IX
Mi primer impulso es correr hacia él a pesar de que hace apenas unos segundos daba muchísimo miedo con esas sombras tan amenazantes a su alrededor. Mi cabeza vuelve a ser un festival, no sólo por la escena que hizo ese chico, sino por lo que dijo. ¿Qué significa todo eso? Quizás recuperó la memoria, pero, aunque lo hiciera no tenemos ningún tipo de vínculo en el pasado, no porque yo no lo recuerde, sino porque se supone que lo encontraron en el exterior hasta hace poco tiempo.
Eris se vio con él antes de encontrarse conmigo, puede que hayan hablado acerca de mi épica supervivencia de quien sabe que cosa. Todos los que me ven me preguntan acerca de cómo sigo vivo, como si yo lo supiera, por suerte, nadie presiona en el asunto, quizás mi habilidad tiene algo que ver con que eviten cuestionarse mucho como aparentemente sobreviví a algo.
—Ey —comienzo a llamarlo cuando levanto su cabeza. Su boca se abre un poco dejando descubierto que le hace falta el colmillo izquierdo, aunque se le asoma un poco el colmillo permanente, lo que me hace preguntarme por su edad. Tiene toda la pinta de ser un adulto fuera de esa cara de niño llena de pecas. Lo noto mover un poco los ojos cerrados. Sus pestañas son de lo más curiosas, son más cortas hacia la nariz que al exterior, aunque siempre da la sensación de que son largas en general.
—Oye, despierta —lo llamo una vez más. No sé si sería más fácil si supiera su nombre. ¿Debería volver a intentar con nombres randoms hasta que dé con una respuesta?
—¿Kai? —intento suerte, pero no reacciona. Supongo que tampoco es su nombre, si hubiera prestado mucha más atención en un comienzo no estaría en este problema. Vuelvo a llamarlo, pero al no obtener respuesta comienzo a mover su cuerpo lo que lo hace despertar. Sus ojos hazel se mueven por la habitación antes de fijarse en mí e inmediatamente hacen contacto sobresalta y se aleja de mí cómo puede aún tirado en el suelo.
— ¿Qué sucedió? —inquiete nervioso. Su rostro está rojo por la vergüenza.
No sabría cómo responder a esa pregunta, es verdad que sólo se desmayó, pero antes de eso, era una situación completamente distinta.
—Estabas entrenando y te desmayaste del cansancio —miento a la espera de una respuesta verdadera. Su rostro se torna confundido al intentar recordar.
—Te estabas tardando mucho y de repente apareció la soberana de la aniquilación —se queda en silencio un momento lo que me provoca ligera curiosidad—y luego...
Empieza a divagar y preguntarse cosas a sí mismo durante varios minutos. Lo observo lo suficiente como para reírme lo que lo hace sorprenderse.
—Sonreíste... —murmura asombrado. Inclino un poco mis cejas, pero ante su mirada fija me levanto.
—Descansa hasta que te sientas mejor —le ordenó y él asiente con la cabeza.
Aunque llevo horas en la máquina mi mirada no se aparta de él, quien se ha quedado sentado mirando las otras máquinas de ejercicio o intercambiando miradas conmigo que me obligan a mirar a otro lado. ¿Por qué actúa de esa forma? Es verdad que prefiero esta versión de él que la que obtuve ayer, por lo que, ya debe haber olvidado que estaba molesto o ya se le habrá pasado, nunca me dijo que le molestó, por lo que tampoco me dejó muchas alternativas y ya tengo suficiente como para intentar descifrar los berrinches de los demás.
Él se levanta y se acerca a mí por lo que disminuyo la velocidad en la máquina.
—Me siento bien, creo que puedo seguir entrando —dice en forma de solicitud. Me hace sentir un poco halagado, realmente no soy su superior, aunque si es verdad que me ha tratado como tal, bueno, realmente muchos aquí lo hacen.
—¿Tienes algún poder? —pregunto de repente al recordar las sombras.
Él se queda mirándome fijamente y es mi imaginación o noto como sus ojos se vuelven tensos un breve segundo.
—No, yo no era parte de la primera generación de ningún cuartel, y sólo la primera generación los ha desarrollado —comenta demasiado tranquilo.
