XIII
Llevo la guadaña hasta mi cama para poder sentarme y analizarla mas detalladamente.
Empiezo con un corte sobre mi mano en que casi termino cortándola en dos partes, tengo la duda de que sucedería si partes de mi cuerpo se separan. ¿Volverían a mi o se regenerarían? Un escalofrío me recorre el cuerpo al pensar que podría no pasar ninguna de las dos y perder esa parte de mi cuerpo. Empuño la mano por la sangre que está saliendo por la herida. Es demasiado filosa, de haber usado más fuerza y agilidad podría haberme cortado la mano con suma facilidad.
Un temor comienza a formarse en mi interior. Mañana estaré por primera vez fuera de este edificio. Con todo lo que he escuchado y visto en mis recuerdos, allá fuera es un lugar hostil y lo que más me aterra a parte de morir desde luego, es que no pueda estar al nivel necesario, no de los otros primeras generación, sino para sobrevivir y proteger... la idea se queda en mi cabeza antes de negarla con rapidez.
¿Por qué me siento tan responsable en cuidarlo? Que molestia. Es solo mi compañero y justo acaba de bloquear a un ataque de Eris, no debería de preocuparme.
—¿Qué sabes de la misión a la que fui asignado? —le pregunto a la chica detrás del parlante.
—Oh ya has regresado ángel de la destrucción —me saluda haciendo una leve pausa— y has podido recuperar tu arma, pensé que había sido destruida en esa trágica misión.
—Esta es una copia hecha con los restos de la original —le digo levantando más el arma.
—El parecido increíble —deja salir haciendo que haya un silencio. No tengo un recuerdo claro de la guadaña, pero al menos el parecido estético es identifico.
—Con respecto a la misión —rompe el silencio la chica— es de nivel B, solo deben recuperar los restos de un misión de reconocimiento más allá del bosque del pesar, concretamente la zona que está parcialmente árida que separa el frente desértico oeste.
Sé cuál zona es.
—Último suspiro —comento mirando al suelo.
—Sí, así se llama, había olvidado cómo se llamaba y la información de la solicitud no es del todo clara —comenta Ella con pequeñas risas intermedias.
—¿Algo le preocupa? —pregunta luego de un nuevo largo silencio.
—No, sólo... —intento explicar, pero ni siquiera yo mismo logro comprender la sensación que tengo.
—La princesa fue vista ayer intentando recuperar la zona del lago de los lamentos sin mucho éxito, pronto cederán la zona por completo, lo que implicaría una victoria para nosotros, sin embargo, nuestros analistas aseguran que regresara al capitolio muy pronto, por lo que, esa zona se volverá muy peligrosa —me interrumpe.
Entonces Eris asume que podremos completarla con rapidez si afirmó que ella no estaría ahí. Por mi cabeza se aparece imagen de un lago gigante que refleja colores neón de todo tipo en medio de un bosque abundante, el recuerdo es tan abrumante que tengo que cerrar los ojos y tomar aire.
"No te rindas, Ned" es esa voz de nuevo. ¿Quién es ella y porque siento este calor en mi pecho?
—¿Te sientes bien? —pregunta.
—Sí —respondo de inmediato quitando mi mano de mi cabeza— solo estoy un poco cansado.
—Mañana será un día difícil, será mejor que descanse, ángel de la destrucción —agrega ella con tono suave. Asiento con la cabeza.
Dejo la guadaña a un lado de la cama antes de acostarme. Tengo la motivación de acabar con la princesa, pero pensándolo detenidamente no tengo una razón directa, al menos no que recuerde. Al parecer es un enemigo de la nación y además fue la responsable de acabar con la vida de Daisy, de quien no puedo recordar nada aún.
Mi puerta suena de repente haciendo que de un salto en la cama por el estruendo. Me giro en esa dirección para escuchar otro golpe más fuerte aún. Me levanto lentamente de la cama con la guadaña en la mano.
La puerta se abre de golpe iluminando mi habitación y haciendo que lance lo guadaña de forma defensiva.
—¡Ey! —se queja Nero lo que hace soltar el aire para liberar la tensión de míos músculos— casi me da en el rostro. No todos somos como tú ¿lo entiendes?
Cierro un momento los ojos para relajarme, pero cuando los abro ya está frente de mi con mi guadaña en la mano y me mira fijamente.
—Por un momento dude en evadirlo hasta que vi de qué se trataba, hombre que cerca estuvo —dice con alivio antes de dejar mi guadaña cerca de la cama.
—¿Qué haces aquí? —inquiero lo que lo hace sonreír con picardía.
—Bueno verás, eres el único que ha logrado salir de aquí sin autorización, así que, me preguntaba si me ayudarías a conseguirlo —comenta Nero.
No me importaría que Nero escapara y nos ayudara alguien que puede resistir y golpear con tanta fuerza siempre viene bien, incluso lo podría utilizar para prote... niego con la cabeza.
—¿Por qué no? —se queja Nero. No, no es lo que parece que intento decir, pero es cierto, no recuerdo nada de haberme escapado, por lo que, realmente no sé cómo hacerlo. No puedo explicarle eso, no entendería.
—A pesar de tu resistencia, las defensas del lugar te matarían —miento con la esperanza de que pueda creer lo que digo. Él se queda reflexionando lo que acabo de decir mientras intento pensar cómo justificarlo en caso de que me lo cuestione.
—Ahhhhhhhhhhh —se queja con fuerza teniendo que evadir uno de sus puños que iba dirigido a ninguna parte— maldición, ya lo sabía, pero necesitaba confirmarlo.
Sigue golpeando a la nada hasta que se calma y se tira al suelo.
—Ned —me llama aunque estoy justo al frente de él— ¿puedes cuidar de Isis por mi?
Tiene una mirada de preocupación en su rostro que me hace recordarlo en otros momentos del pasado.
"Ella es tan linda, ¿no lo crees?" decía con una sonrisa amplia mientras la miraba crear sus primeros rayos.
"Quiero mantenerla a salvo a cualquier precio, me volveré su protector, lo verás, Ned" anunció mientras tomaba el aliento para seguir recibiendo golpes de cadetes sin poder defenderse.
"¿Qué crees Ned? Hoy me sonrió y me agradeció por protegerla, estoy tan feliz, te dije que algún día lo conseguiría" exclamó antes de abalanzarse hacia mi.
Todos esos recuerdos se unen en una sola respuesta que se formula en mis labios.
—Por supuesto, Nero —dejo salir con una leve sonrisa en los labios, él se queda impactado que cambia por una sonrisa amplia.
—¿De verdad? —pregunta una y otra vez sin parar de sonreír, pero luego se aclara la garganta— que digo, más te vale Ned. Como algo le llegue a pasar, yo mismo me encargaré de ti.
Lo veo celebrar como si no estuviera presente y frente de mi.
—Sabes que no soportaría que le pasara lo mismo que a Daisy —murmura con voz baja— sabía que tenía que haber ido con ustedes. No deje de repetir esa escena en mi mente una y otra vez. Ella era tan amable, siempre queriendo ayudar a los demás. La idea de que Isis le pase lo mismo, simplemente...
—Nero —murmuro su nombre para calmarlo. Él entiende la señal y asiente con la cabeza antes de levantarse de golpe.
—Confío en ti, ángel de la destrucción —se despide con una sonrisa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro