VI
Estoy molesto, realmente lo estoy. Bueno, eso es algo exagerado, creo que realmente estoy irritado y necesito una explicación inmediata, así que me bajo la máquina y sin importarme en lo absoluto camino hacia donde está y lo hago girarse hacia mí. Él me ve y rápidamente aparta la mirada.
—¿Qué sucede? —inquiero intentando mantener mi tono de voz tranquilo. No estoy tan furioso.
—Nada —responde cortante. Mentira.
Desde la conversación de ayer todo cambió de forma drástica. Hoy ni siquiera me ha saludado, incluso ha estado en el otro extremo de la habitación.
Puede que no recuerde nada del pasado, pero sé cuando una persona está molesta y no me refiero a mi precisamente.
—¿Por qué estás molesto? —pregunto sin rodeos.
Ha sido lo más directo que he sido en los últimos días, pero no me importa en este momento.
—No estoy molesto —deja salir con un bufido.
Es demasiado evidente que si está molesto por algo, lo que me hace irritarme más.
—Pero actúas cómo si lo estuvieras —presiono moviendo un poco las manos.
Su mirada fría me analiza antes de torcer la mirada.
—No me conoces —sentencia— y de ser así, eso no te importa.
Me quedo tan frío como su mirada. De verdad no sé porque me importa que esté molesto conmigo o que no me hable, pero de alguna forma me irrita. Seguramente porque lleva todos estos días intentando entablar un vínculo conmigo y de repente ya no le importa sin ningún motivo aparente.
—Es cierto, no te conozco, y de hecho tampoco me importa en lo absoluto —dejo salir totalmente irritado.
Su mirada es de aún más indignación, lo que me parece más molesto, de hecho, me hace cerrar la palma de mi mano. Tengo que salir de aquí. Soy consciente de que esto es una discusión estúpida, pero no puedo evitar sentirme de esa forma.
—¿A dónde vas? —pregunta. No me giro en su respuesta.
—Yo me largo —respondo. Debería responderle de la misma forma en la que hizo, puesto efectivamente, no le importa a donde vaya. Tampoco es que tenga un lugar concreto, solo necesito salir de aquí.
—Espera —intenta detenerme, pero ya estoy en la puerta detenido por otro motivo.
—Hola Ned —saluda Eris.
—Soberana de la aniquilación —murmura ese individuo detrás de mí— bruja del caos.
¿Bruja del caos? Estoy a punto de preguntar por ese nombre, cuando una silueta aparece detrás de Eris.
—Así que has vuelto —menciona la chica. Es más baja que Eris y su cabello es rizado y corto de color blanco. La pupila de sus ojos son rojos y su piel es tan pálida que es prácticamente traslúcida. Haciendo ver a Eris oscura a su lado.
—Te lo dije —agrega Eris con una especie de suspiro.
—Nunca dije que no te creyera, solo quería que me acompañaras —le responde la chica, su tono de voz es muy juvenil.
—Como si no supieras donde encontrarlo —dice Eris moviendo la manos.
—Solo cállate —sentencia antes de que las dos se miren fijamente.
—¿Qué quieres? —le pregunta a la chica mi voz todavía se escucha molesta.
—¡No interfieras! —dicen las dos al mismo tiempo antes de ver cómo levantan sus manos hacia mí. Un aro de luz se tuerce frente de mi haciendo que tome al chico y lo empuje a un lado, pero mi mejilla izquierda empiezan a sangrar. Estoy seguro que evadi ese ataque entonces, ¿Qué fue lo que golpeó?
La respiración del chico es agitada por lo que lo suelto y él se tambalea un poco.
—Ya basta las dos, contrólense —es el general que se acerca a ellas.
Las dos se miran antes de darse la espalda.
—Ey, Angel de la destrucción —me saluda el general. Estoy todavía estupefacto por lo que sucedió hace un momento, por lo que mi reacción es lenta con la mano alzada.
—Ned no hables con esa bruja —es Eris.
—Solo porque haya sido tu compañero no significa que puedas darle órdenes —se defiende la chica.
—Siempre supe que estabas celosa de eso —agrega Eris con tono pícaro lo que hace sonrojar a la muchacha. Por su tono de piel se nota muchísimo.
—¡No! —dice con fuerza haciendo que retrocedamos por una especie de onda que nos golpea.
—¿Qué fue eso? —inquiere el chico detrás de mí. Me gustaría poder responderle, y no por el hecho de que sea él, sino porque también estoy anonadado, puesto que hace un rato salieron ondas de luz de sus manos y ahora esto.
—Por eso no tienes compañero, cualquier mínima cosa te saca de tus casillas —menciona Eris de una forma indiferente que la hace molestar mucho más.
—Tú eres mi compañera —se queja la chica.
Eris se encoge de hombros.
—No recuerdo tal cosa —responde cruzándose de brazos.
—Ustedes deben llevarse mejor —dice el general. Miro al chico brevemente, sin contar lo que ha sucedido hoy, supongo que sí, aunque viendo como se llevan esas dos, definitivamente, nos llevamos muy bien.
—Sí —dejo salir un poco incómodo.
—¿Qué? —Es la voz de Eris.
Parpadeo. Ella me da una mirada asesina que me hace sentir lo mismo que cuando la vi por primera vez. Mi compañero tiembla a mi lado sin apartar la mirada de Eris.
—Déjalo —mi voz es firme, aunque me siento afectado por ella. Lo que me confirma que esas dos no son humanas, al menos no del todo. Tienen algún tipo de habilidades especiales, al tener un sobrenombre como ellas debo tener alguno también, pero ¿Cuál seria?
—¿Cómo te puedes llevar bien con alguien como él? —se queja Eris señalando al chico.
—¿Te arde? —comenta la chica, pero Eris la ignora.
—Es mi compañero —respondo.
—¿Y eso qué importa? —sentencia Eris. Considerando cómo se llevan ellas dos, supongo que tiene razón, estoy a punto de responderle, pero ella sigue— asesinaste a todos tus compañeros anteriores a mi ¿Acaso lo olvidaste?
Me quedo sin palabras. Quiero irme de ese lugar con todas mis fuerzas. No puedo escuchar más, es demasiado atroz y saber que yo lo hice, solo hace que la sensación se multiplique. Miro al chico el me mira aterrado como si fuera un monstruo, entiendo esa mirada, ni siquiera puedo decir algo para defenderme.
Quiero golpear algo con tanta fuerza que me haga desconectar de todo, quién lo diría, la ignorancia y el olvido te hacen más feliz, que la cruel y oscura realidad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro