respuesta en mi oído aceptando mi abrazo "Siempre"
—¡Estás a salvo, Ned! —murmura Kit en mi oído. Sus brazos rodean mi cuerpo.
"Siempre" dije en respuesta.
Tengo los ojos bien abiertos porque no puedo hacer otra cosa. Mi corazón late con tanta fuerza por el recuerdo, que estoy a punto de llorar sobre los brazos de Kit.
No es posible que...
Sobre su hombro puedo ver a Nero correr hacia Isis y a Eris mirándonos desde la distancia. Si Mi ojos lagrimosos no me engañan, ella libera un suspiro mientras se limpia sus lágrimas con su mano sin dejar de expresar una sonrisa en sus rostros antes de alejarse. Como era de esperarse de la soberana de la aniquilación, no dejaría que nadie viera esa parte tuya, pero yo también estoy feliz de ver que estás a salvo, Eris.
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