Parece que él sabe más información de la que yo sé y él me acaba de confirmar que hay más lugares como este allá afuera. Lo que implicaría que vivimos en una especie de comunidad unida en contra de otra.
Me detengo de golpe. Él me está mintiendo, lo vi controlar esas sombras por lo que tiene un poder como nosotros, y si solo la primera generación puede tenerlos, entonces ¿cómo los tiene él? Sería demasiada coincidencia que sea un caso especial. Si no lo conoce nadie de este cuartel, entonces debí pertenecer a otro, pero, recuerdo que el coronel dijo que no encontraron ningún registro de él.
—Tomaré un descanso, puedes usarla —comento al bajarme. Él se sorprende demasiado e intenta protestar —sólo súbete.
Todavía intentó entender porque las personas me respetan tanto y no sólo a mí, sino todo lo que uso o digo. El recuerdo de Nero rompiendo mis brazos en forma de saludo o incluso Eris cortando mi cuello, bueno, supongo que decir todos sería muy iluso de mi parte.
Voy por la botella de agua sin apartar la mirada de él, es muy evidente que oculta algo, aunque podría deberse a la pérdida de su memoria, si ayer me hubieran preguntado si tenía poderes lo hubiera negado. Lo que en teoría hubiera ocasionado la misma situación que él ha creado. Odio tener que hacerlo, pero suspiro.
Me gustaría decir que fue muy satisfactorio como realmente se sintió, pero estaba tan presionado a que no quería hacerlo, que supongo que perdió efecto.
Siento que en cualquier momento voy a estallar, no creo soportar más tiempo tanta intriga. No entiendo absolutamente nada de lo que está sucediendo, ni siquiera me entiendo a mí mismo. Se supone que tengo estos poderes, pero no me siento particularmente especial en lo absoluto y sin importar que haga destaco de forma exagerada. Parezco el alma de una fiesta cuando realmente sería el tipo que se sienta en un rincón.
Me levanto, no puedo estar más aquí, necesito que me droguen para echarme a dormir. Quizás mañana me sienta de ánimos para lidiar con todo esto.
—¿A dónde vas? —inquiere.
—Ya tuve suficiente por hoy —respondo sin girarme.
Debe haber detenido la máquina porque escucho sus pasos acercarse a mí, aun así no me detengo.
—Si tanto me odias, solo pide que te cambien de compañero —sentencia con fuerza. Esta vez me giro para verlo. Su rostro vuelve a estar sonrojado a pesar de su expresión molesta.
—Después de todo, eres el ángel de la destrucción, puedes pedir lo que quieras —continúa con tono más lento.
—No me llames así —agrego.
Él niega con la cabeza, ahora luce confundido.
—¿Cómo se supone que debo llamarte? —me cuestiona levantando un poco las manos. Quizás olvidó mi nombre, sería un buen momento para presentarnos de nuevo, pero él se adelanta aún más confundido.
—¿Por qué me dijiste tu verdadero nombre? —pregunta.
Ahora soy yo el confundido. No porque no recuerdo la escena, de acuerdo, no recuerdo la parte más importante donde me dice su nombre, pero lo que no puedo comprender es todo ese drama que quiere formar alrededor de mi nombre.
De nuevo no puedo responder esa pregunta, no porque no tenga una respuesta, sino, porque puedo pecar de inocente por la falta de memoria, al parecer mi apodo tiene un peso en este lugar y parece que mi nombre está reservado para rangos más altos como la primera generación. No es un descubrimiento para mí las jerarquías que existen aquí, de hecho, ya las había deducido, por la forma en que eres tratado por los demás.
Me da una mirada de desilusión, lo que hace que me revuelva.
—Eres mi compañero, no eres un soldado cualquiera —sentencio mientras me alejo porque vi como su expresión cambió rápidamente a una desagradable para mí.
—¿A dónde vas? —es la voz de Nero.
—Quiero estar solo —contesto en forma de advertencia.
—Definitivamente eres tú, nadie podría imitar a alguien tan antipático —comenta Nero señalándome— aunque, que quede entre nosotros dos, yo también detesto este lugar desde que me separaron de Isis.
Esa chica.
—Ahh ese debe ser tu compañero —comenta al ver detrás de mí. Ese tonto me siguió. Giro un poco la cabeza para verlo parado con su expresión estúpida.
Nero me toma del hombro y me arrastra de regreso hacia él.
—Eris habló un poco de ti, al parecer lograste caerle bien a este asocial —comenta Nero como si no estuviera presente al igual que en el ascensor— sé que debe ser una osadía, me da pena por ti.
Él se queda un poco perdido antes de dar una leve sonrisa.
—No realmente, protector del desastre —responde el chico.
—Anda deja las formalidades, no tienes que ser tímido, puedes hablar abiertamente conmigo acerca de Ned, yo te protegeré si intenta algo —lo anima Nero con una sonrisa macabra.
Él me observa unos segundos antes de devolverle la mirada a Nero.
—Ah es verdad, ese es su nombre, te recomiendo que lo llames así, lo detesta —le sugiere Nero. La confusión que tiene ese chico es la misma que acabo de tener yo ante ese comentario.
—Ya lo sabía —le responde.
—Ahh seguro te lo comento Eris, ella no es de hacer ese tipo de cosas, pero últimamente está alterada por su nueva misión cerca del frente —comenta Nero antes de suspirar con los ojos cerrados— por desgracia Isis irá con ella. Le dije al jefe que debía ir también, pero sé negó rotundamente.
Se supone que estamos en conflicto con otra nación, por lo que, me pregunto que tipo de misiones son esas.
—Ya lo tengo, si se lo pides tú ir seguramente accederá —comenta Nero emocionado acercándome más hacia él con su brazo.
—No te preocupes, no te enviaran con Ned, el jefe sabe que no sobrevivirías ni un día en el exterior —agrega Nero con rapidez al mirarlo.
—De hecho, él viene del exterior protector del desastre —comenta el comandante detrás de nosotros.
—¡Jefe! —dice nervioso antes de girarse con la cabeza agachada hacia él— no me diga que escucho toda la conversación.
—¿Algo que tuviera que saber? —pregunta dando unos leves golpes sobre la cabeza de Nero sin quitar la sonrisa.
—¡No! —exclama Nero de inmediato— pero Ned quiere decirle algo.
Su mirada se gira intrigado hacia mí. Me siento tan indignado que niego levemente con mi cabeza.
—Tengo entendido que Eris irá a una misión en el exterior —empiezo a decir.
—Ohh se supone que sería algo secreto, pero ustedes dos son demasiado unidos —comenta el general haciéndome sonrojar por la expresión en su rostro que hace denotar el doble sentido.
Él se ríe de repente con fuerza haciendo que incluso Nero se sobresalte.
—No tienes de qué preocuparte, irá con la bruja del caos —comenta el general.
—Por eso mismo él está muy preocupado, ella necesita alguien que la proteja y todos conocemos a Eris —protesta Nero a mi lado.
—¿El ángel de la destrucción está preocupado? —inquiere el general antes de reírse.
¿No se me permite estarlo acaso? Aunque la idea de Nero por muy estúpida que sea me agrada, necesito salir de aquí.
—Yo iré con ellas si eso hace que Nero me deje en paz —sentencio.
El general se vuelve a reír.
—No sabes cuanto te echaba de menos, por eso era una misión secreta, sabía que me obligarías a dejarte ir —se continúa burlando, pero esta vez pone su mano sobre mi hombro— aunque me niegue te iras por tu cuenta, así que, puedes ir.
—¡Sí! —exclama Nero emocionado.
Comienzo a marcharme, pero Nero me detiene sosteniendo mi hombro.
—Y él quiere que yo lo acompañe, díselo —presiona Nero.
—Realmente no quiero —contesto de inmediato. Siento la presión en su mano aumentarse y tengo que zafarme con rapidez antes de que rompa mi hombro.
—Muy bien —concluye el general haciendo que Nero muestre una amplia sonrisa— El soldado Kit será su guardaespaldas.
Tengo unas ganas tan horribles de reírme que me alejo con mucha rapidez.
—Pero Ned no necesita guardaespaldas —se queja Nero, pero yo he empezado a caminar hacia la salida.
¿Quién tiene un nombre tan tonto?
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